Oaxaca: agravios,
despojos y resistencias
18 de enero de 2016
18 de enero de 2016
"Los planes de
inversión privada y por consiguiente de despojo hacia pueblos y comunidades es
aberrante; tan sólo en el caso de generación de energía eléctrica y extracción
de minerales, se tienen planeadas la instalación de aproximadamente 60 presas
hidroeléctricas y 40 proyectos mineros."
Por Neftalí Reyes Méndez / EDUCA
El 2006 fue el año de
la síntesis de los movimientos sociales en Oaxaca, no sólo por la presencia,
protagonismo y nivel de articulación que logró generar la Asamblea Popular
de los Pueblos de Oaxaca (APPO), sino también por la diversidad de movimientos
de defensa territorial que germinaron y se multiplicaron después de esa fecha
en prácticamente todas las regiones del estado de Oaxaca.
Y no es para menos, ya
que los planes de inversión privada y por consiguiente de despojo hacia pueblos
y comunidades es aberrante, tan sólo en el caso de generación de energía
eléctrica y extracción de minerales, se tienen planeadas la instalación de
aproximadamente 60 presas hidroeléctricas y 40 proyectos mineros.
Los pueblos indígenas, campesinos y rurales de
Oaxaca fueron sabios al momento de prever las afectaciones que dichos proyectos
producirían en sus territorios, además de la destrucción del medio ambiente,
producirían una herida profunda al tejido social comunitario, reconfigurado a
partir de sus luchas históricas regionales; en este sentido pueblos y
comunidades de Oaxaca, además de organizar una diversidad de propuestas,
apuestas y estrategias de defensa, mantienen como eje principal la construcción
de autonomía, concibiendo procesos diversos de convivencia con el territorio,
con los otros y con ellos mismos.
Un ejemplo de ello, es
el Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río Verde (COPUDEVER) en la
costa de Oaxaca, quienes desde 2006 han fortalecido su organización regional
comunitaria. Integrado por comunidades Mixtecas, Chatinas y
Negro-Afrodescendientes, el COPUDEVER ha reflexionado sobre la importancia del
Río Verde para la reproducción de su vida, lejos del discurso oficial de
gobiernos priístas, donde aseguraron que la primer piedra de una presa
hidroeléctrica se colocaría en 2010, han resistido al proyecto durante 9 años,
para ellas y ellos, el Río Verde es la madre de sus aguas, el ser que une y que
proporciona identidad, desde las comunidades que siembran en la parte alta,
hasta las comunidades pesqueras en el encuentro del río con el océano pacífico.
No obstante, junto con
las pretensiones de algunos gobiernos locales, estatal y federal por construir
dicho proyecto, en la región de la costa se encuentran planeados 13 proyectos
más con características similares.
Es importante señalar
que en esta misma región han existido luchas previas, tal es el caso de la
comunidad de San Lucas Atoyaquillo, quiénes en una mega caravana (casi toda la
comunidad) se trasladaron hacia la ciudad de Oaxaca para exigir el cese a la
violencia, de igual forma en este mismo municipio la lucha contra gobiernos
locales caciquiles fue ejemplar en los años 90´s.
En relación a la
construcción de presas hidroeléctricas, también se encuentran las comunidades
Mazatecas y Chinantecas de la región del Papaloapan, quienes sufrieron el
desplazamiento forzoso de más de veinte seis mil personas por la construcción
de la presa Cerro
de Oro en los años 80´s. Actualmente se encuentran amenazadas las comunidades
de San Felipe Usila, San Juan Lalana, Santiago Jocotepec y Tuxtepec por la
construcción de “mini” presas hidroeléctricas. Cabe mencionar que la comunidad
de San Felipe Usila ha rechazado cualquier pretensión de empresas y autoridades
para entrar a su territorio, ellas y ellos son testigos presenciales de los
graves impactos que produjo la
presa Cerro de Oro.
De igual forma encontramos las luchas de los
80´s de los pueblos Zapotecos de la Sierra Norte contra las fábricas de papel,
quienes a través de una organización impresionante, expulsaron a dichas
fábricas para retomar el control sobre sus bienes comunes, sus autoridades y su
vida comunitaria. A partir de este momento surgió en las comunidades un proceso
de cuidado del medio ambiente, de los bosques y los ríos.
Actualmente esta lucha
ha sido una semilla importante para la resistencia contra proyectos mineros,
principalmente por la experiencia de defensa de Capulálpam de Méndez, quienes
han detenido los trabajos de exploración y explotación minera llevados a cabo
por las empresas Sundance Minerals y Natividad y Anexas, en noviembre del año
pasado la comunidad celebró 10 años de resistencia contra el proyecto minero.
Para lograr esto, se movilizaron en la ciudad de Oaxaca, impulsaron actividades
regionales y eventos de análisis y reflexión a nivel nacional y mesoamericano,
fortalecieron su asamblea comunitaria y generaron propuestas alternativas para
mejorar la vida de la
comunidad. Sin embargo la amenaza de la concesión minera
continúa en la comunidad.
Este es el mismo caso
de la comunidad
Zapoteca de Magdalena Teitipac, ubicada en los Valles
Centrales de Oaxaca. Desde 2009 la empresa minera Plata Real ingresó a la
comunidad a base de engaños y presiones, tres años después los impactos generados
por las actividades de exploración provocaron la organización y determinación
del pueblo para expulsarlos.
Actualmente el
proyecto se encuentra detenido, sin embargo la empresa minera Plata Real no se
ha hecho responsable por los daños producidos al medio ambiente y tejido social
de la comunidad, además de las averiguaciones previas y órdenes de aprehensión
emitidas contra defensoras y defensores comunitarios. Esto evidencia la
colusión existente entre los intereses económicos privados y las autoridades
estatales y federales, quienes tienen el encargo de “respetar y proteger los
derechos de las comunidades”.
A parte de expulsar a
la empresa minera en 2013, la comunidad declaró su territorio como “prohibido
para la minería”, conformó su Consejo de Ancianos, el Comité para la Defensa de
Integridad Territorial y Cultural de Magdalena Teitipac, así como su radio
comunitaria Teiti Radio-Lova Dani.
Igualmente en los
Valles Centrales, se encuentran las comunidades campesinas de Ejutla, quienes
se dedican principalmente al cultivo de tomate, es importante señalar que esta
región es una de las más productivas del estado de Oaxaca y proporcionan
alimentos para una gran cantidad de comunidades, incluida la ciudad de Oaxaca.
Ellas y ellos tienen
concesionado el 90% de su territorio a empresas mineras. A finales de 2015,
dichas comunidades declararon su territorio como prohibido para la minería,
además denunciaron que recibían presión por parte de las autoridades, ya que la empresa Fortuna Silver
Mines planea la expansión del proyecto “San José”, a partir de la explotación
de una veta de plata y oro denominada “Trinidad Norte”.
Es, en este mismo
proyecto (San José), donde se han desencadenado una serie de agresiones contra
ciudadanas y ciudadanos del municipio del mismo nombre. La empresa minera
Fortuna Silver Mines, a través de su filial Cuzcatlán, invadió la comunidad sin
su consentimiento, provocando un conflicto interno que ha llegado a escalas
extraordinarias, tan sólo en 2012, fueron asesinados dos defensores comunitarios,
Bernardo Méndez y Bernardo Vásquez, y heridas por armas de fuego ocho personas
más.
La Coordinadora de
Pueblos Unidos del Valle de Ocotlán (CPUVO), denunció desde 2006 que la empresa
minera produciría un impacto negativo en su ambiente, su tejido social y su
relación con las comunidades vecinas. Lejos de atender dichas demandas, las
autoridades municipales, estatales y federales, han otorgado todos los permisos
necesarios para hacer “legal” el trabajo de la empresa minera y permitir su
expansión a la región de Ejutla. En voz de la CPUVO, el proyecto minero de
plata y oro “San José” es legal y a la vez es criminal, ya que la empresa no se
ha responsabilizado por la grave problemática generada en la comunidad.
Entre las resistencias
ejemplares, también se encuentran las comunidades Ikoojts y Binnizá del Istmo
de Tehuantepec, principalmente San Dionisio del Mar y Juchitan. Donde la
pretensión de los intereses privados se centra en la instalación de un
“corredor eléctrico sustentable” a partir de la instalación de proyectos de
energía eólica, con financiamiento del Banco Mundial, el BID y empresas
europeas entre los más importantes. La respuesta a la embestida extractivista
ha sido sorprendente, ya que en 2013 la comunidad de San Dionisio del Mar logró
la expulsión de Mareña Renovables; por su parte Juchitan a finales de 2015
logró la suspensión de manera definitiva de la construcción de un parque eólico
impulsado por Energía Eólica del Sur.
En Oaxaca, las
comunidades, movimientos y organizaciones conocen las estrategias de caciques,
grupos de poder, autoridades locales, estatales y federales, además de las
empresas para despojarles de lo propio, de la vida en su conjunto, de sus
formas de organización política, económica y cultural, desde siglos pasados hemos
sido testigos de esta situación, y en la historia actual, el recrudecimiento de
dicho despojo a partir del saqueo desmesurado de los bienes comunes.
Para el estado de
Oaxaca, la reivindicación y construcción de las autonomías no es un tema
emergente, ésta se ha nutrido de las prácticas comunitarias de resistencia:
contra caciques, grupos de choque, paramilitares, empresas y el mismo gobierno,
esto se expresa en una multiplicidad de demandas, algunas históricas,
fortalecidas también por diversos movimientos estudiantiles, sindicales,
magisteriales, indígenas, populares, civiles, entre los más importantes.
Junto con la gran
riqueza en términos de diversidad biológica, geográfica, política, cultural y
social, detentada por 15 pueblos indígenas y el pueblo negro afromexicano,
donde el 80% del territorio es colectivo y 418 de los 570 municipios se rigen
por sus propios sistemas normativos internos, también se encuentra la riqueza
de la resistencia, de luchas históricas, de emancipación contra lo impuesto, contra
el saqueo, la destrucción, la
usurpación. En palabras más categóricas, en contra el
despojo.
Desde los gritos de
repudio contra los gobernadores Manuel Mayoral Heredia por la masacre de
campesinos en los años 50´s, Manuel Zárate Aquino en los 70´s quienes en esas
mismas décadas cayeron respectivamente por la presión social ejercida, las
luchas de los 80´s de los pueblos zapotecos de la Sierra Norte contra
las fábricas de papel, el desplazamiento forzoso de más de veinte seis mil
mazatecos y chinantecos por la construcción de la presa Cerro de Oro, la
organización de comunidades Chinantecas para derrocar a los caciques de dicha
región, el reconocimiento de los Sistemas Normativos Internos en los 90´s, la
conformación de la APPO en el nuevo milenio, hasta la defensa de los ríos en la
Costa y el Papaloapan, los minerales en los Valles Centrales, Mixteca, Istmo,
Sierra Sur y Sierra Norte, el viento en la región del Istmo, el maíz nativo en
prácticamente todas las regiones, hasta la defensa de los espacios radioeléctricos
y la conformación de medios de
comunicación propios.
Toda esta riqueza se
encuentra contenida en la organización comunitaria, en la diversidad cultural,
en las asambleas, en la construcción de la esperanza; recordando a una mujer
defensora del territorio en los Valles Centrales: “Queremos seguir siendo lo
que somos y vivir como vivimos”.
*Área de Derechos
Territoriales
Servicios para una Educación Alternativa A.C. EDUCA
DesinformémonosServicios para una Educación Alternativa A.C. EDUCA
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Oaxaca_agravios_despojos_y_resistencias
No hay comentarios:
Publicar un comentario