Reformas
estructurales regresivas en Brasil y Argentina
16 de julio de 2019
El Senado brasileño aprobó una
reaccionaria reforma previsional, con una mayoría de votos que supera
largamente el mínimo necesario y evidencia que la lógica pro mercado trasciende
al partido en el gobierno. Ahora pasa la ley para el debate en la cámara de
Diputados del Brasil, quienes podrán hacer reformas que considerarán luego los
senadores antes de transformarla en ley. La situación generó triunfalismo entre
los grandes capitales del Brasil y su gobierno, algo que también se celebra
entre los empresarios más poderosos con intereses en la región, y obviamente por
los gobiernos de la derecha, especialmente el argentino, quien incluyó en el
acuerdo con el FMI la realización de esas reformas estructurales, especialmente
la previsional y la laboral.
Por Julio Gambina.
No debe
sorprender entonces declaraciones de empresarios argentinos demandando urgentes
y profundas reformas laborales. Uno de los principales dirigentes de la Cámara
de la Construcción de la Argentina, Julio Crivelli, el Vicepresidente de la
organización empresarial sostuvo que «Necesitamos poder despedir sin causa a
empleados en todas las industrias y comercios», responsabilizando a
trabajadoras y trabajadores por sus derechos socio laborales adquiridos de los
problemas de productividad de la economía local. El planteo pasa por eliminar
las “indemnizaciones”, causa principal, según la lógica discursiva burguesa, de
la caída del empleo y el nivel de actividad económica.
La
argumentación empresarial apunta a la inviabilidad de la competencia de las
empresas locales con las extrajeras según se desprende de los acuerdos de libre
comercio ente la Unión
Europea y el Mercosur. La demanda pasa por la disminución del
costo laboral en el conjunto del costo empresario. No demandan por el
elevadísimo costo financiero, mecanismo de apropiación de plusvalor del sector
financiero; ni del costo tributario vinculado a las necesidades de
financiamientos del Estado; ni de las elevadas tarifas de los servicios
públicos privatizados. Como no pueden contra la banca ni contra el Estado, ni
con las privatizadas de servicios públicos, apuntan contra los trabajadores y
las trabajadoras.
Está claro que la demanda por la
ganancia se resuelve en contra del precio de la fuerza de trabajo, o sea, el
salario y los beneficios sociales. Otro empresario, del sector cafetero señaló:
«Queremos que haya mayor flexibilización. Que sea más fácil despedir y
contratar gente». La opinión del titular de Café Cabrales es coincidente con el
empresario de la construcción y desnuda la demanda de los empresarios contra
trabajadoras y trabajadores.
Coincidentemente con la demanda
empresarial, el Estado actúa desde el gobierno, en sintonía con las expresiones
del capital y por eso proliferan las opiniones contra los sindicatos y sus
representantes. Es cierto que existen sindicalistas que buscan puentes de diálogo
con empresarios y gobernantes, en una lógica de negociación (más producto de
otra época del desarrollo capitalista: el del reformismo keynesiano) y en
contra de los trabajadores y las trabajadoras, por lo que resalta la necesidad
de consolidar un nuevo modelo de organización sindical, que sea autónomo e
independiente de patrones y gobiernos, tanto como de los partidos políticos que
disputan el poder.
Es el
mensaje que inspiró en origen a la CTA, la Central de Trabajadores y
Trabajadoras de la Argentina allá en su nacimiento en los 90 y que algunos
sustentan en la actualidad, del mismo modo que inspira a las corrientes
clasistas en el PIT-CNT y otras centrales sindicales en Nuestramérica, las que
articulan en el Encuentro Sindical Nuestra América, ESNA.
Lógicas civilizatorias en disputa
Los
empresarios mencionados, como otros hegemónicos en la región, parten de una
lectura de la lucha de clases mundial que ellos consideran cambiaron desde
fines de los 80 y comienzos de los 90, con la ruptura de la bipolaridad y el
triunfo del capitalismo, como parte de una fortísima ofensiva del capital
contra el trabajo, la naturaleza y la sociedad.
Sustentan
una concepción ideológica contra toda reforma del capitalismo, y claro,
cualquier idea o pensamiento que sustente un proyecto en contra del orden del
capital. Por eso, son profundamente contrarios a una lógica socialista,
socialdemócrata o socialcristian a,
inclusive populista de izquierda. Consideran al keynesianismo o al reformismo
económico, generalizado en el sistema mundial entre 1930/45 y 1980, como una
respuesta adecuada a tiempos de crisis capitalista y ofensiva de las
estrategias revolucionarias, especialmente desde la irrupción de la revolución
socialista en Rusia y la instalación de la bipolaridad del sistema mundial en
1945.
Para
los tiempos actuales se lo considera una inadecuada propuesta y antigua
propuesta, pese a ser sustentada desde algunos ámbitos intelectuales y
religiosos, tal como surge del último encuentro entre el Papa Francisco y
Joseph Stiglitz, premio de Economía del Banco de Suecia en 2001.[1] Destacamos la referencia por la
importancia de los personajes, pero el pensamiento neo-keynesiano o
pos-keynesiano inspira variadas propuestas políticas críticas de la corriente
principal hegemónica inscripta en el neoliberalismo explícito.
La
realidad del mundo capitalista desde 1989/91, vista desde la hegemonía
económica, política e ideológica demanda la revocación de todos los derechos
entregados a la reivindicación por la valorización de la fuerza de trabajo en
contra de la ganancia y el interés del capital. Es una prédica contra el
llamado Estado benefactor y toda forma de amenguar los efectos del
funcionamiento del orden capitalista, que algunos imaginan posible y por ello
lo incluyen como propuestas actuales.
Por eso
insistimos en nuestros escritos en la ofensiva del capital contra el trabajo
desde la crisis capitalista de mediados de los setenta y especialmente en
despliegue acelerado desde los 90 del siglo pasado, un tiempo de consolidación
de la lógica neoliberal.
Con la
bipolaridad del sistema mundial, entre 1945 y 1989/91, el orden mundial cambió
y no solo funcionó la lógica de civilización construida desde el imaginario
burgués por la expansión del régimen del capital, en su momento de carácter
reformista bajo políticas de corte keynesiano y diferentes modalidades o
versiones del Estado benefactor. El socialismo fue entonces también una
posibilidad, que hoy reconocemos fallida en sus manifestaciones más evidentes,
pero que actuó en la configuración de los imaginarios sociales posibles de la
organización socio económica.
La
caída de la experiencia a nombre del socialismo en el este europeo generó las
condiciones de posibilidad para la reinstalación de una lógica “única” por la
restauración del sentido común capitalista. Esto es lo que está hoy en debate y
anima el revanchismo empresarial contra los derechos laborales, sociales y
sindicales de trabajadoras, trabajadores y sus familias, por lo que el gran
interrogante pasa por como restituir un imaginario social más allá y en contra
del orden capitalista.
Es que
la extensión de experiencias revolucionarias desde Rusia, en China, Cuba o
Vietnam, junto a diversas luchas anticoloniales, hacia visualizar hacia
mediados de los años 70 las posibilidades de organizar un nuevo orden económico
mundial. El tema se suscitó en la ONU hacia 1973/4 y se consagró como la
demanda por un “Nuevo Orden Económico Internacional” (NOEI), lo que motivó una
violenta respuesta, geográficamente localizada desde Sudamérica con las
dictaduras genocidas, para dar nacimiento al orden neoliberal, que aun cuando
no sea ni nuevo, ni liberal, explica la lógica y el sentido común de nuestro
tiempo.
Por eso, el gran desafío del extendido
movimiento popular que hoy confronta contra la hegemonía capitalista pasa por
construir estrategias que restituyan un horizonte civilizatorio más allá y en
contra del régimen del capital. Desde nuestra lógica de pensamiento aspiramos a
introducir estos debates en tiempos electorales en Sudamérica, próximos en
Argentina, Bolivia y Uruguay, donde la agenda del poder privilegia un debate
favorable a las reformas estructurales funcionales a la lógica ideológica del
capital.
Buenos Aires, 15 de julio de 2019
[1] Francisco
y Stiglitz coinciden en impulsar una «economía social de mercado». TELAM,
13/05/2019; en:
https://www.telam.com.ar/notas/201905/357468-francisco-y-stiglitz-coinciden-en-la-necesidad-de-impulsar-una-economia-social-de-mercado.html
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Fuente: https://www.anred.org/?p=118598
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