Las
lecciones de la
#MarchaCampesinaAdmirable
(Por
Marco Teruggi)
La marcha campesina movilizó una gran solidaridad a su alrededor. Como si algo de muchos estuviera allí representado, como si ese caminar desde Portuguesa hasta Caracas hubiera excedido a quienes decidieron que esa era la acción correcta para este momento.
Se pueden pensar varias razones para explicarlo. En primer lugar, el tema en sí: desde comienzos de este año, y con episodios del año anterior, la cuestión campesina ha emergido en algunas agendas y
Las situaciones de injusticia, junto a la capacidad de articular respuestas comunicacionales, construyeron solidaridades alrededor de los campesinos, de una lucha histórica, contra el latifundio, por la democratización de la tierra y
En segundo lugar, junto con este apoyo por una causa justa, la solidaridad se produjo como si la marcha campesina hubiera dicho algo que muchos piensan: que es necesario rectificar determinadas políticas, activar mecanismos de democracia protagónica, escuchar, movilizarse ante un escenario de retroceso que se expresa en lo urgente del cotidiano, así como en tendencias sobre puntos estratégicos. Una voz se hizo muchas voces, se vio en el recorrido, y, en particular, en Caracas.
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No existen recetas para las revoluciones, menos aún para los tiempos de asedio de guerra que amenazan con quemar lo conquistado. Puesto a arriesgar una hipótesis diría que es necesario presionar, movilizar, para frenar las tendencias conservadoras/restauradoras que trabajan desde el interior del proceso, y avanzar sobre nuevos puntos. Dentro de la unidad del chavismo, el apoyo a Nicolás Maduro -algo que los campesinos de la marcha repitieron hasta el cansancio.
Se trata de un ejercicio complejo, por la dificultad del escenario y los oportunistas que acechan. ¿Si no se realiza ese ejercicio democrático de movilización entonces qué? ¿Quedarse a la espera de respuestas que no llegan? ¿Dejarse desalojar y sicariar? En el caso campesino se consiguieron respuestas -parciales- gracias a las presiones por varias vías. De lo contrario seguramente no hubieran existido. Una movilización como la marcha campesina es un síntoma de vitalidad del proceso.
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Las respuestas a la marcha fueron varias. En el caso comunicacional, el apoyo/cobertura se expresó por parte de diferentes
Por otro lado, se observó un silencio en muchos
En cuanto a las respuestas en las cercanías de Miraflores la jornada del miércoles dejó dos imágenes centrales y una en espera. Por un lado, Diosdado Cabello, como presidente de
La imagen en espera es
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Queda un tema, el central en este caso: la política agraria. La marcha campesina, y, en términos generales, el movimiento campesino, ha planteado varios cuestionamientos a la política agraria en curso.
Uno
tiene que ver con las orientaciones centrales, donde se privilegia a la
agroindustria, una decisión que se traduce en la falta de apoyos al campesinado
que les permita desarrollar/ampliar la producción/distribución/comercialización
en una situación económica tan compleja. Una orientación que se articula con
las respuestas a medias que da la institución en muchos rescates, lo que se une
a su vez a la continuidad de los atropellos: desalojos, persecuciones
judiciales, complicidad de cuerpos de seguridad del Estado.
La pelea es peleando, y no habrá respuesta mágica ni inmediata. La marcha campesina ratificó que la inmovilidad ayuda a quienes buscan revertir lo que se alcanzó con tanta lucha. En el caso campesino costó más de 300 muertos. La solidaridad alrededor de la marcha, y sus posibles efectos desencadenantes, ya son una victoria. Queda mucho por delante.
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