El campo cada vez está más concentrado
21 de enero de 2020
Según los últimos
datos oficiales, el 1 por ciento de las explotaciones agropecuarias concentra
el 36 por ciento de la tierra, una dinámica que continúa expulsando familias.
En
treinta años desapareció el 41 por ciento de las explotaciones agropecuarias y
se acentuó la concentración de tierras en pocas manos: el 1 por ciento de las
explotaciones controla el 36 por ciento de la tierra, mientras que el 55 por
ciento de las chacras (las más pequeñas) tiene solo el 2 por ciento de la tierra. Son datos del
último Censo Nacional Agropecuario (CNA).
Campesinos, indígenas y académicos no
tienen dudas: la desaparición de chacras y
la expulsión de familias del campo tiene directa relación con el agronegocio,
modelo que prioriza la exportación, dominado por grandes empresas, y deja de
lado la producción de alimentos y a los productores.
El
Censo Nacional Agropecuario 2018 (CNA) relevó datos sobre las características
de las explotaciones agropecuarias (EAP) y del productor. Se relevaron 206
millones de hectáreas y se cesaron 250.881 explotaciones agropecuarias.
Los
resultados preliminares figuran en un documento de 232 páginas presentado por
el Indec. Entre 2002 y 2018 desapareció el 25,5 por ciento de las explotaciones
agropecuarias. Y, si se compara con el censo de 1988, en sólo treinta años
desapareció el 41,5 por ciento de la chacras.
Un
hecho que ningún sector político jamás se animó a abordar en la concentración
de tierras. Y eso favorece a los más grandes. El CNA confirma con datos lo que
campesinos, indígenas y académicos críticos denuncian desde hace
décadas: el 1,08 por ciento de las fincas (2473) concentra el 36,4 por
ciento de la tierra (57 millones de hectáreas). Se trata de las propiedades de
más de 10.000
hectáreas .
En
el otro extremo, las chacras más pequeñas (menos de 100 hectáreas )
representan el 54,6 del total de las explotaciones agropecuarias (125.023
fincas), pero tienen solo el 2,25 de la tierra (3,5 millones de hectáreas).
Argentina experimenta una reforma agraria pero al revés, donde muy pocos (el
1,08 por ciento) tiene demasiado. Y donde la mayoría (el 54,6 por ciento) tiene
muy poco.
Nahuel
Levaggi, de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), afirma que el censo
muestra “el resultado de un modelo agropecuario que atraviesa los distintos gobiernos,
un modelo que concentra la tierra, dominado por multinacionales de semillas, y
es la muestra del capitalismo en su máxima expresión”. Levaggi explica que
a los desalojos de campesinos se suma que quienes tenían fincas comienzan a ser
rentistas y dejar el campo o directamente vender sus chacras: “Hace años que
alertamos que es un modelo sin agricultores, donde los más grandes se
comen a medianos y pequeños”.
Jorge
Frías es productor agroecológico en su chacra “La tierra sin mal”, en Puerto
Tirol (Chaco). Recuerda que el modelo prioriza los cultivos extensivos (soja,
maíz, girasol, caña de azúcar y, por otro lado, monocultivo de árboles), que
avanzaron sobre regiones de campesinos e indígenas. “Es un modelo que no
produce alimentos para nuestra población. Es un modelo que vacía el campo de
gente. Hace años que alertamos de las graves consecuencias productivas,
ambientales y sociales”, afirma. El censo precisó que solo en el 46 por ciento
de explotaciones los productores viven en el campo. Y detalló que existen
75.193 viviendas deshabitadas.
Frías
participa del Movimiento Popular la Dignidad y del espacio Somos Monte, de
Chaco, que lucha por la defensa del poco bosque nativo que permanece en pie.
Explica que todo el sudeste chaqueño ya fue arrasado, y que el agronegocio
retomó su embestida contra El Impenetrable, de la mano de una “soja
nacional” (de la
empresa Bioceres ) resistente a la sequía. Exige que
algún Gobierno ponga en debate el modelo de agronegocio, pero no solo las
retenciones, y que se discuta la tierra para qué y para quién.
Los
investigadores Eduardo Azcuy Ameghino y Diego Fernández, del Centro
Interdisciplinario de Estudios Agrarios (UBA), analizaron el censo. Destacan
que entre 2002 y 2018 desaparecieron en Argentina 82.652 explotaciones agropecuarias,
casi un 25 por ciento del total, a un promedio de 5166 chacras por mes. “Se
ratifica la vigencia y eficacia del proceso de concentración económica
consolidado durante los noventa y prolongado hasta la actualidad”, afirman los
autores. Si se toma el censo de 1988, en 20 años se perdió el 41,5 por
ciento de las chacras.
Desde
el Foro Agrario, espacio de articulación de decenas de organizaciones
campesinas y de la agricultura familiar, presentaron en mayo pasado un programa
que propone otro modelo agropecuario, de base popular, con políticas de estado
que fomenten el arraigo rural y la producción de alimentos accesibles para el
pueblo. “Diversos sectores políticos se siguen refiriendo a la Mesa de Enlace
como ‘el campo’. Tienen que entender que hay otro sujeto rural, con otro
rol económico, otra base social, que es otro campo, con un modelo que incluye
beneficios para toda la sociedad y para el ambiente”, exige Levaggi de la
UTT.
Jeremías
Chauque es mapuche, vive en Desvío Arijón (Santa Fe) y forma parte de la
organización de productores “Desvío a la raíz, agricultura ancestral”. No lo
sorprendió el dato de la concentración de tierras, afirma que es un mal que se
repite en la Patagonia mapuche, pero también en el Norte wichí y en la
Mesopotamia guaraní, sólo por citar tres latitudes. “El agronegocio funciona
explotando hasta el último aliento de vida, con desmonte, saqueo,
contaminación”, recuerda. Chauque forma parte del Colectivo Paren de Fumigar
Santa Fe y resalta la necesidad de otro modelo, que tenga como prioridad lo
social y los alimentos sanos (sin agrotóxicos ni transgénicos), “una
agricultura sin mano de obra barata, con agricultores dueños de su destino, con
tierras para trabajar, con producción de alimentos y no commodities para los
chanchos de Europa y Asia”.
Fuente: http://www.biodiversidadla.org/Recomendamos/El-campo-cada-vez-esta-mas-concentrado
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