De nuevo, ¿partido marxista o
“de combate”?
21
de julio de 2019
Por Rolando Astarita
Hace poco escribí una nota (aquí) en la que polemicé con la idea,
defendida por la dirección del Partido Obrero, de que el partido marxista debe
distinguirse como “partido de combate”. En contraposición, sostuve que la
actividad central del partido marxista, en tanto no tenga influencia de masas,
es explicar sus posiciones, su programa y
estrategia; a la par, naturalmente, que participa en las luchas cotidianas de
los trabajadores. Se trata de llevar adelante la lucha tanto en el plano
económico y político, como teórico, según una clásica formulación de Engels.
Como no podía ser de otra manera, mi nota
despertó apoyos y críticas; y entre estas últimas, algún lector objetó que
nadie en el PO sostenía la tesis de un partido “de combate”, en el sentido en
que yo lo había afirmado.
Pues bien, una nota posterior, publicada en Prensa Obrera, permite
clarificar la divergencia de criterios. Allí se afirma:
“Los
trabajadores nos deben probar como dirección en la práctica, en los choques
callejeros. No alcanza que tengan una relación virtual con nuestra
organización, ni que escuchen nuestras explicaciones. El partido revolucionario
puede ser una alternativa de poder si la masa de los trabajadores lo puede
probar como una herramienta vital para derrotar la ofensiva que se descarga
sobre nuestras espaldas” (“El PTS quiere meter una cuchara (democratizante y
desmoralizada) en la pelea rupturista de Altamira con el PO”; énfasis mío;https://prensaobrera.com/politicas/64696-el-pts-quiere-meter-una-cuchara-democratizante-y-desmoralizada-en-la-pelea-rupturista-de-altamira-con-el-po).
En contra de esta posición, vuelvo a
afirmar que lo que distingue al partido marxista no es su capacidad para
dirigir, o participar, en los choques con la policía (tirar piedras, armar
barricadas y similares). De hecho, para esos menesteres no es necesaria la
teoría marxista, ni el programa socialista. Más aún, organizaciones nacionalistas
y pequeñoburguesas reformistas pueden ser muy combativas en enfrentamientos con
las fuerzas represivas. ¿Por qué el partido marxista se distinguiría en
particular en los choques callejeros con la policía?
Pero además, esos enfrentamientos no generan,
de por sí, conciencia socialista. Por caso, durante la dictadura de 1966 a 1973 hubo cantidad de
combates con las fuerzas represivas, en los que participaron organizaciones de
socialistas y revolucionarias, junto a militantes y organizaciones del peronismo
de izquierda, del PC. Por eso, incluso las posibilidades de distinguir “la
verdadera vanguardia revolucionaria” con el luchómetro de los combates
callejeros eran extremadamente pequeñas. Y para peor, no siempre las
organizaciones de izquierda estuvieron en los enfrentamientos. Recuerdo al
respecto dos casos: a) los maoístas que no participaron en el Cordobazo porque
ese día habían decidido hacer propaganda en los barrios “para no hacerle el
juego a la burocracia sindical del Smata y Luz y Fuerza”; b) Política Obrera,
que no participó del Viborazo por considerar que se trataba de una acción
vanguardista. ¿Cómo se puede decir entonces que el partido marxista se
distingue por estar a la vanguardia de los enfrentamientos callejeros?
Pero lo más importante es que, como lo
adelanté más arriba, esas experiencias de combates no impidieron que en 1973 la
enorme mayoría de los luchadores obreros y estudiantiles votara por un programa
y un líder burgués (y profundamente reaccionario). Las masas trabajadoras, y la
vanguardia activista no razonaron “hemos visto a la izquierda revolucionaria a
la vanguardia de los combates – en el Cordobazo, el Rosariazo, el Viborazo,
etcétera – y por lo tanto los votaremos”. En este punto es imposible exagerar
el rol que jugaron las convicciones políticas e ideológicas de las masas, y en
particular de la
vanguardia. Lo cual explica que mucha gente que se
consideraba de izquierda votara la fórmula Perón – Perón (que traía de la mano a la Triple A y la
ultraderecha peronista).
Algo similar ocurrió con experiencias
posteriores. Por ejemplo, las luchas contra el menemismo. Desde 1993 en
adelante hubo levantamientos de trabajadores estatales en Santiago del Estero,
Rioja y repetidas veces en Jujuy; puebladas de desocupados; levantamientos en
Cutralcó; luchas piqueteras en Tartagal. Pero al terminar el mandato de Menem
las masas – y gran parte de la vanguardia que participó en esos enfrentamientos
– apoyaron a la Alianza, o al peronismo encabezado por Duhalde. De la misma
manera, los enfrentamientos que llevaron a la caída de De la Rúa tampoco
generaron, de por sí, conciencia socialista. Con el agregado que aquí también
hubo partidos marxistas que ni siquiera participaron de la jornada del 20
de diciembre de 2001 en Plaza de Mayo.
Pero además, los enfrentamientos no solo
no generan, por sí mismos, conciencia socialista, sino que muchas veces son
utilizados por las fuerzas de la oposición burguesa, o pequeñoburguesa, para
promover meros recambios de superficie (los fusibles del sistema). Como alguna
vez lo observó Marx, es habitual que en las coyunturas de crisis y
levantamientos el pueblo ponga los muertos, y la burguesía imponga su política
de cambiar algo para que nada cambie en sustancia.
Por otra parte, las ideas del socialismo
científico no crecieron entre las masas trabajadoras porque los marxistas
fueran particularmente sagaces en organizar enfrentamientos con las fuerzas
policiales. Los trabajadores que adhirieron al socialismo hacia fines del siglo
XIX, no lo hicieron porque hubieran visto a Marx o Engels armando barricadas o
arrojando piedras a la policía en alguna capital europea, sino porque se
convencieron de sus ideas. Más aún, el marxismo siempre explicó que los
problemas fundamentales de la clase trabajadora no se arreglan con acciones
vanguardistas ejemplares – del tipo tirar piedras a la policía – sino cambiando
la correlación de fuerzas entre el capital y el trabajo, luchando por la
independencia política de la clase obrera.
En este último sentido, también hay que decir que el marxismo se
diferencia de otras fuerzas “combativas” por aconsejar a los obreros, en
determinadas ocasiones, evitar
el combate. Por caso, es lo que hicieron Marx y Engels antes del
levantamiento que llevaría a la Comuna de París (“Si algo se puede hacer en
París es impedir un levantamiento de los obreros antes de que concluya la paz”;
carta de Engels a Marx del 12 de septiembre de 1870). De la misma manera, en
1905 Lenin y los bolcheviques llamaron a no participar en la manifestación
convocada por el cura Gapón, ya que la consideraban una provocación (la
represión de esa manifestación provocó el estallido de la revolución). Otro
ejemplo: durante las llamadas jornadas de julio de 1917, Lenin y Trotsky
pelearon por canalizar el movimiento de los obreros de Petrogrado, que apuntaba
a la insurrección, y evitar una confrontación prematura y decisiva con la
burguesía. .
En la misma línea de pensamiento, Marx aconsejó a la clase
obrera no exagerar los resultados de las luchas diarias contra el capital; no
perder de vista que son luchas contra los efectos, no contra las causas de esos
efectos; que las mismas contienen el movimiento descendente de las condiciones
de vida de los trabajadores, pero no cambian su dirección. En consecuencia, la
clase obrera no debía “entregarse por entero a esta inevitable guerra de
guerrillas, continuamente provocada por los abusos incesantes del capital o por
fluctuaciones del mercado” (véase Salario,
precio y ganancia).
En definitiva, no hay manera de
sostener que lo que distingue al partido marxista es estar a la vanguardia de
los combates callejeros con la
policía. En la etapa actual el centro de la actividad
militante y socialista es explicar. Si a esto le quieren llamar “combate”, pues
está muy bien, pero hay que tener presente la diferencia con “el combate” de
cualquier otra organización de vanguardia, nacionalista, o pequeñoburguesa
radical. El combate hoy pasa por ejercer “el arma de la crítica”. Una crítica
que debe ir a la raíz de los males sociales, que no es otra que la propiedad
privada del capital y el Estado que la defiende.
Descargar el documento: varios formatos siguiendo el link, opción
Archivo/Descargar Como: De nuevo, ¿partido marxista o
“partido de combate”?
Fuente: https://rolandoastarita.blog/2019/07/21/de-nuevo-partido-marxista-o-de-combate/
No hay comentarios:
Publicar un comentario