Argentina. Gatillo fácil: El genocidio
encubierto
26 de agosto de 2018
Oscar Castelnovo, APL
¿Qué dolor puede
ser más brutal para una madre, para una familia, que la muerte de su hijx? ¿Y
si no fue exactamente “muerte” sino asesinato? ¿Y si el crimen lo cometió un
agente estatal que percibe un salario dizque para garantizar la vida y la
integridad del que fusiló? ¿Y si los jueces protegen al matador? ¿Y si el poder
político lo asciende? ¿Y si los legisladores le hacen leyes a medida? ¿Y si los
medios hegemónicos manipulan con alevosía desde el mismo instante en que ese
homicidio va a la sección “Policiales” en lugar de ubicarse en el primer lugar
de “Política Nacional”? ¿Y si la matanza es sistemática y lleva décadas pero
nadie habla de Genocidio? Si se dan todas estas variables, tal como sucede en
la Argentina, entonces esa madre enloquece, enferma, muere de tristeza o se
lanza a la lucha. Así ,
cuando ellas marchan su rostro se desfigura en aullidos. La remera que cubre su
torso lleva sobre sus senos la cara sonriente del hijx que amamantaron y que
sucumbió a balazos por las fuerzas de Seguridad en las calles o la tortura en
los sitios de encierro. Este lunes 27 lo harán desde Congreso a Plaza de Mayo
en la CABA y también en
Rosario, Mar Del Plata, Bariloche ,
Córdoba, San Juan, Mendoza, Santiago del Estero, Misiones, Chubut y Tucumán, en
la 4° Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil. ¿Por qué genocidio?¿Por qué
encubierto? Más abajo, las respuestas a esta política de Estado que lleva
décadas en la etapa reclamada como constitucional.
El Gatillo Fácil constituye un verdadero
genocidio, tal como lo nombra la Convención de las Naciones Unidad que lo
tipificó en 1948. Allí, en su artículo II, el texto afirma que se entiende por
genocidio los actos “perpetrados con la intención de destruir, total o
parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, tales
como: a) Matanza
de miembros del grupo; b) Lesión
grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) Sometimiento intencional
del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción
física, total o parcial…”. La definición es contundente y no deja dudas.
Nuestro empeño por llamar a las hechos por su nombre no nace de un interés
jurídico, la sola palabra “genocidio” es una herramienta para la pelea,
esenciamente política, contra la muerte de los más vulnerables.¿Qué pasaría en
la Argetina si organismos, colectivos de luchadores, partidos populares,
sindicatos, organizaciones femimistas, estudiantiles, entre muchos más,
denunciaran como genocidio a asesinato de lxs nuestrxs?WALSH
Resulta singular que aquello que la casta política pretende desconocer, el periodista Rodolfo Walsh lo anticipara el 25 de marzo de 1977 en su “Carta abierta de un escritor a
POR QUÉ
Es decir que a la desaparición por la dictadura cívico militar de 30 mil revolucionarios, le continuó el exterminio sistemático por parte del estado de lxs pibxs excluidos y/o rebeldes, los más vulnerables, quienes “no encajan” en el ordenamiento neoliberal y, claro está, que converge con la masacre de lxs jóvenes de los pueblos originarios cuya matanza nunca se detuvo desde la misma llegada de la corona española a América, con distinta intensificación según odio y necesidad.
Por otra parte, aunque hubo casos de gatillo fácil en toda la etapa constitucional, podría ubicarse una fecha de clave de sistematicidad en los años ’90, cuando millones de personas fueron arrojadas al desamparo absoluto, según lo había planeado la tiranía al fundar el modelo neoliberal que desplegó el menemismo. Entonces resultó forzoso acudir a una política represiva específica para asegurar los beneficios de la nueva tasa de ganancia requerida por el capital.
A la vez, este genocidio incluyó a las mujeres secuestradas para la trata con fines de prostitución, luego desaparecidas, liquidadas o destruidas con su subjetividad devastada, especialmente en el segmento adolescentes. Si bien se menciona la cifra de cinco mil de ellas, ésta sería solo la punta de un iceberg gigantesco cuya cantidad permanece en la noche y niebla de los genocidios.
Recordemos, por si hiciera falta, la tipificación: “a) Matanza de miembros del grupo; b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c)Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial…”
Como se ha dicho, los genocidios son “reorganizadores”. Es decir rediseñan la sociedad en beneficios de algunos y para ello es necesario el exterminio de muchos. De ese modo, Julio Argentino Roca masacró a los pueblos originarios, para quitarles sus territorios y dar nacimiento a oligarcas que se adueñaron de éste sustento del nuevo poder. En ese diseño “no encajaban” los originarios. De la misma manera, la tiranía cívico militar no hubiese podido sentar las bases del neoliberalismo y aniquiló a los militantes que “no encajaban”, dirigiendo los sindicatos, universidades, fábricas o alzados en armas por otra sociedad.
Ya en la etapa, dizque constitucional, el genocidio de lxs pibxs del pobrerío y/o rebeldes tiene distintas características, pero la misma esencia. Se trata de un genocidio ya no para “reorganizar” sino para “mantener” la inequidad lograda: Ellxs “no encajan”, son población sobrante y perturbadora. Entonces hubo que elaborar una política represiva “ad hoc” para evitar su rebelión y su organización. Es un genocidio de “mantenimiento del nuevo orden”. La batería represiva incluyó desde el plomo hasta el “paco”, para expandir el terror y así extinguir a algunos y disciplinar o neutralizar a los otros.
EL ESTADO TERRORISTA
Resulta claro que el estado terrorista no terminó en diciembre de 1983. Si bien allí comenzaron a funcionar las instituciones de la llamada “democracia”, la ferocidad implacable, legal e ilegal, continuó focalizada en la pobreza y los sitios de encierro serían Campos de Concentración Siglo XXI. Sin embargo, el centro de exterminio no está, necesariamente, tras las muros y las rejas. Todo un barrio del pobrerío puede contener las torturas y los homicidios en sus veredas y sus calles, a plena luz del día. Y lo peor del caso, es que buena parte del pueblo prestó y presta consenso a este accionar.
Se sabe, que la coronación de una derrota popular, eso fue la instauración del modelo neoliberal, siempre comporta una sustitución de valores. Es decir la clase subyugada asume como propios los valores de la clase hegemónica a la cual brinda su aplauso. Así, el valor vida fue sustituido en la escala por el llamado, recortadamente, valor “seguridad”. De este modo, resulta más importante la cartera de la dama, el bolsillo del caballero o el celular de ambos, que la vida de un joven.
Un claro ejemplo fue el de David Moreira, 18 años, quien – según se afirmó- robó desde una moto la cartera de una señora en la ciudad de Rosario, en marzo de 2014. Allí, unos 50 vecinos del barrio Azcuénaga lo cazaron, lo lincharon y expandieron a patadas, literalmente, su masa encefálica sobre el asfalto. El joven que lo acompañaba en la moto se entregó a la policía y dijo: “yo estaba con él” y fue condenado. Sin embargo, ni uno solo de los 50 vecinos que asesinaron a David, confesó su crimen. Según el propio Código Penal que se aplica a los más pobres, robar una cartera tiene una pena de uno a seis años de prisión. Y, al asesinato alevoso, por caso
Es en estas circunstancias donde se advierte, con creces, la derrota moral, axiológica, cultural que se expandió en los ’90. Ningún fiscal o juez investigó a los matadores, ningún miembro de los partidos mayoritarios alzó su voz tal y como debe hacerse, y el mundo siguió andando porque la vida de los más vulnerables carece de importancia para quienes timonean el despojo.
“META BALA”
Como se recordará, sobre finales de los ’90, Carlos Ruckauf, ministro de Isabel Perón, vice presidente de Carlos Menem y luego gobernador bonaerense, proclamó que había que “meter bala” a los delincuentes. Así, el estímulo fue bien recibido por los efectivos que pusieron más empeño a
Luego de que el entonces jefe de Gabinete, Alfredo Atanasoff dijera: “Si cruzan el Puente Pueyrredón será una declaración de guerra”, la cacería tuvo por un lado a piqueteros con palos y, por el otro, a las fuerzas represivas con balas de plomo.
En este caso, la lucha popular que entre otros encabezaron Alberto Santillán y Vanina Kosteki envió a prisión a los asesinos materiales: el comisario Alfredo Fanchiotti y el cabo Alejandro Acosta. Sin embargo, todos los responsables políticos permanecen impunes y reciclados. Nadie relacionó estos dos crímenes como parte del genocidio en marcha.
ALIANZA PARA MATAR
Antes del gobierno del “piloto de tormentas”, Eduardo Duhalde, asumió el Gobierno Fernando de la Rúa en la Alianza que llevó como vice presidente a Carlos “
A su vez, el genocida de
El mismo De la Rúa, revelaría por Canal Encuentro que si Cavallo fue su ministro obedeció a una solicitud de su vice, quien nunca desmintió a su jefe. También trascendió que ante la multitud que protestaba en la Plaza de Mayo, el peronismo le exigió a De la Rúa el “desalojo” del centro político del país para hacerse cargo del nuevo gobierno. Y De la Rúa cumplió, concretando así un pésimo debut y una peor despedida.
¿PENA DE MUERTE U HOMICIOS POLICIALES?
En la Argentina no existe la pena de muerte legal. En los países donde sí se aplica este engendro, siempre hay una tribunal, un juez, una instancia del estado que firma y ordena las ejecuciones y las historia habrá de juzgarlos. El hecho, aberrante de por sí, puede ser más taimado en
TODOS LOS JUECES DEL FUERO PENAL SON DELINCUENTES
Salvo, puntuales excepciones, los magistrados que conforman del fuero penal infringen la ley en cada uno de sus fallos, delinquen sin que nadie los asocie con el delito. Ninguna de las cárceles del país está en condiciones de albergar a seres humanos según lo manda la Ley, que sostiene que serán sanas y limpias, no para castigo sino para resguardo, reinserción y otros cuentos chinos, del apresado. Sin embargo, a sabiendas, cada juez envía a seres humanos a estos campos de devastación humana donde la tortura se perpetra cotidianamente sobre lxs detenidxs y sus familiares, donde se mata un presx a palos, picana, facazos, hambre, suicidios inducidos o fraguados, las llamadas “muertes en contexto de incendio” o por enfermedades desatendidas. Es decir que, con nitidez, la pata judicial forma parte necesaria del genocidio en cuestión. Por su parte, fue el propio juez del Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni, quien afirmó:“El mayor asesino serial es el Estado”.
CAMPEÓN VERBAL DE
Precisamente en la etapa gestionada por el kirchnerimo, la razón le asistió con creces al magistrado: 3070 asesinados por gatillo fácil o tortura en los sitios de encierro, 70 desapariciones – datos de Correpi-, y varios cientos de presos por luchar – datos de la Gremial de Abogadas y Abogados de la Argentina-, crecimiento exponencial de pobres en el encierro -dato Agencia Rodolfo Walsh -, convirtieron a este gobierno en el que mayor cantidad de casos tuvo. No sólo superó a cada uno de los gobiernos anteriores, sino a todos en conjunto con 3070, al menos, vidas sesgadas hasta diciembre de 2015. Recuérdese que los datos de Correpi son recolectados, con esfuerzo, de los medios de todo el país y a través de la denuncia de los familiares. Como se sabe, los medios no publican todos los crímenes y, por distintas razones, no todos lo familiares denuncian. O sea que la cifra fue aún mucho mayor durante el gobierno campeón verbal de la defensa de los derechos humanos. Los casos emblemáticos de
Cabe destacar que mientras la entonces presidenta Cristina Fernández aseguró en 2012 “tenemos un Servicio Penitenciario ejemplar” – en referencia al Federal, en ese año estos grises ejemplares asesinaron a
Asimismo, en 2004 se sancionaron las mal llamadas y represivas “Leyes Blumberg”, ya que el ex ingeniero no era legislador y ambas cámaras del Congreso -que también votaron
Por si quedara dudas, por entonces, el fiscal Abel Córdoba -hombre del proyecto kirchnerista -, expresó luego de una de sus inspecciones a las cárceles que los detenidos vivían en condiciones “infrazoológicas”. A la vez, Córdoba enfatizó a esta agencia que era imposible que un juez de clase media acomodada, le diera entidad humana a un/una joven morochx y pobre.
Como puede apreciarse, sin esfuerzos, la matanza continuó ascendiendo con cada gobierno “democrático”. Y solo basta escuchar a los partidos con posibilidades de ganar la elección, en las campañas, que compiten a ver quién va a aplicar la mano más dura. En sí, la promesa de más muertos y más presos garantiza votos, pero al mismo tiempo provee mayores delitos toda vez que son, precisamente, las fuerzas de Seguridad quienes los regentean en todo el país.
También fue mérito de
EL FASCISMO AL DESNUDO
Con la llegada del Cambiemos, el fascismo al desnudo arribó al gobierno del país, encabezado por el empresario y conspicuo ladrón de los dineros públicos – a través del Grupo Socma-, Mauricio Macri. En la continuidad del genocidio encubierto lo secunda la ministra de Seguridad Patricia Bullrich Luro Pueyrredón. Ambos establecieron variantes significativas: los fusilamientos – documentados – pasaron de
Eso sucedió luego de que el policía de Avellaneda matara por la espalda al joven Pablo Kukoc, quien huía a la carrera sin representar un peligro para nadie. El aliento que el gesto brindó a lxs miembrxs de las fuerzas de Seguridad se vio incrementado copiosamente. Y desde el inicio mismo de la gestión, el dolor fue aún mayor en las barriadas y, singularmente, buena parte del pueblo respaldó esta política, derrota axiológica mediante, incluso las represiones a las manifestaciones de reclamos populares.
La construcción del enemigo interno, siguió teniendo rostro moreno y pobre, aunque públicamente también se definiría al pueblo mapuche como principalísimo blanco elegido. Es esa dinámica de la lucha de clases en la Argentina, que Gendarmería asesinó al anarquista Santiago Maldonado y al mapuche Rafael Nahuel, en una “guerra” de piedras contra balas de plomo.
También durante
A la vez, recientemente, Macri decretó la intervención de las Fuerzas Armadas en temas de Seguridad interior que, traducido al criollo o al mapundungun (lengua mapuche), significa licencia para matar.
En el decreto del mandatario argentino se establecen “normas de comportamiento” que deberán observar los efectivos militares en todos los operativos en los que tomen parte. A la vez declara secretas esas normas de comportamiento, justificado por “secreto militar”. Además, en la redacción de estas “normas de comportamiento” se ha atendido en forma muy especial a cubrir las eventuales responsabilidades judiciales que puedan involucrar a un efectivo militar por obrar con un supuesto “exceso en el cumplimiento del deber” pero atendiendo asimismo a la necesidad del militar de no ver limitado su derecho a la “legítima defensa”. O sea, lisa y llanamente la impunidad anticipada.
Como puede verse, desde el poder hay una voluntad de exterminio a los vulnerables, una guerra desigual que se libra en las calles, los tribunales y esencialmente en los medios formadores de pensamiento y acción.
¿CUÁNTOS POBRES TIENEN QUE MORIR?
Una discusión en la llamada “brecha” afirma que serán muchos más los muertos en la gestión macrista que en
Si estas líneas despertaran la reacción de quienes no las comparten, cabe recordar que si lxs chicxs vivieran, que si el Estado no los hubiese asesinado, entonces jamás las hubiésemos escrito.
A
Las mujeres, las familias, que marcharán este lunes son la cara visible y desencajada del genocidio encubierto. En ellas reside un valor infinito por el que vencieron la locura y la impotencia, no así el dolor. Aunque saben de sobra que no puede haber justicia completa para su caso. Porque esto sería regresar a la vida al hijx masacrado. Y ya “su caso” pasó a ser colectivo, cada uno de los crímenes es tomado por todas. Algo cercano a la justicia, sí sería detener
Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/08/26/argentina-gatillo-facil-el-genocidio-encubierto/
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