El
sistema de salud de Haití al borde del colapso 10 años después del terremoto
19 de enero de 2020
El domingo 12 de enero
se cumplieron 10 años desde que un devastador terremoto azotara a
Haití. Coincidiendo con esta fecha, Médicos Sin Fronteras (MSF) alerta del
actual deterioro de la atención médica en el país caribeño. «El terrible
seísmo mató a miles de personas, provocó millones de damnificados y destruyó el
60% de un sistema de salud que ya era disfuncional», recuerda Hassan Issa,
coordinador general de MSF en Haití. «10 años después, la mayoría de los
actores humanitarios y médicos han abandonado el país y su sistema sanitario
está nuevamente al borde del colapso en medio de una creciente crisis política
y económica».
Por Kaos En La Red
El 12 de enero de 2010, un terremoto
de magnitud 7,0 devastó Haití. MSF, presente en el país desde hacía 19 años,
perdió a 12 trabajadores ese día, y dos de los tres centros médicos a los que
prestaba apoyo sufrieron graves daños. Para dar respuesta a las necesidades
urgentes y casi ilimitadas de la población, MSF puso en marcha una de las
operaciones de emergencia más grandes de su historia. En 10 meses, los equipos
atendieron a más de 350.000 personas.
Una década después, a medida que los
problemas económicos y las tensiones políticas se intensifican, las
instalaciones médicas –incluidas las administradas por MSF– realizan un enorme
esfuerzo para atender las necesidades de los y las pacientes.
MSF ha publicado el documento ‘Haití 10 años después’ en el que
subraya los problemas que afrontan las instalaciones médicas para seguir
operativas en medio de conflictos políticos y económicos. Desde el incremento
de los precios del combustible en julio de 2018 que espoleó la crisis, las
instalaciones médicas han tenido problemas para proporcionar servicios básicos
debido a la escasez de medicamentos, oxígeno, reservas de sangre, combustible y
a la falta de personal.
«El apoyo internacional que recibió
el país, o que se prometió, después del terremoto, ahora se ha desvanecido.
Incluso en algún caso, nunca se materializó», explica Sandra Lamarque, coordinadora
de MSF en el país. «La atención de los medios ha virado hacia otros lugares a
medida que la vida cotidiana de la mayoría de los haitianos se ha vuelto cada
vez más precaria debido a la inflación, la falta de oportunidades económicas y
la violencia».
Protestas, bloqueos y paros
Haití
experimentó numerosos bloqueos y paros en todo el país durante varios meses de
2019 (conocidos como “peyi lok”). Las calles estaban bloqueadas por barricadas
de neumáticos en llamas y cables e incluso muros levantados por la noche que
impedían el movimiento de ambulancias, trabajadores de la salud, suministros
médicos y pacientes.
En
2019, el centro de estabilización de emergencia de MSF en el barrio de
Martissant en Puerto Príncipe recibió un promedio de 2.450 pacientes al mes. El
10% presentaba heridas de bala, laceraciones u otras lesiones relacionadas con la violencia. El
hospital de quemados de MSF en la zona de Drouillard, también en la capital,
experimentó un pico de actividad en septiembre, cuando ingresó 141 pacientes
con quemaduras graves, causadas principalmente por accidentes. En Delmas, donde
MSF gestiona una clínica especializada en violencia sexual y de género, hubo
una disminución en el número de pacientes durante este período de violencia. La
causa: los bloqueos y la inseguridad complicaban llegar al centro.
En
zonas rurales, como Port-à-Piment en el departamento Sur, el efecto de la
crisis en el sistema de salud es dolorosamente visible. MSF ha apoyado durante
mucho tiempo los servicios de urgencia y de salud materna del área. En casos
graves, cuando es necesaria la hospitalización, los equipos de MSF topan con
enormes dificultades para encontrar una instalación médica operativa abierta
donde derivar a sus pacientes.
El
hospital principal y el banco de sangre del departamento cerraron en octubre
tras ser saqueados y aún no están en pleno funcionamiento. MSF tiene que
realizar habitualmente traslados de pacientes en estado crítico de hasta cinco
horas para llegar a un hospital que pueda aceptar tales casos. En el
departamento Norte, donde MSF estaba a punto de abrir dos clínicas para atender
a supervivientes de violencia sexual y de género, las actividades tuvieron que
detenerse debido a problemas de acceso y a la falta de combustible.
En
respuesta al agravamiento de la crisis económica y política, MSF ha lanzado
nuevas iniciativas para atender a los y las pacientes cuando el
sistema médico haitiano no da abasto. En noviembre, MSF reabrió un centro de
trauma de 50 camas en el barrio de Tabarre en Puerto Príncipe. En sus primeras
cinco semanas, el hospital recibió una abrumadora cantidad de 574 pacientes. En
este periodo ingresaron 150 heridos con lesiones mortales; el 57 % de ellos
presentaban heridas de bala.
La
organización también ha reforzado su apoyo al Ministerio de Salud Pública y
Población a través de donaciones de equipos y materiales médicos, la
rehabilitación de instalaciones y la formación del personal del principal
hospital público de Puerto Príncipe. MSF también asiste a un hospital en Port
Salut en el departamento del sur y a 10 centros de salud en todo el país.
«Sabíamos
que respondíamos a necesidades médicas en materia de casos graves y urgentes,
pero obviamente la situación es aún peor de lo que imaginamos», reconoce Issa.
«Ahora necesitamos que otros presten atención a las carencias sanitarias que
presenta Haití».
No hay comentarios:
Publicar un comentario