Naturaleza Viva: “Se puede producir sin agredir al
suelo, sin envenenar los alimentos y siendo protagonistas”
26 marzo, 2019
La legendaria pareja
-sobrevivientes de la dictadura tras refugiarse en el monte chaqueño- son hoy
los responsables de la chacra “Naturaleza Viva”.
Aquí explican cómo es posible producir
sin agredir a la naturaleza, sin envenenar los alimentos y sin esclavizarse
como productores. “Al productor le devuelve las ganas de vivir, el
entusiasmo, porque pasa a ser la parte más importante del proceso productivo”,
mientras que en la agricultura de los agroquímicos “es un paria, un instrumento
de las multinacionales”.
“Naturaleza Viva” es una chacra de unas 200 hectáreas , en el
norte santafesino, en Guadalupe Norte, donde trabajan quince familias que
producen una gran variedad de alimentos sin utilizar agroquímicos ni
transgénicos. Su producción llega a miles de hogares en numerosas provincias
argentinas. La notable experiencia es liderada desde hace tres décadas por
Irmina Kleiner y Remo Vénica, una pareja de ex militantes del Movimiento Rural
de la Acción Católica ,
perseguidos por la dictadura militar por organizar a los campesinos en lucha.
La increíble historia de supervivencia de Remo e Irmina durante cuatro años en
el monte chaqueño quedó reflejada primero en el libro Monte Madre de
Jorge Miceli (edición del autor, 2006) y luego en la película Los del
suelo, del director Juan Baldana (2015).
La revolución por la que entonces
lucharon tomó otros rumbos en las vidas de Remo e Irmina: su chacra “Naturaleza
Viva” es una poderosa muestra de que es posible producir alimentos de otra
manera, de que la agroecología es sostenible y que puede resistir a crisis
económicas y modelos injustos de la más variada índole. La granja recibe
escuelas, delegaciones y familias interesadas en conocer esta experiencia, y es
constante la presencia de estudiantes y profesionales que realizan pasantías,
produciendo un rico intercambio de saberes y experiencias procedentes de
distintos puntos del país y del mundo.
La prédica de ambos, presentes a veces
en persona pero multiplicada por un aura que de a poco se convierte en leyenda
a lo largo y a lo ancho del país, es un mensaje pleno de lucidez, convicción y
sensatez, y así aparece en este diálogo sostenido en Gualeguaychú, en el marco
de una jornada sobre producción agroecológica como parte de las actividades del
Plan de Alimentación Sana, Segura y Soberana de esa ciudad.
Los responsables de “Naturaleza Viva”
explican aquí cómo es posible producir sin agredir a la naturaleza, sin
envenenar los alimentos y sin esclavizarse como productores. La calma de Irina
contrasta con Remo, quien habla con un apasionamiento admirable. Por supuesto,
la transcripción de la entrevista no logra transmitir la calidez y entusiasmo
de sus voces, al contar cómo fue apostar –treinta años atrás– a lo que aun no
se conocía con el nombre de agroecología: el modo más natural de emanciparse de
las deudas que los agobiaban. Y aseguran que esta forma de producir vuelve a
poner en el centro, junto a la naturaleza, “al productor, le devuelve las ganas
de vivir, el entusiasmo, porque pasa a ser la parte más importante del proceso
productivo”, mientras que en la agricultura de los agroquímicos “es un paria,
un instrumento de las multinacionales”.
“La fertilidad se mantiene a través del
ciclado de los elementos de nuestro ecosistema: el sol es gratis, el aire es
gratis, el agua es gratis y la tierra es naturalmente gratis para el campesino.
Un correcto manejo del sol, del aire, de la tierra y del agua optimiza la
producción”.
Remo e Irmina, ustedes están al frente desde hace ya más de
30 años, desde 1987, de una de las experiencias más interesantes de producción
natural, de producción agroecológica, en la Argentina. Quisiera
saber cómo fue el inicio, que los decidió a apostar a esa manera de producir.
Remo: Respecto al cómo fue, al momento del cambio… ¿Sabés qué pasa?
Cuando te ajusta el zapato, lo que tenés que hacer es cambiarlo. En este caso,
nosotros ya estábamos en un momento perverso de la “revolución verde”, del uso
de agroquímicos. Y entramos en ese juego sin ser conscientes de él, entonces
nos fuimos endeudando. En el campo de mi padre hubo un gran endeudamiento, con
riesgo a perder la
tierra. Entonces lo que hicimos fue: señores, demos vuelta,
provoquemos un cambio posible, salvemos la tierra. Y para eso decidimos impedir el uso de
los agrotóxicos en el campo, porque ya veíamos el efecto negativo de los
agrotóxicos en la calidad de la tierra.
Irmina: La decisión fue no seguir endeudándose comprando más insumos, y
por otra parte también el suelo, que estaba muy deteriorado, muy empobrecido,
no tenía vida. Eso era un desafío muy fuerte, había que reconvertir, empezar
otro proceso de volver a fertilizar, a vivificar, a generar árboles en el
ambiente, materia orgánica. Ese fue uno de los elementos para tomar la
decisión.
Remo: ¿Cuál es la cuestión más grave, para el productor, de las técnicas
de producción que la
“Revolución Verde ” convirtió en habituales, las técnicas de
la agricultura industrial? Es el endeudamiento permanente del productor, porque
compra insumos y los saca a cuenta de la producción que va a sacar dentro de
cuatro a seis meses. Pero si nuestros abuelos, nuestros padres, nunca entraron
en eso, porque eran autosustentables en el tema, porque producían sus semillas,
y no necesitaban comprar venenos o insumos porque trabajaban mirando la tierra,
mirando la calidad y la vitalidad del suelo.
¿Y cómo fue la decisión?
Remo: Fue de un
día para el otro. Decidimos no usar más agrotóxicos y comenzamos. No teníamos
muchos indicadores de experiencias similares en el país ni en el exterior.
Estamos hablando de 1987, y no había ni siquiera marco legal. Hubo una
resolución sobre producción orgánica en 1994 y la Ley 25.127 de producción
orgánica recién es del año 1999.
En 1987 tampoco había internet como para buscar…
Remo: No. No
había internet. Vos hoy apretás un botoncito y tenés experiencias de China, de
Estados Unidos, de Europa, de Brasil, etcétera. No teníamos nada de eso. Pero
teníamos nosotros una percepción de lo que sucedía, porque los dos fuimos dirigentes
campesinos, del Movimiento de Ligas Agrarias, del Movimiento Rural de Acción
Católica Argentina, que ha trabajado mucho en la región formando grupos de
jóvenes campesinos. Eso nos ha permitido identificar y observar campesinos de
Misiones, de Formosa, de Chaco, de Corrientes, de Santa Fe, de distintas partes
del país y del Noroeste, ver cómo se desarrollaban las actividades. Muchos de
los pequeños campesinos eran agroecológicos sin ponerle nombre. No tenían el
rótulo, pero ellos no usaban venenos, no usaban semillas compradas, no usaban
herbicidas, usaban el lomo, la
azada. Y eso para nosotros fue muy fuerte.
Irmina: Y
otro de los ingredientes es que nosotros en el 84 habíamos regresado del
exilio, habíamos estado en Europa, y ahí vimos fuertemente los movimientos
ambientales, la lucha contra la contaminación. Vimos los ríos muy contaminados,
el ambiente contaminado. Entonces veíamos a dónde llevaría este proceso de
matar la fertilidad del suelo, de contaminar y usar agroquímicos. Teníamos la
imagen muy cerca.
¿Cómo funciona Naturaleza Viva?
Remo: Nuestra perspectiva es biodinámica, pero en el
mismo trabajo que estamos realizando utilizamos otras según las condiciones: ya
sea si son frutales, horticultura, producciones extensivas. Hay variables,
hacemos de todo. Tambo y producciones lácteas. Nunca, o excepcionalmente,
vendemos leche: lo que vendemos es queso, yogur, ricota, manteca, dulce de
leche. En las otras actividades que tenemos, agricultura, hacemos la producción
agropecuaria pero también hacemos la transformación de los productos. El hilo y
el girasol los transformamos en aceite prensado en frío. El pellet,
que queda de ese proceso de prensado, vuelve a ciclar en
Es como
un circulo virtuoso ¿verdad?
Irmina: Un suelo fértil es muy eficiente para producir sin
agroquímicos. Porque los insectos y las malezas vienen en suelos deteriorados.
De suelos deteriorados surgen plantas enfermas, y las plantas enfermas son
atacadas por microorganismos, insectos, plagas en general. Pero las plantas
plagas desaparecen con la fertilidad de la tierra, y la fertilidad se mantiene
a través del ciclado de los elementos de nuestro ecosistema:
Esa alta
rentabilidad, en el caso de ustedes, está vinculada además con el hecho de que
no venden las materias primas…
Remo: Exacto. Nosotros tenemos toda la cadena: producción,
elaboración, transformación, venta. Nosotros entregamos el alimento a ciudades
y pueblos de 23 de las 24 provincias del país. Tenemos redes. Porque además lo
hacemos a través de redes.
¿Es
central entonces que el productor no resigne la elaboración de su propio
producto?
Remo: Y además tiene que ver con la historia de
“Estamos acostumbrados a
ver los campos libres de personas, de individuos, de familias.
Tenemos que replantearnos
seriamente esto, es muy grave lo que ha sucedido.
Tenemos que repoblar la
tierra”.
Ahí
reside el secreto.
Remo: ¡Claro! Cuando nosotros nos dimos cuenta de eso,
pues ahí estaba la papa: triplicamos la ganancia reduciendo los riesgos. ¿Te
imaginás? Nos quedamos con los tres eslabones, pero no solo eso, lo más rico de
esto es que de un eslabón a otro no hay trasmisión ni impuestos porque es el
mismo productor el que genera todo. Por lo tanto desde la producción primaria,
del movimiento de suelo, hasta el producto terminado es toda una cadena donde
queda toda la ganancia para el productor y de esa manera puede reinvertir,
puede recrear los sistemas productivos. Y todo eso a partir de recuperar la
vida de la tierra, del suelo, el potencial más extraordinario que debemos
cuidar para que las nuevas generaciones, tanto de los argentinos como de todos
los que vivimos en el planeta podamos seguir viviendo en el futuro.Irmina: Y por otra parte cada uno de esos eslabones productivos requiere manos y cabezas atrás haciendo y concretando las cosas, entonces del campo despoblado pasamos a un campo generador de empleo, de ocupación, y por lo tanto de recursos para las familias. Y se vuelve a poblar. Es un aspecto social fundamental, la estructura productiva del campo es una cuestión social.
Remo: Estamos acostumbrados a ver los campos libres de personas, de individuos, de familias. Tenemos que replantearnos seriamente esto, es muy grave lo que ha sucedido. Tenemos que repoblar la tierra.
Ustedes demuestran que no es una utopía, no es imposible.
Remo: Trabajamos doscientas hectáreas quince
familias. Y si tenemos en cuenta que hay más de 60 millones de hectáreas en el
país que no están pobladas, entonces 60 millones de hectáreas, dividido 200 por
15 necesitan de entre 4 y 5 millones de familias para repoblar el campo. Y
seguramente me vas a decir “Che, ¿pero cómo vas a repoblar el campo?, si se
perdió la cultura”. ¡La debemos recuperar! La cultura no está enterrada, está
viva en nuestros abuelos y en experiencias de muchos campesinos, porque hay
experiencias de Paraguay, de Brasil, de Colombia, de Ecuador, de Costa Rica,
extraordinarias en este sentido, y hay universidades que se están replanteando
los sistemas educativos y formativos para impedir este proceso decadente de una
agricultura de los agrotóxicos y de los venenos y provocar una agricultura de
la vida, de la fraternidad, de las relaciones afectivas y constructivas entre
el campo y la ciudad.
Es un fenómeno
que ya se está dando.
Remo: Sí ¿sabes por qué? Porque está colapsando Irmina: Sí, es muy grave. Y por el otro lado, el argumento fuerte de
Remo: Tenemos problemas de hambre y a la vez de enfermedades graves, pero ¿cómo vamos a tener una población sana si consume agroquímicos, agrotóxicos, venenos? Entonces tenemos que modificar el sistema productivo para producir. Hay una frase muy linda de un gran maestro de la humanidad que fue Hipócrates, 350 años antes de Cristo: “Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento”.
Otro
concepto que ustedes mencionaban, en relación con la diversidad de experiencias
y de técnicas que se van generando. Hasta hace poco esas perspectivas tenían
poco contacto entre sí, pero ahora cada vez hay más interrelación, en buena
medida por los avances comunicacionales. Ustedes mencionaban que no son
perspectivas contradictorias sino complementarias…
Remo: Sí, son propuestas que han surgido de la realidad,
de personas muy habilidosas, entre ellos maestros como el caso de Masanobu
Fukuoka, en Japón, con la agricultura natural. O la propuesta de Jairo Restrepo
con la agricultura regenerativa, la biodinámica de Rudolf Steiner, la
permacultura de Bill Mollison. Con todas ahora, por suerte, estamos
interactuando, buscando los aspectos favorables de cada una, porque en una
región favorece una, en otra región favorece otra, favorece con un sistema
productivo, con otro sistema productivo. Son complementarias, y esto es lo
importante: hay varias maneras de producir sin agredir y sin envenenar
fundamentalmente los alimentos para nuestra querida población.
Y algunas
de esas técnicas son milenarias, o están inspiradas en prácticas muy antiguas.
Irmina: ¡Es que antes de Remo: Nosotros trabajamos en
El otro elemento que me parece central en una época que la que hay tantos factores que encadenan a las personas, es que la producción natural le devuelve la autonomía al productor, el poder sobre sí mismo, el sentido de ser dueño de su destino ¿verdad?
Remo: ¡Claro! Y no solo
De hecho
puede estar o no estar. Da lo mismo.
Remo: Puede estar o no estar, tenés los
personeros de las corporaciones que le pueden desarrollar el cultivo sin
necesidad de que estén presentes. Pero en la agricultura ecológica el campesino
es parte activa, porque va desarrollando el proceso, un proceso de crecimiento.
Un proceso ascendente de fertilidad. Un proceso ascendente en mano de obra. Un
proceso ascendente de calidad de vida, de salud, de bienestar, de diversidad
biológica, de comenzar a vivir procesos extraordinarios. También desde el punto
de vista de los animales que vienen a repoblar el lugar.“En la agricultura ecológica el campesino es parte activa, porque va desarrollando el proceso, un proceso de crecimiento. Un proceso ascendente de fertilidad. Un proceso ascendente en mano de obra. Un proceso ascendente de calidad de vida, de salud, de bienestar, de diversidad biológica, de comenzar a vivir procesos extraordinarios”.
¿Cómo es
eso?
Irmina: A nosotros nos preguntan “Che pero ustedes que
hacen mermelada de higo, hacen higos en almíbar, ¿cómo hacen, si a mí me comen
todo los loros?” Bueno, en la granja habitan las águilas coloradas y los
caranchillos que no dejan una cotorrita. No existe una cotorra en “Naturaleza
viva”. Pero si no era por la reflexión de este productor, no sabríamos por qué.
Entramos a observar de qué manera están las aves. Porque tenemos árboles altos.
Eucaliptus, y otros árboles altos…Remo: De todo tipo de árboles muy altos. Además tenemos una familia de monos, que lo poblaron hace 8, 10 años, vino una hembra, pionera, y antes del año vino el macho, y ahora son ocho monos que están poblando “Naturaleza Viva”. Y además es una forma eficiente: nos siembran los bosques que construimos. Porque nosotros empezamos “Naturaleza Viva” con 60 árboles que los gringos teníamos en aquellos tiempos nada más, porque todo había que dedicarlo a
Qué
maravilla. Dan ganas de ir a ver “Naturaleza Viva”.
Remo: ¡Cuando quieras! Y te aseguro que es un lugar que
al ir a verlo, da ganas de compartir, porque el ser humano es protagonista, no
es un paria. Porque mientras que para el sistema molesta el agricultor, para la
agroecología es el protagonista. Es el que conduce el proceso. Porque además
tenés muchas alternativas.Me hizo acordar a la idea del antropocentrismo humilde, que propone Guillermo Priotto. El ser humano asumiéndose como parte del ambiente, pero dirigiendo el proceso, claro que con otros valores.
Remo: ¡Sí! Y a tal nivel de humildad que me tuve que sentar en el bosque a reírme porque los monos me enseñaron a producir en el bosque.
A ver,
cuente eso.
Remo: Claro, porque el grupo de monos que tenemos come
los frutales que están en el predio de la granja y me los llevan al bosque.
Como decir, cerella, mamón, chirimoya, dátiles, nísperos, chaucha ingá, una
chaucha dulce. Todo eso lo comen, y van y duermen en el bosque. No hace mucho
me tuve que sentar a reír en el bosque. Pensar que los monos me enseñaron.
Porque yo peleando para producir frutales que me afectaban por
Hecho
naturalmente por los monos, al ir a hacer sus necesidades…
Remo: Naturalmente. Te aseguro que yo no les dije
nada (risas).La última: ¿qué debemos exigirle al Estado? Hoy conversábamos acerca de su rol, la presencia o la ausencia, la complicidad del Estado o la decisión de impulsar algo distinto. En el caso del estado municipal, que normalmente se desentiende de estas cuestiones (“no es problema mío, es problema de la provincia o el Estado nacional”). ¿Qué pasa si el Estado, y en especial el Estado municipal acepta el desafío de impulsar a sus productores a producir alimentos de manera ecológica, para darle de comer a su gente, a sus propios vecinos?
Irmina: Es fundamental: que el Estado, que sin duda alguna tiene el rol de velar por toda la población y procurar que su organización, sus caminos, vayan por el mejor lugar posible. Si nosotros integramos el problema de la salud que está relacionado íntimamente con esta cuestión del alimento, lo ambiental, el suelo, y la parte productiva, creo que la mejor propuesta es esto, ir limpiando metafóricamente los caminos, porque a todos va a favorecer, a los productores porque van a retomar el camino de las producciones limpias y dejar de gastar en agroquímicos que en realidad no son necesarios; en contribuir que desde la producción se revitalice el suelo, y así cerrar el camino de la pérdida de la fertilidad; a repoblar de árboles donde se pueda repoblar, o sea, los árboles pueden ser para uso forestal como árboles de producción de alimentos, las dos cosas. Y sobre todo, la salud para la población, en un ambiente limpio, la salud de la población obviamente va a ser mucho mejor.
Remo: Un intendente debe ser, entre otras cosas, el administrador de la calidad de vida de la ciudad, y debe provocar a la gente de campo a que revise su comportamiento para evitar que se sigan deteriorando los suelos, pero también evitar que se sigan hipotecando comprando agrotóxicos y venenos, y que además proyecten una acción de la agroecología que ya nos está dando ejemplos. Es lo que tenemos que hacer. A partir de este fenómeno de
AMÉRICO SCHVARTZMAN, DIRECTOR DE
Ecoportal.net
Fuente: https://www.ecoportal.net/temas-especiales/naturaleza-viva-se-puede-producir-sin-agredir-al-suelo-sin-envenenar-los-alimentos-y-siendo-protagonistas/
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