Vanesa
Orieta: "No soy la misma
luego de haber encontrado a Luciano "
30 de enero de 2016
30 de enero de 2016
Esta no es una
entrevista por un par de motivos. El primero es matemático: no es una, son dos.
El segundo es que no fueron entrevistas, sino charlas. La diferencia
seguramente se percibe en el clima, la profundidad, la sensibilidad y los
cambios de estados de ánimo que sobrevuelan no solo las respuestas, también las
reflexiones propias, que en varias ocasiones ni siquiera son preguntas. Para la
primera de las charlas Vanesa nos recibió en su casa; en la segunda, visitó el
estudio de la AM750, para una emisión de Uno Nunca Sabe, del que Fernando
Tebele participa como columnista. En esa charla, se sumó Gustavo
Campana, quien conduce el programa. Vanesa recorrió la historia de la causa de Luciano Arruga. Se miró en un espejo que le devolvió
su propia imagen 7 años atrás. Apuntó al poder político, al judicial, a las
fuerzas de seguridad, y a los medios
de comunicación tradicionales. Pensó en voz alta cómo hace para sobrellevar el
dolor y convertirlo en algo positivo. Se entusiasmó convocando a la jornada del
próximo sábado. Vanesa nos abrió una pequeña puerta a esa intimidad tan
necesariamente preservada. A días de cumplirse el 7º aniversario de la
desaparición y muerte de Luciano ,
sus palabras quedan libres. Que muchos ojos las atrapen.
Por Fernando Tebele y Rosaura Barletta para La Retaguardia
-Fernando Tebele:
¿Qué significa este séptimo año para vos?
Vanesa Orieta: En este
séptimo año volvemos a recordar la muerte y la desaparición de Luciano . A medida que uno va teniendo una mayor
comprensión de lo que le tocó sufrir a mi hermano, un pibe de 16 años y en una
condición de vulnerabilidad bastante seria, la bronca también se agudiza y uno
tiene que buscar las formas para que eso no termine transformándose en algo que
enferma al cuerpo, la mente y el espíritu. Es un año en el que nos volvemos a
encontrar con otros familiares y eso a cada jornada se va acrecentando. No sólo
el número de los familiares que convocamos sino también los lazos que vamos
forjando, las necesidades que tenemos de encontrarnos en un espacio en común
para entender que esta problemática no nos tocó de casualidad.
* * *
¿Qué significa encontrar a un
ser querido después de casi 6 años? ¿Qué se atraviesa al enfrentarse a un
cuerpo con esa historia? ¿Qué son los restos de Luciano ?
Físicamente, ¿qué son? ¿Cómo se transita el duelo y el vacío de saber que no hay más, ni siquiera en el plano simbólico, una reivindicación de la aparición con vida?La familia
Arruga no sólo se enfrentó al logro indeclinable de haber
aparecido a un desaparecido, también tuvo que soportar descubrir la trama de
horror que había detrás y, sobre todo, configurar la búsqueda que se aborda
ahora. La búsqueda de la
verdad. Vanesa mirá hacia atrás.
Físicamente, ¿qué son? ¿Cómo se transita el duelo y el vacío de saber que no hay más, ni siquiera en el plano simbólico, una reivindicación de la aparición con vida?
“No soy la que empezó a caminar
hace 7 años, cuando tenía 25, pero tampoco soy la misma después de haber
encontrado a mi hermano. Reconocí a mi hermano después de 5 años y 8 meses.
Tomé la decisión de decir que quería ver qué me entregaban de mi hermano. Eso
también, psicológicamente, nos predispone para una lucha: no es lo mismo que
todos cumplan en tiempo y forma con lo que esta democracia les obliga, que
nosotros, los familiares, los hayamos arrastrado a entregarnos a Luciano después de 5 años y 8 meses con todo lo que
eso representa. También lo reconozco a través de sus golpes y sus detenciones.
Eso cambia definitivamente la fuerza de esta lucha, la fuerza que uno le pone,
y la vida de uno para siempre. Las cosas pasan a tener un valor de cosas. Todos
los días cuando uno se levanta hay que poder canalizar la bronca para que no
termine en más de lo mismo, que son episodios violentos que se reproducen a
diario para con nosotros. Analizando un poco la situación más personal porque
no hago terapia, más bien hago terapia conmigo y haciendo cosas que me hacen
bien, encuentro esto: que me fue muy positivo en todos estos años haber podido
procesar situaciones dolorosas para poder seguir adelante y demostrar una
enorme emoción a la hora de escuchar a un otro, a un hermano. Me parece que es
la medida justa para seguir con esto, que no te quiebres vos, con tu caso
personal, para seguir para adelante, y que puedas desgarrarte de dolor cuando
escuchás a una mamá que sufre. El desgarro que te provoca el dolor es lo que te
permite entender que hay que seguir adelante con la responsabilidad en la
palabra y en la acción, y el respeto y el entendimiento por ese familiar que
atraviesa una situación. Yo lo pude sentir.
-FT: ¿Cómo
conciliás el lugar emblemático que ocupa Luciano
con el hecho de que sea tu hermano?
VO: Todas las situaciones que
fui atravesando me obligaron a endurecerme con esta causa, con mi causa, con la
causa de mi hermano. Se activó naturalmente algo en mí que tuvo que ver con
tener la capacidad de poder ver y escuchar cantidad de situaciones que a otra
persona la hubiesen desbordado hace mucho tiempo. A mí no me desbordaron al
punto de paralizarme, sino que, bueno, mi cuerpo me acompañó de una forma que
fue lo más positivo para mí. Eso significa que me convertí en una persona muy
fuerte, lo que no quiere decir que no tenga una sensibilidad, no la demuestro
con mi caso personal. Ahora, es imposible que no se me haga esa papa en la
garganta, que no se me pongan los ojos rojos, estallados en llanto pero que no
largan una lágrima, cuando escucho a otro papá, a otra mamá, a un hermano o una
hermana, que lloran la muerte o la desaparición o el armado de la causa de un
familiar. Me fue muy positivo en todos estos años haber podido procesar
situaciones dolorosas para poder seguir adelante y demostrar una enorme emoción
a la hora de escuchar a un otro, a un hermano. Es la medida justa para seguir
con esto, que no te quiebres vos, con tu caso personal, para seguir para
adelante, y que puedas desgarrarte de dolor cuando escuchás a una mamá que
sufre. El desgarro que te provoca el dolor es lo que te permite entender que
hay que seguir adelante con la responsabilidad en la palabra y en la acción, y
el respeto y el entendimiento por ese familiar que atraviesa una situación. Yo
lo pude sentir. Dejé de ver a Luciano
como la única persona que me genera ese dolor ante la vida perdida, cualquier
carita que se me presenta en una foto, en una nota, es una carita muy familiar
para mí y me provoca esa emoción que tiene que ver con la tristeza de haber
perdido una vida muy importante para todos nosotros.
-FT: Mucha gente
pudo haberse quedado con la idea que intentaron instalar algunos medios luego de aquel 17 de octubre: que las
denuncias que ustedes hacían no eran del todo ciertas porque, al fin, Luciano había muerto atropellado por un auto en la avenida General Paz.
No sé si alguna vez hiciste el ejercicio de contarle a alguien que no fue
así...
VO: Lo hago siempre.
Sale siempre, con un vecino, por ejemplo. Mi paciencia es infinita, y muchas
veces tengo bronca. A uno le da bronca que alguien pregunte ingenuamente eso.
La única forma de poder seguir adelante en este camino es no escuchar lo que
empieza a aparecer en el alrededor. Lo que empezó a surgir, por ejemplo, los
primeros días posteriores a la aparición de Luciano ,
fueron este tipo de noticias que tenían que ver más con la cuestión ligada al
accidente de tránsito que a toda la historia que Luciano
venía atravesando anterior a la desaparición. Quienes
hablaron y pretendieron instalar la teoría del accidente pertenecían, algunos
periodistas a medios de comunicación
y algunos funcionarios ligados al poder político provincial: en primer lugar,
no son fiscales ni jueces, y si lo fueran, nosotros venimos denunciando a una
justicia que encubrió esta causa y que tiene que darnos muchas explicaciones
con relación al desarrollo de la investigación. Tienen
que escuchar, aquellos que salieron a afirmar la teoría del accidente, mi
relato. Yo fui la personita que con 25 años iba a ver a personajes ya
graduados, doctores, fiscales, jueces, que no atendían la palabra de la jovencita. Fui yo
la jovencita de 25 años que dejó tres escritos en mesa de entradas porque no me
atendía la fiscal, escritos en los que le pedía que me atendiera porque yo
necesitaba decirle algo importante. Luciano
venía siendo acosado, lo perseguía la policía. Esa negativa de atender a la familia
tuvo que ver con lo que vino después, que es una cadena de impunidad interminab
le.Luciano fue atropellado en la General Paz y estaba
en una zona inaccesible. Vivía a quince cuadras de ese lugar y no era un
estúpido que no conocía su barrio. Salía del barrio 12 de Octubre, caminaba por
la avenida Mosconi ,
cruzaba el puente para pasar a Capital y recorrer Emilio Castro. A ver, no
somos familias que no tienen una comprensión de cómo recorrer unas cuadras y
pasar por debajo de un puente para cruzar la General Paz. Luciano pasó por una zona
inaccesible, lo atropellaron, es real, pero yo quiero saber por qué. Quiero que
me lo aclaren, que me digan: ’Flaca, esto fue un accidente por esto, esto y
esto, porque la realidad es que no podemos demostrar otra cosa’. Ahora, si uno
lee las declaraciones es suficiente. Luciano
cruzó por ese lugar seguramente amenazado por alguien, hay un testigo que no
sólo está en mejor condición de la escena total de lo que pasó sino que aparte
detecta una patrulla de la Bonaerense al costado de la General Paz y a la
cual le hace señas para que venga y asista a Luciano .
Esa patrulla sigue camino sin volver. Si uno se pone a investigar la causa, se
da cuenta de que la mayoría de los patrulleros que esa noche estaban en
funcionamiento de las diferentes dependencias, no contaban con un sistema de
localización, por lo tanto no podemos saber los recorridos. Todo esto, lejos de
hacerle creer a la gente que esto es un accidente, debería hacerle creer que
existe la necesidad extrema de que esta causa sea tratada con un total respeto
y que sea investigada desde el principio al final teniendo en cuenta todas las
irregularidades que se cometieron y que nacen pura y exclusivamente del aparato
policial y judicial.
le.
Vanesa analiza el entramado que
desapareció forzadamente a Luciano .
No alcanza con un puñado de policías: el Estado entero tiene que responderles.
El encubrimiento no es sólo la manipulación de pruebas o la desaparición de
evidencia, es también el boicot sistemático a la denuncia. Ella
rearma la cadena, eslabón por eslabón, aunque luego haya que agregarle otros
con los datos que van a apareciendo, con la verdad que se acerca: “Esa cadena
demuestra claramente, en primer lugar, que no hubo una decisión de querer investigar
a la policía. Por
otro lado, sí existió la intención, y me hago cargo de lo que digo, de ponerle
una fuerte presión a la familia para que detuviera su lucha. Nuestros teléfonos
fueron pinchados, nos investigaron. Se metió la Brigada de Investigaciones de
San Justo en la casa de mi abuela a buscar un pibe autosecuestrado que
supuestamente pedía droga a cambio de su libertad. Todos estos personajes que
salieron a decir que se trataba de un accidente, si leyeran la causa, se darían
cuenta de que en muchos episodios existió la mano oscura de una policía
intentando ocultar. Esto te despierta una mínima sospecha. Sufrí la persecución
en carne propia a través de las amenazas. Y si mi hermano sufrió nada más que
un accidente, como decían estos periodistas y algunos políticos, entonces, ¿por
qué nos amenazaba la
Policía Bonaerense ? ¿Por qué carajo la Brigada de
Investigaciones se metió en nuestra casa y presionaba a mi vieja, a los amigos
de mi hermano y los amenazaban? ¿Por qué carajo la policía del destacamento de
Lomas del Mirador -que ya no tenía que seguir investigando la causa por orden
judicial porque la familia presionaba para que la justicia no le diera más esa
facultad- seguía investigando aún cuando le estaban diciendo que no lo hiciera
más? Nosotros somos esto, no somos nada de lo que nos quisieron inventar, somos
esto, salimos del número de dos o tres que le pusimos el pecho y que salimos a
pedir, simplemente, que la justicia investigara. No que nos investigara,
criminalizara y discriminara, como hicieron con Luciano
desde el primer momento".
Vanesa esta sentada frente a
una mesa, en la
cocina. Flexiona su pierna derecha y se abraza a ella. Tiene
los ojos húmedos, pero no llora. Más tarde no podrá evitarlo. Se enfurece cada
vez que la subestiman.
En su voz se reflejan miles de familiares padeciendo
exactamente lo mismo. La burocracia estatal siempre se dispone, antes que nada,
a poner en duda la
denuncia. Porque es una madre loca, porque es una hermana
narcotraficante, porque es un pibe chorro. Porque son pobres. Vanesa levanta la voz. Se indigna. Baja la
pierna; la apoya contra el piso y toma aire con tanta profundidad como las
cosas que dirá: “Yo no estaba diciendo una estupidez. No estaba hablando
estupideces porque iba a buscar a mi hermano a las comisarías. Iba a exigir que
me lo entregaran cuando se lo llevaban por averiguación de antecedentes, algo
que se puede hacer de otra forma sin tener que llevar al menor y hacerlo sufrir
dentro de una celda y diciéndole las barbaridades que le decían a mi hermano.
Por otro lado, era un pibe que venía siendo perseguido porque se había negado a
robar para la cana".
* * *
La desaparición forzada es un
delito de lesa humanidad. Así lo tipifica la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, que además establece que el Poder Ejecutivo Nacional tiene
la responsabilidad de poner a disposición todos los mecanismos para
esclarecerla. No prescribe, porque la acción se sigue cometiendo cada instante
en que la persona no está. Es un crimen siempre -siempre- perpetrado por el
Estado. Vanesa ofrece su propia definición. “Cuando la policía, la justicia,
los medios de comunicación, el poder
político, las diferentes instituciones de un Estado democrático, operan para
obstaculizar el derecho a la verdad de una familia, eso es una desaparición
forzada. Se mantiene y se prolonga en el tiempo porque todos esos actores lo
permiten, así como permiten la impunidad a la hora de no jugarse y contar todas
las cosas oscuras de esta causa y deciden el facilismo diciéndole a la gente, y
faltándole el respeto, que esta causa se trató de un accidente de tránsito.
Lo
encontramos por la lucha y la voluntad de los abogados que laburaron esta
causa, de los organismos, de las organizaciones y de todos los referentes que
decidieron apostar a que la verdad estaba en las palabras de la familia, no en
la mentira de los medios de
comunicación ni de algún sector de la justicia que todavía obstaculiza el
proceso de verdad y a los que les pedimos que se llamen al silencio y esperen
su jury de enjuiciamiento para saber si continúan en su cargo. Ojalá que tanto
el juez Banco, la
fiscal Celia Cejas y la fiscal Roxana Castelli
no trabajen más en el poder judicial. Hay pruebas de sobra para acreditar que
no están en condiciones de ejercer ese cargo porque hacen daño y porque han
obstaculizado rotundamente un proceso que tiene que ver con el derecho, no sólo
del pibe que no está, aunque sea el más importante, sino de la familia para dar
con ese cuerpo y saber una verdad que nos ha costado mucho”. (...) Leer
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