Que retiemble la tierra:
Concejo Indígena de Gobierno y
la voz
de su vocera
19 de febrero de 2018
"En la voz de María de Jesús se cuela su
quehacer cotidiano, ella cura a las personas, hoy, nos dice, toca curar al
cuerpo social. Las mujeres académicas, activistas, estudiantes, feministas y
no, mujeres que luchan, ya sea que tengamos trayectoria en el movimiento que
desde hace décadas se desarrolla entre los pueblos indígenas y campesinos de
México, o que acabemos de llegar a la lucha porque la propuesta de intervenir e
interferir en los tiempos electorales la visibilizó y nos hizo sentido, somos
uno de los resultados de esta iniciativa. Los pueblos y comunidades hacen lo
suyo, y a nosotras nos toca remover nuestros territorios, espacios citadinos,
universitarios, salones de clase, comercio callejero, donde estemos paradas,
para seguir profundizando la reconstrucción de un sentido colectivo de
transformación radicalmente anticapitalista. "
La propuesta de formar un Concejo Indígena de
Gobierno (CIG) es decir, una forma alternativa de autogobernarnos, que honre al
mismo tiempo que actualice las formas concejales de responsabilizarse
colectivamente por la autoridad y de dispersar el poder, presentes hoy día de
distintas maneras en muchas de las comunidades que forman parte de nuestro
país, y que se han desarrollado y profundizado en las experiencias de las
Juntas de Buen Gobierno del territorio zapatista en el sureste mexicano y en
las formas de gobierno de Cherán Kéri en Michoacán, por mencionar sólo dos
casos, ha despertado una expectativa y una esperanza, diría yo incluso, un
regreso a la política, por parte de grupos que nos hemos organizado para apoyar
la iniciativa a lo largo de toda la República Mexicana.
Las redes de apoyo al CIG han proliferado en
cada uno de los estados, y en algunas ciudades, como la de México , están
resultando una forma inédita, activa y creativa de organizarse en red, por
barrio, colonia o delegación, de manera intersectorial e intergeneracional.
A lo largo del proceso derecaudación de apoyo
ciudadano, al menos en mi experiencia, los auxiliares de María de Jesús
Patricio Martínez hemos ido aprendiendo la gran distancia de una propuesta que
puede ser vista como una inocente entrada al mercado electoral: registrar a una
mujer indígena como candidata independiente a la Presidencia de la República. Sin embargo, lo que se despliega en la propuesta del Concejo y
su vocera guarda una distancia fuerte no sólo con las otras propuestas independientes,
sino con los presupuestos mismos del marco electoral. En voz de la vocera, para
las firmas hay una fecha, para la lucha tenemos vidas.
Ser auxiliares y no gestores, actuar en red
solidaria y en cooperativas de apoyo mutuo, y no con operadores políticos; ser
creativos; escuchar a la gente de a pie, su no desistir, perseverar hasta el
último minuto del plazo para las firmas; pero sobre todo, conocernos y
organizarnos. Porque atrás de la prisa, del tiempo comprimido marcado por los
plazos del INE y la absurda cantidad de 866 mil firmas necesarias para el
registro, parafraseando a Marichuy, detrás de esa prisa, está la urgencia por
organizarnos, porque:
La ofensiva, compañera, compañero, la hacemos
todos. Debemos animarnos a imaginar lo que está prohibido por las reglas del
capitalismo, debemos imaginar la justicia para construirla ejerciéndola,
debemos de tener bien nuestros propios corazones para que el corazón colectivo
que somos esté bien, debemos estar sin miedo y unidos, debemos crecer esa
claridad que hemos estado encontrando en los pueblos, no sólo en el campo sino
en las ciudades (palabras de Marichuy en el Hemiciclo a Juárez, Ciudad de
México, 24 de enero).
En la voz de María de Jesús se cuela su
quehacer cotidiano, ella cura a las personas, hoy, nos dice, toca curar al
cuerpo social. Las mujeres académicas, activistas, estudiantes, feministas y
no, mujeres que luchan, ya sea que tengamos trayectoria en el movimiento que
desde hace décadas se desarrolla entre los pueblos indígenas y campesinos de
México, o que acabemos de llegar a la lucha porque la propuesta de intervenir e
interferir en los tiempos electorales la visibilizó y nos hizo sentido, somos
uno de los resultados de esta iniciativa. Los pueblos y comunidades hacen lo
suyo, y a nosotras nos toca remover nuestros territorios, espacios citadinos,
universitarios, salones de clase, comercio callejero, donde estemos paradas,
para seguir profundizando la reconstrucción de un sentido colectivo de
transformación radicalmente anticapitalista. Lo que sigue es la proliferación
de espacios donde imaginemos lo (im)posible, como por ejemplo, que nuestro país
fuese autogobernado por un Concejo paritario de hombres y mujeres indígenas. La
voz de la vocera, lo que ha ido diciendo en cada punto de su recorrido, es una
inspiración. Espacios, como el de este domingo 11 de febrero, donde las
concejalas y las mujeres que luchan pensaron colectivamente los ocho puntos que
el Concejo ha puesto en la mesa de discusión. Su convocatoria dice:
En el marco de la propuesta del Concejo
Indígena de Gobierno, donde las concejalas de los pueblos originarios de México
buscamos construir un mundo diferente, un mundo donde nuestro trabajo y nuestra
persona estén reconocidos y respetados por nuestros pueblos, nuestras
asambleas, nuestras regiones, nuestro país, creemos conveniente juntarnos entre todas
aquellas mujeres que luchan, que resisten y que desde su trinchera están
construyendo un mundo más justo para nosotras como mujeres que somos.
Las mesas son: Problemática propia como
mujeres, Autonomía (Proyectos autónomos: Alimentación, Techo, Tierra, Medios
libres, Justicia, Arte, Democracia, Salud, Educación, Economía Solidaria),
Tierra y Territorio, Jóvenes, Migrantes, Trabajo y explotación, Justicia,
Diversidad Sexual, Personas con capacidades diferentes. Estos son los temas que
el Concejo Indígena ha determinado desde su inicio para analizar cómo estamos,
y ver hacia dónde podemos ir.
Nuestro tiempo ha llegado también, el tiempo de
las mujeres en el florecimiento de los pueblos. No dejemos pasar el llamado que
hoy nos hacen nuestras hermanas para tejer desde lo fino otro mundo posible.
El CIG ha recorrido el país a ras de tierra.
Los peligros de viajar por el territorio mexicano se han dejado sentir. No hace
mucho, parte de los reporteros que la acompañaban, al quedar rezagados, fueron
intimidados, les quitaron sus cámaras y celulares alguno de los grupos que
dominan impunemente caminos y territorios, en este caso, en Michoacán. El
pasado 14 de febrero, viajando por las carreteras de Baja California, la
comitiva del CIG y de la
Red Sudcaliforniana de apoyo sufrieron un accidente. En él, perdió
la vida la
compañera Eloísa Vega , de la Red Sudcaliforniana
de Apoyo al CIG, recuperándose de fracturas múltiples y de gravedad el concejal
del pueblo cochimi Francisco Grado, y la vocera, con un brazo roto y
contuciones en la cabeza.
No ha faltado quien, aprovechando la coyuntura, ha soltado la
especie de que Marichuy renuncia en favor de algún otro candidato. Fantasía de
los que no quieren ver: un nuevo actor político ha llegado a la escena
nacional, ha estado ahí desde mucho antes, tiene experiencia varia, desde las
luchas agrarias pasando por la insurgencia, la defensa del territorio; es un
actor singular, cuya tradición se actualiza y potencializa. Y hoy tiene una
vocera que nos interpela. Llegó la hora del florecimiento de los pueblos.
*Márgara Millán, Socióloga, profesora en la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Noticias/Que_retiemble_la_tierra_Concejo_Indigena_de_Gobierno_y_la_voz_de_su_vocera
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