La violenta huella
ecosocial
que nos deja el extractivismo
13 de febrero de 2019
Por FUHEM Ecosocial
Revista Papeles
El
extractivismo despliega un amplio abanico de consecuencias económicas,
ecológicas, sociales y políticas sobre los territorios por los que se expande.
El número 143 de la
revista Papeles analiza un fenómeno que pone de manifiesto la
creciente conflictividad ecosocial en el marco de una violencia estructural
cada vez más explosiva.
Según explican los distintos
artículos incluidos en este número de “Los picos de extracción de recursos energéticos y el cambio climático empujan a reconvertir el abastecimiento energético o hacia fuentes renovables, que tienden a apoyarse, a su vez en la extracción de materiales más pobres en energía útil , o en las sustancias más demandadas y elementos más escasos”, apuntan Óscar Carpintero, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Valladolid, y José Manuel Naredo, economista y estadístico.
A
medida que los yacimientos de mejor localización y calidad se van agotando, la
frontera extractiva avanza hacia yacimientos de menor calidad y localización
más lejana que requieren mayores cantidades de energía, agua, procesamiento,
etc.
¿Qué papel cumplen América
Latina y el Caribe en la transición energética? La región es la productora
principal de algunos metales empleados en tecnologías verdes como el niobio
(98%) y el litio (60%) (baterías eléctricas) . “Esta situación privilegiada en
la producción de materias primas deberían ser empleados para promover el
desarrollo de la región, cambiando el sistema extractivista hasta ahora
existente con beneficios mal distribuidos y potenciadores de una sociedad cada
vez más desigual”, alertan José Luis Palacios, Guiomar Calvo, Alicia Valero,
Antonio Valero y Abel Ortego, investigadores de CIRCE (Centro de Investigación
de Recursos y Consumos Energéticos).“Cuando las condiciones de los mercados internacionales se volvieron más difíciles, los gobiernos de América Latina, en lugar de diversificarse hacia otros sectores productivos, redoblaron sus apegos por los extractivismos”, apunta Eduardo Gudynas, secretario ejecutivo de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).
¿Y el gigante asiático? China se ha convertido en una de las principales productoras y consumidoras del mundo. Como señala Elena Pérez Lagüela, doctorada en Economía por
Tal y como apunta Patricio Carpio, director de
En
este tipo de desarrollismo es habitual que las empresas trasnacionales
adquieran un protagonismo inusitado. Debido a su posición dominante en la economía
del país, determinando los ingresos públicos y los equilibrios en la balanza de
pagos, su influencia en la política suele ser enorme, debilitando la vida
democrática y capturando las instituciones del Estado (y muchos de sus
principales contrapesos, como por ejemplo , los medios de comunicación). Cuando
es el propio estado quien controla el proceso, es habitual ver e l
extractivismo acompañado de fenómenos de corrupción y clientelismo.
“Los líderes empresariales
tienen un papel importante en este asunto. Cuando se desarrollan, nuevos
proyectos empresariales es posible trabajar junto a las comunidades locales,
respetando sus puntos de vista, su dignidad y sus derechos, y adaptar los
proyectos y los métodos a tenor de esa realidad. La comunidad global de defensores
y defensoras de la tierra y del medio ambiente no va a desaparecer; al
contrario, está creciendo. Hay mucho que las empresas pueden aprender de los y
las activistas”, asegura Ben Leather, investigador senior de Global Witness.
Las
formas de violencia no solo afectan a las comunidades donde se producen las
diferentes actividades de extracción, procesamiento, transporte y disposición
final de los residuos. “Los impactos se distribuyen en el tiempo y el espacio,
mutan y mueven desplegando su alcance a comunidades de todo el mundo, las
futuras generaciones, otros seres vivos y la naturaleza” denuncia Mariana
Walter, investigadora postdoctoral en el Instituto de Ciencias Ambientales y
Tecnología de la Universidad de Barcelona (ICTA-UAB).
Casi una cuarta parte de los
defensores y defensores de la tierra y el medio ambiente asesinados en 2017
luchaban contra proyectos agrícolas. “A menos que los gobiernos y las empresas
comiencen a priorizar la protección de los defensores y defensoras de la tierra
y del medio ambiente, me temo que dentro de un año escribiré otro informe
posiblemente con un número mayor de asesinatos registrados y que , durante ese
tiempo , comunidades enteras continuarán viviendo con miedo”, denuncia Ben
Leather.
Vídeo promocional del número: https://youtu.be/SKGTF6XdqLY
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Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252446
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