México: Declaratoria
"Foro en Defensa del Maíz, otra vez"16 de mayo de 2016
"Seguiremos buscando formas propias para
enfrentar el caos y la devastación de la vida protegiendo nuestras semillas
nativas y nuestras relaciones comunitarias en el flujo de la emigración, en el
contexto de las debacles que ocasiona la crisis de la economía, y de los
variados escenarios de guerra abierta contra la vida campesina, manteniendo y
promoviendo nuestro propio Derecho e insistiendo en encontrarle un lugar a las
nuevas generaciones."
El 20 y 21 de abril de 2016 nos reunimos en Casa Xitla, Ciudad de México, diversas
comunidades y organizaciones sociales, indígenas, campesinas, de la sociedad
civil y centros de investigación independientes, que nos reconocemos en la Red
en Defensa el Maíz, para reflexionar sobre la urgente necesidad de profundizar
nuestra resistencia, y entender entre todos y todas lo que implican las
acciones y reflexiones que hemos mantenido desde el Primer Foro en Defensa del
Maíz llevado a cabo a principios de 2002.
Como entonces,
queremos insistir en que:
1. Defendemos
el maíz por ser el cultivo
que es el centro de toda la civilización mesoamericana milenaria, y no un
producto agrícola comercial o una materia prima para las industrias.
2. Defendemos
integralmente la vida de los pueblos y comunidades que durante milenios hemos conversado
con el maíz y lo han custodiado, al igual que el maíz se ha hecho cargo de los
pueblos. La conciencia del respeto por la vida que tenemos las comunidades, y
la responsabilidad para ayudar a que se cumplan los ciclos de la milpa, tiene
un carácter espiritual y sagrado: es la historia, la memoria, la identidad y el
cuidado de la vida de todos.
3. Defendemos
la milpa, el sistema agrícola diverso donde
conviven y se fortalecen, junto con el maíz como su eje, el frijol, la
calabaza, el chile, el chayote, los quelites, los jitomates y otras tantas
plantas y hierbas que son la base de la alimentación nacional.
4. Defendemos
el maíz porque México completo es centro de origen y diversificación de este cultivo, uno
de los tres cereales más importantes que sustentan a la humanidad.
5. Reiteramos
por lo tanto nuestro más total rechazo a los maíces transgénicos (y el otorgamiento de permisos para su
siembra experimental, piloto o comercial), así como la distribución,
almacenamiento y comercialización de todos los organismos genéticamente
modificados en cualquier parte del territorio nacional (y en el mundo).
6. Seguiremos
impidiendo que entren a nuestras regiones o a nuestras comunidades semillas
ajenas o de asistencia porque estamos empeñados en
mantener una moratoria de facto a la entrada de maíces transgénicos a nuestras
regiones. Eso ha impedido hasta ahora que la invasión transgénica se haya
generalizado. Como medida preventiva urgente seguiremos manteniendo la alerta
roja, poniendo toda la atención posible al desarrollo de nuestros cultivos en
la milpa, y no permitiremos que nadie de fuera (ni ONGs, ni empresas y mucho
menos el gobierno) venga a nuestras regiones a querer descontaminar. Sólo
nosotros decidiremos cómo hacerlo.
7. Revindicamos
también que la defensa del maíz pasa por seguirlo sembrando con las técnicas de
agricultura campesina tradicional y de agroecología contemporánea, y
sabemos que parte de la deshabilitación que nos han impuesto para que no sea
rentable nuestra actividad campesina es habernos acorralado al uso de
agrotóxicos porque éstos nos obligan a gastar dinero en comprarlos, devastan la
riqueza de los suelos, envenenan el agua, empobrecen y contaminan nuestros
alimentos y merman el sistema de diversidad que ayuda a los equilibrios propios
de una agricultura sustentable.
8. Reivindicamos
nuestro derecho ancestral a custodiar, guardar e intercambiar libremente
semillasnativas sin la imposición de mecanismo alguno de control estatal,
federal o empresarial (sea certificación, inventario, banco de semillas,
catálogo de variedades, patentes, denominaciones de origen o derechos de
obtentor o de propiedad).
9. Rechazamos
por tanto la imposición de la Ley de Semillas del 2007 y el llamado Convenio
UPOV-91, que vendrá como parte del paquete del Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica, porque imponen la privatización de las semillas y
legalizan la criminalización de la custodia e intercambio de semillas que hacen
las comunidades.
10. Seguiremos
pugnando por una soberanía alimentaria, es
decir una producción propia de alimentos libre y autónoma, desde el nivel más
local hasta el regional y nacional.
11. Sabiendo
lo difícil que es no aceptar los programas de gobierno que nos ofrecen, nos preocupa en extremo que los
programas de gobierno sean un factor de división profunda en las comunidades,
que promuevan una economía de mercado y una cultura del registro, la
certificación, las normatividades y la obediencia a las instituciones, por
impulsar visiones ajenas a las comunidades y menospreciar o de plano prohibir
las estrategias más antiguas de las familias campesinas. Los programas de
gobierno también imponen sus reglas de operación que ponen a trabajar de más a
la gente y le quitan incluso tiempo en ir y venir a los lejanos trámites y la
recepción de los apoyos.
12. Reafirmamos
entonces que defender el maíz en México pasa necesariamente por el respeto a la
libre determinación y autonomía de las comunidades y pueblos indígenas y campesinos, y el respeto a nuestros territorios,
amenazados por proyectos extractivos e hidroeléctricos y fractura hidráulica,
por proyectos carreteros, de servicios ambientales, privatización de los mantos
de agua; territorios amenazados también por la industrialización y urbanización
salvaje y por la política ambiental oficial de conservación sin gente.
13. Reivindicamos
el modo colectivo de nuestros pueblos y comunidades porque la defensa de la
milpa y la solución de los problemas sólo puede realizarse entre quienes
vivimos las situaciones. Así,
insistimos en defender las estructuras de participación y colaboración, de
ayuda mutua y trabajo colectivo (guetza, tequio, mano vuelta), y de reflexión y
decisión conjunta como son las asambleas.
14. Reivindicamos
y defenderemos el carácter colectivo de nuestra propiedad social — ejidos y
comunidades— y no
permitiremos la individualización, privatización ni expropiación de nuestros
territorios en aras de los proyectos agroindustriales ni extractivos de las
corporaciones.
15. Insistimos
en que cualquier proyecto público o privado, programa, política pública
nacional o internacional que
pretendan realizar en nuestros territorios o que vaya a tener efecto sobre los
mismos, deberá contar con nuestro consentimiento, previo, libre e informado, lo
que significa que cualquier instancia debe avisarnos e informarnos de sus
pretensiones antes de siquiera proyectar sus acciones para que nosotros podamos
aprobarlo o rechazarlo en tiempo y forma.
16. Por
tanto rechazamos el modo amañado y automático en que pretenden utilizar la
consulta como un mero modo de
legitimar sus proyectos una vez cumplidos requisitos que se volvieron
burocracia y no voluntad de incluir nuestra participación. Cualquier consulta,
en todo caso debería ser vinculante, es decir, tener efectos reales.
17. Apoyamos
los amparos para la suspensión de la siembra de soya transgénica demandados por las comunidades y
organizaciones de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, puesto que la soya (y en
especial la soya transgénica) amenaza la vida, la agricultura y la economía
campesina de los pueblos mayas, permite el acaparamiento de tierras y expulsa
poblaciones, contamina el ambiente al estar asociada al aumento de uso de
agrotóxicos, atenta contra la apicultura, actividad ancestral de la que
dependen miles de familias, pone en peligro a colonias enteras de abejas y a
los ecosistemas de la Península.
18. Afirmamos que siendo todo México centro de
origen y diversidad del maíz, es imperativo demandarle al Convenio de
Diversidad Biológica (CDB) de la ONU —que tendrá su 13ª.
Conferencia de las partes (COP 13) en Cancún, México, en diciembre 2016—, que
se prohíba la siembra de maíz transgénico en toda Mesoamérica por ser un riesgo
inaceptable a la biodiversidad y a la soberanía alimentaria en todo el mundo.
Igualmente nos manifestamos contra la potencial violación de moratoria contra
las semillas suicidas “Terminator” que existe en el CDB.
19. Nos pronunciamos contra los intentos de
privatizar y convertir en mercancía las funciones de la naturaleza, como lo están haciendo los mercados de
carbono y las “compensaciones” de biodiversidad, los programas REDD+ y similares.
20. Llamamos a oponernos a la presencia en el
país de las transnacionales de agrotóxicos y semillas que controlan la totalidad de semillas transgénicas y una
gran parte de las semillas comerciales y agrotóxicos en todo el mundo.
Denunciamos que estas corporaciones (Monsanto, Syngenta, DuPont-Pioneer, Dow,
Bayer, Basf) se están fusionando, de tal manera que quedarán sólo tres
megaempresas con un peso aún mayor sobre los gobiernos y países para imponer
políticas a su favor, lo que aumentará el uso de agrotóxicos, semillas
industriales y transgénicos.
21. Nos preocupa que la reciente sentencia en
el proceso de la demanda colectiva contra el maíz transgénico abrió la
posibilidad de siembras experimentales y piloto de maíz transgénico. Aunque la sentencia mantiene la
suspensión de la siembra comercial de maíz transgénico en México, alertamos a
todas las comunidades que las siembras piloto —que pueden ser de gran escala y
venderse comercialmente— abren la posibilidad de una contaminación masiva de
nuestras variedades nativas.
22. Denunciamos
a científicos y científicas de México y el extranjero que laboran en instituciones
educativas y de investigación públicas, pero que al mismo tiempo colaboran o
asesoran a empresas transnacionales productoras de semillas transgénicas y de
agrotóxicos en un evidente conflicto de interés y que persiguen el beneficio
propio a costa de la contaminación y despojo de recursos, biodiversidad y
ecosistemas que son un bien común, de las actuales y las futuras generaciones.
23. Reiteramos que es central para el
cuidado y la defensa del maíz y la soberanía alimentaria que se defienda el
territorio de todas nuestras
comunidades en todo el país contra los devastadores megaproyectos de despojo,
expropiación y acaparamiento de tierras, montes y aguas; por lo que exigimos al
Estado Mexicano que reconozca y respete tales territorios y frene totalmente el
despojo de estos bienes comunes.
* * *
Seguiremos buscando formas propias para
enfrentar el caos y la devastación de la vida protegiendo nuestras semillas
nativas y nuestras relaciones comunitarias en el flujo de la emigración, en el
contexto de las debacles que ocasiona la crisis de la economía, y de los
variados escenarios de guerra abierta contra la vida campesina, manteniendo y
promoviendo nuestro propio Derecho e insistiendo en encontrarle un lugar a las
nuevas generaciones.
El quehacer de los campesinos tiene
importancia crucial para el futuro de las personas y el planeta. El sentido de
sus saberes y procedimientos rebasa el ámbito comunitario y de la milpa al
punto de ser una de las claves que pueden evitar el suicidio de la humanidad,
pues somos los pueblos originarios y las comunidades campesinas quienes aún
mantenemos una conversación permanente, racional y emotiva, plena de saberes y
siempre cuidadosa, con la naturaleza.
Comunidades. Edomex: Comunidad de Atlapulco. Jalisco: José Paredes Solorio, de la comunidad
de Mezcala. Comunidad ejidal de San Isidro, municipio de San Gabriel. Michoacán: Salvador Torres de la Comunidad de
Cherán. Oaxaca: Luna Marán de la comunidad de
Guelatao. Comisariado de Bienes Comunales de Santiago Yosondua, Representante
de la comunidad agraria e indígena de Buenavista, Santiago Yosondua, Tlaxiaco.
Comisariado de San Juan Petlapa, Choapam. Comisariado de Bienes Comunales de
Nativitas Coatlan, Tehuantepec. Veracruz: Alejandra Jiménez de la comunidad de
Papantla. Jesús Fernando Bonilla, Alejandro Pérez Fernando, Jesús Reyes López,
Guillermo Tomás Antonio, comunidad de Pericón. Quirino Bazán Manuel, Máximo de la Cruz Santiago Secundino
Mérida de la comunidad de Pie de la Cuesta. Organizaciones: Distrito Federal: Itzam Pineda y Yuriria Juárez de la UACM. Raymundo Espinosa
Hernández, abogado de la ANAA, la RDM y Educe. Guillermo Andrade Turner,
Jóvenes Ante la
Emergencia Nacional. José Leonel Flores Téllez. Carnaval del
Maíz. Chiapas: Desmi. Edomex: Agustín Bernardo Arieta Morán de
Asociación de Productores de Maíz “Coronel Isabel Linares García”/ Santiago
Tlacotepec. Guerrero: Nicéfora Olivera, colaboradora de GEA
AC. Jalisco: Colectivo
Huautli, Colectivo por la
Autonomía. Oaxaca : Manuel López Alavez, colaborador
de GEA AC. ORAB. Educa, Unitierra. Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo
en Oaxaca. Servicios del
Pueblo Mixe AC. Tequio
Jurídico. Puebla:
Miguel Ángel Damián Huato. CESDER.Quintana Roo: Educación, Cultura y
Ecología AC (Educe), Colectivo Much´ Kanan Iínaj. Veracruz:Unión Campesina
Zapatista-Comité de Defensa Campesina (UCZ-CDC), Comité de Derechos Humanos de la Sierra Norte de
Veracruz. Yucatán: Indignación, Escuela de Agricultura
Ecológica U Yits Ka´an.Nacionales: Red en Defensa del Maíz, Asamblea
Nacional de Afectados Ambientales, Jóvenes Ante la Emergencia Nacional ,
Vía Campesina, Ceccam, Casifop, Grupo ETC, doctoras Elena Álvarez-Buylla, Alma
Piñeyro, y doctores Alejandro Espinosa (coordinador), Antonio Turrent, Eckart
Boege, Narciso Barrera, Takeo Ángel Kato, Fernando Castillo, Carlos H. Ávila
Bello y Emmanuel González del Programa de Agricultura y Alimentación de la
Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS), GRAIN.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Mexico_Declaratoria_Foro_en_Defensa_del_Maiz_otra_vez
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