Inundaciones: “La mejor obra
hidráulica es recuperar los suelos”
9 de febrero de 2019
Las lluvias provocaron que la llamada
“zona núcleo sojera”: Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y otras provincias norteñas
tengan buena parte de su territorio bajo agua. Todas estas tierras tienen un
denominador común: la explotación extensiva de la soja transgénica, resistente
al Glifosato y otros herbicidas que son letales para el resto de los vegetales
y nocivas para la vida y el ambiente en general, esterilizando y volviendo
además impermeable al suelo.
Por Multisectorial Paren de
Fumigarnos Santa Fe.
Un
investigador del INTA, Nicolás Bertram, estudió durante diez años el tema de la
lluvia, cada vez más frecuentes y prolongadas en dicha zona núcleo sojera donde
las inundaciones, además de anegar los campos, incomunican a los pueblos que la habitan. Rutas
cortadas, caminos rurales intransitables y grandes extensiones de campo con
agua, muchas veces estancada por meses. Más de 3000 evacuados, pérdidas de
cultivos de algodón y girasol y parajes aislados son las consecuencias de las
inundaciones provocadas por las lluvias de los últimos días en Chaco, Santa Fe,
Entre Ríos y Corrientes, que ya dejaron cuatro muertos
Bertram, comparó cifras, estadísticas
y datos que le mostraron un panorama más que evidente de cómo el modelo
productivo imperante, es la principal causa de la casi nula capacidad de
absorción que tiene la tierra en este territorio exprimido por la soja
transgénica En sólo 80 años, la provincia de Santa Fe perdió el 82 por ciento
de sus bosques nativos, un proceso feroz originado en la expansión sin control
de la frontera agropecuaria en una de las zonas con tierras más ricas del país.
El fuerte desequilibrio ecosistémico que generó semejante mutilación del
paisaje natural de la región, se expresa hoy en inundaciones inéditas y erosión
de los suelos, interpretó Carlos Chiarulli, subdirector provincial de Recursos
Naturales: “Santa Fe pasó de tener casi 6 millones de hectáreas de bosques en 1935 a apenas 840 mil en
2002, según datos generados por los censos nacionales agropecuarios realizados
desde Nación en esos años”, señaló el funcionario. Estos datos ratifican que la
NO defensa del bosque nativo es una lamentable y persistente política de Estado
Nacional, ya que tanto el gobierno actual como el que lo precedió, actuaron de
idéntica manera: entre 2010 y 2017: los bosques recibieron 2.481 millones de
pesos en lugar de 27.440 millones, previstos presupuestariamente. Tan sólo un 9
% de lo estipulado por la norma.
La pérdida del 82
% de los bosques desde 1935
repercute en lo que pasa en la provincia respecto a inundaciones, pérdida de
fertilidad del suelo y problemas en la dinámica hídrica, todo derivado del
cambio en el uso del suelo. Sumado a ello, los pastizales naturales del sur
provincial tuvieron igual suerte que los bosques y fueron reemplazados por
cultivos: Si el pastizal evotranspiraba 10 meses al año, un cultivo
evotranspira 3 meses, lo que genera un gran excedente hídrico que hace subir
las napas: la napa freática en los años 70 estaba a 14 metros de profundidad,
hoy hay sectores en donde ha subido a 50 centímetros y los
desmontes son visibles en las áreas urbanas con la proliferación de aves y
langostas tucuras que han perdido su hábitat.
En 2017 la
provincia de Santa Fe recibió 16 millones de pesos para planes de manejo
-reforestación, subsidios, créditos blandos, etc. que promuevan condiciones de
sustentabilidad en las franjas “amarillas”: (zonas en las que el monte o bosque
natural puede ser explotado productivamente pero observando estrictas normas de
preservación). “Es una cifra irrisoria en relación a los bosques que habría que
conservar” dice también Chiarulli. Para muchos, la defensa de los bosques es un
“lujo que no puede darse” un país que necesita “crecer”. Y aunque se trata de
una visión completamente errada, no es fácil cambiar la mentalidad, tanto de
productores como de profesionales, formados durante décadas, en paradigmas
exclusivamente productivistas.
Si sumamos a
esto las enfermedades que se dispararon por la exposición a agrotóxicos (que
aumentaron sus ventas en un 1000 % en los últimos 30 años) el panorama se torna
dramático. Más de 400 millones de litros de venenos arrojados por año en una de
las áreas más densamente pobladas de nuestro país, la pampa húmeda y de esa
enorme cantidad de agro-químicos, una parte queda en el suelo,
impermeabilizándolo y reduciendo notablemente la absorción de las
precipitaciones. El resto se esparce por el aire y es transportado por los
vientos a muchos kilómetros y precipitado luego por las lluvias en los centros
poblados y en los acuíferos. La extinción, por el veneno, de predadores
naturales como lechuzas y otras aves de rapiña, afectó negativamente el control
de animales peligrosos para la vida humana, por ejemplo, el ratón colilargo
transmisor del hanta virus.
Un campo de
soja transgénica utiliza solamente una persona cada 500has y el cierre de 600
tambos en los últimos 3 años, produjo desde el punto de vista social, la
expulsión de varios millones de personas de chacras, tambos, huertas y otros
espacios de producción diversa, condenados a vivir en asentamientos en la
periferia de las ciudades, de modo precario, expuestas muchas veces al gatillo
fácil y al narcotráfico. Así, el costo social del modelo es enorme: concentra
aún más la tierra y nos devuelve al pasado del siglo XIX, heredero de la colonia
agroexportadora de commodities, -materias primas sin elaborar- e importador de
productos con alto valor agregado, generando puestos de trabajo en otros
países.
Las
inundaciones como un hecho estructural que llegó para quedarse es consecuencia
de este modelo de producción, distribución y consumo; que también generó el
fenómeno de los canales de derivación del agua clandestinos y falta de
solidaridad por parte de inescrupulosos productores, quienes en pos de salvarse
solos, inundan a otros pobladores. Mientras la construcción de obras hídricas
es una demanda de aquéllos, las autoridades han quedado expuestas por su
negligencia en haber permitido las irregularidades y en la ineficacia para
diseñar un modelo coherente que cubra las necesidades de toda la población y no
tan sólo de unos pocos.
Sólo un
modelo agroecológico, que no sea químico dependiente será la respuesta adecuada
al actual problema de las inundaciones permanentes. La mejor obra hidráulica es
recuperar los suelos, combinando los antiguos saberes con los más modernos: la
integración heterogénea de especies vegetales, la rotación de cultivos, el uso
inteligente de la entomología (estudio de los insectos), y el aprovechamiento
de la enorme variedad de especies disponibles en la naturaleza para alimentarnos
en lugar de las pocas, mayormente industrializadas, utilizadas en la actualidad. Además ,
habrá que recuperar los montes nativos. El estado, provincial y nacional, y los
productores que usufructuaron estas tierras, tendrán que hacerse cargo de reforestar
y que hoy se han convertido en un páramo productor de inundaciones.
La diversidad
productiva crearía muchos puestos de trabajo, siempre orientada y acompañada de
un responsable apoyo estatal y el asesoramiento técnico a los productores,
créditos adecuados para el sector y subsidios, en algunos casos, en una primera
etapa.
Pero lo
primero y más importante es resguardar la salud de los más afectados: la
población contigua a las fumigaciones. Para eso, la Multisectorial “Paren de
Fumigarnos”, durante la última década ha ingresado repetidas veces proyectos de
modificación de la ley 11273 que regula el uso de agrotóxicos y entre sus
exigencias, se encuentran la prohibición de la fumigación aérea, cuya deriva es
incontrolable y zonas de resguardo de 1500 m como tiene actualmente la Pcia. de San
Luis. Acompañado este proyecto de dos más complementarios: de Fomento de la
agroecología y desplazando la actual ubicación de los silos, llevándola fuera
de las zonas urbanas. Es prioritario que los legisladores asuman su
responsabilidad: aprueben estas leyes.
Su puesta en
vigencia y la práctica de un modelo con diversidad, sin químicos, recuperando
forestación, será la mejor manera de reducir las inundaciones y cuidar la salud
de todos; aún más allá de un contexto global de cambio climático referido a las
emisiones de gases invernadero y un consumo exacerbado. Es lo que se debe hacer
hoy.
Basta de agredir a la naturaleza.!!
Queremos leyes a favor de nuestra salud!!
Basta de inundaciones evitables!!
Paren de fumigarnos!!!
Multisectorial Paren de Fumigarnos –
Santa Fe
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