El Tratado de Libre Comercio Argentina-Chile: el camino a un retorno encubierto del ALCA
Luciana Ghiotto y Patricio
López
ALAI AMLATINA, 20/08/2018.-Actualmente se encuentra en tratamiento parlamentario en
los Congresos de Chile y de Argentina el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre
ambos países. Este TLC fue firmado en enero de 2018, con el objetivo de
extender el Acuerdo de Complementariedad Económica (ACE) N°35 vigente desde
1996.
Este Tratado se enmarca en el acercamiento de los
bloques de la Alianza del Pacífico y del Mercosur. Este hecho es
fundamental para entender la importancia política que reviste este Tratado. En la reciente Cumbre de
la Alianza del Pacífico realizada en Puerto Vallarta, México, en julio, se
anunció un plan de acción para avanzar en la convergencia entre ambos bloques,
la cual viene en negociación desde hace al menos un año. En ese sentido, el
presidente chileno Sebastián Piñera manifestó que se han propuesto generar
una "gran
zona de libre comercio en América Latina"[1]. Este tratado bilateral avanza entonces en ese
objetivo, ya que para realizar la convergencia se necesita que los países
miembros firmen entre ellos TLC bilaterales, de acuerdo a las disposiciones de
la Alianza del Pacífico.
El
nuevo ALCA regional: nuevos tratados, viejos temas
El
TLC Chile-Argentina ha sido presentado como un nuevo “marco regulatorio” en la
relación bilateral, inocuo y sin peligros, que simplemente “profundiza y
extiende el marco jurídico bilateral del espacio económico” ya regulado por el
ACE N°35. Efectivamente, se trata de un TLC que no modifica la sustancia del
comercio entre Chile y Argentina. Entonces nace una primera pregunta: ¿cuál es
el sentido de este Tratado de Libre Comercio si no modifica
las condiciones del comercio entre ambos? Ya lo sabemos: los TLC
tratan sobre mucho más que aranceles y tarifas. Estamos en realidad hablando de
tratados que avanzan en la desregulación y liberalización de amplias
actividades económicas que en las últimas décadas han estado en mano
de los Estados, especialmente los servicios públicos: provisión de servicios
básicos, educación, salud, sistema de pensiones, correo, telecomunicaciones, transporte
en general, etc. Esas actividades han pasado gradualmente a manos privadas
sobre la base de que sólo “Estados modernos”, pequeños, ágiles y eficientes,
atraerán las inversiones extranjeras hacia nuestros territorios.
Entonces, al igual que el ALCA hace más de 10
años, los nuevos TLC son la herramienta legal de las fuerzas privadas
que empujan por una apertura económica indiscriminada en nuestros países.
Esto se realiza a través de los llamados “temas regulatorios” o “temas
asociados al comercio”, algunos de los cuales fueron incorporados en los años
noventa como Servicios, Contratación Pública, Telecomunicaciones,
Inversiones, Propiedad Intelectual y Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (y hoy
se suma Comercio Electrónico). Varios de estos temas fueron incorporados en
las agendas de negociación de la Organización Mundial
del Comercio (OMC) en 1994,
a partir de la presión de las empresas transnacionales
más poderosas de los EEUU (como la industria de Hollywood, las grandes
farmacéuticas y las empresas de servicios). En ese mismo periodo estos temas
fueron agregados a los Tratados de Libre Comercio negociados por EEUU como el
NAFTA, y posteriormente a la propuesta del ALCA. Hoy aparecen nuevamente en
Tratados como el TPP-11.
Este Tratado también posee nuevos temas que refieren
a los procesos regulatorios internos de los países a partir del mecanismo de
Coherencia Regulatoria y las “buenas prácticas regulatorias”, que se han
insertado dentro de los capítulos de Facilitación del Comercio y Obstáculos
Técnicos al Comercio. La Coherencia Regulatoria implica la tendencia a la
compatibilización y homogeneización de las legislaciones internas de los países
así como de sus procesos regulatorios internos[2].
A través del término “Transparencia” se delimita un nuevo mecanismo para la
regulación estatal que implica el diálogo con los “sectores interesados” (stakeholders)
frente a nuevas regulaciones que vayan a ser adoptadas dentro del orden legal.
Ese proceso de diálogo está enmarcado en la noción de “buenas prácticas
regulatorias” que implica que los Estados faciliten al máximo la circulación de
las empresas, liberando a los inversores extranjeros del “peso” (burden)
de la burocracia y de los procesos administrativos. Este mecanismo es hoy
impulsado por foros internacionales como la OCDE y el G20, y fue incorporado en
el TPP-11 y en el frenado Tratado Transatlántico (TTIP). Estos mecanismos
vienen directamente a intervenir en los mecanismos democráticos de toma de
decisiones de los Estados[3].
La inclusión de todos estos temas ha sido fuertemente
criticada por la sociedad civil durante los últimos 25 años, justamente porque
implica privilegios de propiedad para las empresas transnacionales y los
inversores extranjeros,
cuyos derechos se convierten de hecho en el nuevo estándar para la legislación,
mientras se socava la posibilidad de aplicación de los derechos humanos,
disposiciones que pasan a ser soft law, o ley blanda frente a los
derechos privados. Mediante este tipo de tratados, las empresas pueden demandar
a los Estados en los tribunales de arbitraje internacional (como el CIADI),
mientras que los Estados sólo pueden llevar a una empresa por violación de
derechos humanos o medioambientales a los propios tribunales nacionales, que
luego son acusados de parciales y poco objetivos. Diversos casos de demandas de
empresas contra Estados han generado grandes debates internacionales, ya que
muestran justamente lo desigual entre los derechos de ambos[4].
¿Temas “modernos” de los TLC o cáscaras vacías?
Además
de los temas de los años noventa, en este tratado también se incorporaron
algunos temas más novedosos, lo cual hace que los TLC más recientes sean
presentados como “marcos regulatorios modernos”. Se trata de capítulos de
Género y Comercio, Medioambiente y Desarrollo con énfasis en el rol de las
Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyME).
Pero estos capítulos son solamente cáscaras vacías, es decir
que no son operativos, no plantean objetivos específicos ni cronogramas de
trabajo, así como tampoco
estipulan obligación alguna para que los Estados realicen políticas específicas
que vayan de acuerdo a estos capítulos. Además, se aclara en estos
capítulos que los Estados no pueden hacer uso del mecanismo de Solución de
Controversias del propio Tratado (Capítulo 18) para plantear que los objetivos
de estos capítulos no están siendo observados o cumplidos, o que el otro Estado
está violando el acceso a las disposiciones de alguno de estos capítulos. Esto
muestra que se trata de capítulos que intentan rellenar temas vacantes en los
TLC, pero que no tienen una operatividad real.
Por ejemplo, el Capítulo de MiPyME sólo
establece una cantidad de enunciados que hace al reconocimiento de las Partes
de que las MiPyMES se incorporen al comercio bilateral. Para hacer un
seguimiento, establece un Comité MiPyME, que es el único objetivo específico
planteado por el Capítulo. Sin embargo, frente a cualquier desavenencia entre
las Partes, se hace hincapié en que ambos harán los esfuerzos mediante el
diálogo, cooperación y consultas para resolver la situación problemática.
Lo mismo sucede con los capítulos Laboral, de
Medio Ambiente y de Género: la modalidad en que se redactan las cláusulas
es a partir del “reconocimiento” que hacen las Partes de la importancia de la
defensa de los derechos laborales y medioambientales, pero no plantean la
posibilidad de que un Estado actúe sobre el otro frente a la violación de tales
derechos. En ese sentido, todo queda en el plano de la buena voluntad.
En el caso específico del capítulo sobre Género y
Comercio (capítulo 15), este TLC plantea que el objetivo es lograr la
“participación más equitativa de hombres y mujeres en los negocios, la
industria y el mundo del trabajo”. El eje está puesto sobre el
“empoderamiento económico de las mujeres”, pero no dice nada de los impactos
que la liberalización comercial tiene en todos los ámbitos de la vida de las
mujeres[5].
Diferentes reportes e investigaciones[6] ya
han mostrado que en lugar de romper las desigualdades estructurales de género,
la liberalización comercial reciente ha reforzado esas desigualdades al dar un
poder creciente a las empresas multinacionales que son dirigidas por hombres[7]. Estos
Tratados son generalmente firmados sin analizar cómo afectarán de forma diferenciada
a mujeres y hombres.
Además, el TLC se propone el aumento de las tasas
de participación de las mujeres en la economía ya que eso contribuiría a un
desarrollo económico sostenible (Art 15.1.3). Ese punto de partida es
discutible, ya que existe evidencia que demuestra que el comercio no
siempre redunda en mejores condiciones de vida. El comercio -en algunas
ocasiones- provoca el aumento de la tasa de actividad, pero los puestos de
trabajo que se generan son de baja calidad, bajos salarios y en condiciones
precarias. Un caso testigo de esto es la proliferación de maquilas en
México a partir de la firma del NAFTA, en donde se emplea en su mayoría a
mujeres pobres, migrantes, con muy bajos salarios y jornadas de trabajo que
superan las 12 horas, dejándolas en un fuerte estado de vulnerabilidad laboral
y social.
Otro TLC sin debate ni estudios de impacto
Por último, vemos que se sigue repitiendo el modus
operandi de todos los TLC de la región: un nuevo proceso de
ratificación a espaldas de la ciudadanía y sin estudios de impacto que
acrediten la necesidad de este Tratado.
Dos hechos marcan el modo en que se está dando el
tratamiento en ambos Congresos. Por un lado, el Senado argentino, donde
recientemente ha entrado el TLC para su ratificación, sólo envió el tratado a
una comisión, la
de Relaciones Exteriores , en donde en representación de la
“sociedad civil” sólo fueron invitados la Cámara Argentina
de Comercio y Servicios, la
Cámara Argentina de Biocombustible, la Cámara de Exportadores
y la Unión de Industriales de la Argentina (UIA). Quedaron afuera de este
“debate” representantes de los sectores afectados por los capítulos
regulatorios del Tratado, que como dijimos son su fuerte: representantes de
organizaciones de la salud, de la educación, de mujeres; organizaciones
sindicales; organizaciones de PyMEs, del campo; etc.
Por otra parte, en el Congreso chileno, la bancada de
diputados de Revolución Democrática, parte del Frente Amplio, presentó un proyecto
de Resolución que fue aprobado por amplia mayoría el día 2 de agosto[8],
donde se “solicita al Ministerio de Relaciones Exteriores una evaluación de
los tratados de libre comercio existentes y un mayor estándar de evaluación
para los acuerdos de futuros tratados de este tipo y sus modificaciones”.
Este pedido de los diputados, sin precedentes en Chile y podríamos aseverar en
toda la región, se realiza en el país que ha firmado la mayor cantidad de
tratados a nivel global, por lo cual señala la existencia de un malestar en
ciertos sectores políticos y sociales sobre los efectos que estos TLC han
tenido sobre el país desde su entrada en vigencia.
Estos hechos nos señalan dos elementos clave: 1) la
falta de transparencia en la discusión de un TLC[9] que,
como señalamos, tiene impactos directos sobre la capacidad de regulación de los
Estados en una gran cantidad de materias; 2) el reclamo creciente acerca de la
necesidad de que no se adopten estos TLC sin los estudios de impacto previos
pertinentes que muestren los efectos sobre un amplio abanico de sectores
sociales y económicos[10],
así como sin consulta previa y de carácter vinculante a las comunidades
afectadas.
En un contexto de fuerte incertidumbre global, la estrategia
de firma de TLC debería al menos ser puesta en cuestión, y rediscutirse a la
luz de evidencias empíricas tras 25 años de TLC a nivel global, y con claros
impactos en los países latinoamericanos. En definitiva, no se puede seguir firmando tratados que
privilegian los derechos de las corporaciones por sobre los derechos sociales
- Luciana Ghiotto es investigadora de
CONICET-Argentina con sede en la Universidad Nacional
de San Martín (UNSAM). Miembro de ATTAC Argentina y de la Asamblea “Argentina
mejor sin TLC”. Colaboradora de Transnational Institute (TNI).
- Patricio López es
periodista chileno, ha participado en la Plataforma Chile Mejor
sin TLC. Es director de Radio Universidad de Chile.
URL de este
artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/194817
[1] http://www.t13.cl/noticia/politica/video-alianza-del-pacifico-pinera-anuncia-intenciones-converger-alianza-mercosur
[2] Artículo
“Las reglas para la facilitación de inversiones: un análisis desde los
mecanismos de cooperación reguladora”, por Luciana Ghiotto y Adoración Guamán,
de próxima publicación, CLACSO.
[3] Reporte
“La negociación sobre reglas para la Facilitación de Inversiones” por Luciana
Ghiotto, 2016, Transnational Institute; en: https://www.tni.org/es/publicacion/la-negociacion-sobre-reglas-para-la-facilitacion-multilateral-de-las-inversiones
[4] Por
ejemplo, los casos de Chevron vs. Ecuador, Metalclad vs.
México o Suez, Sociedad General de Aguas de Barcelona SA y
Vivendi Universal SA vs. Argentina. Ver todos los casos en: www.isds-americalatina.org
[5] https://mundo.sputniknews.com/radio_voces_del_mundo/201712061074526207-tlacan-influencia-en-mujeres-hispan-tv-youtube-bloqueo/
[6] Ver reporte de McKinsey
Global Institute: The power of parity, 2015, en: https://www.mckinsey.com/featured-insights/gender-equality/the-power-of-parity-advancing-womens-equality-in-the-united-kingdom
[7] https://www.policyalternatives.ca/publications/monitor/how-canada-can-tackle-gender-inequality-through-trade
[8] Cámara
de Diputados, Chile, Proyecto de Resolución número 119, 2 de agosto de 2018.
[9] https://chilemejorsintlc.cl/senador-juan-ignacio-latorre-con-los-tlcs-hay-una-perdida-de-soberania-del-estado-respecto-a-las-empresas-transnacionales/
[10] Declaración
conjunta de la
Asamblea Argentina mejor sin TLC y la Plataforma Chile
mejor sin TLC: “Tratado de Libre Comercio entre Chile y Argentina: ¡Basta de
Tratados sin debate y a espaldas de los pueblos!”, junio de 2018; en: https://mejorsintlcorg.files.wordpress.com/2018/06/declaracion-tlc-chile-argentina-junio2018.pdf
Te invitamos a sostener el trabajo de ALAI.Contribuciones: http://alainet.org/donaciones.php
Mas informacion: http://alainet.org
FaceBook: http://facebook.com/America.Latina.en.Movimiento
Twitter: http://twitter.com/ALAIinfo
RSS: http://alainet.org/rss.phtml
______________________________________
Agencia Latinoamericana de Informacion
email: info@alainet.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario