Proyecto minero de Tía María de Perú
La ética rentista y
el espíritu del
extractivismo
29
de julio de 2019
Por Eduardo
Gudynas
(Rebelión) Esteban Mercatante
Tía María es un enorme proyecto de minería de cobre de
El politólogo Martín Tanaka, uno de los firmantes del “Acuerdo”, en twitter defendió ese Acuerdo ante una aguda crítica de Mirta Vázquez, una reconocida abogada que acompaña a líderes locales ante las empresas extractivas (3). Vázquez señaló que algunas ideas del Acuerdo eran “absurdas” pero Tanaka replicó que compartía el “espíritu” de la declaración.
El uso de esa palabra, “espíritu”, y en ese contexto, inmediatamente me recordó a Max Weber con su clásico “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, publicado en 1905. En esa obra, el sociólogo alemán retrataba el profundo cambio cultural de la pérdida de trascendencia que antes se buscaba en la religión, para ser suplantada por una moralidad impersonal e individualista. Perseguir el éxito económico, ganar dinero y más dinero, se volvió un fin en sí mismo que pasó a ser aceptado socialmente. Allí está el “espíritu” al que se refiere Weber, y que se lo adjudica al “capitalismo”, aunque su uso de esa palabra mejor correspondería a lo que hoy llamaríamos cultura o modernización.
Apelando a esa perspectiva, ¿cuál sería el “espíritu” del Acuerdo por el Desarrollo enfocado en Tía María? Para responder esto comencemos por precisar que aquella idea de “espíritu” no tiene un sentido religioso o metafísico, sino que sirve para entender los valores (ética) y los sentidos de los correcto e incorrecto en la sociedad (moral). Hoy estamos frente a extractivismos mineros y petroleros que tienen por detrás una ética y una moral. En ellos, la valoración económica reemplaza otros valores, y por ello ya no interesa ni importa si se “matan” o “amputan” a losapus, ya que se los ha despojado de cualquier trascendencia. El objetivo es lograr el éxito económico y captar la mayor proporción posible de renta económica. Esto no se esconde, sino que ahora goza de legitimidad moral. Lo moralmente correcto es ganarse los billetes como sea. Es más, la moral comenzó a actuar en sentido invertido ya que sería “inmoral” no aprovechar las riquezas minerales y petroleras del país, dicen empresarios, gobiernos y buena parte de la academia.
A mi modo de ver, el “Acuerdo por el Desarrollo – a propósito del proyecto Tía María”, está embebido en ese espíritu de la cultura capitalista o moderna aunque con algunas particularidades contemporáneas y criollas. Alrededor de cincuenta personas adhirieron al Acuerdo, y ciertamente hay variedad entre ellas, pero todos coincidieron en al menos dos cuestiones básicas: alentar la minería y no advertir que lo que proponen es imposible. Para decirlo con más precisión: el punto de partida del Acuerdo son unas metas incompatibles entre sí.
Es como si los que lo firmaron no hubiesen analizado con rigurosidad lo que allí estaba escrito. Esas incongruencias se disimulan por el llamado una y otra vez al “desarrollo”, y en ello reaparece otro aspecto del “espíritu” del documento: invocar una difusa idea del desarrollo como justificación de una moral para que algunos se beneficien mientras se daña a otros y al ambiente.
Me explico: el Acuerdo comienza postulando que es posible una minería, o sea un extractivismo, que atienda cuatro condiciones. Estas son cumplir con estándares globales, proteger el ambiente, dinamizar el desarrollo nacional y beneficiar a las poblaciones locales. Habría una minería, que ellos llaman “moderna” que debería cumplir los cuatro objetivos a la vez, todos al mismo tiempo.
Ante esto se debe señalar con toda claridad y énfasis que eso es imposible. No se pueden cumplir todas esas condiciones a
Para evaluar si es posible alcanzar las cuatro metas, comencemos por una de ellas. Pongamos por caso que un emprendimiento como Tía María realmente promueva el desarrollo nacional, dejando en suspenso que quieren decir los firmantes del Acuerdo con conceptos como “dinamizar” y “desarrollo”. Pero, si se implanta esa minera enseguida se incumple otra meta del Acuerdo, la de la protección ambiental. Es evidente que un megaproyecto como Tía María acarrea alteraciones ecológicas de tal magnitud que no es posible asegurar que allí hay una “protección” de
La discusión real es si se aceptarán o no, ese tipo de amputaciones ecológicas bajo el supuesto de un beneficio económico (entendido como ingresos de dinero por la exportación de materias primas). Es una falacia afirmar que se alcanzará a la vez una ventaja económica y una protección de
Algo similar ocurre con la meta de “estándares globales” que plantea el Acuerdo, ya que no existen requisitos internacionales acordados por ejemplo para lidiar con los impactos de
Los
extractivismos denominados de tercera generación, que corresponden a
actividades como la megaminería a cielo abierto o la explotación petrolera en
selvas tropicales, por sus impactos y las resistencias que generan, son
resistidos por comunidades locales sea en Perú como en todos los demás países
del continente. En todas ellas hay grupos locales que los consideran
perjudiciales. Esto hace que se viole otra de las metas de los firmantes del
Acuerdo, la que se refiere al “beneficio” de las comunidades locales. La
imposición de los emprendimientos, muchas veces por medio de la policía o la
criminalización muestra cristalinamente la facilidad con que se abandonan
objetivos de ese tipo.
Por todo esto, lo más
impactante con el texto de ese Acuerdo no es tanto que repita el mito de una
minería moderna que sería mejor y más provechosa, sino que sus firmantes ni
siquiera se dan cuenta que su planteo es contradictorio en sí mismo y por lo
tanto imposible. Si se cumplen una o dos de sus metas, inmediatamente se están
violando alguno de sus otros objetivos. El Acuerdo tiene un vicio de nacimiento
y es carecer de coherencia interna. Las referencias a los estándares globales o
la protección ambiental quedan convertidas en una retórica justificativa.Como hay una ceguera radical en advertir esto, el Acuerdo da unas curiosas vueltas basadas en recomendaciones, tales como impulsar programas de desarrollo de la agricultura, salud y educación, o crear un fondo de desarrollo. A tono con las clásicas defensas extractivistas, en el Acuerdo no hay pudor en concluir pidiéndole a las comunidades locales que dejen los “discursos polarizantes” y tomen a la minería como “una oportunidad de desarrollo”. Habría que ver si cuando una comunidad local reclama proteger el ambiente, una de las metas de los firmantes del Acuerdo, serán respaldados desde Lima como paladines de la justica ecológica o serán estigmatizados como actores atrapados en discursos polarizantes que impiden el desarrollo.
Por
esto concluyo que el contenido del Acuerdo sí tiene un espíritu, y siguiendo la
inspiración de Max Weber de hace más de un siglo atrás, me pregunto si no
estamos ante algo así como “La ética rentista y el espíritu del extractivismo”.
Si
por el contrario, el objetivo de los que firmaron el “Acuerdo por el
Desarrollo” es como indican, “evitar una confrontación con posibles
consecuencias lamentables”, deberían comenzar por sopesar que tal vez la
primera línea de su documento debería haber sido un llamado a detener todo ese
proceso.
Notas
1. Acuerdo por el Desarrollo – a propósito del
proyecto Tía María, El Comerio, disponible en:http://www.centrowinaq.com/noticias/acuerdo-por-el-desarrollo-proposito-del-proyecto-tia-maria
2. Aportes técnicos que cuestionan la
viabilidad del proyecto minero Tía María en Islay – Arequipa, M. del Castillo y
colaboradores, Red Muqui y Cooper Acción, Lima, 2015.
Pinto Herrera, H. Proyecto minero Tía María:
razones de la protesta. Investigaciones Sociales , UNMSM, 20
(36): 199-213.
3. ¿Acuerdo por el Desarrollo de Tía María?,
M. Vázquez, Noticias Ser, Perú,http://www.noticiasser.pe/opinion/acuerdo-por-el-desarrollo-de-tia-maria
4. Tía María y las observaciones que Southern
Copper tiene pendientes, J. Paucar Albino, La Mula, Lima, 18 julio 2019, https://redaccion.lamula.pe/2019/07/18/tia-maria-licencia-construccion-informe-resolucion-minem-southern-copper-observaciones/jorgepaucar/
E. Gudynas es investigador en el Centro Latino
Americano de Ecología Social (CLAES). Una primera versión de este artículo se
publicó en Noticias Ser de Perú. Seguimiento: twitter: @EGudynas
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=258762
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