Los habitantes de Chubut,
nuevamente en lucha contra
18 de febrero de 2018
La alarma se encendió entre los vecinos
autoconvocados, tanto de la cordillera (Esquel y Trevelin) como en ciudades de
la costa (Trelew, Puerto Madryn y Puerto Pirámides). Luego que en el 2003, en
un histórico plebiscito, Esquel le dijo no a la minería, del trabajo de los
vecinos que consiguieron leyes contra los efectos contaminantes y de la
presentación de una iniciativa popular nunca tratada, nuevamente el poder
político nacional, en connivencia con intendentes de la provincia, quieren
imponer proyectos de megaminería, a los que la población ya les dijo no.
Por
Carina Batagelj para ANRed.
El presidente Mauricio Macri, en su reciente gira europea,
firmó un pre acuerdo con su par ruso, Vladimir Putin, para la explotación de
uranio en la meseta, al tiempo que convino con la minera canadiense Pan
American Silver para la explotación de plata. De este modo, pasó por encima las
leyes provinciales y el fuerte convencimiento de la población, junto con
opiniones de especialistas del tema, de que la actividad minera es altamente
contaminante y pone en serios riesgos el agua y la tierra.
Con el propósito de imponer estos proyectos, el próximo
martes 20 (inicialmente era el 21, pero en estas últimas horas se adelantó un
día) se realizará una cumbre minera con la presencia del Ministro de Energía y
Minería, Juan José Aranguren y con intendentes que promueven la minería, en la pequeña
localidad de Telsen, en la meseta chubutense.
Esto suscitó una rápida y enérgica reacción de los
vecinos, siempre atentos a la ambición de la megaminería, quienes llevaron
adelante asambleas cada vez más populosas, volanteadas con información, charlas
con especialistas sobre las consecuencias sociales y ambientales del
extractivismo, entre otras actividades. Otro eje fue desarticular el discurso
político, que trata de vender -en una provincia donde caló fuerte el ajuste y
hubo miles de despidos- que la minería es la solución para los problemas. No se
habla que esos puestos serían por pocos meses, hasta la instalación de la
planta, y luego el proyecto se mantiene con una docena de personas.
El Licenciado Roberto Ochandio, geógrafo y especialista
del tema minero, afirma: “Lo que no nos está diciendo el gobierno es que
explotar uranio significa destruir, intencionalmente, un acuífero. Los
acuíferos desembocan en el río Chubut; toda la contaminación que se produzca,
con metales pesados, con elementos radioactivos, va a ir a parar directamente
al rio Chubut. La gente, los superficiarios, que toman agua de ese acuífero, o
la gente que se alimenta del rio Chubut, aguas abajo, va a sufrir las
consecuencias”.
Es decir, un proyecto que, por un pequeño beneficio económico,
pone en serio riesgo la salud de sus habitantes y deja una contaminación por
miles de años.
¿A quiénes benefician realmente los proyectos de
megaminería que se quieren imponer por sobre la voluntad popular? ¿Es la única
manera de generar empleo? ¿Por qué no se trata el proyecto de iniciativa
popular presentado al consejo, respaldado por más de 13000 firmas y pensado por
los propios vecinos, una ley que defiende a la población chubutense de los
estragos de la megaminería?
Como cuestionan en el documento leído en la marcha del 4
de febrero los vecinos autoconvocados de Esquel: “¿Para qué han servido
funcionarios provinciales y municipales que a lo largo de 15 años no han
logrado generar nada de fuentes productivas reales y genuinas?”.
Esta semana será muy importante no sólo para la provincia
de Chubut, ejemplo de lucha en defensa del medio ambiente y la vida, sino para
los pobladores de otras provincias, que están siendo presionados para aceptar
proyectos de megaminería en sus regiones. Como sostiene Marta Sahores,
integrante de la Asamblea por el No a la Mina, “lo único que frena a las
mineras son los pueblos organizados”.
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