Entrevista a Joaquín
Miras Albarrán sobre "Praxis política y estado republicano. Crítica del
republicanismo liberal"
“Poder es capacidad de
control sobre la actividad que produce el mundo; sólo eso”
31 de octubre de 2016
Por Salvador López Arnal (Rebelión)
Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas
en anteriores conversaciones, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de
Espai Marx y autor de Repensar
la política y Praxis política y estado
republicano.
***
-Nos habíamos quedado en la revolución
soviética.
-Sí, sí. Pues lo mismo ocurre con la Revolución Rusa ,
encabezada por los campesinos. El campesinado ruso poseía una cultura de comunidad y
experiencia de autoorganización en la misma. Era el Mir. Es el único campesinado que se
subleva masivamente en toda Europa como consecuencia de esa Primera Guerra
Mundial. Y se había levantado, previamente, años antes, en la Revolución de
1905. Sostenía la reclamación del reparto negro, del dominio de la tierra por
parte de la familia extensa campesina. Una vez congregados y armados en masa en
el frente de guerra para ser carne de cañón, los campesinos ponen en obra su
cultura de organización y su experiencia, liquidan el terror generado por la
oficialidad, y se levantan organizados en soviets, o sea asambleas –quizá fuese
apropiado traducirlo en castellano por “concejos”, más que por “asambleas” o
“consejos”.
-Se recoge la sugerencia.
-Lo hacen ellos, no los campesinos franceses,
alemanes, italianos o ingleses, sometidos a idénticas situaciones de
exterminio.
Se podría señalar también que la revolución
cubana, la vietnamita, etc., expresan situaciones semejantes: no se dan en
sociedades sometidas a la extrema necesidad.
-De acuerdo, de acuerdo.
-Las clases subalternas son las que producen
el mundo existente con su capacidad de hacer y con su saber hacer. Poseen el
saber hacer técnico que produce y reproduce el mundo. Hay periodos de la
historia, en los que, siendo cierto esto, existen determinados saberes
importantes que están bajo control directo de la clase dominante. Hoy día, esto
no es así; la clase subalterna, el sujeto social asalariado, posee, como
conjunto, la totalidad del saber hacer que produce el mundo. No me refiero al
saber secreto de cómo y cuándo invertir un dinero, que depende del “tráfico de
influencias”, del control sobre el gasto público o de conocer cuándo y dónde se
va a hacer una gran obra, para especular con esa información, etc. Sino al saber
hacer productivo, al que reproduce la sociedad. Está en manos de las clases
subalternas. Incluido el saber sobre el cambio climático, que nos llega de la
pluma de asalariados como Turiel, como Yayo Herrero, como Manuel Casal Lodeiro,
u Óscar Carpintero. Me permito seguir con esto, que dentro de la respuesta es
un inciso un tanto disruptivo, porque sirve para añadir un matiz. Si comparamos
esta generación de ecólogos con la de los de nuestra generación y con los
anteriores –no digo nombres; la anterior a la nuestra, cabía en un taxi y
sobraban plazas, algún economista agrícola, algún limnólogo…
-Pocos sí, pero fueron muy importantes para
enseñarnos a muchos de nosotros.
-Desde luego, desde luego. Podemos ver cómo el
estatus económico de estas personas, y el estatus social de los cargos que
ellos desempeñan, se ha “proletarizado”, por decirlo de alguna manera. La
universidad, por ejemplo…bueno se pagan unos salarios de vergüenza, a esto iba.
-Si no eres profesor titular. En algunos, en
bastantes casos menos de 700 euros mensuales.
-Las clases subalternas poseen la totalidad del saber necesario
para producir el mundo. No es esto lo que les impide tomar el poder. Poder es
capacidad de control sobre la actividad que produce el mundo; sólo eso. Para
poseerlo, la primera condición es disponer del saber hacer que genera esa
actividad. Este, lo tenemos. Carecemos de la capacidad autooorganizativa que
nos constituya en sujeto, carecemos de las relaciones sociales entre nosotros,
creadas por nosotros entre nosotros, que nos permitan subsumir ese saber, como
medio o condición para la organización de otro orden. De hecho, cuando esto ha
llegado a ocurrir, cuando ese estado ha llegado a darse, eso ha sido condición
de posibilidad de una transformación social, que se ha acabado produciendo, de
una u otra forma; porque, en realidad, la vieja clase dominante, al llegar a
darse ese estadio social, sólo dominaba “simbólicamente”, “nominalmente”, y
mediante la violencia, claro, pero no mediante el ejercicio de una serie de
actividades imprescindibles para la sociedad que fueran detentadas por los
distintos segmentos sociales de la misma. Cuando todos los farmacéuticos, los
médicos, los ingenieros, los abogados, y hasta los gestores del dinero, los
bancarios –no me refiero a los banqueros, por supuesto que no; sino a los
trabajadores de la banca: el dinero se mueve, se trae, se lleva, se oculta, se
envía a paraísos fiscales, y eso lo hacen los asalariados de las bancas - etc
eran parte del bloque dominante, los explotados carecían del control sobre
saberes fundamentales para poder instrumentar un cambio de sociedad. Pero eso
está perdido en el tiempo; en realidad, ya en la época de Antonio Gramsci, él
valoraba que estaban dadas las condiciones para que los intelectuales
tradicionales, los universitarios técnicos del norte, y los del sur, más bien,
abogados, etc. –agliettas/picapleitos- pudiesen tener interés en formar parte
del bloque subalterno junto a los obreros, los campesinos –mayoría-, estas
clases medias, esta pequeña burguesía…
Poseemos el saber hacer que es condición de posibilidad para
crear una alternativa de sociedad.
-Condición necesaria, condición que posibilita,
pero...
-Carecemos de la organización masiva,
microfundamentada, que organice ese saber, y por ello nos enfrentamos uno a
uno, atomizadamente, con el poder de la clase dominante. Experimentamos la
impotencia de su uso de otra manera que la que se da, porque estamos aislados,
desorganizados. Es asunto de creación de relaciones sociales nuevas, en lucha,
en los microfundamentos de la sociedad, de la producción. En la
Seat de 1975 el título de propiedad de la empresa estaba en manos de los mismos
que 15 años antes, pero la capacidad real de controlar la empresa –de controlar
la actividad, de ser “amo”- estaba muy mermada. Los talleres estaban
controlados por las asambleas y los comités de trabajadores; para poner un
ejemplo.
Existe la posibilidad.
-¿Y el programa?
-El programa depende de las capacidades de la
gente: no es pensable un programa que no sea realizable, ejecutable por quien
lo elabora; y debe depender de la elección de los subalternos: si los
subalternos, quieren la posesión de la tierra en parcela familiar, esa es la
mejor solución, no la que ficcione el economista. El programa histórico actual.
Todo programa es histórico. Porque trata de crear una alternativa a problemas
sociales, a su vez, históricos.
Coloco esas dos frases porque ahora sí creo
que debo situar que el proyecto de futuro de esta sociedad actual requiere
tener en cuenta eso que tú has indicado, y que es un novum histórico; pero en
la historia de la humanidad nada se repite, todo es siempre novum histórico,
eso no es lo que nos debe asustar. El problema es que debemos dar solución a la
catástrofe ecológica, climática, demográfica, y de liquidación de recursos en
la que nos ha metido el sistema capitalista, y el industrialismo que él ha
generado y todo el mundo ha dado por bueno e imitado.
Pero la solución a eso, precisamente, la solución a eso no puede
proceder de la tecnología, de la acumulación de recursos y la organización
tensionada de la sociedad según el modelo de las economías de guerra, para
poner en pie un mega aparato productivo de excepción y lograr crear
tecnológicamente, una alternativa: miles de nuevas industrias que produzcan paneles
solares, miles de industrias que produzcan baterías, miles de industrias que
produzcan molinos eólicos…¿con qué inagotables materias primas?. Se trata de
cambiar el vivir, el consumo. Precisamente, en la web Espaimarx hemos
publicado un ensayo de Saral Sarkar, titulado, “Salvar el planeta al estilo
americano: una revisión crítica y algunos pensamientos e ideas”. En él, el
autor resume y critica una utopía ecológica –una pesadilla- de ese tipo,
elaborada por otro ecólogo USA…
-Me pongo en su lectura. No había reparado en
ese trabajo.
-Este es el novum histórico: si vamos a ser
capaces de reducir conscientemente, nuestro consumo: si vamos a ser capaces de
crear una nueva cultura material de vida que cambie nuestras pautas de vida, y
genere un vivir comunitario sobrio en lo material. Si vamos a ser capaces de
auto modificar nuestras necesidades, reduciéndolas voluntariamente. No es
verdad que la humanidad no haya reducido sus necesidades anteriormente. No es
cierto que esta nueva generación joven sea la primera generación de la historia
que va a vivir peor que sus padres. Ni en Europa ni en España. Sí es cierto que
ahora se trata de saber si vamos a ser capaces de hacerlo por voluntad
política, no porque hay una guerra que dura 3 años, 5 años o 30 años, y el
aparato productivo queda aniquilado. Yo no tengo la respuesta a esa pregunta.
Pero sí sé que este cambio de ethos, de cultura material de vida, no es algo
que “nadie nos impida”, ni “está en los genes” que solo podamos desear consumir
más productos elaborados.
A propósito de eso que estás hablando, mientras
lo hacías, he pensando en textos y conferencias de Manuel Sacristán de los
setenta y -ochenta y me ha venido a la memoria György Màrkus.
Ha fallecido recientemente, a principios de octubre de 2016. ¿Le has leído? ¿Te
ha interesado su obra?
-Justamente, ayer, doce días después de su
muerte, me enteré de la
misma. Fue un golpe interno. Para mí, Màrkus, su obra, fue
una revelación. Trabé conocimiento de su obra gracias a la traducción que
Manuel Sacristán Luzón hizo de un breve y formidable escrito suyo.
-De la versión alemana de A. Vértes-Meller y F.
Brody. Sacristán y Màrkus se cartearon.
-El texto fue publicado por la editorial Grijalbo ,
en la colección
Hipótesis , que dirigía Manuel Sacristán Luzón, con la ayuda
de Paco Fernández Buey, una colección excelente. Quiero dar la referencia
explícita del libro.
-Adelante.
-Marxismo y antropología, Ed. Grijalbo,
Colección Hipótesis, Barcelona, 1973 (edición original Budapest 1971). Me acabo
de percatar que he dicho “trabar conocimiento”, y que eso no se dice –o no se
hace- respecto de obras, sí respecto de personas. Yo no conocí a Márkus en
persona.
-Claro, claro
-El texto de Márkus va citado en mi libro. En
el apartado en que resumo cuál es la metafilosofía marxista, la metafísica, la
ontología antropológica de Marx. Es un texto que los de Espaimarx tenemos
colgado en nuestra biblioteca virtual, elsarbresdefarenheit, que es gratuita, y
animo a todo quien lea esta entrevista a que se lo baje, se lo descargue, a que
se lo imprima y lo lea; lo lea con detenimiento.
-Te pregunto ahora con más detalle sobre su obra.
-De acuerdo.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=218626
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