jueves, 3 de octubre de 2019
Pensemos: "una juventud cuyas perspectivas de vida y desarrollo se ven limitadas por la codicia corporativa y las políticas de dominación de algunas naciones súper poderosas cuyos representantes intentaron matar –mediáticamente- a la mensajera; pero el mensaje logró infiltrarse en la conciencia de millones de jóvenes, para quienes la vida es mucho más importante que un sistema de consumo alienante, impuesto por razones ajenas al bienestar humano".
enred_sinfronteras@riseup.net
No
matar al mensajero:
Greta
Thunberg
Carolina Vàsquez Araya
Lo
que está en juego es la vida del planeta, razón suficiente para que la protesta
sea unánime.
Greta
Thunberg dio ante la comunidad internacional una lección valiosa imposible de
ignorar. Sus fuertes palabras para recriminar a los representantes de los
países reunidos en la cumbre del clima en la sede de las Naciones Unidas,
cayeron sobre una audiencia cuyos objetivos están determinados por la economía
y el poder geopolítico, no así por la urgente necesidad de reformar sus
políticas para detener el acelerado deterioro ambiental que amenaza la vida
sobre la Tierra.
No es posible ignorar que
un puñado de países industrializados y sus sociedades consumistas han agotado,
en menos de un siglo, recursos no renovables extrayéndolos de países
empobrecidos por la corrupción y los conflictos bélicos provocados para
facilitar sus operaciones. Como consecuencia de esa destrucción sistemática del
equilibrio natural de la vida en el planeta, la Humanidad se enfrenta a un
futuro incierto y poblado de amenazas que ya es necesario atender.
Sin
embargo, ese escenario resulta apocalíptico para las grandes corporaciones y
los países hegemónicos que gobiernan al mundo. De establecerse parámetros estrictos
de reducción de emisiones, sustitución de fuentes de energía y cese de
explotación de recursos no renovables y de especies marinas, muchos serían los
efectos en sus planes y perspectivas económicas, en sus políticas sociales y de
consumo, pero sobre todo en un replanteamiento drástico del concepto de
desarrollo. Por esa razón, observan con recelo las acciones y el impacto de una
adolescente de 16 años quien, sin mayores alardes, ha levantado una oleada de
protestas a nivel global exigiendo acciones urgentes para detener el cambio
climático.
La
situación de deterioro ambiental ha sido negada sistemáticamente por los
gobiernos de países con mayores índices de consumo, por lo tanto los mayores
responsables por la situación actual. Eso, porque en su carrera hacia el poder
absoluto, un freno de esa magnitud echaría por tierra sus ambiciones y
afectaría gravemente su hegemonía económica. De esa cuenta, el presidente de la
nación más consumista del planeta no tuvo empacho en intentar descalificar la
actuación de Greta Thunberg y tampoco desperdiciaron la ocasión quienes apoyan
sus políticas.
Lo importante no es, en
realidad, quien trae el mensaje sino lo que éste comunica. Como mensajera, la
joven sueca logró su cometido por la pertinencia de un tema que afecta de
manera directa a la niñez y la juventud del planeta. Una juventud cuyas
perspectivas de vida y desarrollo se ven limitadas por la codicia corporativa y
las políticas de dominación de algunas naciones súper poderosas cuyos
representantes intentaron matar –mediáticamente- a la mensajera; pero el
mensaje logró infiltrarse en la conciencia de millones de jóvenes, para quienes
la vida es mucho más importante que un sistema de consumo alienante, impuesto
por razones ajenas al bienestar humano.
EL
LLAMADO DE GRETA THUNBERG PRENDIÓ FUERTE EN
Fuente: https://redlatinasinfronteras.wordpress.com/2019/09/30/no-matar-al-mensajero-greta-thunberg/
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