¿Médicos Sin Fronteras
para el genocidio wichí?
16 de enero de 2020
Por
Silvana Melo
“Están fuera del
estado y fuera de la sociedad”. El doctor Medardo Avila Vázquez conoce el etnocidio
wichí del chaco salteño y la muerte de tres niños que ni siquiera llegaron a
pararse en la pacha ni a correr una mariposa le anudó el estómago con el alma.
Por eso él y un grupo de médicos de la Córdoba castigada por el agronegocio, el
mismo que dejó desguarecida de su paraíso a la etnia wichí, están tramitando
que Médicos Sin Fronteras se instale por las comunidades de Santa Victoria Este, los parajes más pobres de la linda Salta. Donde
el Estado no se hace cargo. Y los gobiernos pasan de culpabilizar a “la
cultura” originaria a llevarles tarjetas alimentarias a comunidades que no
tienen ni documentos para acceder a un plan social. Y un posnet para leer una
tarjeta es un milagro desconocido de la tecnología.
Los tres
niños que murieron no llegaban a los tres años. No soportaron el agua ni
la falta de alimentos. En Misión La Chirola, por Embarcación, otro chiquito
está grave. Sus padres son niños también, sólo que más grandes. Pero no llegan
a “La civilización sigue considerándolos atrasados, se tienen que adaptar a lo que hay”, dice Medardo Avila en entrevista con esta Agencia. Médico de Pueblos Fumigados. Legendario impulsor de la justicia por el barrio Ituzaingó Anexo de Córdoba, donde los niños se morían de cáncer porque se los fumigaba con la indiscriminación de la impunidad.
“Lo que pasa es que los wichís, a diferencia de los mapuches, de los qom mismos, han aparecido masivamente a consecuencia de la expansión de la frontera agropecuaria en la zona de Salta y Formosa”, describe el médico y pinta una imagen escalofriante: “donde se han desmontado miles y miles de hectáreas y de repente, en estos bosques del Chaco salteño, donde había miles y miles de árboles, aparecen montones de gentes, de personas que vivían ahí, muy bien, que tenían de todo. Y les dejan una parcelita de monte espantosa y cuando llega el Estado les trae para que haga una huertita”. Dice Medardo que los sacan del bosque, donde vivían en modos ubicados temporalmente “30 mil años antes de Cristo y los colocan en 5 minutos diez mil años atrás, en el tiempo de la agricultura…” Mientras tanto, “nosotros a los wichís los descubrimos ahora, no están documentados y cuando desmontan, aparecen así…”
Modesto Rojas, cacique de la comunidad wichí Fwolit: “Dentro de las comunidades originarias no hay agua, no hay comida, no hay trabajo. Nos sentimos muy abandonados por el Estado. Como originario me siento muy mal porque veo como los chicos se mueren por desnutrición. Hay comunidades enteras sin agua potable, están a
Cambian de signo los gobiernos pero el genocidio no se
detiene. Es entonces cuando Medardo Avila y el grupo de médicos que impulsa la
llegada de Médicos Sin Fronteras decide hacerlo con fuerza institucional. En un
territorio sin olor a patria. Donde ellos, que son parte del monte, son
confinados por los colonizadores del tercer milenio. “Cuando desmontan las
tierras fiscales, que no son de nadie y se las empiezan a asignar entre ellos
los apellidos de siempre, se apropian de 80 mil hectáreas y las desmontan con
las topadoras; es increíble verlas, las topadoras atadas con cadenas de
cincuenta metros una a la otra avanzan destruyendo todo el bosque”.
“Yo he estado mucho ahí, en las misiones, a través de una organización de Córdoba que se llama Deuda Interna. Y ahora estamos tratando de que Médicos sin Fronteras tenga una misión ahí, porque es un problema humanitario terrible, que no es considerado por la Argentina como un genocidio, el estado los ignora, se mueren los niños y se mueren también los mujeres, los hombres, nadie se imagina las cosas que suceden ahí”, relata Medardo Avila a APe.
El médico los conoce y los describe. “Los wichís son mansos, son culturalmente muy atrasados, están acostumbrados a su paraíso”. Entonces “viene el estado y le da su bolsa de comida para un mes. Y en dos días no tienen más. Porque no tienen práctica de acumulación. Ellos se iban moviendo por el bosque y siempre encontraban lo que necesitaban. Tenían un circuito que conocían los grupos de familias. Eran cazadores recolectores. No necesitaban guardar. Ahora les dan cinco bolsas de arroz y se le terminan enseguida”.
“Tuvieron su primera crisis –relata Avila- cuando empezó la explotación petrolera. Hubo una guerra a principios del siglo XX, que fue la campaña del norte, como la campaña del desierto. Hubo varias matanzas de originarios para apropiarse de los territorios. Las empresas inglesas habían traído a los religiosos protestantes y ellos en las misiones empezaron a refugiar a los aborígenes sobrevivientes. Por eso las comunidades se llaman misiones”.
El agronegocio genera, 500 años después, el descubrimiento de una etnia entera. “Son 60 mil, según
Mientras tanto, el agua. El enorme problema del agua. La sequía que arrasa la piel y la lengua en la mayor parte del año. “Dependen de que les caven los pozos; ellos en sus montes sabían dónde encontrar el agua, se movían constantemente detrás de las aguadas, estaban los ríos; ahora los tienen instalados, encerrados, detrás de los alambrados, diez mil en
Ahora lo que queda es “parar los desmontes y hacer una reserva wichí. Para que puedan ser ellos, no lo que somos nosotros, no lo que queremos nosotros que sean”. Para que dejen de morirse bebés, niños, de hambre, de sed, de enfermedades del hambre y de
En ese camino están Medardo Avila Vázquez y un grupo de médicos que buscan que una misión humanitaria se instale en las comunidades. “Porque los gobiernos, porque el estado, no son capaces de resolver el problema”. Por eso van por Médicos Sin Fronteras, para que haga visible su genocidio desde su confín al mundo cada día. Buscando monte, mariposa, espíritus y vida. Agua y yerbabuena. Para vivir.
pelotadetrapo
Fuente: http://contrahegemoniaweb.com.ar/medicos-sin-fronteras-para-el-genocidio-wichi
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