De abortos y venenos
La militancia del
movimiento de mujeres consiguió instalar la necesidad de legalizar el derecho a
la interrupción voluntaria del embarazo en la agenda pública. Sobre la
posibilidad de decidir cuándo, con quién y en qué condiciones ser madres se
juega el ejercicio real de soberanía sobre vidas y cuerpos;
impugnando mandatos con mucho arraigo.
Desde la
presentación (por 7ma vez!) del proyecto de ley de
InterrupciónVoluntaria del Embarazo (IVE) hasta la votación del
Senado hubieron meses de profunda reflexión y debates que nos involucraron a
(casi) todxs. El tratamiento en comisiones generó un desfile de referentes,
argumentando en un sentido y en otro; y su televisación junto con los debates
en cada cámara fueron acompañados por millones. Sobre todo la discusión se
instaló en las mesas familiares, en las reuniones de amigxs, y en la charla
cotidiana. Así, con la ola verde, llegó también la posibilidad para que miles y
miles de historias propias, de amigas y familiares, envenenadas por demasiados
años de miedo, culpa y angustia, pudieran empezar a sanar. Todo lo que estaba
"en el clóset" de lo privado pudo ser ventilado y reelaborado en su
dimensión política a la luz de un nuevo momento social. Viento fresco.
Sin embargo la
pérdida de embarazos deseados y buscados a causa de la exposición a los
agrotóxicos sigue en la
oscuridad. Como relata el neonatólogo cordobés Medardo Ávila Vázquez,
las parejas que pierden un embarazo lo viven con muchísima culpa y angustia, a
partir de ese primer reflejo buscando "qué hicimos mal".
De nuevo: culpa y
angustia. Un drama social confinado al ostracismo de lo privado. Un enorme
fardo de dolor que la impunidad de poderosísimos intereses nos hace cargar,
quizá durante años.
Es salud
pública, estúpido!
Daniela vive en
Canals (Córdoba) y nunca perdió un embarazo. Tiene buena salud; es ama de casa
y madre de dos 2 niñas sanas. Con su marido, sano y que no trabaja en contacto
con contaminantes, llevaban adelante un embarazo deseado: "En la ecografía de la 6°
semana el embrión estaba intacto. A los pocos días sintió los efectos de una
fumigación en los campos cercanos (olor característico, picazón de ojos,
sensación desagradable): estaban fumigando para barbecho químico con glifosato,
2,4-D y atrazina (probablemente también paraquat). En la siguiente ecografía se
había detenido el crecimiento del embrión, e incluso disminuido de tamaño.
Luego de la 9° semana volvería a ser fumigada, y en la siguiente ecografía el
embrión estaba destruído. Cursaba la 12° semana" (Reduas2018)
(...)
Materiales
para acompañar esta nota:
> “El aborto es soberanía sobre
nuestros cuerpos”, entrevista aintegrantes de la Campaña Nacional por el
Derecho al Aborto Legal,Seguro y Gratuito(Huerquen - 2018)
> “Vivas Nos Queremos”, entrevista a Claudia Korol (Huerquen - 2016)
> Dr. Medardo Ávila Vázquez en el Debate sobre Agrotóxicos
en elSenado(Huerquen - 2015)
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también:
UAC Unión de Asambleas Ciudadanas Contra el Saqueo y la Contaminación
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