Argentina - El nuevo colonialismo:
la disputa por nuestra soberanía
7 de marzo de 2018
"A nivel nacional, el Gobierno Nacional ha profundizado un modelo de despojo.
Todo esto basado en la estructura jurídica legal e impositiva creada en los 90’.
Casi siempre en nombre de corporaciones extranjeras, siempre eligiendo
sacrificar zonas y vidas que no le importan: poblaciones más excluidas, con
menos poder económico y político, muchas veces de color y que creen en un modelo
alternativo de desarrollo.
Por Martín
Vainstein
En Noviembre de
2017, Sergio Bergman declaró[1] en la COP23 en Bonn, que “todas
(las leyes, de Bosques y Glaciares) están vigentes y no se tocan”, y
luego aportó “la información que surgió en un off, de una reunión no es una
información oficial, ni seria, ni consistente, para tener un debate”. Cerró
el argumento agregando
“La
espuma bajará en un día, ya está, el efecto se logró, un trascendido de la
reunión con minería, de ninguna manera”.
De esta manera, el
Ministro intentaba acallar los rumores sobre la intención del Gobierno Nacional
de modificar las dos leyes de ordenamiento territorial más importantes del país:
la ley de Bosques y de Glaciares. Pero tan sólo días más tarde, la
verdad salió a la luz: después de una reunión con funcionarios y la Cámara
Argentina de Empresarios Mineros, el Presidente confirmó[2] la intención de
modificar la Ley de Glaciares.
Pero la avanzada del Gobierno sobre el territorio en términos mineros no es algo aislado, ni a nivel internacional ni a nivel nacional. En Brasil, la catástrofe ambiental de Mariana[3] es responsabilidad de la mega minera brasileña Vale y la anglo-australiana BHP Billiton.
En La Guajira[4],
Colombia, el asesinato sistemático de la comunidad Wayuu tuvo lugar a manos de
la minera El Cerrejón cuyos dueños son las empresas británicas, suizas y
australianas.
A nivel
nacional, el Gobierno Nacional ha profundizado un modelo de despojo.
Desde el intento de avance de Monsanto en Malvinas Argentinas[5], pasando por el
desmonte y robo a la comunidad Wichí en Salta[6] por capitales nacionales y
extranjeros, la criminalización del Pueblo Mapuche[7] en Vaca Muerta liderada
por Chevron y en tierras acaparadas por Benetton,
el macrismo aplica, lleva a
fondo y mantiene las relaciones con las corporaciones extranjeras y las
políticas públicas del kirchnerismo.
Todo esto
basado en la estructura jurídica legal e impositiva creada en los 90’. Casi
siempre en nombre de corporaciones extranjeras, siempre eligiendo sacrificar
zonas y vidas que no le importan: poblaciones más excluidas, con menos poder
económico y político, muchas veces de color y que creen en un modelo alternativo
de desarrollo.
Los detalles de
esta importantísima ley pueden encontrarse perfectamente resumidos en esta
nota[8] de Juan Parrilla y esta otra entrevista[9] con Enrique Viale, por lo que
no busco reescribirlos. Lo que planeo destacar brevemente es la relevancia de la
Ley de Glaciares, desde su concepción hasta las posibles consecuencias de su
modificación. Recomiendo la lectura estas notas antes de seguir en caso de no
saber de qué va la Ley.
¿Pero entonces
cuál es el problema?
- Minas como la de Veladero[10], operada en un 50/50 por la Canadiense Barrick Gold y la estatal China Shandong Gold Group, operan en glaciares. Igual que otros 44 proyectos[11], violando la Ley de Glaciares.
- Gracias a la estructura[12] legal levantada en los 90’ y a las decisiones durante el kirchnerismo y ahora en el macrismo, las mineras no sólo no aportan impositivamente al país, sino que aparte están subsidiadas por el Estado.
-
La minería no sólo no genera trabajo real, sino que crea zonas de sacrificio en donde se establece. Este es un gran trabajo[13] de varios investigadores sobre 15 mitos y verdades de la minería transnacional en Argentina.
Queremos ser
claros en que no sólo es un problema de la actividad en sí, sino también del
modo en que se opera en Argentina. La Ley de Glaciares, una de los mayores logros populares en tanto
leyes de ordenamiento territorial, es de extraordinaria importancia ya que pone
freno a compañías extranjeras sin interés en el país y cuyas operaciones atentan
contra nuestra soberanía.
Pero no todo
está perdido: como producto de manifestaciones y movimientos sociales en
resistencia, siete[14] son las provincias que poseen leyes que limitan o
prohíben la minería a gran escala. Luego del derrame de la Barrick Gold en
Jáchal, los vecinos se constituyeron en la Asamblea Jáchal No Se Toca,
judicializaron la causa y están movilizando a un país entero detrás de elles.
Durante el
período colonial tanto el continente como el que hoy se conoce como Argentina
fueron saqueados en nombre de los valores e intereses europeos. Genocidios como
la “Conquista del Desierto” buscaban
entre otras cosas expandir la frontera para la producción de ganado ovino y sus
consecuentes relaciones comerciales con la Gran Bretaña de la Segunda
Revolución Industrial.
En la
actualidad, el Gobierno Nacional en colaboración con algunas Provincias ha usado
su influencia para asegurar que empresas extractivas extranjeras tengan acceso a
los recursos en suelo Argentino. Ese fue el caso en el período colonial y este
sigue siendo el caso al día de hoy.
Pero, como bien
expresan Svampa y Viale en su libro “Maldesarrollo”, deberíamos
de preguntarnos cómo las actividades extractivas de las petroleras y las mineras,
modifican el espacio, la sociedad, los trabajos y la cultura misma. No sólo
generan consecuencias económicas y sociales, sino que incluyen el ambiente, el
estilo y calidad de vida, las relaciones laborales y de género. En suma, las
actividades extractivas intensifican los problemas sociales.
El problema del neocolonialismo extractivo es sistémico, y hasta que no veamos las relaciones entre recursos, salud, patriarcado, racismo e inestabilidad económica, va a ser muy difícil ser un territorio realmente libre y soberano.
Desafortunadamente el problema es de fondo y va más allá. En tiempos en que los
femicidios[15] están en boca de todes, los travesticidios[16] son olvidados, se
recorta[17] el trabajo citando austeridad, nos bañan en agrotóxicos[18] y nos
reprimen[19] cuando nos quejamos, es más que necesario ver más allá. Debemos
comprender que la única forma de luchar para ganar es
si vamos todes juntes, en
clave sistémica, anticolonial e interseccional. Esta
nota tiene esa intencionalidad, porque esta es una pelea por la vida y la vamos
a dar hasta el final.
Notas
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Argentina_-_El_nuevo_colonialismo_la_disputa_por_nuestra_sobera
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