Francia: la Nuit debout
se enfrenta a la
terapia del shock
30 de mayo de 2016
El movimiento de contestación a la reforma laboral cumple dos meses
en las plazas. Francia está viviendo una ola de protestas contra la nueva
legislación laboral que pretende imponer el Gobierno de Hollande. La
movilización popular contra la llamada Ley El Khomri se está produciendo con el
trasfondo del estado de excepción tras los graves atentados de noviembre.
Por
Periódico Diagonal
París tiene en su zona céntrica un urbanismo muy orientado al
consumo, con bulevares llenos de tiendas y espacios destinados al turismo.
Pasear estos días una tarde por la irreductible e intermitente aldea gala de
Place de la Republique supone descubrir una anomalía. El movimiento Nuit debout
lleva más de un mes regresando cada tarde y desmontando a las 12 de la noche,
resignificando este espacio público con un sentido político.
Esta presencia de gente organizándose, protestando, conociéndose y
cooperando entre sí con alegría contrarresta una importante carga de luto que
impregna la plaza. A
los pies de la imponente figura de Marianne, alegoría de la República, conviven
con las proclamas del movimiento cientos de flores, velas y carteles que
homenajean a los muertos en los atentados de Charlie Hebdo y los de la sala Bataclán.
La ciudad y sus habitantes sufrieron un shock con aquellas
matanzas y ése fue el epicentro de la muestra colectiva de dolor. “Desde los
atentados estábamos todos como con una oscuridad interior. Se te contagia el
miedo, la sensación de que todo está mal”, dice Ioana, participante en Nuit
debout. “Para curar esa tristeza colectiva sólo había una medicina posible y
era esto”, sentencia.
Doctrina del shock
En su ensayo La doctrina del shock, la canadiense Naomi Klein
sostiene la hipótesis de que el neoliberalismo aprovecha las crisis para
generar cambios sociales. Tal vez sea mera coincidencia temporal, pero el
Gobierno de Hollande, que acaba de prorrogar el estado de excepción hasta
julio, no ha dudado en sacar adelante la reforma más dura para los trabajadores
justamente en este periodo.
Probablemente Hollande daba por descontada la oposición de los
sindicatos. Alguna huelga, protestas callejeras, interrupciones de tráfico.
Pero no podía prever el desborde ciudadano. Para el activista de Attac Frédéric
Lemaire, el germen del movimiento fue la apropiación por parte de la gente de
las campañas llamando a la movilización planteadas por los sindicatos. “Más de
un millón de personas firmaron en pocos días en internet contra esta ley y
muchísima gente empezó a elaborar sus propios memes y vídeos llamando a la
protesta”.
Un grupo reducido de activistas, la mayor parte agrupados en torno
a Convergence des Luttes (convergencia de luchas), planificó quedarse a pasar
la noche del 31 de marzo, día de la gran movilización sindical. “Necesitábamos
comunicar que no íbamos a volver a casa, que íbamos a seguir en pie, sin
detener la protesta”, relata Marion, que participa en la comisión de Internacional.
El llamamiento funcionó, y en los primeros días la asistencia creció de forma
exponencial. Marzo nunca acabó, y el movimiento se extendió al mes de abril y
ahora al de mayo.
“Existía una necesidad de expresarse, de compartir los
pensamientos críticos hacia la situación social que estamos viviendo”, explica
Marion. Para el observador externo llama la atención el clima festivo que reina
en la plaza. Se
hacen conciertos, hay música, se bebe, se baila. Hay una alegría colectiva que
se percibe, la gente sonríe todo el tiempo.
Francia es un país con una fuerte tradición política y
organizativa, con una izquierda relativamente numerosa, al menos en cuanto a
siglas. Hasta ahora, sin embargo, el descontento social provocado por las
políticas gubernamentales había
sido capitalizado en mayor medida por el Front National de Marine Le Pen.
sido capitalizado en mayor medida por el Front National de Marine Le Pen.
El activista Frédéric Lemaire apunta como posible explicación al
lenguaje. Cuenta el ejemplo de un cuadro del Partido Comunista Francés (PCF)
que visitó una fábrica de Rennes y le preguntó a un muchacho por su voto. El
joven le dijo que siempre había votado PCF, pero que en las últimas había
votado a Le Pen. “¿Por qué?”, le preguntó el político. “Marine Le Pen habla
como nosotros”. “Los cuadros de la izquierda dicen a la gente que harán cosas
por ellos, Le Pen dice: la gente somos nosotros”, aclara Lemaire.
Numerosos retos
El movimiento se enfrenta a numerosos retos internos y externos.
En su interior conviven diferentes estrategias, tácticas y concepciones muy
diversas de la hoja de ruta a seguir. Precisamente el encuentro y la
confrontación de estas diferentes visiones suponen para la activista Marion
“el ingrediente principal del movimiento que viene”. Porque está en permanente
construcción. La Eurocopa de fútbol empieza en junio, y la plaza de la
República es un espacio que las autoridades necesitarán usar para sus
ceremonias. “Da igual si no vamos a estar en la plaza en un mes, las comisiones
que existen ahora van a seguir el trabajo”, dice Marion.
También es bastante evidente que la composición étnica no refleja
la misma proporción que componen “los de abajo” en la sociedad francesa. Que
todavía está por ver si conseguirán llevar la movilización a las periferias. El
movimiento tampoco es tan masivo como lo han sido otras tomas públicas de las
plazas. Los tiempos de la movilización, además, parecen marcarlos más los
actores previamente existentes, como sindicatos y colectivos de izquierda.
A nivel externo, parece francamente imposible que la gobernanza
neoliberal cambie su estrategia de disciplinamiento laboral en un país que ya
ha puesto la velocidad de crucero hacia su nuevo paradigma social. Sin embargo,
es inevitable recordar la reflexión que hacía Gramsci sobre la Revolución Fran cesa.
El sardo explicaba que no se ganó con el asalto a la Bastilla, sino que se
había empezado a ganar 30 años antes, con la Ilustración y la Enciclopedia.
Las personas que participan en el movimiento han convertido la
plaza de la República en un ágora polivalente donde se pueden encontrar proyecciones,
arte en muy variadas formas, bibliotecas, comedores gratis y muchos stands en
apoyo a diferentes causas. A su alrededor es fácil ver reunida a alguna de las
80 comisiones y grupos de trabajo que se han creado, así como la cita diaria
con la asamblea general.
El 76 de marzo, 15 de mayo en el resto del mundo, la plaza
registra una asistencia espectacular. Desde la megafonía de la asamblea general
se pide que todo el mundo se siente. Como si fuera la ola en un estadio de
fútbol, a una señal, la gente empieza a levantarse y estalla en gritos de
alegría y aplausos. En los ojos de los participantes se nota la ilusión de
estar haciendo algo grande y se puede leer aquel microrrelato de Jean Cocteau:
“Lo consiguieron porque no sabían que era imposible”.
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article12137
No hay comentarios:
Publicar un comentario