El Maizal y las preguntas sobre las Comunas
2 de marzo de 2018
Por: Marco Teruggi
Qué es lo que se defiende en lo concreto del caso: el
reconocimiento de la victoria de Ángel Prado, vocero de la comuna, como alcalde
ganador del municipio. Ángel, constituyente electo, no fue autorizado por el
Consejo Nacional Electoral ni la Asamblea Nacional
Constituyente (ANC) a presentarse como candidato para las
elecciones del pasado diez de diciembre. Las razones en lo legal para impedirle
presentarse fueron poco sólidas, en cuanto a lo legítimo nunca tuvieron con qué
sostenerse. En términos sintetizados, le impidieron presentarse, consiguió
hacerlo, y le quitaron los votos que le daban la victoria.
La traducción en términos políticos es que el poder
constituido le cerró violentamente las puertas al poder constituyente, un poder
con la legitimidad de la construcción comunal y el liderazgo genuino.
Sería necesario darle contenido al concepto de “poder constituido”
en el cuadro del proceso revolucionario. ¿El Partido Socialista Unido de
Venezuela (Psuv) es ese poder? Si se lo ve en términos de dirección lo es, en
particular porque esa misma dirección es quien está en los principales puestos
de gobierno. Si se lo ve en términos de las bases del partido, que hacen vida
política en los territorios, resulta difícil afirmar lo mismo. ¿La ANC es el
poder constituyente? En su proceso de emergencia lo es, en su composición
también, en las lógicas de su funcionamiento se aleja de ese sentido. Se pueden
complejizar estas respuestas, el asunto es que las ideas de poder constituido y
poder constituyente son flexibles y complejas en un proceso donde lo
constituyente pasa a ser constituido y cuestionado por un nuevo constituyente.
En este caso el constituyente es El Maizal, que se propuso
no solamente conformar una experiencia productiva y de gobierno comunal -algo
de una gran dificultad de por sí- sino también disputar el poder político de la alcaldía. El
razonamiento es sencillo: si, como en el caso de la mayoría de las comunas, el
vínculo con la alcaldía es malo en el sentido del no reconocimiento al sujeto
comunal, entonces por qué no acceder a esa institución y poner en marcha
experiencias de cogobierno y cogestión. Significaría ampliar el campo de
acción, de posibilidades, de crecimiento.
Esa conclusión, producto del desarrollo colectivo, no fue
exclusiva de El Maizal. También sucedió en la Comuna Cagigal ,
estado Sucre, y en el Municipio Páez, estado Apure. En el primer caso se trata
de una experiencia similar al Maizal, donde el vocero principal fue propuesto
para la candidatura, en el segundo, un candidato proveniente de la construcción
de la Ciudad
Comunal Campesina Socialista Simón Bolívar, impulsada por la Corriente Revolucionaria
Bolívar y Zamora. En Cagigal ganó por fuera del Psuv, en
Apure yendo como candidato del Psuv.
No resulta sorprendente que varios procesos lleguen a
síntesis similares. Descartar la disputa del poder político estatal sería una
mirada zapatista, algo que nunca estuvo planteado en el proceso chavista. Al
contrario, Chávez siempre desarrolló la idea de un círculo virtuoso
-¿imposible?- entre el Estado como impulsor de políticas contra el mismo
Estado. La disputa por el Estado fue un punto nodal: el Estado no hace
revoluciones, pero no se puede transitar un proceso revolucionario sin el
Estado. Que varias comunas se propongan disputar espacios institucionales, al
tiempo que construyen una nueva institucionalidad en su territorio, es una
maduración que era esperable. Las respuestas desde el poder constituido también
lo eran.
Digo “las respuestas” porque los casos de Cagigal y Apure
ayudan a complejizar el cuadro y no llegar a la conclusión de que siempre el
Psuv actúa de manera cerrada, o que ningún comunero tiene posibilidad de
acceder a una alcaldía por fuera del Psuv. En el caso de El Maizal es innegable
que la respuesta fue autoritaria, burocrática, desconociendo al sujeto de la
revolución, al chavismo que resiste la avalancha de dificultades económicas,
construye y vota a favor del proceso.
Estas diferentes resoluciones no pueden tampoco desdibujar
el trazo generalizado respecto a la cuestión comunera: no está en agenda. No
estar en agenda significa que casi no aparece en medios
oficiales, y que las políticas de gobierno no suelen apuntar en esa dirección,
llegando a veces, en algunos territorios, a ir directamente contra. ¿El Clap es
la forma de comunalizar el poder en esta etapa de enfrentamiento de guerra?
Puede ser un argumento para intentar tapar una orientación. No significa que
los Clap no sean imprescindibles, que muchas comunas no trabajen con los
Comités, los hagan parte de las dinámicas comunales: las políticas no son
lineales, son el resultado entre orientaciones y capacidad de (re)significar en
cada lugar. Pero en términos generales la situación es de un poder constituido
que no reconoce al constituyente comunal, lo percibe como amenaza, no piensa en
transferencias de recursos, competencias, en abrir espacios. No es algo nuevo.
Se puede contestar a esto con la afirmación de que quienes
no han estado a la altura han sido las comunas, el movimiento comunero, que no
logró construir instancias reales de autogobierno y autogestión. Sin dudas
existen dificultades, debido a lo ambicioso de los objetivos, a la complejidad
de poner en pie experiencias con esa potencia, los tiempos que toma conformar
un sujeto histórico que se autogobierne, las culturas políticas del chavismo
dependientes del Estado. No creo que la hipótesis de la igualdad de responsabilidades
sea válida, por las evidentes desigualdades de poder, recursos económicos,
herramientas.
En estos casos concretos, El Maizal, la Comuna Cagigal , y
la experiencia de Apure, son reales, producen -3 millones de kilos de maíz en
el 2017 en el caso de El Maizal- avanzan en la capacidad de ejercer poder, y lo
hacen en esta época donde la situación general barre con fuerza. Son muchas más
experiencias en todo el territorio nacional.
Hay algo más, y es la defensa del proyecto comunal, es decir
la construcción colectiva que busca la transformación de raíz, que puede
permitir el desarrollo de lógicas políticas, económicas, culturales, que vayan
más allá del capital. Las comunas no son un capricho, son una de las llaves
centrales para abrir pasos al camino del socialismo, que no es los mismo que
políticas sociales combinadas con administración imposible del capital en
tiempos de guerra. Debatir las comunas es debatir el proyecto estratégico, una
de las principales posibilidades para la transición.
Por ese conjunto de razones El Maizal cobró centralidad,
volvió a poner el tema comunal arriba de la mesa, aunque todavía no alcance
masividad. Según han dicho irán en dirección a la conformación de dos Ciudades
Comunales en el municipio, al tiempo que resistirán a los ataques que les han
hecho, como la quema de parte de sus tierras. El Maizal muestra una voluntad
que vive en el chavismo, que empuja a pesar de las adversidades, los fuegos
cruzados, y que conducirá a que los votos vayan a favor de Nicolás Maduro el 22
de abril. Porque las únicas condiciones que puedan existir para avanzar en las
comunas serán en el marco del chavismo, con sus límites y potencias. El asunto
es poner en pie una correlación de fuerzas que permita empujar en las
direcciones revolucionarias de la revolución. Significa
que uno de los mayores actos de solidaridad que se pueda hacer con el universo
comunal es construir comunas.
Fuente: http://www.dariovive.org/?p=8383
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