Entrevista a Emilio Monsonyi: “Hay que unir lo más posible el movimiento de reivindicación de los pueblos indígenas
y el movimiento ambiental”
20 de febrero de 2018
Por: Observatorio de
Ecología Política de Venezuela
Por: Francisco Javier
Velasco Páez (FJV) y Emiliano Teran Mantovani (ETM)
No. 1 Revista
Territorios Comunes
Si alguien se puede
decir que ha acompañado las luchas y reivindicaciones de los pueblos indígenas
y la causa ambiental por muchos años en Venezuela, ese ha sido el antropólogo
Esteban Emilio Mosonyi (EEM). Para las buenas y para las malas, es historia
viva, si se trata de hablar sobre estos temas, y por tanto, guarda y rescata
muchas de la cosmovisiones de la Venezuela profunda, la indígena, campesina,
afrodescendiente, que aún en la actualidad nos constituye. Su manejo de más de
50 lenguas, en especial de lenguas indígenas, revela que sabe de esto y mucho
más. Luchador incansable, manteniéndose activo en la Plataforma por la Defensa
de la Constitución y en las movilizaciones contra el proyecto del Arco Minero
del Orinoco. Razón que hizo que, como represalia, lo cesaran en 2016 de su
cargo de rector de la
Universidad Indígena del Tauca. Con él hablamos sobre los
ecologismos en Venezuela, las luchas de los pueblos indígenas y su valoración
social, la
Revolución Bolivariana , los aportes de la cosmovisión
indígena para un movimiento de cambio en el país y la crisis actual.
Los ecologismos en Venezuela
ETM: ¿Qué ha caracterizado históricamente a las
luchas ambientales en Venezuela? ¿Cuáles han sido sus potencialidades pero
también cuáles han sido sus debilidades y particularidades?
EEM: Como yo lo percibo, un poco retrospectivamente, el
ambientalismo en Venezuela no ha sido muy fuerte en ningún momento. Ha habido
personas interesantes, algunos grupos deportivos, ligados con grupos
culturales, posteriormente con la cuestión indígena, pero el ambientalismo como
tal, más que todo se refería a no echar basura, reciclar, hacer unos trabajitos
pequeños, imitar un poco lo que ocurre en las capitales europeas. Realmente, no
está ligado tampoco con el sur de Venezuela, con la Amazonía, es muy poco. Esto
me ha hecho pensar en mayor medida en la importancia del movimiento
étnico-indígena que refuerza ese ambientalismo que, sobre todo ahora que
estamos en, ojalá no sea cierto, la muerte del planeta tal como lo conocemos,
entonces ahorita es más importante que nunca. Por eso insisto tanto en unir lo
más posible el movimiento de reivindicaciones étnicas, especialmente los
pueblos indígenas y el movimiento ambiental, los dos movimientos integrados. En
el futuro inmediato, a corto y mediano plazo es importantísimo, es necesarísimo
que tenga futuro esa ligazón, y ahora con lo del Arco Minero, ahora con la
explotación de carbón en el estado Zulia, ahora con lo que está pasando en el
municipio Cedeño, en el Amazonas mismo, con la presencia del capital chino, con
Suráfrica, no, realmente ahora es que estamos enredados.
Con mi participación en Barbados y en otros
grupos de trabajo internacionales, estoy viendo que se ha logrado muchísimo más
con la cuestión indígena de lo que se había previsto originalmente cuando yo
comencé a trabajar. Pero tenemos que trabajar rápido, ya, sobre todo porque
aquí por lo menos tanto el gobierno como las compañías trasnacionales insisten,
insisten y ahora más que nunca, sobre todo desde que introdujeron el término de
minería ecológica, estoy más asustado todavía.
ETM: ¿Qué posibilidades ves tú de que si se va logrando esta ligazón
entre el movimiento étnico-indígena y el
movimiento ambiental se pueda también comenzar a convencer a una parte de la
izquierda que está más en
reivindicaciones sindicales o laborales, pero que no tienen interés en el tema
ambiental? ¿Cómo podríamos
articular también esas luchas para que haya mayor interés sobre el tema
ambiental?
EEM: Bueno, yo quisiera corregir tu pregunta, con tu perdón. Yo
sí considero que aún la peor, digamos, la más insignificante de las izquierdas,
siempre de alguna manera ha tenido un mínimo interés ambiental. Lo que pasa es
que los slogans normales de la lucha de clases, la cuestión politiquera, por
ejemplo, elecciones internas dentro de la propia izquierda, los roces pequeños
entre grupos más o menos radicales de izquierda, etcétera, han opacado esa
cuestión ambiental, pero no es que no esté presente. A tal punto que, aunque
parezca raro, el solo término de minería ecológica quiere darle cobertura a esa
preocupación, para demostrar que hasta ellos se preocupan por el ambiente, cosa
que es mentira ¿no? ellos sí son ambientalistas pero a su manera,
ambientalistas trabajando en minas ¿no? Entonces eso nos facilita un poco el
trabajo.
Ahora por lo menos la izquierda honesta, y
bueno, sobre todo ahora que los mejores científicos ya están seguros de la
posibilidad real de la muerte rápida de la vida planetaria, si no rectificamos
cosas importantes en los próximos dos, tres años, entonces ya la cosa ambiental
no llega muy cerca. Es la cuestión que tiene que asumirse frente a esas
amenazas, si todavía queremos contar con el planeta. Ahora tenemos que
agarrarnos y asirnos de todas las armas posibles, y entre esas armas,
particularmente lo que yo cultivo es la alianza ambientalista-etnicista.
FJV: Coincido en su apreciación de que mayormente
el ambientalismo en Venezuela ha tenido esa característica de pequeñas tareas,
de cosas que no apuntan quizá a lo estructural,
aunque en los años 80 ese ambientalismo creció bastante ¿no? Pero, yo quería mencionar esto:
hubo, a finales de los años 90, una lucha muy importante que logró aglutinar a
mucha gente y no solamente ambientalistas, en donde usted participó, Alexander
Luzardo, modestamente yo y mucha otra gente, que fue la lucha contra el decreto
de Imataca, y eso logró tener un impacto
mediático importante, incluso movilizaciones de calle. ¿Qué tuvo este evento de particular que
logró que, en torno a una
cuestión, a una denuncia y una reivindicación ambiental, se pudiera lograr un
movimiento de opinión importante en el país? Porque todo el mundo llegó a hablar de esto de alguna manera.
Entonces, ¿qué pasó allí? ¿Qué clave cree usted que hubo?
EEM: Ya que estás
hablando de antecedentes, también hubo otro antecedente que incluso precedió
los quehaceres de Imataca, que fue el auge y el fracaso de Codesur, eso es
anterior todavía. Entonces Imataca se dio en la continuidad del codesurismo y
eso apresuró y también incitó tremendamente nuestra indignación y ayudó en la
lucha y también los efectos han hecho que esos esfuerzos tuvieran aún mayor
resonancia pues, tiene mucho que ver con esa continuidad. Como me dice
Alexander Luzardo en una comunicación personal, que si Caldera hubiera tenido
un real éxito con Codesur, ya el sur de Venezuela no existiría a estas alturas.
Eso fue, digamos, una incursión muy profunda y posiblemente iba a acabar con
esta parte del sur de Venezuela, por lo menos en cuanto a su valor ambiental,
para siempre, de forma radical. Afortunadamente no lo logró, por lo menos para
un par de décadas por venir ¿no? Entonces, todos nosotros nos inquietamos
terriblemente con Imataca porque lo vimos como una retoma y continuidad con el
Codesur.
FJV: O sea, ¿usted diría que lo de Imataca tuvo éxito porque ya tenía una base que
venía de lo de Codesur?
EEM: Sí, además que también por la magnitud de la iniciativa,
por el período que según los cálculos más elementales, no solamente
ambientalistas, sino simplemente geológica, etnográfica, haciendo, digamos, las
previsiones hasta más banales, uno podía perfectamente darse cuenta de las
terribles consecuencias que iba a tener.
Las luchas de los
pueblos indígenas y su valoración social
ETM: Cuando uno evalúa en América Latina las luchas
por los territorios, los pueblos indígenas, bienes comunes, los ecologismos,
todas estas luchas, en un punto uno ve que Venezuela, en cierta forma, está como a la zaga, un poco en una posición
de debilidad que ya tú has mencionado. ¿Por qué crees que las luchas de los
pueblos indígenas, la valoración de lo indígena ha tenido esta relativa
fragilidad?
EEM: Bueno, hay varias explicaciones posibles y también creo
que son interactuantes. Primero, el desprecio con el cual siempre se veían las
culturas indígenas no andinas ni mesoamericanas. Aquí, la única que tendríamos
propiamente así es la andina, y sería en verdad de pequeña escala, como el
llamado conjunto timoto-cuica, que abarca cuando mucho tres estados andinos, no
hay más nada. Hay un menosprecio contra los caribes y los arawaks; de los warao
ni se hablaba. Entonces se veía a la población indígena como algo residual,
como algo casi subhumano, aún dentro de los indígenas.
También, ha existido
una lamentable generación intelectual que sigue siendo sobreestimada, que en
este momento está resucitando con el adrianismo (por Alberto Adriani). Ahí ha
estado en cierta medida Mariano Picón Salas, Arturo Uslar Pietri, un conjunto
de intelectuales, vamos a llamarlos de derecha, quizás ni siquiera de
ultraderecha pero sí muy racistas, que son consecuencia también de los
positivistas del siglo pasado y eso influyó también fuertemente en cierta
izquierda nuestra. Mario Briceño Iragorry se enorgullece de nuestros orígenes
hispanos, mas no así de nuestros orígenes indígenas; supuestamente uerredista,
bueno, izquierda moderada.
FJV: Briceño Guerrero también
EEM: Y el marxismo también ha contribuido en eso. Realmente ni
Marx, ni el marxismo ni ninguno de los marxismos hasta ahora que yo conozca ha
reconocido verdaderamente el valor, no solamente de los indígenas de América
sino de los pueblos indígenas en general en el mundo, ni siquiera en África, en
ninguna parte, por eso es que tampoco el socialismo africano pudo caminar
mucho, porque despreciaron sus propios orígenes. El marxismo ha sido tremendo
impedimento para ver siquiera con un mínimo de seriedad este tema, y bueno,
Mario Sanoja también cae víctima de eso, víctima y victimario. Miguel Acosta
Saignes también hereda esa visión, no digo antiindígena pero viendo a los
indígenas, si no como supérfluos, como una etapa transitoria que nos condujo
por el camino del mestizaje y que lo verdaderamente válido, lo valioso, lo
venezolano, lo histórico siempre es el comienzo del mestizaje, o sea, que
comenzamos más o menos con Francisco Fajardo, más o menos con el fajardismo.
El adrianismo está
resucitando con cierta fuerza a través de, por ejemplo, Duque Corredor, que
cuando fue entrevistado en Globovisión recientemente, dice con mucho orgullo
que están sacando hasta cuadernos adrianistas. Además, lamentablemente también
por las malas políticas se ha hecho que algunos indígenas estén en situación de
mendicidad, hasta a veces de servidumbre doméstica. Un sector importante de los
waraos, también los e’ñepá en menor medida, vendiendo chucherías, los yukpa,
etcétera. Bueno, eso tampoco contribuye a darnos la mejor imagen.
Por otro lado está la
cosa que tampoco creen en los conucos, porque el conuco se conoció a través del
conuco campesino, que es una deformación del conuco indígena, entonces al ver
eso, cuando ven conucos más bien se asustan, entonces no creen que eso ambientalmente
tenga ningún valor ¿no? Como también ha habido ciertas afirmaciones que
resultaron ser falsas que el pemón es quemón por naturaleza, que al pemón le
gusta quemar su ambiente y que después se estudió con bastante profundidad y yo
ya he asistido a varios eventos y yo sé cómo refutarlo, pero todavía esa
imaginería, esa imagen popular del pemón como minero, como quemador de sus
propios recursos, de la
Gran Sabana , persiste ¿no? Y el conuco no es bien visto.
Está también el caso
criollo-llanero, como otro factor contra el indígena, dado que el llanero
vehementemente tratando de apoderarse para ganadería extensiva que necesita
mucha tierra fue generando la extinción de los indígenas, primero con los
otomacos, también la cacería de los cuiba, de los yaruro o pumé, etcétera, y es
verdaderamente un milagro histórico que ahora tengamos un pueblo pumé más o
menos consolidado. Entonces, también la forma de expansión, especialmente de
ciertos sectores criollos, contribuyó a una conducta antiindígena de sectores
amplios de la población venezolana. Hay un dicho apureño que "el indio no
es ni gente ni es animal", sino peor que eso, peor que ambos. Ese es un
dicho apureño. Ese es otro factor.
Bueno, además, como
los indígenas son poquitos en número, entonces, qué es lo que, en parte de
comunidad de centenares o miles de personas, qué pudieran hacer por el ambiente
si son tan poquitos ¿no? O sea, que hay muchas formas de despreciar hasta los
aportes ambientales del indígena ¿no? Aún cuando son profundos. En todos los trabajos
que he hecho yo insisto en la enorme significación ambiental de las culturas
indígenas, incluso de las más pequeñas numéricamente, pero eso no ha
trascendido todavía y lamentablemente el Gobierno Bolivariano, al comienzo sí,
pero posteriormente no ha contribuido. Los primeros cinco años sí, como no, una
tremenda literatura, bueno, prácticamente dándonos la razón a quienes tenemos
años de lucha en este sentido, incluso en cuanto a los idiomas y todo, pero a
mí me asusta que eso descendió muchísimo a partir del año 2007 cuando
lamentablemente el mismo compañero Chávez empezó a tener diferencias con los
indígenas, especialmente con los pemones, en cuanto al tendido eléctrico, en
cuanto a su no reconocimiento de las tierras indígenas autoproclamadas, autodemarcadas,
etcétera.
Un balance
étnico-ambiental de la Revolución Bolivariana
ETM: Luego ya de muchos años de Revolución Bolivariana, ¿cuál es tu balance
general de este proceso, en los términos de las
reivindicaciones ambientales y, como las estamos planteando desde un principio,
unidas al tema indígena?
EEM: Bueno, a excepción hecha de algunos episodios aislados, mi
opinión sería muy pero muy buena hasta el año más o menos 2005, 2006, máximo
2007. Después un descenso considerable en cuanto a las realizaciones
correspondientes a la Constitución y también la legislación correspondiente a
esa Constitución. O sea que lamentablemente la felicidad duró poco tiempo.
Ahora, esos años felices indudablemente permitieron gastos inmensos en
ambiente, gastos inmensos en la cuestión indígena que no niego, una
visibilización completa de una serie, no solamente de métodos, hasta de lo
lingüístico, una visibilización y un aumento en cuanto a extensión e intensidad
en el caso intercultural bilingüe. También la Constitución Bolivariana
politizó al pueblo venezolano en el buen sentido de la palabra: ahora, mal que
bien cualquier venezolano obrero, campesino, incluso suburbano sabe más o menos
bien qué es el ambiente, lo ambiental; cuando nosotros conversamos de tú a tú
con el pueblo en cuanto a los peligros que significa el Arco Minero, más o
menos eso, en la
llamada Cuarta república, no hubiera sido posible porque no
existía ese vocabulario que permitiera a la gente expresarse sobre estos temas.
Indudablemente eso es pues un mérito importantísimo, más que todo la
visibilización de lo indígena que sigue siendo vigente todavía. Pero lo que es
la programación sistemática en cuanto al mantenimiento transgeneracional de las
lenguas, de las culturas y sobre todo de los territorios eso sí ha sido negado
y más negado, cada año más, a partir del año 2007, pero negado sistemáticamente
más que todo a partir del momento en que el Comandante Chávez desaprueba
definitivamente lo que ha sido la autodemarcación indígena. Yo creo que fue el
momento del giro cuando tanto la parte ambiental como de las políticas
propiamente ejecutadas, que ha hecho que los esfuerzos de la primera onda
revolucionaria fuesen cayendo en el descalabro y sobre todo a partir del
momento en que lamentablemente el mismo Chávez nombra el Arco Minero. Yo creo
que ya la existencia como tal de una categoría o una pseudocategoría como el
Arco Minero ya significa como un entierro definitivo.
Yo considero que en
este momento el régimen actual postmadurista es profundamente anti-ambientalismo
y profundamente anti-indígena, a pesar del intento de balancearlo con el
mantenimiento parcial o aparente de otros logros. No quiero caer en blanco y
negro y precisamente con algunos remanentes hay la perfecta posibilidad de
retornar a la buena política, siempre y cuando se produzca la imposición de lo
que es el buen legado de Chávez, sumado al conjunto de esfuerzos progresistas y
revolucionarios. Pero en este momento mi pesimismo se debe al último giro que
ha tomado el asambleísmo que se impuso, y el militarismo que es concomitante y
que lo sostiene por las armas.
También tengo que
insistir en que ya había cierto tipo de educación intercultural bilingüe antes
de Chávez; había cierto intento, incluso a veces muy mal hecho, también con
mucha torpeza por parte de los copeyanos, de hecho cuando repartieron tierras
comunales indígenas. Se dieron una serie de investigaciones en las que yo
participé que, desde los años 50, plantearon elementos teóricos para entender
el asunto indígena. Los primeros esfuerzos no digo legales sino de tipo
pragmáticos hechos por el Ejecutivo aparentemente en favor de los indígenas, de
alguna manera ya existieron con los copeyanos y con los adecos, o sea, uno no
puede tampoco negar eso. Por eso no se puede decir que lo de ahora sea como una
novedad absoluta ni en lo teórico ni en lo práctico. Sin estos aportes, la Revolución Bolivariana
no hubiera encontrado los elementos para tener, ni siquiera ningún tipo de
política indígena, sencillamente se hubieran quedado con lo anterior. Me parece
una cosa totalmente hasta desagradecida quienes quieren atribuir todo lo que se
ha logrado única y exclusivamente a Chávez. Yo sigo diciendo que Chávez fue
libertador de los indígenas a lo Simón Bolívar, pero de allí a decir que el
mundo indígena amaneció con el 99 o con la Constitución me parece que es un
grandísimo ridículo.
Aportes de la
cosmovisión indígena para un movimiento de cambio en Venezuela
FJV: Como sabemos en los últimos diez años se puso en boga la
noción del buen vivir, que fue bandera de algunos de los llamados gobiernos
progresistas, particularmente en Bolivia y en Ecuador. ¿Hay, en Venezuela, en nuestros pueblos
indígenas, concepciones, ideas, nociones, más o menos similares? Y, ¿cuáles cree usted que pudieran formar
parte de una revitalización del movimiento de cambio, emancipatorio, no
solamente indígena sino en general de la población venezolana?
EEM: Bueno, te agradezco mucho la pregunta. Una de mis
constataciones fundamentales, especialmente a raíz de mis dos años de rectorado
en la Universidad
Indígena , fue ver a esos muchachos estudiosos, interesados
por su cultura, íntimamente relacionados con sus comunidades, tratando de
estudiar hasta los secretos últimos de lo que es la eficacia de los conucos.
Allí sí estoy viendo las posibilidades no solamente agrícolas sino más allá de
la economía, al ver cómo funcionan estas comunidades.
Déjame mencionarte por
ejemplo que, la variabilidad de conucos indígenas permite dedicarnos a cultivos
muy interesantes que en este momento ni siquiera imaginamos y que tienen
muchísimo que ver con la alimentación y con la medicina. También
la forma de tratar, por ejemplo, los indígenas su fauna, permite incluso
rescatar y utiliza en una forma provechosa y sin necesidad de su exterminio una
parte de la fauna disponible que los indígenas sí lo han sabido aprovechar.
Realmente esta
cosmovisión significa muchísimo, no solamente para el indígena como tal, que es
fundamental, sino para el mundo criollo y tal vez más allá del mundo criollo.
Incluso creo que de alguna manera significa muchísimo para una recta y
beneficiosa reorganización de los cánones por los cuales queremos implantar una
solución ecohumanista, ecosocialista. Lamentablemente a uno le cuesta mucho
explicarle a una gente totalmente escéptica y que ahora está en otra onda, y a
una izquierda que a pesar de todos los fracasos y de todos los bemoles todavía
no cesa de hablar de obrerismo en un país donde casi no hay obreros o los
obreros hacen una cuestión distinta.
Ecologizar las luchas
populares
FJV: ¿Cómo hacemos para que la población general
asuma el mensaje ambientalista? ¿Cuáles son los obstáculos
fundamentales que usted identifica en la población venezolana
contemporáneamente y qué claves pueden asumirse
para lograr que esa preocupación prenda?
EEM: Bueno, sabrás que dentro del contexto que estamos
desarrollando, tampoco me siento muy pesimista con relación a esta pregunta que
me estás haciendo, que es muy oportuna. Habiendo trabajando extensamente en
diferentes partes del país uno se da cuenta que el ambientalismo tiene
profundas raíces incluso en la población mestiza del país; no solamente los
indígenas, también el campesino medio, sea de Lara, de Portuguesa, llanero, sea
oriental, de cualquier parte, bolivarense. Si uno hace una entrevista en
profundidad con cualquier jefe de familia, incluso con cualquier persona, hasta
con cualquier joven y trata de indagar en su sentimiento ambientalista, yo creo
que el campesino, vamos a llamarlo criollo-mestizo, también tiene esa raíz
ambientalista en parte procedente de la indígena, pero también por su larga
convivencia con la tierra, por su condición de sembrador, de agricultor, de
criador, hasta de cazador. Yo creo que esa huella un poco tímida, también
soterrada por las reivindicaciones de las tierras, el clasismo, la migración
rural-urbana, serían cuestiones que han transcurrido tanto en el milenio pasado
como a partir del inicio del nuevo siglo. Entonces están las condiciones
favorables para reconquistar esa población campesina, criolla, incluso los
mismos descendientes que son los actuales habitantes de los barrios en
diferentes situaciones, vamos a llamarla no tanto urbana sino suburbana. Mi
experiencia más reciente fue contigo en la campaña contra el Arco Minero,
precisamente, cuando la gente escuchó con interés, con cierta profundidad, con
cierta preocupación, hasta podría decir casi religiosa, casi como sagrada, todo
lo que se decía sobre el agua, sobre la firma de contratos piratas con las
grandes compañías internacionales, etcétera, entonces eso me devolvió un poco
más el relativo optimismo con relación a esta problemática.
Sin embargo, en este
momento el temor mío es muy grande, hasta digamos es un poder absoluto que está
ahí incluso muy por encima del mismo Maduro, digamos, el llamado poder
Constituyente que por los momentos cuenta con un tremendo respaldo militar, a
pesar de lo que digan algunos militares progresistas. Ese régimen, vamos a
llamarlo tiránico, pseudoizquierda postmadurista, etcétera, que tenemos ahorita
que es muy militarista, etcétera, entonces eso es lo que verdaderamente me
preocupa.
Desafíos de las
corrientes étnico-ambientalistas ante la profunda crisis que vivimos
ETM: Estamos ante un momento de profunda
crisis.¿Cuáles serían los principales desafíos a los cuales se van a enfrentar
las luchas y demandas ecologistas y de los pueblos indígenas, ante un futuro
que se ve bastante complicado y para nada lejano?
EEM: Bueno, ya estamos inmersos en esa lucha, incluso, por lo
menos, yo particularmente ya lo estoy viviendo y conviviendo. Veo necesario
tratar de conformar, sin deponer aquellas diferencias sectoriales, una alianza,
un frente común para defender los derechos mínimos en el planeta, los derechos
mínimos de los pueblos autóctonos, de los pueblos africanos, de los mismos
pueblos campesinos. Formar una gran alianza a nivel nacional pero con
proyección internacional. Si no lo hacemos, si se forman grupos pequeños,
antagónicos, casi antagónicos, allí realmente la perspectiva es muy pobre
porque nos aplastan, porque si somos miles más o menos luchando por objetivos
similares, pero miles hacen de nuestro pequeño conflicto un conflicto
doméstico, nos vuelven papilla ¿no? Entonces, tenemos que de alguna manera
buscar esa alianza y dentro de esas alianzas tratar pues de asumir una actitud
mucho más proactiva, porque realmente ha habido una actitud más analítica que
proactiva. Aún los mejores miembros de estos grupos se han preocupado más por
escribir, por dictar conferencias, por asumir tareas de intelectual, que por
apoyar directamente y de forma proactiva los movimientos, los pueblos,
organizándolos, y organizándonos nosotros mismos ya con manifestaciones, ya más
allá de lo que son nuestros escritorios. Esto es fundamental porque el tiempo
está en nuestra contra.
Aquí puede avanzar, viendo sobre todo los
últimos desarrollos o antidesarrollos del asambleísmo que nos está dominando,
de aquí a dos o tres años la cuestión del Arco Minero de manera irreversible,
que ya con ningún tipo de resistencia indígena o no indígena, lo que tú escojas,
no habrá tiempo de darle vuelta atrás. Sin la internacionalización del
movimiento indígena es muy difícil que triunfemos. Puede ser muy fuerte en un
país, en dos países, pero si no nos internacionalizamos el triunfo es bastante
problemático, incluso podría que no salgamos perdedores pero tampoco es fácil
ganarle la partida a unas fuerzas lamentablemente geopolíticas y no
ecopolíticas. Entonces este tipo de lucha, bueno, ya la estamos emprendiendo
pero hay que reforzarla al máximo.
Y en cuanto a nuestra
participación directa aquí en el país, para evitar males mayores creo que
tenemos que acudir a negociaciones en el interior mismo del aparato de
gobierno, aprovechando los funcionarios menos penetrados por ese
geopoliticismo, por ese obrerismo, por ese inmediatismo, etcétera. Un poco para
retrasar o para impedir, por lo menos, la ejecución inmediata de algunas obras
que de alguna manera lo harían en uno o dos meses y quizás si uno logra
penetrar en esos medios de manera proactiva puede que nos beneficie hasta que
se produzca un cambio más favorable.
En lo que llamamos
derecha, la paleoderecha, también hay sectores más o menos ganables para el
ambiente, más que todo simpatizantes con los indígenas, los cuales, como para
hacer alianzas momentáneas también hay la posibilidad, sin que eso signifique
abdicar o renunciar a nuestra especificidad, a nuestra condición de gente de
izquierda.
Y por supuesto, tenemos que multiplicar
nuestra presencia especialmente con la juventud, que son los que mañana tomarán
el mando. Promover que se desmarquen de la generación actual que es, en cierto
sentido, una generación muy politiquera, muy pragmática, muy monetarista,
incluso muy corrupta algunas veces. Que se desmarque de ese inmediatismo que
conduce a lo antiambiental y lo antiindígena.
Esas son algunas de las tareas, por supuesto,
y creo que son muy importantes también divulgar las obras fílmicas,
radiodifundidas, entrar en los medios televisivos y ahora los circuitos
sociales con la cuestión de la informática. Yo creo que ya incluso tenemos una
buena oportunidad para mandar el mensaje e ir convenciendo a la gente que el
ambientalismo no es ningún cuento, que el peligro que encierra no es tampoco
ningún cuento, que nosotros como especie humana estamos amenazados. Tienen muchísima
tarea por delante.
La fuente original de
este documento es:
http://www.ecopoliticavenezuela.org/2018/01/22/entrevista-a-emilio-monsonyi-hay-que-unir-lo-mas-posi
(Observatorio de Ecología Política
de Venezuela)
Fuente: https://www.aporrea.org/actualidad/n321252.html
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