Once años de la masacre
de la cárcel de Magdalena
17 de octubre de 2016
Ayer se cumplieron
once años de la masacre de Magdalena, la más grave de las cárceles argentinas,
junto con la de Santiago
del Estero de 2007. El 16 de octubre de 2005, 33 presos del pabellón de buena
conducta de la unidad penal nº 28, todos menores de 30 años, murieron quemados
o asfixiados por el ácido cianhídrico despedido por los colchones de
poliuretano en llamas.
Por Correpi
Los agentes penitenciarios no
sólo cerraron los candados y dejaron que fuego los consumiera: cuando los
presos de otros pabellones, como el 15 y el 16, intentaron desesperadamente
abrir un boquete en la pared para sacar a sus compañeros, les dispararon a la
espalda con sus escopetas. A pesar de eso, a pesar de los matafuegos
descargados y las mangueras sin agua, los pocos sobrevivientes fueron
rescatados por otros internos.
Sólo dos de los fallecidos estaban condenados. Los otros 31 aún
esperaban que la justicia decidiera, lo que no puede sorprendernos. El 70% de
los presos en las cárceles argentinas está en igual situación.
Las cárceles superpobladas, con condiciones de vida inhumanas, son
y han sido siempre grandes contenedores de pobres, lugar de hacinamiento
destinado a una clase que estorba ¿Cómo se explica, si no, que no haya en esos
pabellones empresarios millonarios ni políticos corruptos, ni tampoco sus
perros guardianes, los miembros de las fuerzas de seguridad? ¿Cómo se explica
que casi todas las víctimas de la masacre estaban presos sin una condena,
mientras que los responsables de sus muertes, sin excepción, siguen en libertad
once años después?
En la causa hay quince procesados, oficiales con rangos que van de inspector general a prefecto mayor, y subalternos. Once años después, todos están libres, no hay fecha para el juicio y seguimos esperando. Mientras tanto, nueve testigos, que debían declarar en el debate, “murieron” presos en estos años.
En la causa hay quince procesados, oficiales con rangos que van de inspector general a prefecto mayor, y subalternos. Once años después, todos están libres, no hay fecha para el juicio y seguimos esperando. Mientras tanto, nueve testigos, que debían declarar en el debate, “murieron” presos en estos años.
Como si fuera poco, en diciembre del año pasado, con el cambio de
gobierno, que desde entonces no ha parado de lanzar provocaciones a la clase
trabajadora, Maria Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia, anunció el
nombramiento al frente del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) a Fernando
Díaz, que inició su carrera en el Servicio Penitenciario Federal, y nada más y
nada menos que quien ocupaba la misma jefatura bonaerense al momento de la masacre. Hoy dirige
el SPB un hombre que carga con cientos de muertes de presos durante su violenta
gestión, incluidos los 33 de Magdalena.
Juicio y castigo a los responsables de la masacre de Magdalena
Basta de criminalizar la
pobreza
Fuente: http://www.anred.org/spip.php?article13016
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