RENUNCIA DE MILANI
“El Ejército tiene 1.403 agentes
de inteligencia”
25 de junio de 2015
¿La renuncia de Milani significará algún cambio
sustancial en el Ejército y las Fuerzas Armadas?
MB: La estructura se mantiene, eso hay que decirlo claramente.
Milani se tuvo que ir porque las denuncias en su contra ya hacían insostenible
su permanencia. Pero además no hay que olvidar lo que venimos denunciando desde
hace tiempo. Milani es uno de los 50 generales que vienen desde la dictadura y
otros 3381 integrantes del Ejército que vienen de esa época.
Pero
solamente pudimos ver los datos. Nos prohibieron fotocopiarlos o retirarlos.
De hecho,
el nuevo jefe del Ejército, Luis Cundom egresó del Colegio Militar en 1977, así
que es uno de esos generales que fue parte del Ejército durante la dictadura.
Pero hay
otro aspecto nodal que hay que destacar de la “gestión” de Milani y del
Ejército en la
actualidad. Milani entró en el Ejército en febrero de 1975 y
a la Escuela de Inteligencia en 1982, para pasar luego al Batallón 601. Es un
especialista en esa materia, el espionaje. Eso tiene consecuencias muy graves
para los trabajadores que se organizan para pelear.
¿A qué consecuencias te referís?
MB: En primer lugar, tenemos que saber que estamos frente a un
Ejército que tiene 1.403 agentes de inteligencia, un verdadero ejército
interno. Durante la discusión de la ley de Inteligencia nacional hace pocos
meses, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, reconoció esa cifra.
Pero
solamente pudimos ver los datos. Nos prohibieron fotocopiarlos o retirarlos.
Por eso exigimos que se hagan públicos para todo el que los requiera. Esto es
muy grave, el caso de quien fuera jefe de la Marina, Jorge Godoy, fue condenado
por hacer inteligencia interna. Es decir, esa es una de las tareas centrales de
las fuerzas armadas y de seguridad.
Recordemos
también la denuncia de Eduard Snowden: Gran Bretaña, que conspira para quedarse
con el petróleo de Malvinas, desplegó un operativo enorme de espionaje e
inteligencia en nuestro país. Y de esto nos enteramos por los diarios. Es al
menos sospechoso que los servicios de inteligencia no lo hayan descubierto.
Confirma nuestra hipótesis de que se dedican a espiar hacia adentro.
Nosotros ya
lo denunciamos cuando sacamos a la luz el Proyecto X, donde la Gendarmería
espiaba a trabajadores de la alimentación y de las grandes fábricas de la zona
norte del gran Buenos Aires, que se ha transformado en un gran centro de
combatividad obrera.
En segundo
lugar, y demostrando la importancia que se le asigna a esto, el presupuesto para inteligencia
que recibió el Ejército no tiene parangón: un 32% más que en
otros años. Ni la ex
Secretaría de Inteligencia recibió semejante aumento (apenas
un 16%).
Esto, sin
dudas, es un espaldarazo, no a la figura de Milani sino a este área. Por más
que públicamente señalen que es para el combate al narcotráfico, el ejemplo que
nombraba de Godoy en la Armada, espiando luchadores desde la base Almirante Zar
en Trelew, demuestra que espían hacia dentro del país. Igual que en los años 60
y 70, las Fuerzas Armadas siguen teniendo como hipótesis de conflicto el
‘enemigo interno’, es decir, el espionaje a luchadores, a la izquierda y a la
oposición política.
Además del Proyecto X, ustedes hicieron varias denuncias de
espionaje interno
MB: Sí, a fines del año pasado se hacía conocido, además del
“gendarme carancho”, el Coronel Galeano, “el canoso de barba”, exjefe de
Inteligencia del Cuerpo de Ejército de Córdoba, que se infiltraba en las
movilizaciones de los obreros de Lear.
También
presentamos un proyecto de ley, encabezado por Nicolás del Caño, para que se
derogue el Decreto Ley 9.021/63 que instituye el Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal Argentina
y su decreto reglamentario 2.322/67. Un proyecto que va claramente en contra de
toda actividad paraestatal de informaciones y de inteligencia como es la de
este Cuerpo especial de la
Federal. De allí había salido el espía infiltrado en la Agencia Rodolfo Walsh ,
Américo Balbuena.
Las tareas
de inteligencia, a manos de fuerzas armadas o de seguridad, destinadas a espiar
a los luchadores, movimientos sociales, estudiantiles y de trabajadores deben
ser abolidas de inmediato.
Esta lucha
debe ser bandera de todo el movimiento obrero, popular y estudiantil que lucha
por sus derechos, como ya lo es de la comisión interna de empresas como Kraft,
PepsiCo y otros sectores combativos de los trabajadores que han sido víctima de
esta persecución.
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