El modelo extractivo minero, amenaza
potencial contra la
diversidad biológica
en Mesoamérica
21 de octubre de 2016
21 de octubre de 2016
Por Francisco Mateo y Miguel Angel Mijangos
No cabe duda que la implementación del modelo
extractivista como opción de “desarrollo” por parte de los Estados contraviene
los esfuerzos existentes a nivel global y regional para amortiguar la crisis
climática y ambiental. Con cinismo y engaños, se vulneran tratados y convenios
internacionales más elementales con los que se pretende un mínimo para frenar
la destrucción del medio ambiente y la biodiversidad biológica.
No hay duda alguna, el modelo extractivo minero es el megaproyecto de
mayor impacto territorial que, además de avasallar los derechos humanos y los
bienes de la naturaleza, fomenta el acaparamiento y despojo de tierras y en
consecuencia es promotor “natural” de la destrucción de la Madre Tierra.
A nivel mundial, Mesoamérica se
caracteriza por poseer una gran diversidad biológica y cultural, no solo por su
milenaria historia precolombina, sino también por su ubicación geográfica en la
zona ecuatorial, lo que hace de ésta una región con particularidades que derivan en una gran riqueza de bienes naturales y de
reserva hídrica, hogar de especies endémicas nativas en peligro de extinción y
con zonas de vida exclusivas en el planeta. Sobresalen sus
sistemas montañosos como la
Sierra Madre (Occidental y Oriental) en México, que recorre
gran parte del país; la sierra de los Cuchumatanes en Guatemala; y las
cordilleras Volcánica Central y Talamanca en Costa Rica (esta última presente
también en Panamá). Es en estas sierras en donde la vida se hace diversa, en donde
la naturaleza se expresa de forma multifacética y en donde los pueblos
mesoamericanos han contribuido con su manejo y la domesticación de especies
nativas, al establecimiento de procesos bioculturales históricos. Y todo ello
implica biodiversidad.
La riqueza de la biodiversidad en
Mesoamérica está en riesgo debido a los proyectos integracionistas de carácter
neoliberal como el “Plan Puebla Panamá”, ahora denominado “Proyecto
Mesoamérica”, entre otros proyectos de integración mercantil, que no son más
que los planes de empresas y otros actores transnacionales que buscan a toda
costa la mercantilización de la naturaleza. El ahora llamado “Proyecto Mesoamérica” busca de forma
progresiva crear las condiciones ideales para que se faciliten los procesos
para la inversión privada nacional, extranjera y/o trasnacional. No es casual
entonces que se hable de la generación de grandes proyectos de infraestructura
como carreteras, ferrovías, aeropuertos y puertos marinos, además que el
incremento en energía se consiga a través de subestaciones de mega
hidroeléctricas o parques eólicos. Sin estos proyectos
de infraestructura, comunicación y energía, la inversión quedaría simplemente
congelada y las empresas no llegarían o no podrían operar. Al mismo tiempo, se requieren grandes cantidades de
bienes naturales como el agua, que en algunos casos, como en los proyectos
mineros, es un bien imprescindible para su establecimiento y operación. Por
ello tampoco es casual que
el sistema de integración energética implique homogeneizar el cableado en la
región,
a la vez que cada uno de los países avance en la desregularización de sus leyes
y reglamentos para posteriormente hacer una nueva regulación acomodada al
sector empresarial (1).
El efecto de esas desregulaciones tiene diferentes facetas, pero
basta con observar las miles de concesiones mineras, asociadas a proyectos
energéticos, autorizadas de manera arbitraria por los Estados, que amenazan y vulneran este territorio para tener una muestra de lo que aquí exponemos.
En este contexto, los destructivos proyectos
de la empresa minera canadiense GoldCorp en la regióntales como La Mina Marlin en Guatemala,
la mina San Martín
en Valle de Siria, Honduras o el complejo minero Los Filos en Carrizalillo,
México, son un fiel exponente de cómo la explotación a cielo abierto es la
esencia de la devastación que produce el modelo extractivo. En estos países, la
explotación minera a cielo abierto ha provocado la contaminación de los ríos
como efecto del proceso de lixiviación (uso del cianuro de sodio en la
extracción de algunos minerales como el oro, la plata y el cobre), así como la producción de grandes pasivos
ambientales derivados de los metales pesados tóxicos, que ocasionan
irreversibles daños a las salud de las personas y animales y al ambiente.
No obstante, y a pesar que las entidades financieras, los
gobiernos y las corporaciones mineras realizan grandes esfuerzos para convencer
y hacer creer a la población que el extractivismo minero es la única opción de
desarrollo. Los pueblos, haciendo
uso de sus procesos pacíficos, democráticos, legales y basados en su libre
determinación, han construido diferentes formas de resistencia para frenar la
expansión minera y desmitificar el discurso del “progreso y desarrollo” que el
modelo extractivista ha estado promoviendo e imponiendo.
El modelo económico imperante es voraz y mercantilista de los
bienes naturales a los que define como “estratégicos” (agua, minerales, aire,
tierra), buscando simplificar el significado de los mismos, de tal manera que,
para el modelo extractivo, un bosque es visto únicamente como productor de
madera y recursos energéticos y una montaña es considerada un conjunto de
minerales y metales preciosos. De esta forma se pierde la visión de
la integralidad que habita al interior de los ecosistemas. Por su parte, los pueblos indígenas, de acuerdo a su
cosmovisión, consideran históricamente a la naturaleza como un todo, en donde
hay interrelaciones de cosmovisión terrenales y supraterrenales para con los
bosques, ríos y el conjunto de la Madre Tierra , siendo esta la esencia de la vida
misma. No es casual entonces que ante el modelo extractivo depredador, las
resistencias reaccionen y salgan en defensa de la vida misma, siendo capaces de
garantizar la existencia de la gran riqueza natural que aún quedan en la
región.
Francisco Mateo,
miembro del Consejo de Pueblos Mayas de Guatemala y Miguel Angel Mijangos,
miembro de Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos Integrantes
del Movimiento Mesoamericano contra el Modelo extractivo Minero -M4,
movimientom4.org. Contacto: info
@movimientom4.org
Notas
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/El_modelo_extractivo_minero_amenaza_potencial_contra_la_diversidad_biologica_en_Mesoamerica
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