Nuevos transgénicos:
cáncer y toxicidad
11 de agosto de 2018
Silvia Ribeiro
La Jornada
La Jornada
Crispr-Cas9 es un nuevo método de ingeniería
genética al que se atribuye ser más preciso que los transgénicos anteriores.
Varios estudios científicos recientes muestran lo contrario: dos señalaron que
puede provocar cáncer y otro más mostró efectos no deseados, entre ellos la
eliminación o reordenamiento accidental de largas secuencias de ADN y el
silenciamiento o activación de genes que no se pretendía modificar, todo ello
con potencial patógeno.
El artículo más reciente, del equipo de Allan
Bradley en el Wellcome Sanger Institute de Reino Unido, fue publicado en la
revista científica Nature Biotechnology el 16 de julio de 2018
(https://tinyurl.com/ycdqhara).
Crispr-Cas9 es un constructo enzimático
artificial que actúa como tijeras
moleculares con GPS: encuentra el lugar donde se quiere manipular el ADN y
corta las dos hebras de la hélice, inhibiendo la expresión del gen intervenido
y/o insertando nuevo material genético, creando un organismo transgénico.
El estudio de Bradley y otros, realizado con
células humanas y de ratones, mostró que Crispr-Cas9 frecuentemente produce
efectos adicionales no deseados, como eliminar largas secuencias de ADN (de
cientos a miles de bases) o su reordenamiento, pero lejos del sitio de corte.
Concluyen que estos cambios pueden generar alguna enfermedad.
Bradley expresó que este tipo de efectos
secundarios han sido subestimados en estudios anteriores, aunque había
indicaciones sobre ellos probablemente porque no aparecían en los análisis, ya
que en general se revisan secuencias de ADN cercanas al lugar de intervención
con Crispr-Cas9, pero los cambios se muestran en secuencias distantes. En
cuanto a la eliminación o el reordenamiento, dado que no se busca este
fenómeno, puede pasar inadvertido en el laboratorio, pero tiene efectos
potenciales dañinos en seres humanos y otros organismos.
Aunque los estudios se refieren sobre todo al
uso de Crispr-Cas9 en medicina, el problema se manifiesta también en la
manipulación de cultivos: los mismos efectos se producen en plantas, lo que
lleva a impactos imprevistos en los plantíos y también en su consumo, porque la
activación o desactivación de genes y la eliminación o reacomodo de secuencias
puede causar alergias y otras formas de toxicidad.
El estudio del equipo de Bradley aumentó la
alarma que crearon dos artículos anteriores: uno del reconocido Instituto
Karolinska de Suecia, el cual señaló que Crispr-Cas9 incrementa el riesgo de
cáncer en pacientes a quienes se insertan células modificadas con este método
(https://tinyurl.com/y9jpyh84). Esto se debe a que la acción de Crispr-Cas9 no
es eficaz ante la reacción del gen p53, que es una especie de botiquín de primeros auxilios de las células, asociado a la
prevención de muchas formas de cáncer. Este gen trata de reparar el corte que
produce Crispr-Cas9, y si no consigue hacerlo, instruye a la célula a morir
para no reproducir la
anomalía. Cuando el p53 no actúa, Crispr-Cas9 es mucho más
efectivo, por lo que los científicos seleccionan las células en las que no
actúa este gen, pero podrían estar insertando en los organismos células que
serán cancerosas, como una bomba de tiempo.
Consultado por la organización GMWatch ,
el doctor Michael Antoniu, del King’s College de Londres, explicó que la
reacción de los organismos de reparación ante el corte de Crispr-Cas9 es un mecanismo natural
de defensa y, por tanto, no se trata de ajustar las nuevas biotecnologías, ya que el
mecanismo seguirá actuando. Seleccionar las células donde éste no actúa implica
efectos secundarios graves, como cáncer o, en el caso de plantas, problemas
serios de inocuidad alimentaria. Antoniu plantea además que otras nuevas
biotecnologías, como Talen o mutagénesis de un solo nucleótido, posiblemente
generen los mismos efectos y por tanto deberían hacerse estudios sobre éstas
también. Cuestiona que otros métodos de mutagénesis, como la radiación, podrían
estar causando toxicidad que no se ha asociado a ellas, con impactos en la
inocuidad y seguridad de los alimentos (https://tinyurl.com/y8rowl3w).
Oportunamente, a días de la publicación de los
estudios referidos, el tribunal de justicia de la Unión Europea
dictaminó –luego de un proceso iniciado por una demanda legal de La Vía Campesina ,
Amigos de la Tierra y otras organizaciones de Francia– que los productos de las
nuevas biotecnologías (que incluyen mutagénesis y Crispr) son organismos genéticamente
modificados, es decir, transgénicos, y deben pasar por los análisis de riesgos
de las leyes de bioseguridad y su consideración debe basarse en el principio de
precaución. Esto fue una victoria de las organizaciones campesinas,
ambientalistas y de consumidores frente a la insistencia malintencionada de la
industria biotecnológica de que las nuevas biotecnologías no necesitan pasar
por evaluación de bioseguridad (https://tinyurl.com/y7vgznrp).
Esta misma absurda posición de la industria es
la que defiende Víctor Villalobos, anunciado secretario de agricultura de
Andrés Manuel López Obrador, para quien las organizaciones campesinas piden destitución
anticipada (https://tinyurl.com/y7jwbnsr). Los nuevos estudios desmienten
contundentemente que estos nuevos transgénicos no tengan riesgos.
Silvia Ribeiro. Investigadora del Grupo
ETC
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245159
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