¿Adiós al
neoliberalismo?
26 de marzo de 2019
Por Óscar
García González (Rebelión)
Como antecedente habría que recordar que durante la campaña el
ahora presidente evadía llamar por su nombre al modelo recién abolido, por sus
implicaciones electorales también se cuidaba de no atacarlo frontalmente. Fue
hasta su toma de protesta en el Congreso de la Unión que lo mencionó como tal
por su nombre responsabilizándolo de la desgracia del país. Las búsquedas en
google de la palabra neoliberalismo alcanzaron ese día cifras récord.
El
17 de marzo durante la clausura del foro Planeando
Juntos la Transformación de México, en Palacio Nacional, el presidente no
sólo decretó la abolición del modelo económico neoliberal, sino de su política,
a la que caracterizó como “de pillaje, antipopular y entreguista". Las afirmaciones
pudieron haberse interpretado como una broma más u otra ocurrencia de esas a
las que ya nos tiene habituados durante sus conferencias mañaneras, sin
embargo, como la declaración también se realizó en el marco de la presentación
del Plan Nacional de Desarrollo no pudo pasar desapercibida.
Incluso
los apologistas e intelectuales orgánicos de la 4T ignoraron la declaración o en el mejor de los
casos la minimizaron diciendo que se trataba de un buen propósito, de una
utopía que debemos construir entre todos. Sin embargo, basta una revisión
panorámica al propio PND 2019-2024, por ejemplo, para desencantarse y aterrizar
en las medidas que el presente gobierno está implementando, mismas que ni de
lejos parecen sentar las bases para la construcción de dicha utopía.
Para colmo de males en la misma semana de la “abolición”, sería el
mismo presidente con sus acciones quien se encargaría de desmentir sus
declaraciones. Así quedó evidenciado al invitar nada menos que a Jared Kushner,
yerno del mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, con quien se reunió en la
casa de Bernardo Gómez, vicepresidente ejecutivo de Grupo Televisa e integrante
del Consejo Asesor de la Presidencia, de quien AMLO se refirió como “un amigo
en común”. La declaración contrasta con el anunciado fin del capitalismo de
amigos que habría impulsado Enrique Peña Nieto, quien también se reunió en
numerosas ocasiones con el familiar político de Trump, a quien incluso
condecoró con la Orden
Mexicana del Águila Azteca. Mal en la forma como en el fondo.
Para
cerrar con broche de oro la semana de la “abolición”, se realizó en Acapulco la anual Convención Nacional
Bancaria en la que el presidente fracasó en su intento por “convencer” a los
banqueros de disminuir las estratosféricas comisiones que cobran a los
usuarios. De acuerdo a sus propias cifras obtuvieron ganancias de 157 mil cien
millones de pesos, lo que equivale a un incremento de 8.5% con respecto al año
anterior. Bancos extranjeros que ganan más en México que en sus países de
origen debido a dichas comisiones. AMLO respeta y reconoce la autonomía de la
banca pero no de los pueblos indígenas al imponer megaproyectos con consultas a
modo que ni siquiera se plantean para temas financieros.
Pese
al decreto, y sin ser economistas, lo que la ciudadanía puede corroborar es la
continuidad en la política que regula los precios de los combustibles como la
gasolina y el diesel, ligados inexorablemente al aumento de precios en
productos y servicios. Por lo mientras las leyes de la oferta y la demanda, es decir,
las del mercado parecen no haberse enterado de su abolición en México.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=254046
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