El Maizal y la
pregunta por las comunas
12 de marzo de 2018
Por Marco Teruggi
ContraHegemoniaWeb
La traducción en términos políticos es que el poder constituido le cerró violentamente las puertas al poder constituyente, un poder con la legitimidad de la construcción comunal y el liderazgo genuíno.
Sería necesario darle contenido al concepto de “poder constituido” en el cuadro del proceso revolucionario. ¿El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) es ese poder? Si se lo ve en términos de dirección lo es, en particular porque esa misma dirección es quien está en los principales puestos de gobierno. Si se lo ve en términos de las bases del partido, que hacen vida política en los territorios, resulta difícil afirmar lo mismo. ¿La ANC es el poder constituyente? En su proceso de emergencia lo es, en su composición también, en las lógicas de su funcionamiento se aleja de ese sentido. Se pueden complejizar estas respuestas, el asunto es que las ideas de poder constituido y poder constituyente son flexibles y complejas en un proceso donde lo constituyente pasa a ser constituido y cuestionado por un nuevo constituyente.
En este caso el constituyente es El Maizal, que se propuso no solamente conformar una experiencia productiva y de gobierno comunal -algo de una gran dificultad de por sí- sino también disputar el poder político de
Esa conclusión, producto del desarrollo colectivo, no fue exclusiva de El Maizal. También sucedió en
No resulta sorprendente que varios procesos lleguen a síntesis similares. Descartar la disputa del poder político estatal sería una mirada zapatista, algo que nunca estuvo planteado en el proceso chavista. Al contrario, Chávez siempre desarrolló la idea de un círculo virtuoso -¿imposible?- entre el Estado como impulsor de políticas contra el mismo Estado. La disputa por el Estado fue un punto nodal: el Estado no hace revoluciones, pero no se puede transitar un proceso revolucionario sin el Estado. Que varias comunas se propongan disputar espacios institucionales, al tiempo que construyen una nueva institucionalidad en su territorio, es una maduración que era esperable. Las respuestas desde el poder constituido también lo eran.
Digo “las respuestas” porque los casos de Cagigal y Apure ayudan a
complejizar el cuadro y no llegar a la conclusión de que siempre el PSUV actúa
de manera cerrada, o que ningún comunero tiene posibilidad de acceder a una
alcaldía por fuera del PSUV. En el caso de El Maizal es innegable que la
respuesta fue autoritaria, burocrática, desconociendo al sujeto de la
revolución, al chavismo que resiste la avalancha de dificultades económicas,
construye y vota a favor del proceso.
Estas
diferentes resoluciones no pueden tampoco desdibujar el trazo generalizado
respecto a la cuestión comunera: no está en agenda. No estar en agenda
significa que casi no aparece en medios oficiales, y que las políticas de
gobierno no suelen apuntar en esa dirección, llegando a veces, en algunos
territorios, a ir directamente contra. ¿El CLAP (1) es la forma de comunalizar
el poder en esta etapa de enfrentamiento de guerra? Puede ser un argumento para
intentar tapar una orientación. No significa que los CLAP no sean
imprescindibles, que muchas comunas no trabajen con los Comités, los hagan
parte de las dinámicas comunales: las políticas no son lineales, son el
resultado entre orientaciones y capacidad de (re)significar en cada lugar. Pero
en términos generales la situación es de un poder constituido que no reconoce
al constituyente comunal, lo percibe como amenaza, no piensa en transferencias
de recursos, competencias, en abrir espacios. No es algo nuevo.Se puede contestar a esto con la afirmación de que quienes no han estado a la altura han sido las comunas, el movimiento comunero, que no logró construir instancias reales de autogobierno y autogestión. Sin dudas existen dificultades, debido a lo ambicioso de los objetivos, a la complejidad de poner en pie experiencias con esa potencia, los tiempos que toma conformar un sujeto histórico que se autogobierne, las culturas políticas del chavismo dependientes del Estado. No creo que la hipótesis de la igualdad de responsabilidades sea válida, por las evidentes desigualdades de poder, recursos económicos, herramientas.
En estos casos concretos, El Maizal,
Hay algo más, y es la defensa del proyecto comunal, es decir la
construcción colectiva que busca la transformación de raíz, que puede permitir
el desarrollo de lógicas políticas, económicas, culturales, que vayan más allá
del capital. Las comunas no son un capricho, son una de las llaves centrales
para abrir pasos al camino del socialismo, que no es los mismo que políticas
sociales combinadas con administración imposible del capital en tiempos de
guerra. Debatir las comunas es debatir el proyecto estratégico, una de las
principales posibilidades para la transición.
Por ese conjunto de razones El Maizal cobró centralidad, volvió a
poner el tema comunal arriba de la mesa, aunque todavía no alcance masividad.
Según han dicho irán en dirección a la conformación de dos Ciudades Comunales
en el municipio, al tiempo que resistirán a los ataques que les han hecho, como
la quema de parte de sus tierras. El Maizal muestra una voluntad que vive en el
chavismo, que empuja a pesar de las adversidades, los fuegos cruzados, y que
conducirá a que los votos vayan a favor de Nicolás Maduro el 22 de abril.
Porque las únicas condiciones que puedan existir para avanzar en las comunas
serán en el marco del chavismo, con sus límites y potencias. El asunto es poner
en pie una correlación de fuerzas que permita empujar en las direcciones revolucionarias
de la
revolución. Significa que uno de los mayores actos de
solidaridad que se pueda hacer con el universo comunal es construir comunas.
(1) Cómite Local de Abastecimiento y
Producción. (nota del editor)
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238883
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