LOS VERDADEROS USURPADORES
La historia del imperio Benetton,
el dueño de la Patagonia
Claudia Ferri
Sábado 19 de agosto de 2017
La Patagonia es la región más extensa del país y también es la que
mayor concentración de tierras tiene en pocas manos. Formada por enormes campos
planos y bellos paisajes trasandinos fue repartida sin ningún tipo de control
entre excéntricos millonarios extranjeros y corporaciones multinacionales con
el aval del Estado y de la
Justicia. El magnate Joe Lewis, dueño y señor de todas las
tierras que rodean el Lago Escondido y anfitrión de la visita al sur que
hicieron juntos Obama y Macri el año pasado, es uno de ellos. También forman
parte de este selecto grupo el creador de la CNN Ted Turner , los
Suchard (dueños de Nestlé), el inversionista húngaro George Soros, el actor
Sylvester Stallone y, hasta hace pocos años, el hijo de uno de los fundadores
de Pepsico, Ward Lay. Pero quien se lleva todos los premios al terrateniente
del siglo es Luciano Benetton que
entre 1991 y 1997 acumuló 900.000 hectáreas . Lo que equivale casi cuarenta veces a la superficie de la
Ciudad de Buenos Aires.
La feroz cacería de la Gendarmería sobre la comunidad Pu Lof en el departamento de Cushamen en la
frontera noroeste de Chubut que terminó con el secuestro y desaparición de
Santiago Maldonado hace menos de dos semanas sin ningún tipo de respuesta
estatal, se produjo dentro de las tierras que están hoy bajo el dominio de
Benetton.
Aunque en su mayoría hayan sido compradas durante los 90, la
entrega y el saqueo de las tierras patagónicas y de sus recursos nacionales por
parte de empresas extranjeras viene de larga data, al igual que los reclamos y
la lucha del pueblo mapuche por recuperarlas.
La historia de una ocupación
Benetton es el final de una larga cadena de negocios y expoliación
de recursos nacionales que comienza en el último cuarto del siglo XIX.
Por aquellos años a pesar de lo que diga el candidato a senador
por Cambiemos, Esteban Bullrich, en la Patagonia no hubo una “Conquista al
desierto”. Lo que se produjo fue un genocidio a partir de la ocupación militar
del territorio más austral del continente con el fin de extender las fronteras
del Estado Nacional argentino (y de su mercado de materias primas en el mundo)
que estaba en pleno proceso de conformación. A su paso aniquilaron a los
habitantes preexistentes o los tomaron prisioneros para convertirlos en mano de
obra barata destinados tanto para trabajar en los campos conquistados como en
las zonas urbanas en tareas domésticas. Los pocos sobrevivientes fueron
desarraigados y dispersos hacia la frontera cordillerana. Entre los pueblos
masacrados estaban los mapuches, asentados en una extensa porción del noroeste
de la Patagonia. No
eran ni chilenos ni argentinos simplemente porque ambos Estados son
construcciones históricas posteriores a la vida y desarrollo de estos pueblos.
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Finalizada la campaña en 1885 (luego de la derrota definitiva del
cacique Sayhueque), se inició el proceso de reparto y explotación de las
tierras que hoy forman parte de las provincias de Buenos Aires, el sur de
Córdoba, San Luis y Mendoza (las más antiguas) y las creadas a partir de la
conquista: Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.
El Estado argentino regaló gran parte de estas tierras a más de
cincuenta compañías inglesas que comenzaban a operar dentro del país para que
las colonizaran. Tan sólo en Chubut eran dueños de 2.300.000 hectáreas .
Gran parte de ellas fueron administradas por un fondo de inversión común
llamado Compañía de tierras del Sud Argentino. En Ese ajeno Sur, Ramón Minieri
cuenta que la “La
Compañía ”- como solía ser conocida- “explotó esas tierras
durante casi un siglo en condiciones excepcionalmente favorables: pudo
producir, importar, exportar y obtener utilidades, sin tener que pagar durante
años derechos aduaneros ni otra clase de tasas, o beneficiándose con tipos de
cambio preferenciales y aranceles reducidos” (pág 7). Pasaron más de 130 años y
ningún gobierno tocó las bases estructurales de este modelo económico de
rapiña.
En 1975 la firma “Great Western”, perteneciente a terratenientes
de la burguesía argentina, compró el paquete accionario de “La Compañía” hasta
1991 cuando bajo el gobierno de Menem, Luciano
Benetton se hace de esas tierras hasta la actualidad. A través
del holding internacional del grupo Benetton, Edizione,
el magnate italiano compró por 50 millones de dólares las casi 900.000 hectáreas
ubicadas en un 98% en las provincias de Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén
y Buenos Aires donde se dedica a la producción de lana principalmente aunque
ahora aparece un mercado nuevo para explotar y es el petrolero que se expresa
en un yacimiento que también se encuentra en disputa territorial: Vaca Muerta.
La historia de un imperio globalizado: “el
príncipe de los colores”
Look informal, la innovación en jersey de lana con fuertes colores
y una industria textil de alcance mundial fueron la impronta del grupo Benetton
desde sus orígenes. La empresa familiar formada por Luciano ,
Giuliana, Gilberto y Carlo se conformó en 1965. Cuatro años después inauguraba
su primer local en París.
Tiene sede en una suntuosa mansión de Villa Minelli en la ciudad
de Treviso (Italia). Con 20 años Luciano
se convirtió en el presidente de la compañía. En los años siguientes se expandieron a
las principales avenidas del mundo, las ganancias crecieron y sumaron nuevas
marcas: Sisley, Playlife y Killer Loop. Hoy tiene tiendas en más de 120 países.
Años más tarde invirtió en una escudería de la Formula I que compitió
entre 1986 y 2001 y tuvo su momento de gloria cuando corrió Michael Schumacher.
La familia también es dueña de 21 Investimenti un banco de inversiones
inmobiliarias y es accionista del grupo Pirelli.
En pleno auge empresarial, Luciano
también incursionó en el mundo de la política. Entre 1992 y 1994 fue senador de Italia
por el Partido Republicano Italiano (PRI), el partido de Silvio Berlusconi. En
1993 la Justicia de ese país aprobó que se lo investigue y juzgue por
corrupción, motivo que lo llevó a no presentar su reelección.
La industria textil es una de las más explotadoras del mercado y
la que peores salarios tiene. Para reducir costos los Benetton, que facturan
11.000 millones de dólares al año, tercerizaron la producción en países donde
la mano de obra es barata y abundante como por ejemplo en Turquía donde fueron
denunciados por explotación infantil de niños de entre 9 y 13 años que
fabricaban sus prendas. Otro caso que lo tuvo en el centro de la escena fue en
2013 cuando una fábrica textil en Bangladesh que producía tejidos para Benetton
se derrumbó provocando la muerte de 1.132 trabajadores y dejó 2.500 heridos. Se
negó a pagar cualquier tipo de indemnización pero producto del desprestigio que
había generado su indiferencia, se vio obligado a hacerlo. Hoy el imperio
familiar cuenta, según la revista Forbes,
con aproximadamente 3,4
miles de millones de dólares.
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Maldonado, los mapuches y los dueños de la tierra
Solamente en las tierras que posee en Argentina Luciano Benetton cuenta con 280.000 ovejas que
producen 1.300.000 kilos de lana por año. A la explotación de las tierras de la
Compañía de tierras del Sud Argentino se incorporó la explotación minera a
través de Min Sud (Minera Sud Argentina S.A.) con sede central en Canadá, de
yacimientos ubicados en la provincia de San Juan. Por muchos años expoliaron
los recursos nacionales sin pagar cargas impositivas, no registrando las
lujosas edificaciones que realizaban en sus tierras. Irónicamente los Benetton
tienen un museo con piezas arqueológicas de culturas “autóctonas”, algunas de
ellas con 13.000 años de antigüedad, ubicado en Leleque (Cushamen). Seguramente
saqueadas del territorio de la comunidad mapuche, Tehuelches, entre otras.
¿Por qué el Estado y la Gendarmería defienden
a Benetton?
Hace ya algunos años Carlos Marx terminaba con el mito de que el
Estado defiende los “intereses comunes” de toda la población. Decía
en el Manifiesto Comunista que el gobierno moderno era un comité
que administraba los negocios de la clase burguesa, y no se equivocaba. El
Estado es el guardián del orden y de la propiedad privada, pero no de cualquier
tipo de propiedad privada sino la de los capitalistas que viven a costa del
trabajo de una mayoría trabajadora. Ese “derecho que tenemos todos” de acceder
a la tierra es una pantalla que esconde la concentración de la riqueza en pocas
manos. Y para lograrlo intentan buscar algún tipo de consenso con la población
o utilizan a las fuerzas armadas para garantizar que esas relaciones de
desigualdad se sostengan y reproduzcan. El caso de la defensa de los intereses
de Benetton por parte del Estado argentino es apenas un ejemplo de una relación
histórica que es propia del sistema capitalista. La actuación de la
gendarmería, en las tierras que el italiano reivindica para sí, reprimiendo
desde hace meses a la
comunidad Pu Lof (entre ellos mujeres y niños) y
desapareciendo a Santiago Maldonado con la directa responsabilidad de la
ministra de Seguridad Patricia Bullrich, su jefe de gabinete Pablo Noceti y del
Estado, son la muestra más clara del carácter de clase que ejercieron las
fuerzas armadas desde su creación. El gobernador de Chubut del PJ Mario Dan
Neves también es cómplice del accionar represivo avalando el ingreso de la
gendarmería al predio y demonizando a los mapuches a través de una campaña
mediática que comenzó el año pasado mientras apretada al Juez Otranto para que
encarcele a los dirigentes considerados sin ninguna prueba como “terroristas”.
Queda claro que todos los gobiernos legalizaron y legitimaron el
avance latifundista a costa de la sangre de los pueblos originarios. Incluso el
kirchnerismo que en 2011 impulsó la Ley de Tierras que limitaba la posesión
extranjera de tierras a 1.000
hectáreas por propietario no era retroactiva, por lo
tanto todos los magnates extranjeros que en los 90 se apropiaron de gran parte
del territorio nacional podían quedarse tranquilos. Macri flexibilizó la ley
dejando en claro cuáles son los intereses que defiende a ultranza el gobierno
de los Ceo, pero en uno y otro gobierno la naturaleza del Estado es la misma. Seguramente
en una de las cuatro visitas al año que hace Luciano
Benetton al país vendrá a agradecerle en persona al presidente y los suyos por
la efectividad en los servicios brindados.
Fuente: https://www.laizquierdadiario.com/La-historia-del-imperio-Benetton-el-dueno-de-la-Patagonia
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