La revancha de las
élites y el teatro del golpe
2 de mayo de 2016
Por Camila Vollenweider (CELAG)
La votación en Diputados que aprobó, por un amplio margen, el
inicio del juicio político a la Presidenta Rousseff se mostró como un teatro de
sombras. Con un trasfondo de discutida legalidad en el proceso, la dinámica del
impeachment resulta bastante obscura por sus personajes, los momentos elegidos
para perpetrarlo, las consignas y argumentos esgrimidos para apoyarlo. Y,
asunto no menor, los propósitos detrás del mismo. Las “pedaladas fiscales”,
hecho por el que se pretende destituir a Rousseff por, según los impulsores del
impeachment, constituir un crimen de responsabilidad, prácticamente no
aparecieron ni en los debates en Diputados ni en los que actualmente se
desarrollan en el Senado. Ideología triple equis y explícita y argumentos
comodín para condenar a la Presidenta y al mismo tiempo despegar al Vice -su
sucesor en caso de destitución- del pretendido delito, son sólo el adelanto del
estreno de un golpe ya consumado. Basta ver la impotencia de los parlamentarios
opositores al impeachment en los recintos cuando exponen sus argumentos: saben
que digan lo que digan, y presenten las pruebas que presenten, este nuevo
proceso destituyente no tiene chances de revertirse y el establishment conseguirá
el poder que no obtuvo por respaldo popular durante más de una década.
El golpe en curso en Brasil comenzó a gestarse hace poco más de un año, apenas comenzado el segundo mandato de Dilma Rousseff. El principal partido de la oposición, el PSDB, inició una cruzada tendiente a revertir lo que las urnas habían expresado ya en cuatro oportunidades tejiendo distintas alianzas: con los
Esa trama no es improvisada y resultado sólo de la capacidad de la
oposición política para articular alianzas. Cabe desentrañarla, por un lado,
atendiendo a los intereses de clase de unas élites que comandan todas las instituciones
del Estado, la mayoría de los partidos políticos, y digitan los principales
hilos de la economía y las finanzas. Estas élites aceptaron un pacto de
gobernabilidad con el PT mientras sus principales intereses no fueran tocados
y, también, mientras el boom de las commodities permitió crecimiento y mejorar
la calidad de vida de los excluidos -también de la clase media- sin recurrir
demasiado a la
redistribución. Por otro, porque estas élites brasileñas
tienen los mismos intereses que el resto de las élites de la región y de las
que dirigen las principales corporaciones extranjeras y/o multinacionales que
operan en estas latitudes, particularmente las del histórico bloque aliado
EEUU-UE. Esta red de grupos de poder se mantuvo agazapada mientras duró la
fortaleza de los gobiernos progresistas de la región, interna y asociadamente
en diversos organismos regionales contrahegemónicos, y las alianzas entre éstos
y otros bloques de poder mundial (como China y Rusia) se mantuvieron sólidas y
prósperas.
El programa económico de “equilibrio” y “racionalización” con el que asumio Rousseff su segundo mandato fue el hecho que sirvió en bandeja al establishment la llave para abrir las puertas de su retorno. Implementar un programa moderado de ajuste, flexibilización y apertura comercial fue bienvenido por las élites, pero ellas podrían hacerlo mejor. Y un plan de ajuste promovido por Rousseff, por más moderado que fuese, significó el desconcierto y el rechazo de las bases sociales de su partido y de otros sectores sociales que -con reparos- habían votado la continuidad del PT. El telón estaba listo para abrirse.
El Guion
El papel de los
Los actores
Sin pretender ser exhaustivos, varios actores destacan además del corifeo encarnado en la prensa hegemónica -encargado de musicalizar la obra con
Desde dentro, operaron para bloquear el éxito de cualquier propuesta legislativa que promueva la amplitud de derechos civiles, la protección de espacios naturales frente a la explotación minera y del agrobusiness -muchos de ellos hogar de poblaciones indígenas-, acceso a la tierra y mejoras en las condiciones laborales de campesinos, etc. También fueron el bastión opositor -junto a parlamentarios de otras siglas- a toda iniciativa del gobierno durante el pasado año, a instancias de Cunha, con el fin de impedir la gobernabilidad de la Presidenta y convertirla para la opinión pública en una mandataria incapaz y débil.
Las justificaciones de la oposición legislativa para apoyar el impeachment de la Presidenta fueron, quizás, la parte más dantesca de este teatro de golpe en Diputados: todos horrorizados con la corrupción -aunque más de la mitad de la Cámara tiene cuentas pendientes con la justicia- exclamaron que su voto se basaba en “la paz de Jerusalén”, “los militares del
El MBL (Movimiento Brasil Libre) es otro actor importante del elenco, que debe analizarse dentro de un fenómeno más amplio de juventud de clase media politizada, de marcado carácter liberal en lo económico y lo político, y que cuenta -no sólo en Brasil- con el millonario respaldo financiero de organizaciones “filantrópicas” y educativas estadouidenses. Estos jóvenes conforman el principal bastión del golpe en las calles, aunque sus líderes tienen espacios de opinión fijos en los principales
Sergio Moro fue, hasta hace un par de meses, el actor principal de este vaudeville. Joven juez federal de primera instancia, comandó la famosa operación Lava Jato-, que ha destapado la endémica corrupción del sistema político brasileño y ha llevado la imagen de
Moro desapareció de la escena cuando entró Temer, otra de las estrellas del elenco. Vicepresidente de la República, consiguió meses atrás la salida de su partido de la coalición gobernante y es hoy quien representa la esperanza de las élites. Aunque éstas se conformarían con cualquiera de la línea sucesoria, en caso de que Temer fuera enjuiciado también (si se demuestra su co-responsabilidad en las llamadas “pedaladas fiscales”). a él le siguen Eduardo Cunha (como Presidente de Diputados), Renan Calheiros (PMDB, Presidente del Senado) y Ricardo Lewandowski, Presidente de un cómplice Supremo Tribunal que tiene “cajoneado” el pedido de destitución de Cunha por corrupción y lavado de dinero. También podría surgir un escenario de elecciones anticipadas -via referendum, porque un proyecto en el Congreso sería desestimado, dadas las ventajas de gobernar sin tener que recurrir al voto popular-. En cualquier caso, las perspectivas de gobierno del PT son casi nulas. El Senado no revertirá la decisión de sus aliados en Diputados, y una nueva elección sin que Lula pueda presentarse, más la fiscalización excesiva de los órganos de control sobre el financiamiento electoral del PT, hacen prácticamente imposible que las élites no vuelvan a gobernar por un tiempo.
Las secuelas del show
Michel Temer hace rato que viene negociando futuros cargos y otros beneficios con los principales impulsores del impeachment, prometiendo tras bambalinas frenos a las investigaciones por corrupción -a modo de devolución de favores por llevarlo a la Presidencia- y elaborando un plan de gobierno al gusto de las élites. “Regeneración del Estado”, “Nuevo modelo de relaciones con el sector privado” y, particularmente en materia social “transferir todo lo que sea posible para el empresariado en materia de infraestructura” son algunas de las propuestas que anticipan lo que será un nuevo espectáculo en el teatro de las sombras. Dilma no logró convencer a los grupos económicos como sí parece haberlo hecho Temer. Se verá si, además, convence a la audiencia más importante: el electorado.
http://www.celag.org/brasil-la-revancha-de-las-elites-y-el-teatro-del-golpe-por-camila-vollenweider/
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=211837
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