Corrupción urbi et orbi
4 de agosto de 2018
Por Manuel Cabieses Donoso (Rebelión)
“…vivimos revolcaos en un merengue y en un
mismo lodo todos manoseaos”.
“Cambalache”, Enrique Santos Discépolo, 1934.
América Latina se ha convertido en plaza fuerte de
La corrupción no solo es el cohecho y soborno de autoridades. Es también la matriz del narcotráfico, crimen organizado, tráfico de armas y lavado de dinero. Para arrancar sus mil cabezas hay que llevar a cabo una revolución política, social y ética porque el sistema oligárquico y/o vertical de gobierno reproduce una y otra vez
El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, se propone enfrentarla en uno de los países más corruptos y violentos del mundo. Para cumplir ese propósito AMLO deberá exponer su propia vida. El crimen organizado ha provocado en México más de 16 mil homicidios en el primer semestre de este año y más de 31 mil el 2017. El crimen más horrible cometido bajo la actual administración fue la desaparición de 43 estudiantes de
Numerosos ex presidentes y dictadores latinoamericanos han sido acusados de corrupción. Sin embargo el fenómeno continúa y alcanza al conjunto de las instituciones. Alberto Fujimori, Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Alan García y Pedro Pablo Kuczynski, en Perú; Mauricio Funes, Francisco Flores (fallecido el 2016) y Elías Antonio Saca, en El Salvador; Otto Pérez Molina y Álvaro Colom, en Guatemala; Rafael Angel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez, en Costa Rica; Arnoldo Alemán y Daniel Ortega, en Nicaragua; Rafael Callejas, en Honduras; Ricardo Martinelli, en Panamá; Carlos Andrés Pérez, en Venezuela: Álvaro Uribe Vélez, en Colombia; Carlos S. Menem, Néstor Kirchner (fallecido el 2000) y Cristina Fernández, en Argentina; y Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil, han ido a la cárcel o están acusados de peculado.
Al presidente golpista del Brasil, Michel Temer, y al de Argentina, Mauricio Macri, se les imputan actos de cohecho y soborno. Más de 120 políticos brasileños, entre ellos Eduardo Cunha, el ex presidente de la Cámara de Diputados que articuló el “golpe legislativo” que destituyó a
El caso de Brasil toca fibras sensibles de la Izquierda latinoamericana. Dirigentes del Partido de los Trabajadores, con su líder histórico a la cabeza, han sido acusados de corrupción. Entre otros su ex presidente, José Genoino; tres ex tesoreros: Joao Vaccari, Paulo Ferreira y Delúbio Soares; y el ex jefe de gabinete de Lula, José Dirceu. Varios tienen una destacada trayectoria como militantes revolucionarios y participaron en la guerrilla que enfrentó a la dictadura militar (1964-1985).
¿Por qué el PT utilizó Petrobras como su caja de fondos? ¿Por qué estableció relaciones incestuosas con Odebrecht y OAS, gigantes de las obras públicas, en beneficio propio y de políticos amigos en otros países? ¿Por qué el PT se corrompió a ese extremo?
Participar en política y -si se tiene éxito- retener el poder, cuesta dinero. Con plata se ganan elecciones y se compran conciencias. La política electoral es una guerra de marketing. Se rige por las reglas del mercado. Pero disponer de dinero -cada vez en mayor cantidad- significa contraer compromisos que hay que pagar desde el gobierno y el Parlamento. Para eso están el tráfico de influencias, licitaciones truchas, franquicias tributarias, comisiones en compras del Estado, excepciones aduaneras, leyes especiales, el blanqueo en la repatriación de capitales, etc. Estas son las monedas de cambio de la corrupción política.
Un revolucionario brasileño, Plinio de Arruda Sampaio, militante petista, explicó en Chile ese fenómeno de transmutación que sufren ciertos partidos populares. Se iniciaba el primer gobierno de Lula y ya era evidente que el PT había contraído el virus de la corrupción (1).
Chile por supuesto no es
La corrupción está carcomiendo instituciones civiles, armadas y religiosas. El daño social se traduce en deteriorados servicios de salud, en la indefensión de niños y ancianos pobres, en la super explotación del trabajo y en la vulneración de derechos para aumentar las tasas de ganancia del capital. En el plano político, el rechazo pasivo a la corrupción se manifiesta en la abstención electoral que supera el 60%. Hasta la Iglesia católica tiembla en sus cimientos por la pedofilia y los abusos sexuales.
La lucha contra la corrupción, sin embargo, no
puede quedar en manos de autoridades que no son moralmente idóneas para lanzar
la primera piedra. Chile necesita un movimiento político-social como los
encabezados por López Obrador en México y Gustavo
Petro en Colombia. La bandera de la ética política posee atributos suficientes
para convocar al conjunto de las demandas del pueblo.
Nota:
(1) El seminario “El socialismo del siglo
XXI”, organizado por la
revista Punto Final , se efectuó el 30 de septiembre del 2005
en el Salón de Honor del ex Congreso Nacional. Participaron Nicolás Maduro,
presidente de la
Asamblea Nacional de Venezuela; Tubal Páez, presidente de la
Unión de Periodistas de Cuba; el teólogo chileno Álvaro Ramis; y Plinio de
Arruda Sampaio, en representación del Movimiento de los Trabajadores Rurales
sin Tierra (MST) de Brasil. (Arruda falleció el 2014).
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=244881
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