¿Es el feminismo un
movimiento transversal?
13 de marzo de 2018
Por
Rafael Silva (Rebelión)
"Para quienes creemos que un
modelo que destruye el planeta atenta directamente contra las personas,
preguntarse si la huelga feminista del próximo 8 de marzo es ideológico,
político u otros adjetivos más que vienen aplicándole algunas organizaciones a
este movimiento internacional imparable y necesario, es sencillamente absurdo.
Yo me pregunto, ¿cómo no va a ser ideológico y político? ¿Quiénes han
consolidado y mantenido en el tiempo un modelo heteropatriarcal, machista,
jerárquico, insostenible, implacable, agresivo, individualista, competitivo,
violento, que fomenta la desigualdad, la injusticia social, la invisibilización
de las mujeres, el consumo incontrolado y la apropiación en manos de unos pocos
de los recursos naturales de los territorios para hacer caja?" (Isabel
Brito)
"El feminismo es una enmienda a la totalidad hacia una forma de organización social, económica y política que aplica contra las mujeres una injusticia distributiva y una injusticia de reconocimiento"
(Tania Verge, Profesora de Ciencia Política y Directora del Departamento de Igualdad dela
Universidad Pompeu Fabra de Barcelona)
"El feminismo es una enmienda a la totalidad hacia una forma de organización social, económica y política que aplica contra las mujeres una injusticia distributiva y una injusticia de reconocimiento"
(Tania Verge, Profesora de Ciencia Política y Directora del Departamento de Igualdad de
Pues si entendemos "movimiento transversal" identificándolo con la superación de las ideologías, la respuesta a mi juicio es que no. Ocurren básicamente dos fenómenos que interfieren en que el feminismo pueda entenderse en su completa dimensión, y por tanto como parte de una ideología que aspira a un mundo igualitario con mayor justicia social. De un lado, vivimos en sociedades alienadas y alienantes, donde la madurez política e intelectual de la mayoría de las personas deja mucho que desear, precisamente porque todavía nos colea un pasado político caracterizado por la represión en todos los órdenes de
Por otro lado, la derecha en nuestro país (supongo que este fenómeno es extrapolable al resto de países) actúa con un cinismo impresionante, que desborda todas las expectativas. La derecha política, social y mediática jamás ha creído en el feminismo (una de las leyes más recortadas en los PGE de Rajoy ha sido la Ley de Violencia de Género de la época de Zapatero), pero cuando se ven desbordados por un tsunami social que desborda las calles, las plazas, los centros de trabajo, las Universidades, etc., entonces intentan adherirse de forma cínica a dicha causa, simplemente para no perder, digamos, el tren de
Es cierto, como muchas mujeres de diferentes pensamientos han
expresado, que para estar en la pasada Huelga del 8-M (que ha sido todo un éxito,
dicho sea de paso) no era imprescindible estar de acuerdo con todos los puntos
expresados en el Manifiesto que las asociaciones feministas habían publicado,
pero una cosa es esa, y otra cosa muy distinta es concluir que el feminismo no
implica ninguna ideología concreta. Lo expresaremos de otra forma: toda mujer,
cualquier mujer, ha podido apoyar y asistir a dicha huelga porque estaba de
acuerdo con determinados aspectos de las reivindicaciones feministas
(erradicación de la brecha salarial, acabar con el trabajo precario, etc.),
pero una cosa es esa, y otra cosa es ser feminista en toda su dimensión,
comprender y asimilar el feminismo como lo que es: una lucha por la igualdad
entre hombres y mujeres, a partir de la abolición de los dos sistemas que
explotan a la mujer: el capitalismo como sistema de dominación económica, y el
patriarcado como sistema de dominación cultural.
Y ello, evidentemente, no puede sostenerse
desde posturas ideológicas ligadas al neoliberalismo o al conservadurismo, es
decir, el feminismo entendido de forma integral requiere un compromiso
ideológico con la erradicación tanto del capitalismo como del patriarcado, y
por tanto, es absolutamente incompatible proclamar el feminismo sin proclamar
el anticapitalismo y la abolición del patriarcado. Lo repetiremos: algunas
mujeres (y hombres, por supuesto) podrán apoyar ciertas medidas concretas que
la Huelga del 8-M reivindicaba, pero otra cosa muy distinta es apoyar el
feminismo en toda su dimensión, lo cual, como estamos afirmando, requiere un
compromiso ideológico más ambicioso. Porque el feminismo pretende erradicar la
violencia machista (quizá la manifestación más violenta del patriarcado), pero
también es un movimiento contra el sistema económico capitalista que
discrimina, explota y precariza a la mujer.
El feminismo pretende abolir la brecha
salarial, pero también preconiza el control de la mujer sobre su propio cuerpo,
y defiende los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Tania Verge lo
ha explicado en los siguientes términos: "Por un lado, el capitalismo
produce formas específicas de desigualdad para las mujeres, como una mayor
precariedad laboral, la feminización de la pobreza, la división entre trabajo
productivo y reproductivo, la segregación vertical y horizontal del mercado
laboral o la brecha salarial. Por otro lado, la ideología patriarcal basada en
la construcción social del género lo impregna todo de jerarquías de estatus y
poder. Estas jerarquías son, a su vez, la base de las violencias
machistas". El feminismo persigue un empoderamiento de las mujeres para
poder superar ambos sistemas de dominación.
El feminismo persigue las posibilidades de conciliación de mujeres (y hombres) entre sus vidas laborales y personales, pero también acabar con la división sexual del trabajo que relega los trabajos de cuidados mayoritariamente a las mujeres, así como con la feminización dela pobreza. El feminismo
persigue la abolición de la prostitución, pero también el final de las escuelas
que segregan por sexos. El feminismo busca acabar con todos los tipos de
agresiones machistas, no sólo con las más peligrosas que terminan en
feminicidios. El feminismo busca acabar con el acoso sexual, con el acoso
laboral, y con los micromachismos que inundan el comportamiento cotidiano de
millones de hombres.
El feminismo persigue las posibilidades de conciliación de mujeres (y hombres) entre sus vidas laborales y personales, pero también acabar con la división sexual del trabajo que relega los trabajos de cuidados mayoritariamente a las mujeres, así como con la feminización de
En última instancia, el feminismo persigue que ninguna mujer vea
restringidos sus derechos políticos, civiles o sociales. El feminismo persigue
también erradicar los roles de género desde la infancia, y esto también implica
cambiar los modelos educativos vigentes, donde se fomenta en los niños y en las
niñas la reproducción de los moldes para su comportamiento futuro. El feminismo
tiene que ver con reducir la desigualdad, pero también con respetar la diversidad
cultural, sexual, funcional, religiosa, etc. El feminismo es un movimiento que
cuestiona todos los modos productivos y reproductivos, y en ese sentido, abre
el camino para transformar el mundo. Ello implica medidas de carácter social,
pero también medidas y políticas centradas en la educación, en el mercado de
trabajo, en el mundo de los cuidados y la dependencia, y también medidas y
políticas fiscales, institucionales y de carácter macroeconómico. Todo ello
enfocado a erradicar los arraigados estereotipos de género, que se manifiestan
desde la escuela, pasando por los modelos de familia, hasta llegar a los más
altos ámbitos de la toma de decisiones públicas y privadas.
El feminismo engarza con las líneas ideológicas que vienen complementando el marxismo clásico (o el socialismo, si se quiere) desde mediados del pasado siglo, que básicamente son el pacifismo (expresado en las organizaciones antimilitaristas y los foros contra las guerras) y el ecologismo (que engloba también los movimientos naturalistas y los movimientos en defensa de los derechos de los animales). El feminismo integral se une a dichos movimientos, casa perfectamente con ellos, converge en sus mismos ideales, se organiza en torno a una visión común del mundo, del planeta en el que vivimos, y de los modelos de sociedad a los que queremos migrar, basados en alcanzar mayores cotas de equidad y de justicia social, natural y ambiental. El feminismo también persigue otros modos de participar, así como otros modos de producir, de educar, de cuidar, de relacionarnos, de consumir y de reciclar: de vivir en una palabra. Y sobre todo de redistribuir: los roles, los trabajos, las responsabilidades, las riquezas. No nos dejemos engañar, por tanto: el feminismo no es un movimiento transversal, es un movimiento de la izquierda social y política, en toda su dimensión, y se sitúa al lado de otros para alcanzar un pleno desarrollo de sociedades igualitarias, justas y avanzadas. Definitivamente, el feminismo es política y es ideología. No tiene nada de movimiento transversal. Obedece a una concepción del mundo muy diferente a la que tienen los que ahora, después del éxito de la Huelga del 8-M, quieren colgarse las medallas. No permitamos que la derecha nos confunda, ni pretenda apuntarse a causas absolutamente incompatibles con su ideario.
Blog del autor: http://rafaelsilva.over-blog.es
El feminismo engarza con las líneas ideológicas que vienen complementando el marxismo clásico (o el socialismo, si se quiere) desde mediados del pasado siglo, que básicamente son el pacifismo (expresado en las organizaciones antimilitaristas y los foros contra las guerras) y el ecologismo (que engloba también los movimientos naturalistas y los movimientos en defensa de los derechos de los animales). El feminismo integral se une a dichos movimientos, casa perfectamente con ellos, converge en sus mismos ideales, se organiza en torno a una visión común del mundo, del planeta en el que vivimos, y de los modelos de sociedad a los que queremos migrar, basados en alcanzar mayores cotas de equidad y de justicia social, natural y ambiental. El feminismo también persigue otros modos de participar, así como otros modos de producir, de educar, de cuidar, de relacionarnos, de consumir y de reciclar: de vivir en una palabra. Y sobre todo de redistribuir: los roles, los trabajos, las responsabilidades, las riquezas. No nos dejemos engañar, por tanto: el feminismo no es un movimiento transversal, es un movimiento de la izquierda social y política, en toda su dimensión, y se sitúa al lado de otros para alcanzar un pleno desarrollo de sociedades igualitarias, justas y avanzadas. Definitivamente, el feminismo es política y es ideología. No tiene nada de movimiento transversal. Obedece a una concepción del mundo muy diferente a la que tienen los que ahora, después del éxito de la Huelga del 8-M, quieren colgarse las medallas. No permitamos que la derecha nos confunda, ni pretenda apuntarse a causas absolutamente incompatibles con su ideario.
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