Declaración del Oilwatch por
un Hábitat despetrolizado
26 de octubre de 2016
26 de octubre de 2016
1.
Las Conferencias de Naciones Unidas sobre Asentamientos Humanos
realizados en Vancouver en 1976, Estambul en 1996, y Quito en 2016 son un
testimonio claro de la relación entre la industria petrolera y la agenda de la
urbanización planetaria: las ciudades crecientes son motor, justificación y
destino de los hidrocarburos y sus derivados; se constituyen en fuente de
energía; y permiten incrementar los ingresos y el poder de la industria del
petróleo, gas y carbón, de la abrumadora industria automotriz, la petroquímica,
la minería, así como del capital financiero especulativo. Este modelo urbano es
una expresión de la civilización petrolera y está profundamente vinculado con
la crisis ambiental mundial.
2.
La Nueva Agenda Urbana , lema y objetivo
del Hábitat 3, abre la puerta a nuevos patrones de producción, distribución y
consumo “sostenibles y responsables”, calificativos que ocultan la
obsolescencia, la explotación de la naturaleza y del trabajo humano; el
sacrificio de los cuerpos y de territorios como consecuencia de la extracción
de petróleo, gas y carbón, fuentes de energía y de insumos para la
petroquímica.
3.
Hábitat III promueve e imagina un futuro global esencialmente
urbano, desconociendo la importancia de los territorios rurales y el aporte de
las comunidades indígenas y campesinas en la sustentación de la vida en el
planeta. Justifica el despojo territorial de pueblos ancestrales; el
vaciamiento de los territorios para proveer con materia prima a la industria;
la urbanización de las selvas, bosques y comunidades campesinas a través de
proyectos de “vivienda para los pobres”, “ciudades del milenio” u otros
proyectos que se presentan como parte de las agendas sociales, de conservación
o de “compensación”.
4.
Para enfrentar la crisis del hábitat, se propone la economía
verde, se impone el discurso de la sostenibilidad y se promueven proyectos como
los de compensación de la biodiversidad y absorción de carbono, que son más
bien estrategias para perpetuar la primacía del mercado y permite que los
responsables de esta crisis puedan evadir sus responsabilidades. Estos
proyectos justifican la destrucción, desmovilizan y desplazan las comunidades,
y enriquecen a las empresas con nuevos negocios, mientras se mantiene y
fortalece el capitalismo petrolero.
5.
Los agresivos procesos de urbanización, siempre organizados
alrededor de millones de automóviles, provocan desalojos, desplazamientos,
invasiones tanto en las fronteras de las ciudades como en los territorios de
extracción. La agenda de crecimiento urbano con la construcción de carreteras y
la supervehiculación de las sociedades, es sobre todo funcional a la expansión
de las fronteras extractivas de nuevas y viejas empresas de hidrocarburos, con
viejas y nuevas tecnologías.
6.
Es de especial preocupación para Oilwatch en el marco de la
petrolización del hábitat, la ausencia de discusión sobre:
1.
El
uso y fomento de energías extremas para apuntalar la urbanización agresiva
Las
nuevas tecnologías de la industria de petróleo, gas y carbón ligadas a la
búsqueda, extracción, transformación, y manejo de desechos, en lugar de
proteger la naturaleza, y respetar los derechos de las comunidades
aumentan los riesgos y los impactos. La extracción de crudos extrapesados,
el gas y aceite del fracking, la extracción de gas asociado al carbón, la
minería de carbón y petróleo, la explotación de aguas superprofundas, la
biotecnología para la industria petrolera y la expansión de la petroquímica
tienen los mismos y peores impactos de los ya observados en el planeta.
2.
La
creación de nuevas zonas de sacrificio
Las
nuevas fronteras de extracción de petróleo, gas y carbón son parques
nacionales, territorios indígenas, arrecifes de coral, mares profundos,
glaciares y otras zonas de extrema vulnerabilidad, así como los cuerpos de los
trabajadores y las poblaciones cercanas a estos proyectos. Destruir estas zonas
no solo implica la pérdida de un patrimonio de la humanidad, sino que desatará
fuerzas incontrolables de la
naturaleza. Las industrias ligadas a los hidrocarburos,
incluyendo las petroleras, las de servicios, la minera, la automotriz y la
petroquímica están ejerciendo presiones criminales sobre el planeta y su
gente. Se hace indispensable establecer las redes de responsabilidad que
actúan frente a este ecocidio y etnocidio.
La
frontera extractiva se expande incluso en las ciudades, causando accidentes,
derrames, contaminación, despojo de tierras, entre otros impactos adversos, con
riesgos enormes para la vida en el planeta.
3.
El
análisis sobre las causas del cambio climático y los riesgos de sus efectos
sobre las ciudades
La
extracción de carbón, petróleo y gas no sólo ha provocado la crisis climática
planetaria sino que está provocando desastres extremos, en gran parte, por el
carácter experimental de las tecnologías que se usan. Por ejemplo, el fracking
está asociado a la generación e incremento de sismos y temblores. La
perforación en aguas profundas y la combustión in situ implica graves riesgos para
trabajadores y el territorio. Las ciudades cada vez más grandes, son vendidas
como espacios de seguridad, bienestar y salvación para las poblaciones que se
pretende desplazar, pero son realmente espacios de colapso, en donde se están
desatando las peores crisis climáticas.
4.
El
exterminio de poblaciones de extrema vulnerabilidad
Los
últimos pueblos indígenas aislados que habitan la selva amazónica y el Gran
Chaco sudamericano, las comunidades del bosque de la cuenca del Congo, los
pueblos pastores del continente africano, las minorías étnicas de Arakan en el
sudeste asiático, los pescadores artesanales y recolectoras entre otros, están
siendo acorralados por los planes de desarrollo y extracción de minerales
e hidrocarburos.
En
los últimos meses en Bolivia, Ecuador y Perú en territorios en donde se
realizan actividades de exploración sísmica y de extracción de crudo se ha
reportado la presencia de estos pueblos aislados. Siendo estos una prioridad de
protección para las Naciones Unidas, urgen acciones inmediatas y la
paralización de los proyectos petroleros que amenazan su existencia.
NUETRA AGENDA POR EL HABITAT ES:
Oilwatch trabaja por una civilización post-petrolera, para
desfosilizar la economía y descentralizar y diversificar la energía,
despetrolizar el sistema alimentario industrial, desurbanizar las vidas de las
sociedades, desautomovilizar el transporte, proteger los
territorios/comunidades y recuperar las aguas, cuerpos y las selvas.
Oilwatch demanda a las Naciones Unidas bloquear la influencia de
empresas en los escenarios de decisión internacional, controlarlas y sancionarlas
por sus delitos, transparentar las relaciones de la industria de hidrocarburos
y de automóviles con la agenda de crecimiento urbano.
Oilwatch reconoce que los defensores y defensoras de la
naturaleza son los únicos que están actuando en responsabilidad con nuestro
Hábitat, y demanda para inmediatamente su criminalización, hostigamiento,
estigmatización, desprestigio y judicialización.
Oilwatch celebra las formas cómo la naturaleza se rebela
reencauzando los ríos a sus cauces naturales, impidiendo el hallazgo y
extracción de los fluidos de la tierra (la sangre de la tierra de acuerdo a los
pueblos indígenas) y poniendo frenos a la expansión urbana.
Oilwatch se presta a la construcción de alianzas con las
organizaciones urbanas para promover juntos nuevas formas de convivencia,
armoniosas con la naturaleza, respetuosas de las sociedades, que construyan
solidaridad, democracia y planes de vida en común y por el bien colectivo.
Quito, 20 de octubre
de 2016
Fuente: http://www.opsur.org.ar/blog/2016/10/26/declaracion-del-oilwatch-por-un-habitat-despetrolizado/
Fuente: http://www.opsur.org.ar/blog/2016/10/26/declaracion-del-oilwatch-por-un-habitat-despetrolizado/
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