La Agroecología tuvo su primer Congreso en Mendoza
2 octubre 2019
Por Tamara Perelmuter (*) para Huerquen
Bajo el lema “Otra agricultura es
posible: cultivan do interacciones
para el mañana” tuvo lugar el 1er Congreso Argentino de Agroecología en
la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional
de Cuyo, en Mendoza, del 18 al 20 de setiembre de 2019 que fue
organizado por la Sociedad
Argentina de Agroecología (SAAE). La misma se conformó el 14
de septiembre de 2018 en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional
de La Plata. De
esta manera, Argentina se convirtió en el segundo país de Latinoamérica que
cuenta con una entidad de estas características (el primero fue Brasil con la
creación de la ABA).
El
Congreso
A
lo largo de los 3 días se realizaron 17 mesas redondas, 16 talleres,
presentaciones de pósteres, ferias de productos agroecológicos e intercambio de
semillas. Se presentaron 300 ponencias de trabajos científicos y relatos de
experiencias en agroecología. Se abordaron diversos ejes como el agroecosistema
y los recursos naturales; diseño y manejo de los agroecosistemas de base
agroecológica; paisajes y territorios; indicadores de sustentabilidad; salud y
consumo; economía ecológica, desarrollo rural y movimientos sociales;
agroecología y política, sistemas de conocimiento; y enfoque de género y
agroecología.
Hubo 3 conferencias magistrales. La
primera estuvo a cargo de Patricia Aguirre, antropóloga de la
alimentación, que realizó un recorrido acerca del proceso de conformación de
las primeras relaciones sociales a través de la comensalidad y de cómo fue
variando nuestra dieta a lo largo del tiempo.
Al día siguiente fue el momento
de Santiago Sarandón, precursor de la Agroecología
en la Argentina y hoy presidente de la SAAE, quien disertó sobre “Avances y
desafíos de la agroecología en América Latina”. El ingeniero agrónomo de la
Universidad de La Plata, realizó un recorrido por los últimos 25 años de la
temática y destacó la existencia de tres etapas: “la negación inicial, en la
cual ni siquiera era combatida; el combate, que fue cuando comenzaron a ver que
se cuestionaba el modelo; y los riesgos de la cooptación, que es el
momento actual”.
Finalmente, fue el turno de Pablo Tittonell, investigador del CONICET que se
desempeña en el Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias de Bariloche (Río Negro), quien habló sobre “Resiliencia,
adaptabilidad y el diseño de transiciones agroecológicas en tiempos de cambio
global”. Su conferencia comenzó con el reconocimiento de que el debate en
torno a la cooptación de la agroecología estuvo presente en varias de las
discusiones del Congreso. En ese marco destacó la importancia que tiene la Declaración de Nyéléni (2015) de La
Vía Campesina donde se analiza “la agroecología como elemento
clave en la construcción de la Soberanía Alimentaria ,
y para construir estrategias conjuntas para promover la Agroecología y
protegerla de los intentos de cooptación“.
El
Congreso tuvo cerca de 900 inscriptos, de los cuales alrededor del 50%
fueron estudiantes de agronomía, biología, etnobotánica y carreras afines.
La agroecología
en disputa
Para María
de la Paz Acosta ,
que es socióloga e investiga experiencias agroecológicas desde la mirada de las
ciencias sociales, “el término ´agroecología´ fue elaborado en 1930
por Basil Bensin, un agrónomo ruso que llamó la atención sobre la
utilización indiscriminada de los insumos químicos que comenzaron a
implementarse en los cultivos luego de la Primera Guerra Mundial.
Más tarde, durante la década de 1960 y principios de 1970, en diferentes
regiones del mundo surgieron planteos similares, pero en estas nuevas miradas
Latinoamérica comenzaba a posicionarse sobre los agroecosistemas y la
agricultura ecológica”. En relación al caso argentino, para la
investigadora, “fue a mediados de la década de 1980 que varias agrupaciones
agrarias comenzaron a pensar en la agroecología. Este
paradigma resurgió recién a comienzos de la década de 2010, reivindicado por
diferentes actores de los mundos rurales”.
Si bien aún es un término en construcción, para muchos
referentes de la temática, la agroecología tiene una triple condición:
como enfoque técnico-práctico, disciplina científica, y como
un movimiento social. Desde esta postura, la agroecología tiene la potencialidad
de convertirse en la base científica, metodológica y técnica, para el cambio
agrario o una “nueva revolución agraria” a escala mundial, basada en principios
tales como la biodiversidad, la eficiencia energética y la soberanía
alimentaria.
Entendida de
este modo la dimensión política de la agroecología es central. Sin
embargo, existen posturas que tratan de presentarla como “una herramienta más”,
un poco más amigable con la naturaleza, pero que incluso podría ser compatible
con la agricultura convencional. Esta disputa por su definición se da tanto en
los espacios científicos como organizativos, y su contenido se ve tensionado
desde el Estado, las empresas y las organizaciones sociales. En los últimos
años, agencias estatales como el INTA y multilaterales como la FAO , incorporaron a la
agroecología como parte de sus políticas de desarrollo rural o de intervención.
Pero lo más llamativo, según palabras de Paz Acosta es que “empresas
transnacionales como Monsanto o Syngenta, y nacionales
como Los Grobo, también están buscando encuadrarse en este giro
´ecológico´ capaz de compatibilizar los paquetes biotecnológicos con las
técnicas agroecológicas”. Esto es un tema crucial dado que desde algunos
sectores plantean que es posible pensar agroecología con pooles de siembra,
dentro de la dinámica de los commodities a nivel mundial. Este debate no estuvo
ausente durante el congreso.
Los sujetos
de la Agroecología
Si bien
desde lo discursivo se reivindicó a la agroecología desde su triple proceso, en
la práctica el rol político fue el más desdibujado. Esto se plasmó en
la poca participación de organizaciones de productores y productoras. La
misma quedó prácticamente reducida a una mesa de organizaciones sociales de la
que participaron organizaciones mendocinas como la Unión de Trabajadores
Rurales Sin Tierra (UST) integrante del MNCI Vía
Campesina y Crece Desde El Pie. El
reclamo fue que la voz de las organizaciones tenga protagonismo en todos los
debates, y no sólo en una mesa específica.
El MTE Rural, otra de las pocas organizaciones
campesinas presentes, se postuló para asumir una de las vocalías de la SAAE
como parte de las organizaciones con “representación en el territorio” junto
con el Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe
(MAELA) y el Círculo Argentino de Agroecología
(CirAA). Luego de la votación realizada en la asamblea, el MTE Rural
y el MAELA lograron 2 vocalías y tendrán el enorme desafío de llevar a ese
ámbito propuestas vinculadas a las prácticas en el territorio para poder
concretar un cambio en el modelo productivo, necesario y demandado cada vez por
más actores.
La tierra
Un
diagnóstico compartido por un sector de las y los asistentes fue que el
gran ausente del Congreso fue el debate por la tenencia y el uso de la tierra. Más
específicamente, la necesidad de discutir una Reforma Agraria en nuestro país.
En ese sentido, el interrogante es: ¿estamos pensando la agroecología sólo para
pequeños espacios o en espacios “marginales” en términos productivos, o
entendemos que debería ser la base sobre la cual discutir otro modelo
agroalimentario en nuestro país? Porque si es lo segundo ¿es factible
hacerlo sin discutir una estructura agraria que es totalmente concentrada y
desigual? En nuestro país la Reforma Agraria fue durante mucho tiempo un
tema tabú. En los últimos años campesinos e indígenas, con algunas tomas y
recuperación de tierras, estuvieron haciéndola de hecho. Este año el debate
acerca de la centralidad de la tierra fue un eje central del 1er
Foro Nacional por un Programa Agrario Soberano y Popular que se
realizó en mayo en Buenos Aires y que nucleó a más de 80
organizaciones campesinas, indígenas y de la agricultura familiar de
nuestro país.
Frente al agronegocio es crucial no sólo discutir la
propiedad de la tierra, sino la gestión de la misma y por lo tanto, la
democratización en la toma de decisiones en torno a qué se produce: la
capacidad de Argentina de producir alimento sanos, más baratos y en relación
con las necesidades y costumbres locales. Esto está relacionado de manera
directa con la soberanía alimentaria y la necesidad de un cambio de paradigma,
que no es otra cosa que la agroecología.
Producir…
conocimiento
En muchas de las mesas y los debates se planteó la pregunta
por la construcción del conocimiento. Ideas como diálogo de saberes,
Investigación Acción Participativa, e interdisciplinariedad fueron mencionadas
en varias oportunidades. Es evidente que la agroecología es, en parte, la
recuperación de saberes campesinos y ancestrales, pero esto es incorporado y
redefinido por la
academia. Por lo tanto, la pregunta que quedó circulando
es cómo se materializan esas articulaciones y qué desafíos
plantean.
Con la masividad en la concurrencia y la calidad de los
debates se evidenció la trascendencia de este 1er Congreso Nacional
de Agroecología en el camino de demostrar que no sólo es necesario
proyectar nuevas formas de producir y consumir alimentos, sino también posible
llevarlas a la
práctica. Para esto, el gran desafío que quedó abierto y que
hay que trabajar colectivamente, es cómo potenciar la articulación entre
las organizaciones campesinas, indígenas y la agricultura familiar; las
organizaciones socioambientales; las y los consumidores de las ciudades; y las
universidades y los espacios de construcción de conocimiento.
Mendoza – Buenos
Aires, septiembre de 2019
(*) Tamara es
una gran compañera con quién compartimos distintos espacios de lucha. Ella es
becaria post doctral de Conicet y docente de la UBA; becaria del IEALC e
integrante del Grupo de Estudios Rurales – Grupo de Estudios sobre Movimientos
Sociales en America Latina (GER – GEMSAL / UBA). Milita en Vamos que
a su vez integra el Frente Patria Grande.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/La-Agroecologia-tuvo-su-primer-Congreso-en-Mendoza
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