Trapped (23+43/17)
Bruno Nápoli
El Peronismo en general y el
Frente para la Victoria en particular, obtuvieron en las últimas semanas del año
que se fue, un triunfo impactante: lograron aprobar la rebaja a los haberes
jubilatorios, pensiones y asignaciones sociales, borraron de un plumazo la
mejora de estos haberes que habían dispuesto siendo gobierno,
aseguraron la gobernabilidad de un
oficialismo que sigue en minoría absoluta respecto del PJ, y desbarataron a
través del show mediático la posibilidad de una recuperación de la revuelta
callejera como opción de discusión política más horizontal y representativa.
Suponemos, claro está, que las oleadas pedagógicas de las sucesivas crisis
políticas y económicas muestran lo permeable que es la casta en general para
aprender de ellas, y el peronismo en particular para articular todo su
reformismo en las también pedagógicas oleadas liberales.
Pero veamos los números en su
cronología histórica para entender esta Victoria del Frente Peronista.
El 16 de noviembre, 23 gobernadores acuerdan un pacto de ajuste fiscal con el gobierno nacional atendiendo a dos ideas: sacar esos recursos a unas 17 millones de personas y destinarlos, en los próximos dos años, a campañas electorales repletas de obras para la continuidad de esos gobernadores en los ejecutivos provinciales. Además, el ajuste de cada provincia implica recortes en sus gastos internos –despidos-, habilitación para tomar deuda por parte de las provincias con organismos internacionales, y entrega de recursos naturales a Nación (excepto las incluidas en el art. 124 de la constitución nacional). De los 100.000 millones que recibirán las 23 provincias, unos 60.000 son para la provincia de Buenos Aires (bastión de la gestión macrista junto con CABA) y el resto de las provincias se reparten lo que queda. Así las cosas en la Argentina federal….
El 18 de noviembre, el PEN
envía al Senado el proyecto de ajuste en base al acuerdo con los 23
gobernadores. El 21 de noviembre el Senado lo trata sobre tablas (según la
Constitución así lo puede hacer, sin paso por comisiones, por la importancia del
tema) y lo pasa a Diputados para que trate el proyecto en comisiones revisoras.
Con algunos cambios es aprobado y vuelve al Senado. El miércoles 29 de noviembre
el Senado de la Nación aprueba el proyecto definitivo de ajuste y lo envía a
Diputados para que lo apruebe a sobre cerrado (tal cual estipula la
Constitución, pues ya pasó por las dos cámaras a esta altura).
Sonría
Lo que sigue es
casi anecdótico, pues en esta instancia, Diputados puede debatir todo lo que
quiera, pero ya está cerrado el tema (insistimos, así el reglamento y la CN) y
decir NO sería quitarle gobernabilidad al oficialismo, algo que el peronismo no
piensa hacer, mucho menos con las movilizaciones del jueves 14 y del lunes 18 de
diciembre, que tan mal recuerdo le traen a radicales y peronistas (recordemos
que el “putsch” del 2001 se produjo cuando los gobernadores fueron convocados
por la Rosada, y a diferencia de esta vez –foto de todos los ejecutivos
provinciales firmando el acuerdo- ninguno fue, dejando a un desdibujado De la
Rua declarando en soledad el Estado de Sitio….)
Finalmente, el 19 de diciembre a las 8 de la mañana, luego de un circensem
debate, la cámara de Diputados aprueba el proyecto definitivo a sobre cerrado
(por reglamento, no por presiones, como dice la doctora…) y convierte en Ley el
recorte a jubilaciones, pensiones y asignaciones sociales.
Llegados a este punto, el peronismo en general pero el Frente para la Victoria en particular, montaron un show digno de ver: debatieron una ley que ya estaba acordada, cerrada, y con los números de su aprobación ya pactados. Pero lo hicieron con un objetivo claro: las cámaras de televisión y las redes sociales. Todos los que hablaron en contra, hicieron discursos grandilocuentes, heroicos algunos, payasescos otros, a sabiendas que sus gobernadores y sus senadores ya habían cerrado todo, con lo cual, podía abrirse la sesión a las 14.30, y con el cuorum, votar y ya. Pero prefirieron extender por 14 hs un debate inútil y desgastante para cualquier espontaneísmo, pero que los colocaría en la mira de todos los que aun creen en los reyes magos unidos y organizados. Un lamentable pero a la vez efectivo espectáculo, pues pudieron saturar las redes sociales de fragmentos de discursos que iban en contrario de todo lo pactado por la “canasta” de peronismos que aun hoy conservan mayorías absolutas entre gobernadores/ senadores/ diputados, incluso luego de las elecciones y la renovación de cargos del 10 de diciembre (ver detalle abajo)
Marcame a
los míos.
Ahora bien, ahondemos en los
números a partir de una pregunta: ¿Cómo logra el gobierno de Cambiemos un
acuerdo con 23 de los 24 gobernadores? Y hecho esto, ¿Cómo logra el gobierno de
Cambiemos la aprobación en Senadores y Diputados? Presiones..? Aprietes por
mayoría…?
Gobernadores. Es dable pensar
que su mayoría de gobernadores puede generar un acuerdo de esa magnitud. Pero
aquí la primera sorpresa: de los 23 gobernadores que firmaron el pacto fiscal y
el recorte de haberes, 14 son peronistas. Y de esos 14, 8 son del Frente para la
Victoria. Sólo 2 son del PRO (del resto, 5 son de la UCR, 1 socialista y 1 del
MPN-Neuquén).
Senadores. 43 senadores votaron
a favor del recorte, 24 por la negativa. Triunfo oficialista rotundo. Y otra
vez, vamos a los números: de esos 43 senadores, 26 son Peronistas (de los cuales
21 son del FpV) y sólo 8 son de Cambiemos, pues los restantes son 6 de la UCR y
3 de bloques provinciales que adhieren al PRO. (ver detalle abajo).
Es decir que con sólo DOS
gobernadores y OCHO senadores, logran un triunfo apabullante.
En esta batalla tan extraña,
donde los que trinan contra el tirano son mayoría y le preparan el manjar, no
quedan restos para pensar que un peronismo que aun no se saca una foto de
unidad, (pero actúa como si) prepara el terreno para una vuelta , aún incierta,
pero con dos cuestiones en la mira: asegurar la gobernabilidad para que lo que
llamamos tan genéricamente “calle”, no decida otra vez quien se va y quien se
queda; y establecer que si tal regreso se concreta, el trabajo sucio del ajuste
esté hecho, pues así podrá echar mano a la hermosa frase de la “pesada
herencia”, y cancelar el debate real: un verdadero desmanejo de años en las
economías provinciales (de mayoría peronista). Viendo los números, es lógico
pedir que si vamos a jugar así, con estos jugadores, como dice Dolina en uno de
sus historias, primero, marcame a los míos….
Atrapados.
Puestos en “autos” sobre la indisimulable realidad de los datos (ver detalle de mayorías) podemos resolver esa simple suma de fracciones de igual denominador: 23+43/17Millones. El resultado nos dice que de los 66 gobernadores y senadores que aprobaron el ajuste, cada uno de estos “dirigentes” o “representantes” o como queramos definirlos, se atribuyó la potestad de decidir sobre unas 3.8 millones de personas, que en este 2018 vivirán un poco peor su propia miseria. Este punto de realismo sin amagues, por crudo que sea, nos permite pensar como pocas veces en esto que llamamos Democracia, como una renovada trampa. Renovación lograda sobre la creencia arcaica y casi religiosa que logró un peronismo recargado de su propia historia de los 90, en plan de saneamiento discursivo, en los últimos 12 años. Y la trama de una trampa ligada a elementos sutiles y reutilizables: seguidismos bien intencionados de algunos (a los que la herencia reciente aun salpica) pasiones mesiánicas de otros (que no pueden construir nada nuevo sin ser construidos y dirigidos por “los que saben”), desesperación por la falta de novedad en el resto; y atravesando estas ficciones, una maraña de sobre información en redes y canales alternativos, donde algunos, gracias a un narcisismo desmedido (propio y ajeno) han aprendido a disimular sin vergüenza su miseria política, y los tiranos de cartón pintado (de amarillo) no son otra cosa que jugadores bien dispuestos a la violencia legal y la argucia económica para transferir recursos sin disimulo (y con la mentalidad del empresario que “ve la oportunidad”). Pero quizás lo más frustrante, a esta altura de los relatos, sea la reiteración de crisis que aprenden de si mismas para inocularse en las cada vez más permeables sensibilidades políticas. Y parecen no dejar resto por fuera de las ficciones para que hablemos con otro código que no sea el de la media…////////////// (…) LeerFuente: http://lobosuelto.com/?p=18494
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