La magnitud de la crisis planetaria exige acciones de la misma
dimensión; la solución es el cambio de sistema
10 de septiembre de 2018
Por Karin Nansen
Enfrentamos una crisis climática y otras crisis
sociales y ambientales muy profundas. El actual sistema económico dominante no
puede ofrecer soluciones. Es hora de cambiar de sistema.
Necesitamos cambiar el sistema económico actual
para resolver las crisis ambientales, climáticas y sociales que enfrenta el
mundo.
Para Amigos de la Tierra Internacional , eso significa construir
sociedades basadas en la soberanía de los pueblos y la justicia ambiental,
social, económica y de género. Debemos cuestionar y desmontar la lógica
capitalista de la acumulación.
La catástrofe
climática está
entrelazada con muchas otras crisis tanto sociales como ambientales, entre
ellas la opresión, el poder empresarial, el hambre, el deterioro del agua, la
pérdida de biodiversidad y la deforestación. Su origen reside en un sistema
económico insustentable, cuyo único fin es el crecimiento ilimitado y el lucro,
y que concentra la riqueza, el poder y privilegios obscenos en manos de unos
pocos. Ese mismo sistema les da a las empresas transnacionales y las élites
nacionales la potestad de explotar a la gente y los pueblos y sus medios de
sustento con total impunidad.
Para combatir el cambio climático y las crisis sociales y
ambientales asociadas tenemos que emprender acciones drásticas y urgentes que
nos permitan encarar sus causas estructurales comunes; la privatización,
financierización y mercantilización de la naturaleza y nuestras sociedades, y
los sistemas de producción y consumo insustentables.
La magnitud de las crisis que enfrentamos exige un cambio de
sistema.
El cambio de sistema implica la creación de sociedades
sustentables y nuevas relaciones entre los seres humanos y de éstos con la
naturaleza, basadas en la equidad y la reciprocidad. Pero
no podemos construir este tipo de sociedades, ni defender los derechos de los
pueblos, sin acrecentar el poder de los pueblos. Necesitamos reivindicar y
recomponer el ámbito de la
política. Ello significa construir democracias genuinas,
radicales y justas centradas en la soberanía de los pueblos y la participación
popular. El derecho internacional debe priorizar a la gente frente al lucro
empresarial, garantizando la aplicación de normas vinculantes para las empresas
y mecanismos que garanticen el acceso a la justicia para las víctimas
de las corporaciones transnacionales.
Cambiar de sistema requiere la articulación de las luchas contra
la opresión, o sea, contra el patriarcado, el racismo, el colonialismo y la
explotación de clase y capitalista. Exige asimismo compromiso con la lucha
contra la explotación de los cuerpos y el trabajo de las mujeres. Somos
testigos de cómo la expansión del capital en los territorios conduce a un
incremento de la violencia contra las mujeres y a la violación de sus derechos.
La justicia
de género sólo será posible cuando las mujeres sean reconocidas
como sujeto político, se ponga fin a la violencia contra las mujeres, se
fortalezca su autonomía y se fomenten los principios de la economía feminista,
se desmonte la división sexual del trabajo y se reorganice el trabajo de los
cuidados.
Para cambiar de sistema es fundamental transformar el sistema
energético. Eso implica abandonar la dependencia en los combustibles fósiles, desmantelar
el control empresarial de la energía y responder democráticamente preguntas
clave como ¿para quién y para qué se produce la energía? La transición
necesaria tiene que ser justa, fundada en los derechos de los y las
trabajadores y trabajadoras y las comunidades. Para encarar los problemas
estructurales de un sistema que transforma la energía en mercancía y niega el
derecho a la energía de todos y todas, no alcanza sólo con cambiar las
tecnologías y fomentar las energías renovables, también es necesario el control
y la propiedad pública y comunitaria. Exige además equidad y justicia,
especialmente para quienes ya sufren los impactos del cambio climático en el
Sur global.
Un cambio genuino de sistema transformará radicalmente el sistema
alimentario para lograr la soberanía alimentaria y el
desarrollo de la agroecología.
Para ello hay que valorar el conocimiento local, promover la justicia social y
económica y el control de los pueblos sobre sus territorios, garantizando el
derecho a la tierra, el agua y las semillas, alimentando relaciones sociales
fundadas en la justicia y la solidaridad, reconociendo el papel fundamental de
las mujeres en la producción de alimentos, y brindar así una forma efectiva de
alimentar al mundo y enfrentar la agricultura industrial destructiva.
Quienes mejor protegen la
biodiversidad y las selvas y bosquesson las comunidades que
viven en ellos. Proteger las selvas y bosques puede mitigar el cambio climático
al mantener almacenado el carbono natural y reducir el volumen de carbono que
se libera a la atmósfera cuando hay deforestación, al mismo tiempo que provee a
las comunidades con alimentos, fibras, abrigo, medicinas y agua. Apenas 8% de
las selvas y bosques del mundo están manejados por comunidades; es vital que
garanticemos los derechos de las comunidades sobre los bosques y selvas y sus
medios de sustento.
El cambio de sistema debe resolver las necesidades individuales y
colectivas de los pueblos y promover la reciprocidad, la redistribución y el
intercambio y compartir. Las soluciones incluyen
servicios públicos que se podrán hacer realidad mediante la justicia fiscal, la
propiedad social y el cooperativismo, los mercados locales y el comercio justo,
el manejo comunitario de bosques, y valorar el bienestar de la gente y el
Planeta. Los pueblos en todo el mundo ya están experimentando o implementando
miles de iniciativas que consagran la justica y cuestionan la lógica
capitalista. Ahora debemos ampliarlas. Eso exige políticas públicas nacionales
e internacionales proporcionales que faculten a la gente para luchar por un
Estado democrático que garantice los derechos y brinde servicios públicos
ambiental y socialmente justos, con participación popular activa; un Estado que
garantice los derechos de los pueblos al agua, la tierra y el territorio, a la
alimentación, salud, educación, vivienda y trabajos decentes.
Es necesario que todos y todas apoyemos la resistencia local e
internacional, que participemos en la movilización popular, que luchemos por
cambiar las políticas y ampliar las soluciones verdaderas, las soluciones de
los pueblos. Eso es el cambio de sistema.
14 de agosto, 2018
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/La_magnitud_de_la_crisis_planetaria_exige_acciones_de_la_misma_dimension_la_solucion_es_el_cambio_de_sistema
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