La industria petrolera
y la geoingeniería
19 de febrero de 2019
Por Silvia Ribeiro
La industria de los
combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) ha estado siempre en la vanguardia
de la negación del cambio climático: son sus principales culpables e intentan
así desviar la atención sobre su responsabilidad.
Un notable reporte de
investigación, Combustible al fuego ( Fuel to fire),
publicado esta semana por el Centro Internacional de Derecho Ambiental (CIEL,
por sus siglas en inglés), muestra además que desde hace décadas impulsan la
manipulación tecnológica del clima, o sea, la geoingeniería. Ésta no es, como
plantean sus promotores científicos, una medida de emergencia frente a la
crisis climática, sino una forma de asegurar la permanencia de los combustibles
fósiles y, con ello, de empeorar el cambio climático (https://tinyurl.com/y4gjzbys).
Es
conocido que las petroleras impulsan y controlan las tecnologías de captura y
almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés). Además, también han
estudiado muchas otras formas de geoingeniería, incluyendo la modificación de
la radiación solar, en pos de proteger sus ganancias y seguir sus actividades
con altas emisiones de dióxido de carbono, argumentando que se puede
contrarrestar el calentamiento global bajando la temperatura y retirando el
exceso de carbono de la atmósfera, lo cual también son negocios adicionales
para la misma industria, que creó el problema.
El
informe del CIEL revela que ExxonMobil, Shell, BP, Total, Chevron y otras tienen
intereses, patentes e investigación en todas las formas de geoingeniería e
incluso algunas han sido pioneras en investigarlas. Exxon, por ejemplo,
investigaba desde la década de 1940 formas de modificación del clima, como por
ejemplo cubrir áreas con asfalto para aumentar la absorción de calor con la
idea de provocar lluvia en otras zonas.
James
F. Black, uno de los investigadores de Exxon que participó en ese proyecto,
tuvo también un papel clave en la investigación de la empresa sobre cambio
climático y dióxido de carbono en las décadas siguientes.
Desde
la década de 1940, las mayores petroleras han hecho investigación sobre el
clima –tanto para proteger sus inversiones como para entender sus impactos–.
Cuando el debate sobre cambio climático empezó a generalizarse, tenían amplia
información para construir formas de negar el fenómeno y evadir su
responsabilidad.
Complementariamente
han investigado, promovido y cabildeado el desarrollo de una amplia gama de
técnicas de manipulación del clima, tanto técnicas de remoción de dióxido de
carbono, por ejemplo, plantaciones para bioenergía, captura directa de aire
(ambas, combinadas con CCS), alcalinización del mar y fertilización oceánica,
como técnicas de geoingeniería para alterar la radiación solar que llega a la Tierra. Entre estas
últimas, crear y blanquear nubes marinas para reflejar el sol o inyectar sulfatos en la
estratósfera para bloquear los rayos del Sol, imitando el efecto de las nubes
volcánicas, todas con la intención de bajar la temperatura.
El
informe aporta numerosos datos y nombre de científicos y cabilderos de la
industria petrolera que han tenido enorme influencia en las políticas de
Estados Unidos sobre energía y cambio climático para impedir el desarrollo de
políticas de energías renovables y para promover la geoingeniería, tanto bajo
la administración de Barack Obama como en la actual. El propio
director ejecutivo de Exxon, Rex Tillerson, pasó de ese cargo a secretario de
Estado con Trump hasta 2017. La existencia de opciones de geoingeniería
justifica, según éstos, que no es necesario hacer recortes en las emisiones.
Uno de los más activos
proponentes científicos de la geoingeniería es David Keith, de
la Universidad de Harvard. Argumenta que son medidas que deben prepararse
frente a la inacción climática. En 2017 presentó el proyecto ScoPex,
experimento para diseminar partículas reflejantes del Sol, a realizarse en
Arizona o Nuevo México, probablemente en territorio indígena. Sería el primer
experimento a cielo abierto de manejo de la radiación solar. Más que un
experimento científico, ScoPex es punta de lanza para comenzar con experimentos
de geoingeniería solar y posteriormente su desarrollo a gran escala.
Keith
se presenta como científico, pero es simultáneamente fundador y accionista de Carbon
Engineering, empresa comercial de remoción de dióxido de carbono con la técnica
de captura directa de aire. El carbono es usado para hacer combustibles
sintéticos. El reporte del CIEL muestra que esto no remueve el carbono de la
atmósfera, sino, incluso, por su alta demanda energética, podría emitir más. En
enero 2019 las petroleras Chevron y Occidental Petroleum se sumaron como
inversores a esa empresa, que fue financiada inicialmente por Bill Gates, entre
otros.
Es
una muestra de lo que plantea el informe: hay una línea de continuidad entre la
industria de combustibles fósiles, sus excusas para seguir extrayendo petróleo,
gas y carbón y todas las formas de geoingeniería.
La
creciente consideración de geoingeniería en informes y negociaciones internacionales
sobre cambio climático debe cuestionarse radicalmente, a la luz de que en lugar
de paliar los síntomas la geoingeniería es un argumento para posponer la
necesaria reducción de emisiones.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/La-industria-petrolera-y-la-geoingenieria
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