La lucha por la
tierra en
la Venezuela actual
23 Junio, 2019
23 Junio, 2019
Eduardo Viloria
Daboín
I
El año 2018 fue, entre los recientes, el más duro para quienes en Venezuela luchan por la democratización dela tierra. Paradójicamente ,
se trata del año siguiente a la celebración del bicentenario del natalicio de
Ezequiel Zamora, líder histórico de la lucha por la tierra en nuestro país, a
quien el presidente Nicolás Maduro, reivindicó en Gaceta Oficial como “guía
indudable para la construcción de una sociedad más justa”. No en balde Zamora,
junto a Bolívar y Simón Rodríguez, forma la triada de las tres raíces del
bolivarianismo como proyecto.
I
El año 2018 fue, entre los recientes, el más duro para quienes en Venezuela luchan por la democratización de
Sin embargo,
desalojos violentos, violación a derechos humanos, dilación administrativa y
burocratismo, compromisos institucionales incumplidos, amenazas de grupos
armados, sicariato, fueron, en lo concreto, a lo que se enfrentaron los hombres
y mujeres que forman parte del movimiento campesino venezolano durante 2018.
La respuesta de
este movimiento ante tan compleja realidad fue dar la batalla, con
organización, formación, trabajo productivo, movilización y trabajo
comunicacional. Como contracara a esta combatividad, durante los conflictos, en
sus momentos más álgidos, cuando se denunciaron desalojos, amenazas e incluso
asesinatos de campesinos, los medios públicos, los medios de la revolución
bolivariana, que se supone deben ser voceros del sentir y clamor popular,
guardaron silencio.
También callaron
las autoridades, a todos los niveles: el ministro Castro Soteldo, el presidente
del Inti, Luis Soteldo, los demás ministros y ministras, las autoridades
policiales y de la FANB, alcaldes(as), gobernadores, autoridades públicas de
justicia y derechos humanos. Vale mencionar la excepción del fiscal Tarek
William Saab, que anunció él mismo la solicitud de captura contra Ricardo Mora,
aunque luego la cosa no haya pasado de allí.
Sin embargo, a pesar de esa pared de silencio, la lucha campesina,
con sus problemas y exigencias, logró trascender el cerco y convertirse en tema
de debate nacional. Para ello hizo falta audacia, articulación de fuerzas
campesinas, articulación de medios alternativos y periodistas clave,
sacrificio, organización y movilización.
Para lograr la ruptura de este cerco, fue clave el esfuerzo que se
hizo para denunciar y visibilizar la detención ilegal de 32 campesinos en El
Vigía, estado Mérida, entre quienes estaba una mujer, Angélica, con su hija
lactante de tres meses de edad. Finalmente, el caso llegó a oídos del
presidente Maduro y el atropello se conoció a nivel nacional, gracias al
pronunciamiento que el presidente hizo en cadena de radio y televisión,
condenando el hecho, exigiendo la liberación inmediata de las personas
detenidas, ordenando la investigación y castigo a los funcionarios responsables
del atropello y el avance expedito en los procesos de rescate de tierra en el
país. Además, prohibió expresamente los desalojos a campesinos y la reversión
de instrumentos agrarios entregados a campesinos por la revolución bolivariana.
A raíz de esta
alocución del presidente Maduro, se adelantaron algunas acciones y se logró
frenar la práctica de desalojos arbitrarios en las que se utilizaban distintas
fuerzas de seguridad públicas para ejecutarlos. Pero otras prácticas
permanecieron y permanecen intactas: la dilación administrativa en el INTI, la
realización de informes técnicos amañados para favorecer a los y las
terratenientes, la expedición de medidas de protección a ganado o cultivos
prácticamente inexistentes de los y las terratenientes, el acoso judicial a
dirigentes campesinos(as) y la criminalización. Las instrucciones del
presidente, en ese sentido, quedaron sin cumplirse.
Al respecto, es
emblemático el acto que en junio de 2018 encabezó el presidente del Inti, Luis
Soteldo, en Tucaní, estado Mérida, en el que se anunció la entrega expedita de
ocho predios a los campesinos y campesinas de la zona del Sur del Lago: al día
de hoy uno solo de todos esos predios, el predio El Carmen, ha sido formalmente
entregado, con su correspondiente Carta Agraria Socialista; todos los demás, y
otros diez que no fueron mencionados por Soteldo, siguen esperando.
Con el paso de los
meses, ante el incumplimiento por parte de los funcionarios a los cuales el
presidente Maduro les encargó la responsabilidad de garantizar la satisfacción
de las demandas campesinas, el conflicto fue ganando intensidad, y se dieron un
conjunto de acciones, de movilizaciones para presionar al respecto, las cuales
lograron también la necesaria repercusión nacional, la ruptura del cerco.
Algunas de estas acciones fueron unitarias, como la toma del INTI de Barinas
del 26 de junio. Otras, como la Marcha Campesina
Admirable , en la que un grupo de campesinos y campesinas marchó
a pie desde Portuguesa hasta Caracas para hacerse recibir por el propio
presidente Maduro, el presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente , Diosdado Cabello y la vicepresidenta Delcy
Rodríguez el 2 de agosto. Otra acción que apuntó a construir
y reunificar el movimiento campesino, fue el lanzamiento público de la Alianza Nacional
Productiva , en una gran asamblea en Yaracuy el 11 de agosto
con más de 250 dirigentes campesinos de distintos estados del país.
Como contra-cara de
este accionar dinámico y potente del movimiento campesino actuaban también las
fuerzas oscuras de los(as) latifundistas y las mafias agrarias. El uso de
grupos armados para amenazar y amedrentar a los campesinos y la práctica del
sicariato cobró nuevamente fuerza en el país. Fueron múltiples, por ejemplo,
las denuncias concretas de amenazas y agresiones a campesinos(as) por parte de
hombres fuertemente armados en el Sur del Lago, denuncias todas hechas de
frente, poniendo el rostro, mencionando con nombre y apellido la presencia,
durante las acciones armadas, de terratenientes como Rogelio Artega, Eduardo
Celis o Ramón Meza. El mismo día que el presidente Maduro realizaba el acto
público con los integrantes de la Marcha Campesina
Admirable , casi en simultáneo, era asesinado cruelmente en el
estado Barinas, con las más horrendas manifestaciones de la peor de las
violencias paramilitares, Orlando Reyes Parra, dirigente campesino del predio
La Escondida, quien en reiteradas oportunidades había hecho públicas las
amenazas del terrateniente Ricardo Mora.
Un par de semanas
después fue asesinado de un tiro certero en el corazón el adolescente de 16
años Kendri Márquez, mientras se desplazaba en su moto por la carretera
panamericana en el estado Mérida. A estos asesinatos se suman el de Guillermo
Toledo y Jesús León en Barinas, el de Luis Fajardo en Mérida y el de José
Aguilar en Barinas, éste último durante la misma operación de sicariato en la
que se asesinó en La Escondida a Reyes Parra.
El año finalizó con
una masiva movilización en San Cristóbal, Táchira, el 20 de noviembre,
organizada por la Alianza Nacional Productiva , en la que 1500
campesinos(as) llegaron al MAT con un conjunto de propuestas que incluyeron una
serie de predios ociosos para rescatar. Ese día se estableció el compromiso
institucional de avanzar en esa dirección y hasta el día de hoy esos avances no
se han materializado.
II
En lo que va de 2019 la realidad no parece distinta: la lucha campesina sigue intensificándose, la falta de respuesta institucional y el accionar efectivo de las mafias agrarias sigue marcandola pauta. El asesinato, el 10 de enero, de José de La Cruz Márquez ,
dirigente campesino del predio Buena Esperanza, en el Zulia, era ya un anuncio
de las batallas que el movimiento campesino habría de dar este año por la
democratización de la tierra.
En lo que va de 2019 la realidad no parece distinta: la lucha campesina sigue intensificándose, la falta de respuesta institucional y el accionar efectivo de las mafias agrarias sigue marcando
La primera batalla
es ya cotidiana: se trata de la que se lleva a cabo contra las instituciones
agrarias que dilatan hasta el infinito los procedimientos técnicos y
administrativos para avanzar en la concreción de la Carta Agraria Socialista
a los campesinos y campesinas, en un accionar que favorece claramente a los y
las terratenientes: dejan pasar los lapsos establecidos en la ley para que, por
un lado, las inspecciones que arrojaron la improductividad necesaria para
autorizar el rescate pueda ser modificada de forma fraudulenta por los
presuntos terratenientes, y por otro , les dé tiempo de conseguir y articular
los “favores” de jueces agrarios que dictan medidas de desalojo y de protección
a su tierra y a su supuesta “producción”, o el de fiscales del Ministerio
Público que abran investigaciones y acosen judicialmente a dirigentes
campesinos.
Si el INTI
procediera con celeridad y eficiencia en los procesos técnicos y
administrativos que se requieren luego de que se denuncia un predio como
ocioso, se inspecciona para autorizar el rescate y se dicta la medida de
aseguramiento a favor de los campesinos, ninguna de las complicaciones
posteriores ocurriría.
Ahora bien, ¿por
qué autorizar un rescate, dictar aseguramiento a favor de campesinos, notificar
del rescate al presunto propietario, si al final lo que se va es a dilatar el
proceso y no resolverlo expeditamente a favor del pueblo campesino? ¿Será que
allí empieza el negocio? ¿Será que es usada la Ley de Tierras como instrumento
de extorsión en el que quienes luchan por la tierra quedan atrapados y
utilizados no más que para el lucro de funcionarios corruptos y de mafias
agrarias? Sin duda alguna, este es un tema en el que hay que ahondar y en el
que debería haber una investigación seria y a fondo, porque llama la atención
la excesiva cantidad de procesos de rescate de tierras en los que, luego de
iniciado el rescate, todo queda en un estancamiento infinito.
Otra de las
batallas es la pelea contra los desalojos y contra la reversión de procesos de
rescate de tierras. Allí baste mencionar tres casos que en las últimas semanas
vienen haciéndose emblemáticos: el Hato las Mercedes, en Barinas, el predio
Montecarlo, en Mérida, y el predio Los Tramojos, en Guárico.
En Las Mercedes, se
trata de un proceso que lleva más de 7 años. El 23 de mayo, a partir de una
orden del juez del tribunal agrario de Socopó, Orlando Contreras, se inició un
intento de desalojo a los consejos campesinos que luchan el rescate de 7777 hectáreas de
tierra, de un total de 14.812
hectáreas que tiene la finca completa. En este caso hay
ya una resolución del INTI desde marzo del año pasado, que establece el rescate
a favor de los y las campesinos(as). Ahora bien: ¿cómo hizo Inversiones Rizsa
SA, representada por Ignacio Riera, supuesta propietaria del hato, para lograr
la orden de desalojo dictada por el juez Contreras? ¿Cómo logró la familia Riera Zubillaga
que ese día 15 vehículos de fuerzas de seguridad entre GNB y policía de Barinas
se presentaran en el predio y lograran desalojar dos de los ocho Consejos
Campesinos que ocupan y trabajan las tierras? Cabe mencionar que el nombre del
juez Orlando Contreras también aparece involucrado en casos similares como los
de los predios La Primavera y Palo Quemao, donde, dicho sea de paso, fueron
asesinados como parte del conflicto por la tierra los campesinos Guillermo
Toledo y Jesús León el 12 de mayo de 2018.
El desalojo logró
detenerse, gracias a la intervención del constituyente Pedro Alvarado y del
diputado al consejo legislativo Juan Carlos Pinto, ambos militantes de la Corriente
Revolucionaria Bolívar y Zamora, a la rápida movilización de
los campesinos, a la solidez de sus espacios organizativos y a la activación de
los resortes comunicacionales alternativos. Se instalaron unas mesas de trabajo
con presencia de las autoridades agrarias para trabajar el caso y avanzar en
una solución. Sin embargo, pasan los días y no llegan las respuestas. Al
contrario, aparecen nuevamente las amenazas de desalojo y ruedan informaciones
sobre la preparación de una decisión a puertas cerradas, sin participación de
los consejos campesinos, quienes por su parte no han dejado de mantenerse
activos: vinieron a Caracas a denunciar directamente el caso en la
Vicepresidencia de la República, en el INTI y en el Tribunal Supremo de
Justicia. La incertidumbre continúa, la angustia, cosa que no impide que los
espacios del predio que ocupan los y las campesinas estén plenamente
productivos, como lo evidencian la multiplicidad de videos y fotografías que
han hecho circular en redes sociales.
En el caso del
predio Montecarlo, en el municipio merideño Alberto Adriani al Sur de Lago de
maracaibo, es necesario mencionar que se trata del predio por cuya lucha fue
asesinado Kendri Márquez, de 16 años de edad, luego de reiteradas amenazas por
parte de voceros de la terrateniente Mirella Vega. A la fecha, la
justicia no ha actuado. La muerte de Kendri permanece totalmente impune. En el
caso de este predio, el Consejo Campesino “Tierra, Hombres y Mujeres Libres”
lucha el rescate de la tierra desde hace 10 meses, luego de que la finca
permaneciera abandonada por más de ocho años. Los avances administrativos ante
el INTI, en este caso, son mínimos, a pesar de haberse producido ya un
asesinato.
El 15 de mayo de
este año una comisión que dijo actuar a nombre de la Vicepresidencia de la
República (cosa que no ha sido desmentida por la institución), integrada por el
representante de la defensoría del pueblo, Alejandro Mora, la jueza de los
tribunales agrarios en primera instancia de El Vigía, Carmen Rosales, el
teniente primero de la FANB de dicha zona, de apellido Contreras, y el fiscal
de la fiscalía 6ta, Jesús Leonardo Ojeda Coronel, además de la abogada Marlin Sosa ,
se presentó en el sitio con la finalidad de notificar al consejo campesino que
deben desalojar el predio a la brevedad posible. Luego, el 14 de junio, se
repitió una visita con la misma finalidad, esta vez con la presencia de la Jueza Agraria de El
Vigía Carmen Rosales, el fiscal general Camilo Bastos, el abogado del INTI,
Luis Rangel, y efectivos de la Guardia Nacional
Bolivariana. Aquí caben las mismas preguntas que en el caso
de La Mercedes. ¿Cómo logró la terrateniente Mirella
Vega tal articulación institucional contra los y las
campesinos(as)? ¿Cómo ha logrado que a lo largo de este año la justicia no la
haya investigado y mucho menos castigado por el asesinato de Kendri Márquez?
Alguna autoridad debería responder estas preguntas, ¿cierto? En este caso,
además, pretende criminalizarse al consejo campesino por la muerte de ganado,
cuando los campesinos han demostrado que el poco ganado abandonado allí por la
terrateniente carece de alimento porque los propios empleados de la finca
eliminaron el pasto precisamente para criminalizar al consejo campesino.
El tercer caso es
el del predio Los Tramojos, en el estado Guárico. Se trata de tierras que en
2010 fueron declaradas como tierras ociosas, adjudicadas legítimamente y
ratificadas en 2017 por el Ministerio de Agricultura Productiva y Tierras.
Durante 7 años, las más de 40 familias que integran este rescate permanecieron
en el predio, trabajando la tierra, sembrando e invirtiendo en bienechurías. A
finales del 2016 se dio inicio a una serie de atropellos que terminaron con el
desalojo arbitrario, lo cual implicó la pérdida de viviendas, enseres, animales
y plantas. Fueron criminalizados, algunos privados de libertad y acusados de
desobediencia a la autoridad y/o ocupación irregular. El 18 de junio, luego de
decidir retomar la lucha por esas tierras, los campesinos y campesinas del
Consejo Campesino Zamorano, articulados con la Plataforma de Lucha Campesina,
intentaron ingresar nuevamente al predio, y fueron violentados y amedrentados
por la policía de Guárico y el FAES, conflicto en el que a dos comunicadores
populares les fueron quitados sus equipos (aunque fueron devueltos, antes se
les eliminó el material que había sido registrado).
Voceros campesinos
involucrados en los hechos informan que en la acción no estuvo presente el
INTI, el Tribunal Agrario, la Defensoría del Pueblo, pero sí el Gerente General
de la
Agropecuaria Los Tramojos , José Elías Chirimelli, acompañado
de su abogado y de los mencionados cuerpos de seguridad. También denunciaron la
retención irregular por parte del FAES del dirigente Jesús Osorio. Nuevamente
surgen las mismas preguntas: ¿Cómo logró Chirimelli que se revirtiera la tierra
entregada por la revolución bolivariana a los(as) campesinos(as)? ¿Cómo logró
tal despliegue de la policía del Guárico (que responde al gobernador del estado
José Vásquez) y de cuerpos como el FAES? Nuevamente, hacen falta las respuestas
de las autoridades.
III
Es un hecho incuestionable que la democratización de la tierra es una de las banderas centrales de la revolución bolivariana, una de las conquistas fundamentales de nuestro pueblo y uno de los aspectos principales del modelo agrario definido por Hugo Chávez en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. De allí que sea tan grave la realidad en extremo adversa que el movimiento campesino debe enfrentar para defender las conquistas obtenidas con esta ley y avanzar en la lucha por la concreción definitiva de esa aspiración histórica: erradicar el latifundio por ser contrario al interés público, como reza nuestra constitución, y por ser impedimento básico para avanzar en desarrollo productivo del campo venezolano, lo cual a su vez es premisa ineludible para alcanzar la justicia social y el buen vivir del pueblo campesino.
Es un hecho incuestionable que la democratización de la tierra es una de las banderas centrales de la revolución bolivariana, una de las conquistas fundamentales de nuestro pueblo y uno de los aspectos principales del modelo agrario definido por Hugo Chávez en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario. De allí que sea tan grave la realidad en extremo adversa que el movimiento campesino debe enfrentar para defender las conquistas obtenidas con esta ley y avanzar en la lucha por la concreción definitiva de esa aspiración histórica: erradicar el latifundio por ser contrario al interés público, como reza nuestra constitución, y por ser impedimento básico para avanzar en desarrollo productivo del campo venezolano, lo cual a su vez es premisa ineludible para alcanzar la justicia social y el buen vivir del pueblo campesino.
Además de esto, en
el actual contexto de agresión extranjera de EEUU, con las medidas coercitivas
financieras y comerciales implementadas ilegalmente por ese país contra
Venezuela, que impiden la comercialización de nuestras riquezas y la
importación de alimentos para nuestro pueblo, resulta más que estratégico que
se avance de forma contundente y sostenida en la democratización de la tierra y
la erradicación del latifundio. A ello se agrega la complejización cada vez
mayor de la vida de nuestra gente en el campo a raíz de la crisis económica, la
hiperinflación descontrolada, la precarización del trabajo y la pulverización
del salario: en el campo la única alternativa que tiene nuestra gente es
sembrar y criar alimentos, razón por la cual es un acto de injusticia supremo
que ante los ojos de la gente permanezcan miles y miles de hectáreas de tierra
improductiva en manos de gente rica que ni siquiera vive en el campo y muchas
veces ni siquiera vive en el país.
Sin embargo, el
país sigue sin una política clara al respecto, en la que se definan planes,
metas, plazos, prioridades: ¿cuántas hectáreas rescataremos al año de las
garras del latifundio? ¿en qué estados prioritariamente? ¿qué tipo de suelos
serán democratizados en primera instancia? ¿cuánta gente aún permanece sin
tierra? Una política de ese tipo debería comenzar por poner en claro el estatus
de los procedimientos que actualmente están abiertos y avanzar en su solución;
debería comenzar por investigar y castigar a todo juez o jueza, fiscal o
fiscala, funcionario(a) del INTI, policía y militar que haya participado o haya
estado involucrado en retrasos administrativos, autorización y ejecución de
desalojo, redacción de informes amañados. Pero para todo esto hay un requisito
previo: debe abrirse participación y poder en la institucionalidad agraria a
los campesinos y campesinas que luchan por la tierra, las Oficinas Regionales
de Tierras deben ser manejadas por el pueblo campesino y debe haber un mayor
equilibrio de los sectores en el directorio nacional del INTI.
¿Cómo lograremos,
si no, la meta estratégica del desarrollo productivo y la soberanía alimentaria
que nos permita resistir con dignidad la agresión extranjera (la actual y las
que vengan) y empujar con libertad el proyecto de sociedad que dibujamos como
pueblo en la constitución bolivariana? No hay otra forma. Esta es la piedra
angular de cualquier proyecto de desarrollo que pretenda cumplir los elevados
objetivos de igualdad, equidad y justicia social de nuestra constitución. Y no
basta para ello el anuncio aislado de unas tierras entregadas aquí y otras allá
después de años de lucha, sacrificio y muerte incluso, no basta la entrega de
unas semillas entregadas aquí y otras allá. Se requiere la construcción de una
política seria, integral y coherente, con participación de la gente, y se
requiere voluntad política para avanzar en esa dirección.
Está claro que esto
implica conflictos de poder y presiones de factores de poder fáctico, está
claro que hay intereses en juego por parte de fuerzas que desde adentro y desde
afuera de la revolución empujan en dirección contraria. No somos ingenuos. Por
eso decimos que lo que falta es voluntad de avanzar en esa dirección, porque la
gente para empujarlo está, la vocación por el trabajo está, la disposición de
lucha está. ¿Es que no hay fuerza en la institucionalidad del poder para
avanzar en una ruta como esta? ¿O es que el plan desde las altas esferas del
poder institucional es otro?
Fuente: http://www.dariovive.org/la-lucha-por-la-tierra-en/
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