Carta abierta de la UCCSNAL
sobre las
nuevas tecnologías
11 de mayo de 2016
UNIÓN DE CIENTÍFICOS COMPROMETIDOS CON LA SOCIEDAD Y LA
NATURALEZA DE AMÉRICA LATINA (UCCSNAL): "Estas
nuevas biotecnologías aplicadas al mundo rural, no harán sino acentuar esta
tendencia ya que todas ellas están concebidas para ser aplicadas en modelos de
monocultivos industriales. Cuestionamos la seguridad de esta tecnología, que
juega con la manipulación genética a pesar del gran desconocimiento que existe
sobre su funcionamiento, y sobre los efectos que su aplicación podrían
desencadenar a nivel celular, del organismo de la salud humana y del ambiente."
En homenaje a Andrés
Carrasco a dos años de su fallecimiento
10 de mayo de 2016
Desde hace algunos
meses se ha iniciado con mucha fuerza una campaña publicitaria para promover un
grupo de nuevas biotecnologías (como la edición de genes, la biología
sintética, CRISPR-Cas, el uso de micro ARN, la manipulación de la expresión
genética a través de la intervención en los complejos procesos involucrados en
epigénetica, por mencionar algunos ejemplos), presentándolas como “superadoras”
de la transgénesis.
Tal como ocurrió hace
dos décadas, cuando los promotores de los transgénicos nos presentaron un largo
menú de promesas que nunca llegaron a cumplirse, los mismos sectores que desde
entonces vienen defendiendo los transgénicos, hoy nos dicen que estas nuevas
biotecnologías “superadoras” son mucho más precisas, seguras y eficientes; que
con apenas un “rasguño” se puede obtener resultados extraordinarios. Ellas, se
dice, podrían ser la respuesta a la cura de diversas enfermedades, al
incremento en la producción agrícola; se eliminaría el uso de plaguicidas, se
podría desarrollar nuevos combustibles que, por un lado no se agoten y por
otro, ayuden a enfrentar el cambio climático. Todas estas promesas son las
mismas que hace 20 años acompañaron el lanzamiento de los cultivos transgénicos
y todas demostraron a lo largo de estas décadas su falsedad.
Contrariamente a lo
anunciado, con la introducción de los transgénicos en la agricultura
industrial, se fortaleció el poder corporativo en el sistema agroalimentario,
se dio una rápida expansión de monocultivos de soya, maíz y algodón y canola
(que fueron los únicos cultivos biotecnológicos que tuvieron un éxito
comercial) y que, además de desplazar cultivos alimenticios, profundizaron los
impactos que provocados por la revolución verde: la emergencia de súper
malezas, súper plagas y nuevas enfermedades, el incremento del uso de
agrotóxicos, se intensificó el poder monopólico sobre las semillas a través de
la imposición de derechos de propiedad intelectual y otros mecanismos legales,
la aceleración del proceso de acaparamiento de la tierras, la
ultra-tecnificación del agro, lo que devino en un masivo abandono del campo,
porque el resultado final ha sido la instauración de un modelo agrícola sin
agricultores.
Estas nuevas biotecnologías
aplicadas al mundo rural, no harán sino acentuar esta tendencia ya que todas
ellas están concebidas para ser aplicadas en modelos de monocultivos
industriales.
·
Cuestionamos la seguridad de esta tecnología, que juega con la
manipulación genética a pesar del gran desconocimiento que existe sobre su
funcionamiento, y sobre los efectos que su aplicación podrían desencadenar a
nivel celular, del organismo de la salud humana y del ambiente.
·
No pedimos para estas tecnologías la aplicación de normas de
bioseguridad ni el desarrollo de estrictas evaluaciones de riesgo, sino la
suspensión de toda la experimentación en este campo.
·
Cuestionamos el exagerado rol que se da a “la ciencia” y al
sistema científico tecnológico en el proceso de toma de decisiones relacionado
con la adopción de estas nuevas tecnologías, pues sabemos que la investigación
científica encarna las mismas relaciones de poder que se dan en la sociedad, y
que las principales líneas de investigación son decididas por quienes las
auspician y financian.
Desde la UCCSNAL
proponemos un nuevo modelo de Ciencia Digna que en un diálogo de saberes con
los campesinos y campesinas del mundo que han alimentado a la humanidad por
miles de años y hoy lo siguen haciendo. Hacemos nuestras las palabras de Andrés
Carrasco en el documento que sirvió de base para la creación de nuestra
organización: “En este contexto existe la necesidad urgente de establecer una
red de científicos, con concepciones más respetuosas de la complejidad y con
capacidad de interpelar a las empresas y las comunidades científicas que
sostienen y promueven los OGM, denunciando las limitaciones de la tecnociencia
biotecnológica, discutiendo, refutando y develando las falacias simplificadoras
y reduccionistas que pretenden formar un corpus “teórico y científico” de la tecnología de manipulación genética,
con el fin inconfeso de reemplazar la naturaleza a medida de las grandes
corporaciones y gobiernos y blindar los procesos de apropiación por despojo del
territorio y su gente a cualquier precio, incluso la muerte por
exterminio".
Es hora que los
agricultores y la sociedad recuperen las iniciativas de la investigación
científica basada en técnicas agroecológicas, basadas en las fortalezas
locales, que reviertan el acelerado proceso de descampesinización; que los
temas emergentes de salud sean tratados desde un punto de vista integral
abordando los procesos de determinación social y ambiental que promueven la
salud y los que generan la enfermedad.
Es impensable que los
impactos y problemas sociales, ambientales y sanitarios que han sido generados
por la expansión acrítica de un modelo basado en la tecnociencia de mercado,
cuya principal motivación es la maximización de la ganancia económica, puedan
solucionarse o atenuarse, sumando las nuevas quimeras de la revolución
biotecnológica.
Nuestra
contrapropuesta, es la agroecología que prescinde del uso de pesticidas y
fertilizantes derivados de la industria química, son sustentables en el tiempo,
hacen un manejo racional de recursos naturales, brindando productos sanos y
manteniendo o incrementando la fertilidad de los suelos. Los informes de
Olivier de Schutter, relator especial de las Naciones Unidas para el derecho a
la alimentación, y del IAASTD señalan sin ambigüedades la alta capacidad
productiva de la agricultura campesina y ecológica. Al mismo tiempo, consideran
que ésta permite un mejor acceso a los alimentos, al apostar por una producción
y comercialización local, con prácticas que respetan, conservan y mantienen la
naturaleza.
En realidad, no solo
la agricultura campesina y ecológica puede alimentar al mundo sino que es la
única capaz de hacerlo. No se trata de un retorno romántico al pasado ni de una
idea bucólica del campo sino de hacer confluir los métodos campesinos de ayer
con los saberes del mañana y democratizar radicalmente el sistema
agroalimentario.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Carta_abierta_de_la_UCCSNAL _sobre_las_nuevas_tecnologias
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