Las huelgas
estudiantiles contra
el cambio climático
se multiplican por
Europa
19 de febrero de 2019
Por Enric Bonet (Público)
Siguiendo el ejemplo belga, las
manifestaciones llegan ahora a Francia y Reino Unido, con la mirada puesta en
la jornada de movilización mundial del 15 de marzo. Una marea verde inspirada
en el ejemplo de la adolescente sueca Greta Thunberg.
Una incipiente marea verde emerge entre los
jóvenes occidentales. Primero, fueron los belgas, luego se les unieron suizos,
holandeses, alemanes… Y el pasado viernes las movilizaciones estudiantiles
contra el cambio climático empezaron en Francia y Reino Unido. Siguiendo la
llamada de la adolescente sueca Greta Thunberg, de 16 años, las manifestaciones
de jóvenes contra el cambio climático se multiplican por Europa con la mirada
puesta en la convocatoria de una huelga estudiantil mundial del 15 de marzo .
Un movimiento que revela el hartazgo de las nuevas generaciones ante las
medidas insuficientes contra el cambio climático.
“Los jóvenes deben reaccionar por el clima
ante la inacción de los políticos”, asegura Elie Souciet, de 21 años, presente
en la concentración parisina del pasado viernes delante del Ministerio de la Transición Ecológica ,
donde se manifestaron varios centenares de estudiantes. “Cada viernes
volveremos aquí delante”, añade este estudiante de un master en desarrollo
sostenible en la
Universidad París-Dauphine , quien confía que la movilización
no deje de crecer en Francia, como sucedió en Bélgica, hasta la jornada mundial
a mediados de marzo. Otras acciones tuvieron lugar en diversas ciudades
francesas, como Estrasburgo, Nantes o Valence.
“Ministerio de la traición ecológica”, “Somos
la naturaleza que se defiende”, “No hay un planeta B”… Eran algunos de los
mensajes escritos en las pancartas de los manifestantes en París. De entre 13 y
25 años, muchos de ellos llevaban brazaletes verdes, como símbolo distintivo,
inspirándose en el ahora icónico chaleco amarillo. Pese a un gran despliegue
policial, un ambiente desenfadado predominó a lo largo de la concentración. Así
lo reflejaron eslóganes como “solo queremos estar a 1.000 °C en nuestras
fiestas”. También
hicieron proclamas de “A-anti-anticapitalismo”. “Hace falta cuestionar el
liberalismo, no sirve de nada subir un impuesto u otro . Debemos cuestionar todo el modelo
económico”, explica Anoucha Bardet, de 24 años, estudiante de agrónomos en la
escuela universitaria AgroParisTech.
“Nosotros, los jóvenes hemos nacido en una sociedad globalizada
responsable de la actual catástrofe ecológica y social, es nuestro futuro el que está
desapareciendo delante de nuestros ojos” ,
asegura el manifiesto
escrito por los estudiantes franceses movilizados en la lucha contra el cambio
climático. En él, exigen al gobierno francés que “desbloquee medios
excepcionales para adoptar el camino que permita una reducción anual del 4% de
las emisiones de dióxido de carbono”. Una exigencia bastante más ambiciosa de
la que suelen hacer las oenegés y los verdes franceses. También invitan a
todos los estudiantes a unirse a las manifestaciones de los chalecos amarillos.
“El viernes verde y el sábado amarillo”, reivindican.
Siguiendo la estela de Greta Thunberg
Con más fuerza que en Francia, las huelgas
estudiantiles por el cambio climático también empezaron este viernes en Reino
Unido. Miles de jóvenes participaron en manifestaciones en decenas de ciudades
británicas, como Brighton, Oxford, Leeds, Manchester o Londres. Delante del
Parlamento británico, centenares de adolescentes lanzaron gritos de “Save our
planet” (“Salvad nuestro planeta”). Y exigieron al gobierno medidas valientes contra
el calentamiento global.
De esta forma, los estudiantes franceses y
británicos se unen a la causa de Greta Thunberg, que hace tan solo seis meses
parecía clamar en medio del desierto. Esta adolescente sueca dejó de ir a clase
cada viernes en septiembre para manifestarse sola delante del Parlamento en
Estocolmo. Con ello, pretendía denunciar la inacción climática de los
dirigentes de su país en plena campaña electoral. Estas acciones tuvieron un
gran éxito mediático. Lo que la llevó a la Conferencia del Clima de la ONU en
Katowice (Polonia), donde pronunció un emotivo discurso. A finales de enero
también asistió al Foro de Davos. Allí sermoneó a los oligarcas mundiales por haber acudido
a la cumbre en jet privado .
“Thunberg ha sido la chispa que encendió la llama de este
movimiento”, reconoce Souciet. Los estudiantes que siguieron con más ímpetu su
ejemplo fueron los belgas. Desde principios de enero, cada jueves miles de
jóvenes llenan las calles de Bruselas, pero también de Lieja, Amberes, Lovaina…
El pasado 24 de enero, llegaron
a los 35.000 en todo el país. Este movimiento, impulsado por el colectivo
Rise for Climate Belgium, ya se ha consumado su primera víctima: la ministra
flamenca de Medio Ambiente, Joke Schauvliege, que tuvo que dimitir tras afirmar
que los estudiantes “estaban manipulados”. Conocidas como #Fridaysforfuture,
estas iniciativas también se han repetido en Holanda, Suiza o Alemania.
Según un recuento a nivel mundial del diario
británico The Guardian , unos 70.000 estudiantes han
participado en estas huelgas estudiantiles en unas 270 ciudades. Más allá del
viejo continente, estas movilizaciones también se repiten en Canadá o
Australia. De hecho, fue en Sidney donde el 30 de noviembre se celebró la
primera manifestación juvenil por el cambio climático. Miles de jóvenes
protestaron contra la explotación de una mina de carbón por la empresa local
Adani. En España, se están preparando convocatorias incipientes en Barcelona,
Madrid o Girona.
“Se trata de nuestro futuro”
Hasta ahora, las autoridades han acogido estas
protestas de forma positiva, pero también condescendiente. “Estoy contenta de
vuestra movilización, esto significa que hemos superado una etapa. Detrás de
las puertas de este Ministerio solo tenéis a aliados, no somos vuestros
adversarios”, declaró la secretaria de Estado francesa del Ministerio de
Transición Ecológica, Brune Poirson, que salió a saludar a los manifestantes.
Una reacción casi calcada tuvo la ministra de Energía británica, Claire Perry.
“Estoy increíblemente orgullosa de que los jóvenes defiendan con fuerza que
debemos pasar a la acción”, afirmó.
Estas muestras de afecto, sin embargo, no se
ven correspondidas entre los manifestantes. Al menos en el caso de París.
“Tenemos que abandonar el greenwashing —barniz ecologista de algunos
gobiernos neoliberales —“, defiende Souciet. “Macron pronuncia bonitas frases
sobre el clima, pero no hace nada en la lucha contra el cambio climático”,
asegura Anna V., 20 años, estudiante de Ciencias de la Tierra.
Debido a la política de “pequeños pasos” del
presidente francés, Emmanuel Macron, el reputado activista Nicolas Hulot
abandonó en septiembre su cargo de ministro de la Transición Ecológica.
Esta dimisión supuso un electrochoque en la sociedad
francesa. Más de 130.000 personas protestaron el pasado 8 de septiembre en una
de las movilizaciones ecologistas más importantes en la historia de Francia.
Desde entonces, estas marchas por el clima se repiten con regularidad. “Los menores de 26 años representan
la población más determinada a manifestar contra el cambio climático” , explica en declaraciones al
diario Libération el sociólogo Maxi me Gaborit, que forma parte del colectivo
Quantité critique, que analizó el perfil sociológico de estos manifestantes.
“La lucha contra el cambio climático es
fundamental para nosotros, ya que se trata de nuestro futuro”, explica Anna V.
Los jóvenes no dudan en manifestarse por el clima, pero tampoco en llevar a las
autoridades delante de los tribunales. Con el apoyo de la oenegé Our Children
Trust, 21 adolescentes
estadounidenses denunciaron el gobierno de su país por inacción climática.
En Colombia, la mayor instancia judicial del país exigió el año pasado al ejecutivo
que terminara con la desforestación, tras una denuncia presentada por 25
adolescentes con la ayuda de la oenegé Desjusticia. Y
siete menores portugueses también han presentado un recurso en el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos por los devastadores incendios del pasado verano.
En el caso de Francia, cuatro oenegés quieren
llevar al Estado ante la justicia por la inacción climática. Tienen previsto
presentar su denuncia durante las próximas semanas, después de que su petición
lanzada a finales de diciembre lograra más de dos millones de firmas, una cifra
récord en este país. Quizás las autoridades deberían tomar más en serio los
anhelos ecologistas de las nuevas generaciones.
@EnricQuart
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252677
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