Nuevas trampas
transgénicas
17 de febrero de 2018
A las empresas de transgénicos no les alcanza con
tener el monopolio de las semillas comerciales e invadir nuestros campos y
alimentos. Además, quieren cada vez menos regulaciones y de paso engañar a la
gente con otros nombres para sus nuevas biotecnologías, intentando separarlas
del rechazo generalizado a los transgénicos. Avanzan también agresivamente en
el intento de manipular no solamente cultivos, sino también especies
silvestres, para hacer "ingeniería genética de
ecosistemas", lo que podría provocar la desaparición de
especies enteras.
Por Silvia Ribeiro.
Todos estos lineamientos estratégicos de la industria
biotecnológica trasnacional se reflejan en la nueva normativa que la Comisión
de Bioseguridad de Brasil (CNTBio) aprobó el 15 de enero de 2018. Con ella, la
CNTBio abrió las puertas para que productos derivados de lo que llaman
"tecnologías innovadoras de mejoramiento de precisión", puedan ser
considerados no OGM (organismos genéticamente modificados) y que lleguen al
campo y a los consumidores sin pasar por evaluación de bioseguridad ni etiquetado.
La estrategia de que
los productos de nuevas biotecnologías no se consideren OGM para evadir las
leyes de bioseguridad no es nueva. En Estados Unidos ya se aplicó en algunos
productos, como hongos manipulados con la biotecnología CRISPR-Cas 9.
En Europa, la discusión lleva un par de años y aún no se resuelve, aunque todo
indica que la Unión
Europea no permitirá que evadan la regulación, al contrario,
podría resultar en cambios a las leyes para hacer evaluaciones de riesgo más
exigentes, por las nuevas amenazas que éstas presentan.
Por el contrario,
Argentina instauró en 2015 una normativa sumamente general y laxa, que permite
exentar de evaluación de bioseguridad a los productos de varias nuevas
biotecnologías.
Lo nuevo y muy
preocupante con la resolución de la CNTBio en Brasil es que además crea
explícitamente un canal para aprobar la liberación a campo de impulsores
genéticos, a los que llama "técnicas de redireccionamiento genético",
pero para no dejar dudas lo escribe también en inglés: gene drives. Es el
primer país en el mundo que establece canales para liberar al ambiente este
tipo de OGM altamente peligrosos.
Se trata de una
tecnología diseñada para engañar a las leyes naturales de la herencia, haciendo
que toda la progenie de plantas, insectos y otros animales que sean manipulados
con impulsores genéticos (gene drives), pasen forzosamente esos genes
modificados a la totalidad de su progenie.
Si la manipulación es
para producir, por ejemplo, solamente machos (lo cual ya están intentando con
insectos, ratones y plantas), la población -o hasta la especie- podría extinguirse rápidamente.
Una vez liberados al
ambiente, los seres vivos que haya sido manipulados con esta tecnología no
respetarán fronteras, por lo que los países limítrofes con Brasil deberían
preocuparse ya mismo de esta amenaza.
Todas las nuevas
biotecnologías que se engloban en estas normativas de Brasil y Argentina son
formas de ingeniería genética que entrañan nuevos riesgos e incertidumbres. El
hecho de que se hayan o no insertado genes de otras especies -como sucede con
los transgénicos que ya están en campo- o que la inserción sea en un lugar más
exacto, como afirma la industria, no significa que no entrañen riesgos, incluso
mayores que los existentes.
Al igual que en
Argentina, esta decisión en Brasil que implica tantos riesgos fue tomada como
una simple decisión administrativa por una comisión "técnica" -en las
que la industria de transgénicos tiene pesada influencia- sin mediar consulta
con los campesinos, consumidores y muchos otros que pueden ser afectados, ni
pasar por instancias legislativas.
Ante esta situación
los mayores movimientos y organizaciones rurales de Brasil, reunidos en la Articulación Nacional
de Trabajadores, Trabajadoras y Pueblos del Campo, de las Aguas y los Bosques
-una amplia coordinación que incluye al Movimiento de los Trabajadores Rurales
sin Tierra (MST) y la
Articulación Nacional de Agroecología entre otras 19
organizaciones nacionales- emitieron una carta pública de denuncia y protesta, en la cual
rechazan la decisión de CNTBio y alertan que Brasil se convertiría en el primer
país en el mundo en considerar la liberación de impulsores genéticos,
tecnología que no ha sido permitida en ningún otro país, y que Naciones Unidas
considera incluso como un arma biológica.
Señalan, además, que
los impulsores genéticos, tecnología financiada principalmente por el Ejército de Estados Unidos y la Fundación Gates,
favorecerán principalmente a las trasnacionales de agronegocios que buscan con
esta tecnología restablecer la susceptibilidad de las hierbas invasoras que se
han hecho resistentes a sus agrotóxicos, para aumentar sus ventas y, de paso,
los devastadores impactos de éstos sobre salud, tierras y aguas. O podrían
buscar extinguir lo que las empresas consideren "plagas" en los
campos, lo cual tendría impactos muy negativos en los ecosistemas y los
sistemas de cultivo campesino y agroecológicos. Esta medida en Brasil es apenas
el comienzo de lo que podría seguir en otros países. Urge prepararse y, como en
Brasil, resistir estas nuevas trampas de las industrias transgénicas.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article16045
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