El INTA señala que los
plaguicidas quedan en el suelo hasta seis meses
Una permanencia
peligrosa
18 de enero de 2016
Por Darío Aranda (Página 12)
Un riguroso estudio científico publicado por el INTA a fin de 2015
indica que los plaguicidas más utilizados en Argentina permanecen en el suelo
entre cuatro días y seis meses. El uso intensivo de herbicidas, sostiene, no se
refleja en mayor rendimiento.
Investigadores del Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA), espacio de referencia del sector, confirmaron
que los agroquímicos permanecen durante meses en el suelo y afectan cursos de
agua, cuestionan que Argentina es el país con más uso de químicos y menos
“eficiente” en la producción de granos, alertaron que se está explotando el
suelo hasta “agotarlo”, afirman que se favorece principalmente a las grandes
empresas y llaman a impulsar otra forma de producción. “El principal objetivo
del modelo actual es maximizar la renta con una mirada de corto plazo, poniendo
en situación crítica al sistema agroalimentario”, alertaron los investigadores
del INTA.
“Los plaguicidas agregados al suelo y su
destino en el ambiente”, es el título del libro publicado por el INTA en
diciembre pasado. Firmado por seis investigadores de trayectoria en la
institución (del INTA Balcarce, Famaillá y Reconquista), Virginia Aparicio,
Eduardo De Gerónimo, Keren Hernández Guijarro, Débora Pérez, Rocío Portocarrero
y Claudia Vidal.
El INTA, creado en 1956, es el espacio de
referencia del agro argentino y, desde la década del 90, tuvo como política
macro impulsar el modelo transgénico con uso masivo de agroquímicos. La
reciente investigación va en otra dirección, toma como base argumental 142
publicaciones científicas y recopila tres jornadas de capacitación que realizó
la institución en 2015. “El actual modelo de agricultura industrial o modelo
extractivo ha pretendido que la química (los plaguicidas) controle a la
biología, simplificando así la toma de decisiones. Sin embargo, dentro de este
modelo, no se ha tenido en cuenta que el uso excesivo de plaguicidas pone en
serio riesgo al recurso suelo”, afirman los investigadores.
El libro precisa quiénes ganan con el actual
modelo agropecuario: “La captación de ganancia por parte del productor
agropecuario es menor debido a que hay una transferencia de esa rentabilidad a
las empresas que producen y venden los paquetes tecnológicos de insumos. Sumado
a que las empresas que producen y venden plaguicidas son en su mayoría
multinacionales. Por lo que esa ganancia no queda dentro del país y contribuye
a una fuga de divisas al exterior”.
En base a datos de la FAO (organización de
Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura) afirma que, respecto de la
utilización de herbicidas por superficie arable, Argentina está en el segundo
lugar de mayor utilización de herbicidas por hectárea (luego de Chile). Y
desmiente una de las banderas argumentales del agronegocios: “Este uso
intensivo de herbicidas no se ve reflejado en un mayor rendimiento por hectárea
comparado con otros países (Argentina se ubica detrás de Estados Unidos,
Australia, Francia, Brasil y Chile, entre otros). Argentina es el país menos
eficiente en producir granos”.
La publicación es una iniciativa del Proyecto
Nacional de Suelo del INTA y contó con dos revisores, José Luis Costa y Adrián
Andriulo (investigadores e ingenieros agrónomos de INTA Balcarce y Pergamino).
Remarca que toda la base científica utilizada (más de 140 investigaciones) ha
sido publicada en revistas nacionales e internacionales, cumple con todos los
estándares del ámbito científico y aborda la detección de residuos de
plaguicidas, las consecuencias en el suelo y el impacto ambiental. El trabajo
del INTA hace un recorrido por los distintos químicos que se utilizan
(atrazina, 2,4-D, glifosato, entre otros) y concluye que se está afectando el
suelo hasta su “agotamiento”. En el apartado que aborda la necesidad de
legislar sobre contratos de arrendamientos remarca otra consecuencia del
modelo: “En muchos casos se pretende maximizar las ganancias actuando como
agentes desterritorializados, a costa del suelo y el ambiente”.
Un discurso instalado por los impulsores del
agronegocio es que los herbicidas (que matan las plantas no deseadas)
“desaparecen” cuando llegan al suelo. El libro del INTA afirma todo lo
contrario: el glifosato (el agroquímico más utilizado del país) persiste en el
suelo entre cuatro y 180 días, el 2,4-D y el clorpirifos hasta 120 días y la
atrazina hasta 115 días. Sobre este último, los investigadores cuestionan: “A
pesar de su prohibición en países de la Unión Europea , en
Argentina es el tercer herbicida más usado”.
En las consideraciones finales, alerta que “la
presencia de plaguicidas en distintas matrices ambientales indica un
agotamiento en la capacidad del suelo de funcionar como reactor (transformar,
filtrar, amortiguar y depurar sustancias)”. Y señala que, al perjudicar al
suelo, también se “estaría provocando impacto en el aire y el agua”.
Recuerda la vigencia del artículo 41 de la Constitución Nacional
y el principio precautorio (vigente en la Ley General del
Ambiente): “Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la ausencia de
información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar
las medidas eficaces para impedir la degradación del medio ambiente”.
La investigación del INTA propone reducir el
uso de agroquímicos, diversificar la producción, mejorar las condiciones de
vida de las familias rurales y establecer franjas de no aplicación de químicos.
También sostiene que es necesario que los ingenieros agrónomos “desarrollen un
espíritu crítico y compromiso social” para impulsar producciones sustentables y
solicita que los profesionales del sistema agropecuario tengan “una visión
amplia, integrando la parte ambiental, social y productiva”.
Riesgos de contaminación
El glifosato es el agroquímico más utilizado
en los campos de Argentina (65 por ciento del total, 182 millones de litros al
año). El libro del INTA explica que es constante el aumento en el uso de
venenos por la aparición de plantas resistentes. Entre los productos más
utilizados también figuran el 2,4D, atrazina, diclosulán, y clorpirifos, entre
otros. La investigación del INTA afirma que el glifosato es “una molécula muy
persistente en el suelo” y señala el “riesgo de contaminación de horizontes
profundos del suelo y de aguas subterráneas”. Confirma que se ha encontrado el
herbicida en diversos cursos de agua. Ejemplifica con la subcuenca del arroyo
Arrecife (norte de Buenos Aires). La investigación del INTA argumenta en línea
con los reclamos de poblaciones que son fumigadas: “La presencia de plaguicidas
en distintos compartimentos ambientales genera una preocupación genuina en la
sociedad”.
Fuente original: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-290536-2016-01-18.html
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=207921
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