El camino de Martin
Luther King
La paz primero
30 de diciembre de 2017
Por Eric Ortiz
Truthdig
Traducido para
Rebelión por Silvia Arana
"Alzaos cual leones tras un breve sueño
y en tal abundancia que sea invencible.
Librad a la tierra de vuestras cadenas,
de ese rocío que anoche os cayera.
Vosotros sois muchos y pocos son ellos. "
-Percy Shelley, fragmento de La máscara de la Anarquía [1]
Tengamos presente que el amor triunfa. Es
fácil olvidar, dudar o desconfiar de que el amor pueda conquistarlo todo cuando
hay tanta crueldad en la política de Estados Unidos.
Las últimas manifestaciones de inhumanidad
aparecen en el documento “ National
Security Strategy of the United States "
(Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU.). Donald Trump dice que el plan
pone a “Estados Unidos primero”. Algunos eslóganes más adecuados podrían ser:
“El imperialismo primero”, “El militarismo primero”, “La desigualdad primero” o
“El racismo primero”. Elige el que más te guste.
Si bien la retórica y el estilo de Trump son
diferentes, el mensaje de fondo del imperialismo estadounidense es el mismo que
con Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton y todos los demás presidentes
desde la fundación de EE.UU. La guerra es buena. La paz es mala. John F. Kennedy
podría haber sido una excepción, pero ya sabemos cómo terminó su mandato.
Trump no es el primer estadounidense en usar el eslogan “Estados
Unidos primero”. La frase tiene su origen en décadas de nacionalismo, nativismo
y antisemitismo. En los años 30 y 40 la frase fue muy usada por los
estadounidenses pro-Nazis, incluyendo al magnate de la prensa William Randolph
Hearst, admirador profeso del estilo de gobierno de Hitler, y al famoso aviador
Charles Lindbergh, quien dijo que estaba impresionado con la “vitalidad
organizativa” de Alemania.
Hay que decirlo con claridad, Trump no es la
razón de la situación actual de Estados Unidos. Trump es la consecuencia de
cientos de años de racismo, desigualdad y militarismo. Pero hagamos lo posible
para que la presidencia de Trump sea la última en proclamar “Estados Unidos
primero”.
Esa visión continúa propagando la ilusión de
democracia y disimulando la hipocresía del gobierno de EE.UU. que proclama
igualdad para todos mientras concentra el poder y los privilegios en una élite.
Estados Unidos puede -y debe- ser mejor que eso.
¿Por qué no hacer posible la visión de un
famoso estadounidense que soñó con construir una gran nación donde todos los
hombres, mujeres y niños vivan
hermanados en paz y armonía, con respeto, libertad y justicia para los pobres,
los desposeídos y los sin voz, donde la gente sea juzgada por sus valores
humanos y no por el color de su piel? Ese hombre fue Martin Luther King. En
lugar de proclamar “Estados Unidos primero”, él promovió “La paz primero”, y
aplicó la enseñanza y la estrategia de la resistencia pacífica en la lucha por
los derechos civiles y estándares humanos básicos.
En junio de 1957 Martin Luther King pronunció
un discurso en la Universidad de California, en Berkeley, llamado “The Power of Peaceful Persuasion ” (El poder de la persuasión
pacífica) sobre el rol de la no violencia en el movimiento por los derechos
civiles. Solo tenía 28 años cuando expresó su compromiso con la resistencia no
violenta en la tradición de Gandhi, esgrimiendo el boicot a los autobuses como
un ejemplo del poder de la acción pacífica. Concluyó diciendo que “era más
honorable caminar con dignidad que viajar en bus humillados”.
No todos estaban de acuerdo con esta idea.
Martin Luther King dijo:
“Tenemos que aclarar que la resistencia no
violenta no es un método de cobardes. Es una forma de resistencia. No es un
método de pasividad paralizante y complacencia sorda. El activista de la
resistencia no violenta se confronta con tanta fuerza al mal como el que
resiste con violencia. Su método evita la agresión física, pero conlleva una
poderosa agresión espiritual.”
En la década siguiente, Martin Luther King
permaneció comprometido con la filosofía y la estrategia de la no violencia.
Según la King Encyclopedia
at Stanford University, el concepto de la no violencia de King se basa en
seis principios fundamentales:
1. Es posible oponer resistencia al mal sin
violencia.
2. Se debe tratar de ganar “la amistad y
comprensión” del oponente, en lugar de tratar de humillarlo.
3. Oponerse al mal, no a la gente que comete
actos malignos.
4. Estar preparado para sufrir represalias
porque el sufrimiento redime.
5. Sentirse motivado por el amor, en el
significado griego de ágape:
“buena voluntad, redentora, creativa y comprensiva hacia el prójimo… un amor
desbordante que no busca nada a cambio” para evitar “violencia física exterior”
y “violencia espiritual interior”.
6. Profesar una “fe profunda en el futuro” a
través de la creencia de que “el universo está a favor de la justicia”.
Martin Luther King predicó y practicó estos
principios hasta el día de su muerte, el 4 de abril de 1968. Pocas semanas
antes de su asesinato, King pronunció su último discurso en una casa de Beverly
Hills, Los Angeles.
El escritor y crítico social estadounidense
James Baldwin presentó a King con estas palabras, que podrían aplicarse muy
bien a la coyuntura actual:
“Este momento de 1968 es una especie de
culminación de cosas que comenzaron en este país hace un largo tiempo,
específicamente en 1954 con la decisión de la Corte Suprema de
declarar ilegal la segregación racial en las escuelas, y en 1957 cuando Martin
recogió la situación creada por Rosa Parks, quien se negó a levantarse de su
asiento porque le dolían los pies en Montgomery, Alabama.
“Entonces, hemos observado en este país a lo
largo de estos 11 o 13 años, dependiendo del punto de vista, una terrible
discordia. El país no quiso escuchar y no escuchó lo que Rosa Parks decía en
Montgomery en 1956 ni lo que los afroamericanos decían en su marcha por 389
días.
“A medida que pasaba el tiempo, jóvenes como
Stokely Carmichael eran golpeados con cadenas y encarcelados por marchar arriba
y abajo de las rutas polvorientas tratando de cambiar las consciencias de este
país. Y aún ahora nadie escucha y a nadie le importa. Y el pobre Martin pasó la
mayor parte de su vida entrando y saliendo de la cárcel, como todos nosotros
sabemos, tratando de redimir los valores por los que queremos vivir: el principio
de amor al prójimo, el principio de que lo que te sucede a ti también me sucede
a mí, el principio del que habló John Dunne cuando dijo ‘la muerte de cualquier
persona me disminuye’.
“Pero en este país, raza y cristian ismo y poder están tan ligados a favor del
interés personal que nadie lo ha escuchado. Recién ahora la gente ha comenzado
a sospechar que algo aterrador ha sucedido y con nuestro consentimiento. Porque
sabemos que no podemos pelear en una guerra civil, que es de lo que trata ese
fervor, porque soy tu hermano. Yo nací aquí. Mi padre y la sangre de mi padre
están en esta tierra, y nadie me sacará de este país, que también me pertenece.
“No podemos librar una guerra civil y una
guerra global al mismo tiempo, especialmente si ambas se fundamentan en el
mismo principio. No acuso a los estadounidenses de ser perversos. Nos acuso a
nosotros mismos por haber permitido que nos lavaran el cerebro y nos redujeran
a un estado de ignorancia en el que olvidamos que el campesino de Saigón y el
campesino de Detroit son la misma gente. Lo que no sabemos del campesino de
Saigón es lo mismo que no sabemos del zambo [2] de
aquí, y es lo que ha destruido el sentido de realidad en EE.UU.
“Me imagino que estamos aquí esta noche para
empezar a corregir eso.
“La gente que pueda creer que yo era feliz
recogiendo algodón o que era feliz extrayendo carbón de las minas para que otra
gente acumule riqueza, mientras era incapaz de proteger mi casa, mi esposa y
mis niños. La gente que pueda creer que yo hice todo eso por amor a otros y que
era feliz haciéndolo, y que todas esas canciones y bailes significan que yo era
feliz; esa gente puede creer cualquier cosa.
“Temo que la gente que dice representarnos en
Washington, del presidente para abajo, lo creen de verdad. Y creen -y están tan
equivocados- que tienen el derecho de decirme cómo vivir y no son capaces de ni
siquiera sospechar que otra gente, los zambos, por ejemplo, tienen mucho para
enseñarnos sobre la vida.
“… Creo que lo más esperanzador de lo que está
sucediendo en este país ahora es que finalmente las ciudades están estallando,
el aislamiento de negros y blancos es más surrealista que nunca; la gran, gran
grieta entre todos nosotros en este país, en todo el país, y el hecho de que el
gobierno no ha respondido de ninguna manera al sentimiento de la gente nos está
forzando a todos a darnos cuenta de que la vida de este país está en nuestras
manos.
“… No es un problema de los negros o de los
derechos civiles. Hoy es un problema de todos los estadounidenses, y lo digo
literalmente desde el alma, es una cuestión de vida o muerte, y de nosotros
depende.” [3]
Aunque el discurso que Martin Luther King
pronunció después de esta introducción de James Baldwin no es considerado el
más famoso de sus discursos, es uno de los más poderosos y brillantes. Explicó
la verdadera historia de la esclavitud en EE.UU. (el tipo de explicación que no
aparece en los libros de historia estadounidense) y habló en contra de los
males del racismo, la pobreza y el militarismo que azotan a EE.UU., los mismos
males que sufre el país hoy.
King demandó igualdad para todos los
estadounidenses y expresó que el fin de la guerra era la única manera de
terminar con la desigualdad.
“No podemos hacer una campaña como esta en
Washington [para luchar contra la pobreza y la injusticia] sin reconocer el
hecho de que mientras tenga lugar la guerra en Vietnam, no será posible
confrontar seriamente los grandes problemas, la miseria, la desesperación en
las barriadas marginales de nuestras ciudades. Y es por eso que estoy decidido
a mantener unidos estos dos temas.
“Hay momentos en que el silencio es traición.
Y he observado la guerra en Vietnam y me he dado cuenta de que no puedo guardar
silencio acerca de ella. Nuestra nación está cometiendo un grave crimen, y
estoy convencido de que si nosotros, la gente de buena voluntad, no nos unimos
y ponemos presión y demandamos el fin de la guerra en Vietnam, un velo
catastrófico cubrirá la civilización estadounidense.
“El alma de muestra nación está
extinguiéndose. Nuestra imagen está terriblemente dañada. Estamos moral y
políticamente aislados del mundo. Estamos destruyendo nuestro destino.
“Le estamos diciendo al mundo que somos una
nación terriblemente arrogante… Somos arrogantes al sentir que tenemos todo
para educar a otras naciones y nada para aprender de ellos y acerca de ellos.
Somos arrogantes al sentir que estamos luchando por los “derechos” entre
comillas de otros pueblos, y somos incapaces de poner nuestra propia casa en
orden. Somos arrogantes al enviar a jóvenes blancos y negros a pelear en los
campos de batalla de Vietnam, y sin embargo cuando regresen a casa,
probablemente ni siquiera puedan vivir en los mismos barrios. Estos son los
hechos.
“Pero no solo eso, cuánto más tiempo dure la
guerra en Vietnam, más y más estamos empujando a toda la humanidad hacia su
destrucción. Por ello, debemos oponernos a esta guerra. Debemos oponernos
porque es perversa, porque es injusta, porque es inhumana y porque puede
destruirnos a todos.”
Esta visión de Martin Luther King pudo haber
sido la causa de su muerte, y en Estados Unidos ha llegado la hora de la
resurrección de su espíritu y de cumplir su sueño.
Estados Unidos está sufriendo. Hoy tiene uno
de los niveles más altos de desigualdad en la historia mundial, librando más
guerras (y guerras secretas) que nunca alrededor del planeta. Afganistán se ha
convertido en nuestro Vietnam. El fraude impositivo del Partido Republicano
ampliará la grieta de injusticia. Y la mayoría de los estadounidenses no dirá
ni hará nada.
Una estrategia de seguridad nacional basada en
la violencia no hará más seguro el país. Pero si las mentiras se repiten lo
suficiente, son aceptadas como verdades. Imaginemos que Estados Unidos redujera
su inmenso presupuesto militar y creara un ministerio de la Paz y destinara
miles de millones de dólares en programas educativos, sociales y ambientales
para mejorar el bien común en nuestro país y el mundo. Por supuesto que los
ricos, que parece que nunca tuvieran poder o dinero suficiente, han creado la
idea de que un EE.UU. justo y equitativo es un sueño imposible, pero no tiene
que ser así.
Cuando Martin Luther King rompió el silencio y
pasó a la acción hace 50 años, marcó el fin de la época del silencio e
inacción. Todo el que quiera curar las heridas de EE.UU. puede unirse a la
lucha y contribuir.
“Si queremos estar en el lado correcto de la
revolución mundial, debemos experimentar una revolución total de nuestros
valores como nación. Rápidamente debemos cambiar de ser una sociedad centrada
en las cosas a ser una sociedad centrada en las personas. Cuando las máquinas y
computadoras, las ganancias y los derechos de propiedad son considerados más
importantes que las personas es imposible derrotar a la tríada gigante de
racismo, materialismo y militarismo.
Debemos continuar avanzando hacia el objetivo de
libertad propuesto por Martin Luther King. Libertad sin guerra. Libertad sin
racismo, pobreza e injusticia. El camino de “La paz primero” es la única manera
de avanzar. No combatimos el fuego con fuego. Combatimos el fuego con agua.
Ha llegado la hora de predicar y practicar la
paz, para acabar con nuestro Vietnam, representado por la perspectiva de
“Estados Unidos primero”.
Porque hasta que no seamos todos libres, nadie
será libre.
Eric Ortiz: Periodista especializado en medios
digitales. Jefe de redacción de Truthdig.
Notas a la traducción:
[1] Traducción
de Conrado Santamaría y Amalia García Fuertes.
[2] En
inglés sambo, se aplica al individuo cuyos
progenitores son una persona indígena y una negra. Es un término obsoleto, que
en ciertos contextos tiene connotaciones ofensivas.
[3] He
traducido los fragmentos de los discursos de James Baldwin y Martin Luther King
para este artículo. Para el discurso completo de M. L. King en inglés véase
este enlace:https://archive.org/details/MlkGiveLastSpeechInLosAngeles1968
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de
respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como
fuente de la traducción.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235965