Frente a la crisis de
los modelos tradicionales de acción política…
Nuevas prácticas políticas
colaborativas
5 de febrero de 2019
Por Fernando Dorado (Rebelión)
Frente a lo
que ha ocurrido en Cuba, y lo que sucede actualmente con Venezuela y Nicaragua,
pero también, a lo acaecido con los gobiernos progresistas de América Latina (y
también con Podemos en España y Syriza en Grecia), es necesario reflexionar
para tratar de superar los análisis tradicionales y contribuir con la búsqueda
y tránsito por caminos nuevos. Hay que partir de aceptar que, en los últimos
150 años de lucha, los trabajadores y pueblos oprimidos hemos fracasado frente
a un capitalismo que se renueva a diario. En ese sentido planteo unas
reflexiones sobre el tema en forma sintética.
Contrario a lo que planteó
Marx, se piensa (a veces, es una creencia) que el socialismo y comunismo solo
se pueden construir usando el aparato de Estado o desde ese ámbito. Es decir,
actuando “desde arriba”, sin involucrar a la gente en la tarea de construir
nuevas relaciones sociales de producción y de vida o creyendo que ello se logra
con normas y leyes. Y siempre, el Estado nos coopta, nos encierra, y nos pone
al servicio del gran capital sin que podamos construir algo seriamente
alternativo o “post-capitalista” (Mason). Lenin lo alcanzó a visualizar, aunque
era la primera experiencia de estar al frente de un Estado y, por lo menos,
dejó formulada (parcialmente y en desarrollo) A partir de ese accionar, que se hace exclusivamente a nivel del Estado, necesariamente se termina por involucrarse en el conflicto geo-político entre las potencias económicas y políticas (militares). Actualmente, frente a la crisis económica acumulada, ese conflicto se agudiza entre el bloque occidental (EE.UU., Europa) y el bloque oriental (Rusia, China, otros), y los países débiles y dependientes de acuerdo a sus conveniencias tienen que alinearse con unos u otros para no ser “devorados”. Y al introducirnos en esa dinámica, perdemos los verdaderos objetivos de la causa transformadora, comprometiéndonos en carreras armamentistas, alianzas ideologizadas o geográficas, “solidaridades” interesadas, bloques y guerras geopolíticas, dependencias camufladas, etc. Y son los pueblos los que sufren.
La visión que se viene trabajando y construyendo por parte de nuevos pensadores y prácticos de la acción revolucionaria, para intentar enfrentar y superar ese problema que es recurrente y frustrante, consiste en realizar el trabajo político en dos grandes terrenos o espacios interrelacionados: el estatal o institucional, por un lado, y el societal o no-institucional, por el otro. Además, impulsando una dinámica que logre coordinar esas tareas que deben tener un grado de separación formal para lograr sus objetivos. Ellas son:
a) Disputar el control del Estado con una política democrática amplia y relativamente “moderada”, con gente conocedora del aparato estatal para aprovechar las pocas fisuras existentes sin dejarnos llevar a una confrontación total y desigual, dado que los capitalistas globales (que juegan al interior de todas las potencias y de todos los países) nos pueden bloquear y debilitar fácilmente. En ese terreno deben fijarse como metas las de avanzar con consistencia y paciencia en el manejo ético de lo público, ampliar y mejorar la democracia representativa y también la participativa (hasta donde se pueda), e ir debilitando paso a paso los monopolios para abrirle espacio a las economías colaborativas (Rifkin, Ostrom). Para hacer ese trabajo se requiere entender la naturaleza del capital financiero global, identificar sus relaciones e imbricaciones que influyen y determinan todos los ámbitos de las sociedades y pueblos del planeta, y no hacernos ilusiones cortoplacistas. Para llevar a cabo esa tarea se necesita más bien poca gente, especializada y honesta, pero que esté subordinada y de alguna manera “controlada” y asesorada, por una organización política que tenga sus raíces y fuerza dentro del movimiento social, y sea poseedora de un alto nivel de pensamiento científico y crítico. Es decir, tener dentro del Estado una avanzada de buenos burócratas, que sepan cuál es su papel en ese espacio y lo desarrollen con eficiencia y efectividad.
b) El grueso de los dirigentes más preparados deben concentrarse en “construir desde abajo”, en el “barro” de la lucha social, un poco al estilo de lo que hacen los “neo-zapatistas” en el sur de México, o los kurdos en Rojaba, o los mapuches en Chile (y algo los nasas en el Cauca), pero con una visión más amplia y más actualizada en cuanto al desarrollo de las economías colaborativas que vienen surgiendo dentro del mismo capitalismo. Este trabajo es más cotidiano y gris, menos heroico pero más efectivo, y debe hacerse a todo nivel, en lo político (nuevas formas de autogobiernos), económico (economías asociativas y colaborativas con alto nivel de desarrollo tecnológico y prácticas ecológicas), en lo cultural (concepciones holísticas e integrales del mundo que sean la base de un nuevo paradigma “espiritual”), en lo científico (desarrollo de las ciencias de la complejidad), y en otras áreas.
Los
amigos llamados “de-coloniales”, que impulsan el denominado “giro ontológico
decolonial”, están también en esa búsqueda, pero pienso que caen, algunas
veces, en una especie de romanticismo idealista y de ensueño ancestral, y se
cierran y aíslan mental y prácticamente frente a lo que ocurre en el mundo,
intentando construir experimentos sólo “desde abajo” (autonómicos), que son
fácilmente cooptados o bloqueados por el gran capital financiero. Caen en lo
contrario de los llamados “estatistas” y se aíslan del conjunto de la vida
concreta y global.
Hoy surgen entre la juventud una serie de experiencias políticas que pretenden superar esas limitaciones de los antiguos partidos obreros, “marxistas-leninistas”, de las insurgencias guerrilleristas, y de los partidos exclusivamente electorales, que hoy están en crisis en todo el mundo. Bienvenidas esas experiencias, que insisten en superar el caudillismo y avanzar en prácticas colectivas y colaborativas. Destaco en Colombia la aparición de Activista.org.co.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252137
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