Del enemigo
interno a
las nuevas
amenazas
1 de agosto de
2018
“El 8 de julio de 2014, en una de las
reiteradas represiones a los trabajadores de Lear, Berni volvió a utilizar la
Gendarmería como manopla. (…) Este Rambo de opereta, que desciende en
helicóptero sobre las manifestaciones obreras, se jacta de ser el único ‘que
entra en chancletas al despacho presidencial’ . Por algo existe el Proyecto X
de la Gendarmería y un genocida como el General Milani es el Jefe del Ejército.
Los espías no son periodistas o simples chismosos: el Estado espía para poder
reprimir con eficacia”.
El párrafo corresponde al capítulo “La goma K ”, del último libro
de Miguel Bonasso. El periodista, cofundador de Página 12 en 1990, escribió
“Recuerdos de la muerte” en 1984. Allí se refería a los horrores ocurridos en
la ESMA y denunciaba cómo habían actuado los “grupo de tareas”, represores y
espías, en los años 70.
Hace muy pocos meses, a fines de 2014 publicó “Lo que no dije en
Recuerdos de la muerte”. En este libro vuelve sus pasos para denunciar cómo
sigue actuando el criptoestado, donde se mueven espías y asesinos.
En sus páginas, además del relato sobre el origen y las tareas de
los Stiuso y los Milani, se puede conocer parte de la pelea de los organismos
de derechos humanos, la izquierda y las organizaciones obreras y sociales que
denuncian y resisten a esos aparatos de represión y espionaje.
Desde La
Izquierda Diario nos acercamos a hablar con Miguel Bonasso,
sobre estos y otros temas de actualidad.
La crisis abierta con la muerte de Nisman puso
sobre el tapete el tema de los servicios de inteligencia. En el libro publicado
en noviembre le dedicás varios capítulos a los aparatos de espionaje, tomando
la definición de “criptoestado”.
Bonasso- Tomo diversos elementos que tienen
que ver con el espionaje a los actores sociales, cosa que ha denunciado por
ejemplo Myriam con respecto al Proyecto X de la Gendarmería. Al
decir “Lo que no dije en Recuerdo de la muerte” me refiero a todo lo que no
podía prever hace 30 años. Que viniera un ciclo de recuperación de la
democracia formal en la cual “informalmente” siguieran los mismos personajes
tenebrosos que habían hecho inteligencia militar, haciendo inteligencia en
tiempos civiles, haciendo inteligencia sobre políticos, actores sociales,
periodistas, magistrados..
En algunos casos con métodos francamente repulsivos. Como los del
hasta diciembre director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia
Antonio Stiuso, alias “Stiles” o “Stiler”. Un personaje que en un viejo libro
mío sobre Yabrán, Don Alfredo, había acusado de ser un “cineasta de las
tinieblas”, porque filmaba gente en situaciones comprometidas, actos sexuales,
por ejemplo un juez con una menor, y los había utilizado como elemento
extorsivo para sacar información y tener gente “agarrada”.
Stiuso actuó en sociedad, muchos años, con Raúl Martins, que
estaba refugiado en México y el fiscal Federico Delgado acá lo reclamaba por
una indagatoria. Se llama a sí mismo “el Yabrán de los prostíbulos” y es un
siniestro personaje de la
trata. Exagente de la SIDE también, exmiembro de la Triple A con la banda de
Aníbal Gordon, la banda más siniestra y delincuencial que no sólo asesinaba
opositores sino que además se dedicaba a robos y asaltos. Y como decía también
agente de la SIDE vinculado a Stiuso. Con él fueron armando, empezando con
departamentitos privados, llegaron a un burdel y así Martins llegó a ser
titular con testaferros de siete locales en Buenos Aires. Algunos están
funcionando. Allí, secretamente, filmaban a determinadas personas para
encapetarlas. Jueces, de todo. Recordarán el famoso escándalo de Oyarbide en
Spartacus. Es parte de la misma cadena. Al mismo tiempo es el tipo que armó la
vinculación con el Poder Judicial, muy estrecha, a través de la “Cadena de la Felicidad”,
sobornando jueces, fiscales, de la misma manera que sobornaban periodistas.
Stiuso fue uno de los cerebros de todo eso. Por eso llega hasta diciembre del
año pasado siendo el director de Operaciones de la SI.
¿Por qué se produce la crisis? Creo que algo tuvo que ver mi
libro, en la medida que reproduce muchas de estas denuncias contra Stiuso y su
socio. Tiene que ver con lo que el cientista italiano Norberto Bobbio llama el
“criptoestado”, el Estado que está en las sombras, como falla central de todo
lo que podríamos llamar “modelo occidental de democracia”. Un agujero donde se
mueven resortes de poder absolutamente desconocidos. A mayor secreto mayor
poder para actuar de las oligarquías que actúan en las sombras. El poder
económico por ejemplo. Y a mayor transparencia, mayor apertura, mayor
vigilancia pública. Esta democracia, construída a partir de la derrota que se
inflingieron los militares en Malvinas, tiene como deuda fundamental haber
mantenido a lo que llamamos el “criptoestado” durante estos treinta años. En
eso todos los gobiernos tienen culpa. Algunos más.
En la época de Carlos Saúl (Menem, NdR), el Jefe de la SIDE (Juan
Bautista) Yofre, introdujo varios militares represores, que no estaban en la SIDE. Los puso. Había
habido una pequeñísima purga por parte de los radicales y habían sacado algunos
represores en el gobierno de Alfonsín. Llega Yofre, la SIDE menemista, y pone
al General Carlos Martínez, que había sido jefe de la SIDE y jefe del Batallón
601 de Inteligencia del Ejército, nada más ni nada menos. Un hombre que no pudo
ser condenado a cadena perpetua porque murió de “muerte natural” el año pasado,
después de haber estado mucho tiempo sin que lo toque la Justicia.
Bregman- Cuando allanaron la casa de Martínez
recuerdo que encontraron muchísima información, carpetas y archivos que él
mismo guardaba en su domicilio.
Bonasso- Cierto. Martínez era un hombre
claramente vinculado a la contrainsurgencia gringa, alumno de la Escuela de las
Américas, agregado militar ante la Junta Interamericana
de Defensa en Washington. Esto para quienes dicen que la SIDE no tiene vínculos
con la CIA, estrechos, y no sólo con la CIA sino también con la DIA, la agencia
militar norteamericana de inteligencia.
- Ese aparato de espionaje, en esta década, ha
seguido funcionando con sus propias “reglas”…
Bonasso- Se da un hecho inusitado en el marco
de una guerra entre espías. La SIDE tiene varias bandas sueltas, e individuos,
con diversos intereses. Que se han ido agregando, entre esos 2000 agentes de
planta y los “inorgánicos”, ya que fueron nombrados en distintas etapas.
Durante la dictadura militar, el alfonsinismo, hasta llegar al kirchnerismo.
Había dos bandas principales: la del director de Operaciones Stiuso y la de Fernando Pocino ,
director de Reunión Interior, muy vinculado a Nilda Garré. Pocino también está
vinculado al tema trata, con otros lenocinios, pero aparece como “el
demócrata”, porque es de formación radical, que como sabemos no es ninguna
garantía (risas). Y Pocino se vincula muy astutamente a la inteligencia
militar, que se desarrolla, comienza a crecer de forma vertiginosa, con la
asunción de Garré en Defensa, que ha sido presentada incorrectamente por
algunos organismos de derechos humanos como una gestión “civilizadora” y que,
por el contrario, creo que inicia una de las mayores regresiones que ha tenido
este gobierno, que es entregarle a la inteligencia militar el espionaje
interno. Incluso, lo ha dicho el jefe de Gabinete Capitanich, no yo, la
inteligencia criminal. No puede hacer ni inteligencia criminal interna, ni
muchísimo menos espionaje político y sobre los actores sociales: eso está
expresamente vedado al Ejército. Hubo un corpus de leyes al comienzo de la
democracia, que tienen defectos pero son consonantes con los acuerdos de
derechos humanos que firmó Argentina en su momento y marcan una “voluntad” de
alejarse de los preceptos de la Doctrina de Seguridad Nacional. La Ley de
Inteligencia forma parte de ese “corpus”, que ahora se reforma. Establece que
los militares no pueden actuar ni como policía interna ni en “espionaje
político”. Bueno, esto se está violando. El Presupuesto de Inteligencia del
Ejército, de $500 millones, comparado con el de la SI que se supone que
concentra la mayor cantidad de operaciones, que tiene $800 y pico de millones…
Comienza a haber una desmesura. ¿Y qué significa eso?
Si a esto le sumamos que los antecedentes del general César Santos
Gerardo del Corazón de Jesús Milani no son precisamente santos, sino que
aparece vinculado al terrorismo de Estado en La Rioja y Tucumán, a la
desaparición de su propia gente como el soldado Alberto Ledo y a otros hechos
delictivos, de crímenes de lesa humanidad, estamos en una situación muy grave.
Una situación que solo ha sido posible con el silencio cómplice de algunos
organismos de derechos humanos comprados por el gobierno, sin dudas. Eso hay
que decirlo categóricamente. Hay un sector de organismos de derechos humanos
que han tenido una actitud digna, consecuente y combativa, como el CeProDH.
LID- Además de los fondos reservados vos decís
que, así como otras fuerzas de seguridad, los servicios obtienen fondos de lo
que llamamos el “gran delito”. Lo que sería una parte “en negro” que no se sabe
de dónde cobra y hay sectores que tienen relación con el gran delito.
Bonasso- Exacto, relaciones con el gran
delito.
Bregman- En la nueva ley de inteligencia una
de las atribuciones que le dejan a la nueva “SIDE”, a la AFI, es intervenir en
delitos complejos como narcotráfico. Creo que es el delito que menos
inteligencia necesita en la
Argentina. El tema de los desarmaderos, por ejemplo, que
están directamente ligados a piratas del asfalto, robos violentos, entraderas,
etc. No hay desarmaderos ocultos, los puede ver cualquiera que quiera ver. La
trata de personas tampoco es un negocio oculto. Pero siguen manteniendo esta
relación entre que es necesario un servicio secreto para descubrir el gran
delito. De hecho lo que hacen es legalizar esta relación, que viene existiendo
hace años. Está el caso del “Lauchón” Viale, un agente que reportaba a Stiuso y
fue acribillado por el Grupo Halcón de la Policía de la Provincia en un
“operativo antidrogas”.
Bonasso- Ahí tenés la respuesta. Teóricamente
el “Lauchón” estaba infiltrado en una organización narco y en realidad es
evidente que existe una competencia entre la Provincia de Buenos Aires y el
señor Stiuso y le matan a Viale por una cuestión territorial: “pum, te matamos
a uno de tus lugartenientes”.
Bregman- En la nueva ley éste es uno de los
elementos a analizar. Se vuelve a plantear que se necesita un servicio secreto
para el delito complejo cuando más bien lo que ha hecho es alimentarlo y
retroalimentarlo, generando estas mafias que se matan entre sí.
Bonasso- La muerte de un fiscal que iba a
denunciar a la Presidenta, en la víspera que se iba a presentar ante el
Congreso, en cualquier país significaría un escándalo. Además es muy grave
desde el punto de vista cultural y social, porque pone al pueblo ante el tema
de la violencia política de mala manera, que hay un poder mafioso en las
sombras, que viene y te mata. A la luz de esto, ¿se puede reformar algo tan
difícil como es la inteligencia del país, en medio de una crisis? Se pueden
terminar agravando los problemas de espionaje.
Bregman- Nosotros consideramos que la SIDE,
por más que le cambien el nombre o algunas funciones, al estar ligada a tareas
de control social, lo que hace que la oposición tampoco se pueda sentar a
discutir en serio, es porque nadie quiere abordar a fondo para qué se necesita un
servicio secreto , en
defensa de qué intereses. Si no vas a fondo con qué intereses se quieren
defender. Por eso hay un debate muy superficial. Que diga el gobierno nacional
“porque tengo que mantener los intereses de la Barrick, de Pepsico, junto con
las papeleras…” De fondo está eso, aunque después hay un funcionamiento
paraestatal, estamos de acuerdo.
Bonasso- Totalmente de acuerdo. Yo te añadiría
una cosa. Yo he vivido buena parte de mi vida entre gobiernos militares y
gobiernos débiles presionados por militares. ¿Para qué servía la SIDE en
aquellos años? Si uno se presentaba para un puesto público, se pedía el informe
en la SIDE. O
sea que la SIDE era un organismo macartista, que te tenía fichado y determinada
si por tus particularidades políticas estabas capacitado para trabajar en el
Estado o no. En términos reales, era un organismo inquisitorial, y lo siguió
siendo.
Bregman- Se debería discutir eso, no solo
donde están los archivos. El famoso “análisis de medios públicos” se sigue
haciendo, lo hace por ejemplo Gendarmería, es leer los diarios y hacer recortes
de notas periodísticas, viendo las solicitadas, quién adhirió a tal causa, a
tal marcha.
Bonasso- Es el “gran hermano” que te vigila…
Entrevistaron: Myriam Bregman - Lucho Aguilar.
***
En la segunda parte de esta entrevista Bonasso habla de la
persecución que el Estado, utilizando a los servicios de inteligencia y a sus
fuerzas de armadas y de “seguridad”, realiza sobre las organizaciones obreras,
populares y la
izquierda. También analiza en particular el caso de
Alejandrina Barry, la hija de desparecidos (militante del CeProDH y del PTS)
que fue víctima de una operación conjunta entre los militares y la Editorial Atlántida ,
uno de los temas de su libro.
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Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/194449
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