Hacia el Buen Vivir:
Encuentro de Pueblos
Fumigados.
30 de marzo de 2018
30 de marzo de 2018
Por Vivian
Palmbaum / @vivi_pal – Fotos por Huerquen
Comunicación en Colectivo
El sábado 17 y domingo 18 de marzo se
realizó el 9º Encuentro de Pueblos Fumigados y 2º Encuentro de Agroecología
bajo la consigna: “Caminando Hacia el Buen Vivir”. Una iniciativa que
colectiviza las organizaciones comunitarias, abre el diálogo para enfrentar a
la producción agraria a escala industrial y promueve la agroecológica. Mientras
tanto los ecosistemas se siguen alterando, con graves perjuicios para todo tipo
de vida.
Más y más veneno
Argentina es el país con mayor consumo de
agrotóxicos -mal llamados fitosanitarios- por habitante: casi 400 millones de
litros por año. Hace más de 20 años que se aprobó el ingreso al país de la
semilla transgénica Monsanto en un trámite express firmado por Felipe Solá,
desde entonces cada año las dosis de venenos aplicados por hectárea aumenta.
Hoy el 60% de la superficie cultivable está ocupada por transgénicos, con un aumento
de la superficie cultivada alrededor del 30%, mientras el uso de agrotóxicos lo
hizo en alrededor del 900%, lo que significa más y más veneno por hectárea.
El Encuentro de Pueblos Fumigados pone
sobre la mesa que “la liberación de venenos también llega a las grandes
ciudades a través de la industria alimentaria, que utiliza derivados de la soja
y el maíz en prácticamente todo. Se han encontrado restos de venenos en donde
menos te lo imagines: algodón, isopos, toallitas femeninas, miel, cerveza, y cada
uno de los productos que contienen derivados de la soja y el maíz
(hamburguesas, snacks, salchichas, gaseosas, chocolates, etc). Llegamos a tal
punto que se encontraron restos de glifosato (el herbicida estrella, de mayor
uso mundial) en la leche materna. Los problemas de salud han cambiado: a medida
que avanzan los transgénicos y los venenos, aumentan los casos de cáncer,
problemas de tiroides, los abortos espontáneos, los nacimientos con
malformaciones y otros. Los estudios que dan cuenta de esta relación no
tardaron en aparecer de la mano de investigadores independientes, desmintiendo
la supuesta inocuidad y ausencia de riesgos para la salud que argumentan las
corporaciones que los producen y venden. Muchos de esos investigadores han sido
perseguidos y hostigados por el lobby transgénico que opera con fuerza desde
muchas esferas”.
Encuentro
Tal como expresan desde la asamblea de Pueblos Fumigados,
“Vamos mucho más allá del reclamo de no convivir con agrotóxicos”. En este 9º
Encuentro se trabajaron los siguientes ejes temáticos: Salud, Legales, Arte y
Comunicación, Ciencia Digna, Agroecología (experiencias y redes), Educación y
escuelas rurales, Construcción social y Mujeres y Agroecología.
Asistieron unas 400 personas que integran
50 colectivos y asambleas de toda la provincia de Buenos Aires, junto a
personas que llegaron de Entre Ríos y Santa Fé. Agrupaciones de vecinos y
vecinas, abogados/as, médicos/as, docentes rurales, agrupaciones culturales,
entre tantas otras estuvieron presentes para encontrarse, poner las
problemáticas en común y pensar en construir alternativas a este modelo de
muerte.
Agroecología, hacia el Buen Vivir
Al finalizar el Encuentro, se expresó con
un documento: “Somos un movimiento diverso que en muchos territorios desarrolla
una gran cantidad de actividades, y es un desafío lograr mayor alcance y visibilidad.
Necesitamos ir más allá de los espacios de militancia, llevando el debate al
conjunto de la sociedad.
El Agronegocio no es sólo un modo de
producir comodities de exportación. Quienes lo sostienen y fomentan apuestan a
construir un tipo de sociedad. Con sus esquemas de valores y lógicas han
impregnado a amplios sectores, mucho más allá de quienes participan
concretamente de esta actividad. Muchas veces, a quienes nos oponemos a estas
nociones de ‘desarrollo’ y ‘progreso’, se nos interpela diciendo que ‘no
tenemos alternativas’. Sin embargo, cada vez más, las y los productores del
campo y las y los consumidores de la ciudad buscamos acceder a alimentos sanos
a precios justos, y ya existen miles de hectáreas donde se produce desde otros
paradigmas.
La Agroecología nos devuelve no sólo a
formas de producir nuestros alimentos en forma sana y en armonía con el medio
ambiente del que somos parte; sino que nos invita a construir nuevas formas de
estar en el mundo, avanzando hacia lo que llamamos Buen Vivir”.
Ni las abejas se salvan del daño. Hace
pocos días se conoció la triste noticia de millones de abejas que murieron en
el valle de Traslasierra, por el daño que causan los venenos. Una situación que
no solo afecta a las y los productores apícolas, sino que muestra que el medio
ambiente está siendo alterado, y que esto puede ser irreversible. Monocultivo,
tala indiscriminada, uso de agrotóxicos, son algunas de las causas de una
ecuación que mientras favorece los negocios se destruye la vida.
Desde ya hace algunos años los Pueblos
Fumigados de todo el país se vienen organizando, junto a la iniciativa de los
Médicos de Pueblos Fumigados, abogados ambientalistas, agrónomos, vecinas y
vecinos, trabajadores y trabajadoras, entre otras y otros comprometidos con el derecho
a la salud y a la vida.
Este reclamo continuamente silenciado y ocultado ha llegado a
los tribunales internacionales que reconocieron el delito de “ecocidio”, una
nueva figura legal para el daño. Hasta la OMS ha tenido que empezar a
reconocer, a pesar de los lobbys del Agronegocio, el daño que producen los
agrotóxicos, cuando ya es imposible silenciar la cantidad de evidencias que así
lo demuestran. Sin embargo, esto no ha tenido consecuencias que se traduzcan en
políticas públicas que cuiden la vida de las personas.
También las y los docentes rurales no son
ajenos a estos graves sucesos, y constituyeron una red federal: Docentes por la
vida, para denunciar y proteger lo que cada día ven ante sus ojos; escuelas
fumigadas, niñas y niños rociados de veneno cuando se trasladan a la escuela,
enfermedades y padecimientos de las familias y los propios docentes afectados
por la peste del extractivismo que privilegia ganancias y descarta personas.
Este encuentro de debate, construcción de
redes y alternativas se acompañó de murgas y expresiones culturales y
artísticas, porque se trata de luchar y organizarse contra estos gigantes
aliados a las políticas públicas, en un marco de alegría compartida. La
alternativa no parece ser otra que la organización colectiva y recuperar otras
prácticas como la agroecología, que ha demostrado ser igualmente rentable e
intenta construir otro tipo de prácticas que ponen por encima de cualquier cosa
el valor de la vida. Otro
mundo es posible basado en el respeto a la madre tierra de la que todas y todos
somos parte.
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