LIBERTADES DEMOCRÁTICAS
Gendarmería con
gatillo fácil
Fueron enviados a patrullar los barrios de distintas
ciudades. En todas replicaron la misma práctica que las policías. Torturan y
gatillan contra los jóvenes pobres.
Rosa D'Alesio
Gloria Pagés
Hermana de desaparecidos | CeProDH | @Gloria_Pages
Viernes 1ro de septiembre de 2017
Entre Cristina Fernández de Kirchner y Patricia Bullrich hay
muchas diferencias, pero comparte la buena estima que tienen a la Gendarmería. Una
fuerza genocida formada en la Escuela de las Américas, donde se forman los
asesinos y genocidas. Para
conocer más sobre la historia de esta fuerza, continuamos con las
investigaciones que venimos publicando en
este diario que ya difundimos.
El gobierno de Cristina de Kirchner resolvió el conflicto de los
sin techos militarizando los barrios populares. La creación del Ministerio de
Seguridad al mando de Nilda Garré, fue una respuesta reaccionaria a la
ocupación del Parque Indoamericano, cuando más 1.400 familias sin techo
reclamaban el derecho a la
vivienda. Tres personas fueron asesinadas por la tarea
conjunta de la Federal y la Metropolitana. Después
del conflicto del Indoamericano lanzaron los operativos Centinela y Cinturón
Sur. Un plan de ocupación con gendarmes y prefectos en el conurbano bonaerense
y la zona sur de los barrios porteños, para ejercer la función de policía y
desplazar a las desprestigiadas Bonaerense y Federal. Pero sobre todo con el
objetivo de aumentar el control, la persecución y la represión contra
habitantes de los barrios humildes. Y para esto la Gendarmería utilizará
idéntico protocolo de represión, ¿el saldo? un sinfín de casos de pibes
asesinados o torturados por esta fuerza que tanto defienden Cristina de
Kirchner como Patricia Bullrich.
Operativo Centinela y Cinturón Sur
En 2010, mientras Nilda Garré estaba al frente del Ministerio de
Seguridad, la
presidente Cristina Kirchner por decreto, ordenaba el plan
Operativo Centinela, éste plan llevó efectivos de la Prefectura Naval
y la Gendarmería a todo el conurbano bonaerense.
Al año siguiente, en julio de 2011, se ponía en marcha el Plan
Unidad Cinturón Sur a través de otro decreto presidencial. El mismo, se basaba
en la presencia de más de 9.000 gendarmes instalados en los barrios más
humildes del conurbano cercaron los alrededores de villas como Fuerte Apache y
La Cava, hostigando a los sectores más desposeídos que residen en zonas
“calientes” como la villa 1.11.14 del Bajo Flores y la villa Rodrigo de La
Boca, área bajo dominio de la Prefectura.
También, desde el Ministerio de Seguridad de la Nación,
desplegaron gendarmes en otras ciudades como Rosario, Santa Cruz, Chubut, en
las líneas del ferrocarril Sarmiento y Mitre y en las rutas nacionales. La Gendarmería Nacional
Argentina (GNA) se convirtió así en la fuerza preferida
también por el kirchnerismo. La
corrupción y la brutalidad policial van de la mano. Casos como los
de Luciano Arruga se extiende a todo
el país. Esto explica, en parte, cierto consenso que despertó en su momento la
presencia de la GNA entre los mayores.
Sin embargo, a partir de estos planes la Gendarmería y Prefectura
irrumpieron, como podía ser de otro modo, en la práctica del gatillo fácil,
sumándole así más experiencia a su currículo represor, en el que contaba con
especializaciones en torturar durante la dictadura (una práctica que nunca
abandonaron como veremos más adelante), y en los gobiernos constitucionales a
la represión, le agregaron la infiltración y el espionaje a mnaifestantes como
el Proyecto X.
El despliegue de las fuerzas de seguridad en las ciudades forma
parte de la vida cotidiana. Patrullajes con armas largas. Razzias en los
colectivos. Ingreso de fuerzas federales a escuelas o universidades. Todo esto
en nombre de la seguridad. Los
resultados lo desmienten. Sólo entre 2013 y 2014, la Procuraduría de Violencia
Institucional (Procuvin) pudo registrar 42 denuncias contra la GNA por
detenciones ilegítimas en las garitas y, en el 86% por ciento de los casos, las
víctimas fueron niños, niñas y adolescentes. Además, de acuerdo a relatos
recabados, se supo que en ese período los gendarmes torturaron e incomunicaron,
por lo menos, a 53 personas. Y cerca de 100 jóvenes fueron asesinados en todo
el país por el gatillo fácil de esta fuerza de ocupación barrial.
Es así como gendarmes y prefectos, que hoy comparten el control
territorial con las policías, irrumpieron en el ámbito del gatillo fácil.
Mientras que el crimen organizado se mantiene en pie, porque justamente están
integradas las fuerzas de seguridad. Veamos
un ejemplo. En septiembre del año pasado llegó a la Ciudad de Rosario más de
1500 miembros de Gendarmería Nacional llegarán, supuestamente para “combatir el
delito”. Sin embargo cinco efectivos de la fuerza fueron detenidos por
conformar una banda delictiva. La banda de los “boqueteros” realizaba robos.
Operaba en la zona de Pompeya, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El cabecilla de
la banda había sido exonerado por un delito previo, el resto estaban en
función, destinados al control de la zona donde realizaban su actividad
criminal. Esta fuerza de
seguridad fue elegida para controlar el territorio rosarino, contrarrestando el
peso de la Policía santafesina, duramente cuestionada por corrupción y
complicidad con el narcotráfico.
Si a este episodio se le suman los cientos de denuncias que tienen
en las fronteras del país los gendarmes, involucrado en cuanto tráfico ilegal
hay, se podrá entender que la buena imagen que tienen ante la población fue
solo momentánea. Ni bien pisan nuevos “territorios”, aparecen las denuncias y
las violaciones a las libertades democráticas.
Cambiemos apuesta a la continuidad
Bajo el Gobierno de Cambiemos, el 29 de enero de 2016, los
gendarmes del Plan Cinturón Sur arremetieron a balazos de goma y plomo contra
los integrantes de una murga de la Villa 1-11-14. Once personas resultaron
heridas, entre ellas varios niños.
Sobre ese hecho, el director de los gendarmes, José Otero, quien
integra la fuerza desde la dictadura, negó lo ocurrido mientras que la ministra
de Seguridad, Patricia Bullrich, subió fotos a las redes sociales junto a
efectivos supuestamente heridos. Nuevamente la ministra mintió para proteger a
la gendarmería, como hoy lo hace ante la desaparición forzada de Santiago
Maldonado.
En octubre del año pasado, en la legislatura porteña se realizó
una conferencia organizadas por la Red de
Organizaciones Contra la Violencia Institucional y de la que participó el legislador
Patricio del Corro (PTS FIT). Allí se denunció el accionar de esta fuerza en
conjunto con la Policía y la Prefectura en las zonas más vulnerables de la
Ciudad de Buenos Aires.
El 7 de junio de este año gendarmes y policías de la Ciudad
ingresaron armados a la Universidad
Tecnológica Nacional. Ingresaron a los baños públicos, hicieron
compras en el buffet con sus respectivas armas. Este accionar va contra la Ley
de Educación Superior Nº 24.521 sancionada y promulgada en 1995, que establece
que "la fuerza pública no puede ingresar en las instituciones
universitarias nacionales si no media orden escrita previa y fundada de juez
competente o solicitud expresa de la autoridad universitaria legítimamente
constituida". En este caso, el único objetivo es amedrentar a los
estudiantes.
El 13 de julio de 2017 efectivos de la Gendarmería Nacional
rodearon la planta de la empresa PepsiCo Snacks , ubicada en la localidad
bonaerense de Florida, donde despidieron a 700 personas, para desalojar a los
trabajadores que reclamaban su reincorporación. Hubo heridos y detenidos. Horas
más, a través de un vídeo se vio como los gendarmes se retiraban con
"bolsas de Pepsi".
Hace dos días, en la localidad bonaerense de Moreno, en el marco
del amplio repudio que hay contra esta fuerza por la desaparición forzada de
Santiago Maldonado, Gendarmería irrumpió en la protesta que se estaba llevando
adelante en la escuela
Media N ° 6 Juana Azurduy, intimidando a docentes y
estudiantes en una toma pacífica. Además filmaba a los presentes y les
solicitaba que se identifiquen. La expresidenta
Cristina Fernández podrá decir que "la Gendarmería que
está hoy, es la misma que estaba en el 2015. Cambió el que le da las órdenes,
porque las fuerzas reciben órdenes. A Dios lo que es de Dios, al César lo que
es del César", y la ministra de Seguridad podrá repetir incansablemente que
confía en esta fuerza porque ya no es la misma de la dictadura.
Lo cierto es que su papel, como parte del aparato represivo del
Estado capitalista, es el empleo de la fuerza contra los que se rebelan. Son
entrenados y formados en una ideología y una disciplina que justifica defensa
del capital y los terratenientes. La desaparición de Maldonado se inscribe en
esta función.
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/Gendarmeria-con-gatillo-facil
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