La transición hacia
otro sistema alimentario
En distintos
lugares repartidos por el Estado español hay personas que se están organizando
desde hace mucho tiempo en torno a iniciativas que podrían denominarse de forma
académica como Sistemas Alimentarios Territorializados (SAT) .
Se trata de experiencias que reúnen un triple criterio de
proximidad a lo largo de la cadena alimentaria:
·
Apuestan por la producción primaria local.
·
Enlazan la producción primaria y la industria
agroalimentaria.
·
Acercan la producción y el consumo a través del fomento de
los canales cortos de comercialización.
Su existencia demuestra que la transición alimentaria está
en marcha y que el sistema convencional ha colapsado; sin embargo, es preciso
preguntarse acerca de su viabilidad y de las problemáticas que afrontan estos
proyectos (huertas, cooperativas de consumo, restaurantes, obradores, mercados
agroecológicos, etc.).
Un
camino plagado de obstáculos
"Una de
las principales dificultades que encuentran estos proyectos es alcanzar la
sostenibilidad, no solo económica sino también personal."
Pese a que muchas de ellas son casos de éxito y tienen un alto
potencial de replicación, lo cierto es que en general las iniciativas SAT
presentan algunos problemas comunes:
En primer lugar, suelen ser iniciativas poco conocidas, incluso
entre ellas mismas. Cada territorio cuenta con diversas formas de articulación
local que tratan de dar fuerza a las experiencias y aglutinar esfuerzos para
allanar los posibles obstáculos. Los Sistemas Participativos de Garantía serían
un ejemplo. Hasta la fecha se han llevado a cabo pequeños trabajos de
identificación y de coordinación, pero no se ha hecho una labor exhaustiva para
explorarlas, trabajar en red e indagar sobre las herramientas necesarias para
su multiplicación. Para dar visibilidad al movimiento de transición que está en
marcha en el ámbito estatal, varias organizaciones han trabajado en el último
año y medio en la identificación y el mapeo de las iniciativas existentes.
Otra de las principales dificultades que encuentran estos
proyectos es alcanzar la sostenibilidad, no solo económica sino también
personal. El desarrollo de herramientas de apoyo en esta línea se hace necesario
y en este ámbito destaca el trabajo impulsado por URGENCI y Ecologistas en
Acción para buscar de forma colectiva estrategias efectivas para compaginar la
vida personal y laboral de una manera sostenible. Algunas iniciativas, como
Terra de Pa en València o Apeztegiberriko Denda en Jauntsarats (Navarra), han
dedicado espacio y reflexión a la incorporación de los cuidados en el día a
día, poniendo en valor el hecho de cuidar a las personas que forman parte del
equipo de trabajo como un elemento tan imprescindible como la viabilidad
económica. Es necesario poner de relieve que para valorar la sostenibilidad de
estas iniciativas se debe considerar no solo su éxito económico, sino también
sus impactos positivos, dado que no solo generan beneficios propios si su
actividad económica funciona, sino que benefician en gran medida al entorno y a
la economía local del territorio donde se ubican, que generalmente es rural.
En tercer lugar, una amenaza más que se debe considerar es el
creciente interés de la gran industria por el sector ecológico. Las pequeñas
iniciativas no pueden competir en precio y visibilidad con los productos
ecológicos que cada vez están más presentes en los lineales de grandes
supermercados. Relacionado con esto, se destaca la importancia de elaborar una
buena estrategia de comunicación. Sin embargo, a menudo la comunicación tanto
interna como externa es deficitaria y no alcanza sus objetivos. Para llegar a
las personas consumidoras, apuestan por diferenciarse y poner el foco en los
valores de la pequeña producción: calidad del producto, cuidado del medio
ambiente, desarrollo local, confianza, trato cercano, bienestar animal, etc. El
apoyo de los movimientos sociales locales es fundamental.
Finalmente, existe una clara brecha entre la gestión política
alimentaria y el sector de la pequeña producción-transformación-distribución. A
pesar de que en los últimos años se han puesto en marcha distintos procesos
participativos en relación con la gestión del sistema alimentario en algunos
municipios del Estado español, son muy pocas las iniciativas que participan en
las estructuras públicas de participación creadas por las administraciones
(Consejos alimentarios, procesos de creación de estrategias alimentarias,
etc.). Estos espacios revisten cierta importancia por su potencial para generar
redes de apoyo efectivas que generen soluciones a las principales problemáticas
compartidas. En este sentido, cabe valorar como positiva la existencia de
entidades y organizaciones sociales que llevan a cabo proyectos de apoyo al
sector productivo y de transformación, y que pueden servir de puente entre los
procesos impulsados desde lo público y el trabajo local desarrollado por las
iniciativas.
El camino
hacia una verdadera transición agrícola y alimenta ria
"Es
necesario que las Administraciones públicas se involucren y que favorezcan
cambios normativos para que la legislación se adapte a la realidad de las
pequeñas iniciativas del sector agroalimentario."
El proceso de transición agroalimentaria arrancó de manera
decidida en el ámbito estatal en 2015, fruto entre otras cosas, del lanzamiento
a escala global del Pacto de Políticas Alimentarias Urbanas de Milán. Varias
ciudades como València, Zaragoza, Valladolid, Madrid o Barcelona ya han puesto
en marcha procesos de análisis y propuestas de acción para mejorar la
alimentación de la
ciudadanía. El surgimiento en 2016 de la Red de Ciudades por
la Agroecología también ha permitido a las entidades locales abordar los
procesos de transición alimentaria de forma compartida.
Pero para hacerlo realidad, es necesario que las
Administraciones públicas se involucren y que favorezcan cambios normativos
para que la legislación se adapte a la realidad de las pequeñas iniciativas del
sector agroalimentario. En el Estado español, varias entidades están trabajando
en la incidencia política, favoreciendo avances en distintas políticas locales
que han permitido la flexibilización de la normativa higiénico-sanitaria, la
adaptación de las guías de buenas prácticas en la transformación, la creación
de obradores compartidos, etc. También es necesario acompañar de manera
práctica a las iniciativas ya existentes para que puedan consolidarse y escalar
su modelo.
Sin duda, estamos ante un momento crucial para consolidar el
camino emprendido. El cuestionamiento del sistema agroalimentario establecido
no tiene vuelta atrás, y está en nuestras manos trabajar para que las
iniciativas en marcha sean sostenibles y puedan vivir dignamente con su
trabajo. Es una responsabilidad de todas no dejar nuestra alimentación en manos
de las grandes corporaciones y apostar de forma decidida por las personas y los
territorios que están haciendo realidad la transición hacia un modelo
agroalimentario productivo y sostenible.
http://www.biodiversidadla.org/Noticias/La-transicion-hacia-otro-sistema-alimentario
Fuente:
No hay comentarios:
Publicar un comentario